Día de la Virgen en Sevilla

Archidiócesis de Sevilla
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Sevilla, 15 de agosto de 2013.- «María es el fruto más admirable de la misericordia de Dios», ha dicho esta mañana el Arzobispo de Sevilla, Mons. Asenjo Pelegrina, en su homilía de la misa de la solemnidad de la Asunción ante la Virgen de los Reyes, tras la tradicional procesión de Tercia por las gradas bajas de la Catedral, con las calles engalanadas con gallardetes y banderas azul inmaculista.

Desde bien temprano estaba abarrotada la Catedral de fieles para participar en las misas ante el paso de la patrona de Sevilla desde las cinco y media de la mañana. A siete y media, tras el rezo de Laudes, se iniciaba la procesión que a las ocho en punto llevó a la Virgen al umbral de la Puerta de Palos, a los pies de la Giralda. En la procesión también formó parte el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido y los concejales de la corporación municipal, además de otras autoridades civiles y militares. Las tropas que rinden honores a nuestra Patrona desfilaron delante de la Virgen de los Reyes antes de concluir la procesión, tras la cual se celebró la solemne misa estacional de la Asunción de María.

El Arzobispo de Sevilla comenzó su homilía comentando las palabras del salmo 44 («De pie, a tu derecha, está la Reina enjoyada con oro»). Estas palabras «sintetizan el misterio que hoy celebramos, la glorificación y el triunfo de María en su Asunción a los cielos. Con ellas proclamamos nuestra certeza de que al final de su vida la Virgen no conoció la corrupción del sepulcro, sino que fue asunta inmediatamente al cielo en cuerpo y alma».

La Asunción de la Virgen es el gran don de Dios hecho a María, según dijo el Arzobispo: «Desde su concepción, María es la Hija predilecta del Padre y la llena de gracia. Mucho antes de pronunciar su sí y de prestar su consentimiento para que el Verbo se encarne en sus entrañas, desde el primer instante de su ser, es ungida por el amor de la Trinidad Santa y recibe el sí previo y gratuito de Dios. Consecuencia de esta maravillosa predilección son todos sus privilegios y prerrogativas, su concepción inmaculada, su virginidad sin tacha y su asunción a los cielos, pues la fidelidad de Dios se extiende hasta su glorificación definitiva».

Un año más, Sevilla se ha volcado con su patrona. Pero Mons. Asenjo recordaba que: «vivir una vida auténticamente cristiana y amar y servir a Jesucristo en nuestros hermanos es, según el Papa Pablo VI en la Exhortación Apostólica «Marialis Cultus», el mejor signo de una genuina y auténtica devoción a la Santísima Virgen. La celebración de la solemnidad de la Asunción de la Virgen, objeto preferente de la misericordia de Dios y fuente de misericordia para todos sus hijos, nos alienta a vivir siempre el amor, el servicio, la cercanía y la solidaridad con los hermanos con los que el Señor especialmente se identifica».

Y es que, según el Arzobispo, «los cristianos tenemos razones especiales para vivir con hondura la fraternidad, que es consecuencia de nuestra común condición de hijos de Dios e hijos de la Virgen. No perdamos de vista que el servicio a los pobres y marginados es un aspecto no desdeñable de la Nueva Evangelización, que para ser creíble necesita el refrendo de nuestro amor fraterno y solidario».

Mons. Asenjo finalizó su homilía pidiendo a la Virgen de los Reyes por la ciudad de Sevilla y por toda la Archidiócesis, donde ejerce su patronazgo, para que «que al compartir el pan de los hijos se robustezca nuestra relación filial con Dios Padre y que esta experiencia de amor nos impulse, en una lógica de servicio y misericordia, a hacernos don viviente, a amar, a acoger y servir a nuestros hermanos más pobres».

Mañana 16 de agosto comienza en la Capilla Real la octava a la Virgen de los Reyes, los cultos que, tras la novena, convierten a este mes en otro mes mariano por excelencia en Sevilla. El día 22 de agosto podrá contemplarse el cuerpo incorrupto de San Fernando.

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