Francisco “ha sido y seguirá siendo un testigo creíble del Evangelio”

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Francisco “ha sido y seguirá siendo un testigo creíble del Evangelio”

Un día después de lo previsto, el trascoro de la Catedral de Sevilla ha acogido la celebración de la misa funeral por el papa Francisco, que partió a la Casa del Padre el 21 de abril y cuyas exequias tuvieron lugar el pasado sábado en la Plaza de San Pedro. El arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, ha presidido una misa que ha congregado a una muy numerosa asamblea, que ha querido de esta forma mostrar su afecto y cariño por un Papa que, como ha afirmado el arzobispo, “supo leer los signos de los tiempos”.

El obispo auxiliar, monseñor Ramón Valdivia, ha concelebrado la Eucaristía, junto al deán del Cabildo, Francisco José Ortiz; el secretario general de la Archidiócesis, Isacio Siguero; canónigos y presbíteros del clero diocesano. El alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, ha representado a la ciudad en este homenaje póstumo de Sevilla al papa Francisco; y el consejero de Industria, Energía y Minas, Jorge Paradela, al gobierno autonómico. La Curia diocesana ha estado ampliamente representada en este funeral, con miembros de delegaciones diocesanas y vicarías episcopales. La Coral de la Catedral ha interpretado la misa de Réquiem del compositor alemán Hassler.

El retrato de Francisco, en un lugar destacado del presbiterio, enmarcó las palabras con las que monseñor Saiz Meneses trazó la semblanza del Pontífice que “nos dejó un mensaje de inclusión, de apertura, de ternura, de compasión”. La homilía fue un recorrido por su legado, deteniéndose en algunos hitos de un pontificado que “ha mantenido el rumbo fijo de la Iglesia hacia lo esencial: la misericordia del Dios hecho carne en Cristo Jesús, que es el corazón del Evangelio”.

El arzobispo ha comenzado su alocución recordando la jornada del 13 de marzo de 2013, cuando el cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio apareció en el balcón de la logia central de la basílica de San Pedro como el nuevo Papa. Se ha detenido en uno de los primeros gestos del nuevo Pontífice, la sencilla inclinación pidiendo la oración del pueblo, “que fue ya toda una declaración de intenciones”. A partir de ahí, el arzobispo ha desgranado un pontificado “fundamentado en Jesucristo, profundamente humano y cristiano, profético y marcado por una espiritualidad contagiosa”. En esta línea, ha destacado cómo, “a través de sus gestos y palabras, ha ofrecido un ejemplo de vida sencilla, profunda, siempre exigente, que transmite el ideal de una existencia cristiana auténtica”.

Los pobres y excluidos

Monseñor Saiz Meneses ha resumido las líneas fundamentales de su servicio a la Iglesia desde la Sede de Pedro partiendo de sus documentos más relevantes. Evangelium gaudium fue su texto programático, en el que invitó a los cristianos “a una conversión misionera, a ser ‘una Iglesia en salida’, capaz de responder a los desafíos del cambio de época que vivimos, capaz de emprender una nueva etapa de evangelización”. “Eso explica que haya explorado caminos constantes de diálogo, de escucha, de discernimiento comunitario, que nos urgiera a vivir en comunión”.

A continuación, ha recordado que, para Francisco, la conversión pastoral y la renovación eclesial “no admitían dilaciones”, porque el Papa apostó decididamente por “una reforma para la misión, en camino hacia las periferias geográficas y existenciales, haciendo nuestro el dolor del mundo, especialmente el de los pobres y excluidos”. Y esta es, probablemente, la herencia más reconocible para cuantos hoy despiden a un pastor que se ganó el cariño y el respeto dentro y fuera de la Iglesia.

La alegría, “el pulso vital de su ministerio”

Y junto a la conciencia social, la alegría. Monseñor Saiz Meneses ha subrayado que esa alegría fue el “pulso vital de su ministerio”, algo que “se transparentaba en su sonrisa, en su cercanía, en su palabra cálida, en su abrazo a los niños, a los enfermos, a los migrantes”.

A continuación, se ha detenido en otro documento relevante, Lumen fidei, la encíclica que escribió junto a Benedicto XVI, “en la que nos recuerda que la fe es luz para el camino, un don gratuito de Dios que ilumina la existencia y nos abre a la verdad y al amor”. Al respecto, el arzobispo ha destacado que, en un mundo a menudo marcado por “la oscuridad, la incertidumbre y el escepticismo”, el papa Francisco nos animó a “redescubrir la belleza de la fe, a dejar que la luz de Cristo penetre en todas las dimensiones de la vida, a vivir con humildad y confianza, sabiendo que Dios camina con nosotros”. “La fe -nos decía- no es una herencia muerta, sino una llama viva que se transmite de generación en generación”.

“Supo leer los signos de los tiempos”

La apuesta de Francisco por la fraternidad y la amistad social, como vía para construir “un mundo más justo, más humano y pacífico”, fue algo que el Papa puso de manifiesto en su encíclica Fratelli Tutti. En este punto, el arzobispo ha recordado que el Santo Padre “supo leer los signos de los tiempos y vio con claridad que la fraternidad humana y el cuidado de la creación son el único camino hacia el desarrollo integral y la paz”.

Don José Ángel Saiz se ha referido también a la encíclica Laudato Sí, en la que nos recordó que “la creación es mucho más que la naturaleza: es un don del amor de Dios”. Y ha destacado cómo el papa denunció los males que afligen a la creación y “propuso la ecología integral como instrumento de amor y respeto a todos y a todo, llevando un estilo de vida sencillo, solidario, agradecido, capaz de reconocer la belleza y la fragilidad del mundo, y de trabajar por un futuro más sostenible y fraterno”.

Sus últimos recuerdos del Papa

A juicio del arzobispo de Sevilla, Francisco, sucesor número 266 de San Pedro, será recordado como “un mensajero incansable de paz, un hombre de diálogo, de reconciliación, de apertura a todos los pueblos y culturas”. Su voz se alzó “en defensa de la dignidad humana, de la justicia social, de la solidaridad con los más débiles y marginados”, no dudó en denunciar las guerras, la violencia, el tráfico de armas, la explotación, la corrupción, la desigualdad, y “su corazón estuvo siempre con los pobres, los migrantes, los descartados, los que sufren las consecuencias de la indiferencia y del egoísmo”.

Finalmente, monseñor Saiz Meneses ha afirmado que en Sevilla “recordaremos de modo particular su magisterio y conocimiento de la piedad popular, así como su aliento y apoyo en los encuentros que mantuvimos con él para informarle sobre nuestro Congreso de Hermandades y Piedad Popular, y la procesión de clausura”. Además, “siempre quedará grabado en nuestra memoria y en nuestro corazón el afecto y la cercanía de padre y pastor con que nos recibió el pasado 8 de febrero en su residencia de Santa Marta”, ha apuntado. Ha concluido su homilía afirmando que Francisco “ha sido y seguirá siendo un testigo creíble del Evangelio”.

 

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