El pasado 31 de octubre se conmemoró la festividad de la beata Madre María de la Purísima de la Cruz, cuando se cumplían quince años de su fallecimiento.
Maria Isabel Salvat Romero (María de la Purísima de la Cruz) nació el 20 de febrero de 1926 en Madrid en el seno de una familia acomodada. Creció en un ambiente familiar y religioso.
En 1944 fue acogida como postulante en el Instituto de las Hermanas de la Compañía de la Cruz de Sevilla. Al año siguiente recibió el hábito religioso, asumiendo el nombre de Sor María de la Purísima de la Cruz, y fue admitida al noviciado. Se distinguió por su compromiso, espíritu de sacrificio y ejemplaridad. De modo particular se manifiestan en ella, con admirable sencillez, el amor a la pobreza, un comportamiento humilde y un espíritu de obediencia desinteresada y convencida.
En 1966 fue llamada a la Casa Madre de Sevilla y tras ostentar diversos cargos, en 1977, fue elegida Madre General del Instituto. Sería reelegida tres veces más para el cargo.
En el 1994 le diagnosticaron un tumor, afrontando la enfermedad con fortaleza y durante cuatro años más continuó su actividad. El 31 de octubre 1998 murió en la Casa Madre de Sevilla.
Fue beatificada en Sevilla, el 18 de septiembre de 2010, en una ceremonia celebrada en el estadio olímpico de Sevilla, presidida por mons. Angelo Amato, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, en la que estuvieron presentes mons. Carlos Amigo, cardenal emérito de Sevilla y mons. Juan José Asenjo, arzobispo de Sevilla.
