Diariamente más de 500 personas atraviesan las puertas de la capilla de San Onofre, en la Plaza Nueva de Sevilla, para adorar al Señor expuesto en la custodia permanentemente. “No hay un perfil definido de adorador, acude todo aquel que por amor adora a Dios, personas de toda clase de condición y edad, desde niños a ancianos”, explica José Luis Abaurrea, coordinador general de la Adoración Eucarística Perpetua de Sevilla.
La adoración perpetua en San Onofre está conformada por un sacerdote custodio, “que vela por la pureza de la adoración que se hace en silencio, sin música ni rezos públicos”. Un coordinador general responsable de cuatro coordinadores de turno que vertebran la custodia de los adoradores por turnos y horas respectivamente.
Compromiso y disposición
En la nómina de adoradores consta la presencia de miembros de hermandades de penitencia, de gloria, de Una voce, colegios, grupos familiares y de oración como Medjugorje, Emaús y Cursillos de Cristiandad.
Además, disponen de un nutrido grupo de personas que no pueden comprometerse a una hora fija pero que cuando surge alguna necesidad de cubrir un turno, “están siempre dispuestos”. Según Abaurrea, la principal característica que debe tener un adorador “es un amor desmedido hacia Dios, como nos indica el primer mandamiento, amarlo sobre todas las cosas, este ´sobre todas las cosas´ es el que se nos olvida más a menudo de lo deseable”.
En este sentido, afirma que la adoración “nos une a la ternura de Dios porque los que adoran en espíritu y verdad sienten una paz y alegría infinita. Animo a todo aquel que lo haga y experimentará lo que le digo”.
Somos lo que contemplamos
Para tener todas las horas de la semana cubiertas hacen falta 168 adoradores. “Actualmente tenemos en todas las horas adoradores dispuestos, algunas dobladas y horas sextuplicadas. Lo deseable sería al menos tres personas por hora, si una persona tuviese que ausentarse por cualquier circunstancia, al menos quedan dos más para acompañar al Señor, que nunca debemos dejar solo. Tenemos una lista de adoradores que se ofrecen para cubrir esas horas en las que no puede ir ningún dorador”, explica.
Sobre los adoradores más antiguos, José Luis Abaurrea afirma que “quedan muchos de cuando se empezó en Sevilla la adoración, hará ya dieciocho años el 20 de noviembre próximo”. Añade que “somos lo que contemplamos, pero también somos lo que adoramos, lo que reparamos por todas las ofensas que se hacen a Dios y lo que pedimos por los necesitados”.
Finalmente, el coordinador general de la Adoración Eucarística Perpetua de Sevilla insta a la generosidad de la comunidad a que se comprometan una hora semanal de oración ante el Santísimo. “Con una población de 700.000 habitantes, si solo hubiera un 1 % de personas inscritas tendríamos 7.000 adoradores”.
Para más información sobre los turnos de adoración, confesiones y contribuciones económicas para el sostenimiento de la obra, acceder a la web adoracionsevilla.com