La Vicaría para la Nueva Evangelización lidera el nuevo proyecto de la Archidiócesis de Sevilla, Las Misiones Populares. Se trata de un proyecto de evangelización con el que la Archidiócesis quiere adherirse fuertemente al compromiso que Benedicto XVI pidió para trabajar por la Nueva Evangelización, «(… ) Es necesario un compromiso eclesial más convencido en favor de una nueva evangelización para ayudar a redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe» (Benedicto XVI en la homilía del inicio del Sínodo para la Nueva Evangelización y la transmisión de la Fe).
¿Qué son y qué se pretende con las Misiones Populares?
Las Misiones Populares son un conjunto de actos y actividades que se llevan a cabo en la parroquia con la finalidad de rejuvenecerla y facilitar el reencuentro de las personas con Cristo.
El arzobispo de Sevilla, mons. Asenjo recuerda que la experiencia de las Misiones Populares es muy rica en la tradición de la Iglesia y su fin es «remover, renovar, animar a la comunidad para que viva un fuerte proceso de conversión y ese proceso a su vez atraiga a los más alejados… La Misión Popular sería un camino para ayudar a muchos fieles a pasar de una fe sociológica y cultural a una fe vivencial».
Durante la misión se busca una fuerte experiencia de Dios, desde la vivencia de los sacramentos, la oración, y la formación religiosa básica que permita en la persona un renovado encuentro personal con Cristo, que lo lleve a ser consciente de la pertenencia a la Iglesia y del compromiso cristiano.
Benedicto XVI decía que el fin de estas misiones sería ayudar a redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe.
¿Cómo se llevarán a cabo en la Archidiócesis de Sevilla?
Normalmente en el desarrollo de las Misiones Populares se repite el mismo esquema, que cuenta con tres momentos diferenciados y necesarios que abarcan dos cursos pastorales:
1ª Etapa: la preparación de la misión (Pre-Misión)
En este momento se ofrece la misión popular a la parroquia y si esta acepta se comienza la preparación de la misión. El trabajo de la pre-misión tiene una importancia decisiva para el buen desarrollo del trabajo posterior y por ello es necesario dedicarle tiempo y esfuerzo para lograr una buena misión.
Para ello es necesario:
Alcanzar un conocimiento profundo de la realidad parroquial en sus múltiples dimensiones: social, económico, político, cultural, religioso, eclesial, etc.
Procurar la formación de la comunidad. La Vicaría para la Nueva Evangelización ha preparado un material que trabajarán los distintos cuantos grupos que forman la parroquia, ya que se pretende que toda la comunidad tenga una misma formación.
El temario se centra en reflexionar cuestiones sobre la misión de los laicos, la Evangelización y la parroquia que queremos.
Cada grupo tendrá un monitor que recibirá una formación previa por parte de la vicaría
Además durante el primer año pastoral se cuidará mucho la celebración de la Eucaristía y una vez al mes se celebrará «la misa de la misión», donde todos los fieles que están formándose en el temario propuesto desde la vicaría para la Nueva Evangelización asistirían a la misma misa.
Para esta Eucaristía habrá un guión litúrgico que se mandará desde la Vicaría para la Nueva Evangelización.
En este primer año también se celebrará un retiro parroquial a lo largo del curso. Lo dará el Vicario para la Nueva Evangelización y el objetivo es que la comunidad parroquial tenga una fuerte experiencia de reflexión y oración comunitaria.
El año de pre-misión se iniciará con una misa de apertura, que tendrá lugar, preferiblemente, a inicio del curso pastoral y que celebrará el arzobispo, el obispo auxiliar o el vicario para la Nueva Evangelización.
La primera etapa de pre-misión finalizará con una misa de clausura celebrada por el Vicario para la Nueva Evangelización en el mes de junio.
2ª Etapa: la celebración de la Misión
Esta etapa es el momento del Anuncio, un tiempo intenso del proceso misionero. Durante los 15 días que dura se proclamará con alegría el mensaje de Jesucristo.
Durante la primera semana se realizarán actos masivos en la iglesia, y si la feligresía es demasiado grande y hay zonas que quedan alejadas se tendrán centros misioneros. Esto quiere decir que en lugares más alejados del templo se habilitarán capillas en las que estará alguna imagen de devoción del pueblo y el Santísimo.
