Hoy, 22 de noviembre, se cumplen treinta años de una jornada que a la larga ha resultado trascendente para comprender en su justa medida la aportación de la Iglesia al ámbito universitario durante las últimas décadas. El 22 de noviembre de 1988, el entonces Arzobispo de Sevilla, monseñor Carlos Amigo Vallejo, y el rector de la Universidad de Sevilla, Javier Pérez Royo, rubricaron el convenio de colaboración por el que se creaba el Servicio de Asistencia Religiosa de la Universidad de Sevilla, más conocido por sus siglas, SARUS.
De esta manera se institucionalizaba la presencia de la Iglesia Católica en el día a día de la institución universitaria. Una realidad que ha dado muchos frutos y cuyas primeras referencias encontramos en el propio origen de la Universidad de Sevilla, en 1505.
Desde aquel convenio entre la Archidiócesis y la Universidad, son incontables los miembros de la comunidad universitaria (docentes, alumnos y personal de administración y servicio) que han participado de alguna manera en el día a día de una institución cuya aportación a la Universidad y la vida de la Iglesia sevillana es evidente.
El primer director del SARUS fue el actual Arzobispo Castrense, monseñor Juan del Río. Le siguieron el sacerdote ursaonense y hoy prelado de Asidonia-Jerez, monseñor José Mazuelos, el párroco de Santa María Magdalena, Francisco Román, y el actual responsable de Pastoral Universitaria, el doctor en Sagradas Escrituras Álvaro Pereira. El también presbítero José Luis Vicente, doctor en Matemáticas, es adjunto a la Dirección del SARUS.