El acto central de esta primera semana será la celebración de la palabra, que será, fundamentalmente, un anuncio explícito de la Palabra en el que se reflexiona y medita en un marco de encuentro profundo con Dios (oración) y con los hermanos. Este anuncio puede darse o no en el marco de la celebración eucarística, dependiendo del sentido del mismo y de los destinatarios.
Durante la primera semana de misión se llevarán a cabo otro tipo de actividades y encuentros con niños, jóvenes, matrimonios, abuelos, etc.
Y en la segunda semana de la misión la gente se seguiría reuniendo, pero ahora en casas de familias, es lo que se llama «las pequeñas comunidades o asambleas familiares». Se trata de reuniones de vecinos que se agrupan para dialogar y reflexionar sobre temas de la vida, iluminados por la fe y tomando como centro la Palabra de Dios.
Son pequeños grupos formados por hombres, mujeres, niños, jóvenes, ancianos, coordinados por laicos del lugar que prestan un servicio de animación para el que previamente se les ha preparado. Se trata de pequeñas comunidades inspiradas en el testimonio de los primeros cristianos (cfr. Hch 2,42-47)
En esta segunda semana se tendrán sólo un par de celebraciones en la parroquia ya que lo importante es el trabajo en las asambleas familiares cuyos objetivos son:
Ayudar en el proceso de la renovación parroquial y formación de comunidades de fe viva.
Trabajar temas claves para la fe: Jesucristo, la Iglesia, los Sacramentos y la Oración.
Incentivar el espíritu misionero. Las Pequeñas Comunidades son misioneras, surgen de la misión y tienen que ser lugar de formación y crecimiento en la fe.
3ª Etapa: la continuación de la misión (post-misión)
Esta última epata es la de crecimiento y maduración de la fe en comunión con los pastores. Se trata de profundizar en la comunidad el encuentro con Jesucristo.
Para ello hay muchas formas a través de las cuales se puede plasmarse la post-misión: una renovación de la misión cuando se cumpla el primer año de la primera celebración; formación permanente de los agentes de pastoral; retiros y jornadas de espiritualidad; realización de una semana misionera para jóvenes… Y sobre todo y de una manera especial llevar a cabo el acompañamiento de las pequeñas comunidades que decidan continuar reuniéndose una vez por semana o cada quince días. En este sentido, la Vicaria para la Nueva Evangelización ofrecería temas de trabajo y reflexión para que los animadores laicos del lugar continúen realizando su servicio a las comunidades.
¿Quiénes llevarán a cabo las Misiones Populares?
La pre-misión y post-misión estarán orientadas, preparadas y acompañadas por el Vicario para la Nueva Evangelización y el párroco del lugar. Para los quince días de misión lo ideal sería contar con un equipo de misioneros formado por el arzobispo, el obispo auxiliar (primeros misioneros), clero diocesano, diáconos, religiosos, religiosas, seglares comprometidos e incluso la presencia testimonial del seminario diocesano en algún encuentro de jóvenes para presentar la vocación.
El vicario para la Nueva Evangelización, Adrián Sanabria, anima a todos a trabajar en las Misiones Populares y «puesto que el camino se hace al andar, lo importante es ir trabajando poco a poco y sobre la marcha ir viendo cómo vamos actuando y cómo respondemos».
El arzobispo, mons. Asenjo Pelergian, en su carta pastoral para el Año de la Fe, considera las Misiones Populares como una acción rica y fructífera para las comunidades cristianas, incluso para los propios sacerdotes, «en este sentido, apoyo con calor la iniciativa de la Vicaría Episcopal para la Nueva Evangelización de constituir un equipo diocesano de Misiones Populares, en el que podrían integrarse religiosos con experiencia en esta materia, que luego de la oportuna preparación, puedan acudir a las parroquias que demanden sus servicios. Estoy seguro de que, además de todo el bien que estos equipos pueden hacer a nuestras comunidades cristianas, los primeros beneficiados serán los propios sacerdotes»
Benedicto XVI en su homilía de inicio del Sínodo para la Nueva Evangelización y la transmisión de la fe exponía sus pretensiones al convocar el Sínodo: «la nueva evangelización se orienta principalmente a las personas que, aun estando bautizadas, se han alejado de la Iglesia y viven sin tener en cuenta la praxis cristiana. Busca favorecer en estas personas un nuevo encuentro con el Señor, para favorecer el redescubrimiento de la fe»