En el mes en que se celebra el patrón de los seminaristas, San José, la Iglesia dirige una mirada especial al Seminario, una ventana abierta a la alegría de la vocación sacerdotal.
La Archidiócesis de Sevilla cuenta con tres casas de formación: el Seminario Metropolitano o mayor, formado por 43 seminaristas; el Seminario menor, con 8 seminaristas; y el Seminario Redemptoris Mater Nuestra Señora de los Reyes, en el que se forman 16. Con un total de 67 jóvenes que caminan hacia el servicio sacerdotal, acompañados por sus formadores y directores espirituales, Sevilla es una de las diócesis españolas con mayor número de seminaristas, si bien las necesidades pastorales continúan siendo numerosas.
El Arzobispo ha calificado en muchas ocasiones a la pastoral de las vocaciones como «una causa mayor que nos incumbe a todos», y que incluye desde pedir al Señor que mueva los corazones generosos de muchos hasta el acompañamiento de los posibles candidatos, pasando por la propuesta explícita de la vocación a los jóvenes en las parroquias, colegios, hermandades u otros grupos y movimientos cristianos. Como recuerdan desde Pastoral Vocacional, Dios sigue llamando tanto como antes, pues tanto o más que antes el sacerdote es necesario hoy. La escasez de vocaciones no se debe, pues, a una falta de llamadas, sino a la falta de respuestas de algunos a los que el ruido del mundo les impide escuchar la voz de Dios.
Por ello, la Conferencia Episcopal Española (CEE) organiza cada año la campaña del Día del Seminario, que en esta ocasión se celebrará el 13 de marzo. Supone una buena ocasión para recordar esta importante realidad de la Iglesia -los seminarios y la vocación sacerdotal- y para animar a las comunidades cristianas a implicarse en esta causa. Bajo el lema ‘Enviados a reconciliar’, la CEE enmarca esta edición de la campaña dentro del Año de la Misericordia.
Campaña vocacional
Los seminaristas de Sevilla se harán presentes en las misas del fin de semana, y expondrán sus testimonios a las comunidades parroquiales. De esta forma, se pondrá cara a las historias de jóvenes de nuestro entorno que han respondido valientemente al Señor. Esta no será la única iniciativa de este programa vocacional. En alusión al mensaje de Iglesia en salida que transmite el papa Francisco, el Seminario Metropolitano desarrolla durante este curso una campaña propia bajo el lema ‘¿Sales?’, que tiene como objetivo mostrar de forma atractiva y pedagógica la vocación, sirviéndose de un elemento muy cotidiano: una silla. En torno a ella se muestran tres momentos. El primero es estar sentado, situación ante la que surge la pregunta «¿qué haces aquí sentado esperando?». Pero al escuchar «ánimo, levántate que te llama», aparece el segundo momento, estar de pie; y finalmente caminar con la referencia «y lo seguía por el camino» del Evangelio de san Marcos.
Testimonios de entrega a Dios a través del sacerdocio
Estos momentos, que representan los pasos de la silla, no son mera teoría, sino que han sido y son realidad en personas concretas, en aquellos que han experimentado la llamada de Dios. Daniel, seminarista de segundo curso, describe estar sentado como tener la vida «asegurada»: «Ver que tus padres están satisfechos contigo, que tienes un buen trabajo y un buen sueldo para comprarte la casa y el coche que quieres, y que hay una chica con la que sueñas un proyecto de familia. El que está sentado puede decir fácilmente he triunfado y, sin embargo, le seguirán surgiendo dudas sobre lo que tiene. Y –explica- siente un fuerte ¡vamos!, es decir, un impulso a ir más allá de lo que el mundo ofrece y que se queda corto, para llegar a la plenitud de vida que descubrirá en Dios». Por su parte, José Antonio, alumno de tercer curso, cuenta que para él ponerse de pie fue «el paso de una vida que buscaba mi propia comodidad y hacer lo que me apetecía, a la escucha de Dios», planteándose con la ayuda de los sacerdotes del Seminario y otros curas amigos si aquello que vivía era lo que Dios le pedía. Manuel, de quinto, reconoce que «ponerse en camino supone andar en la mayor felicidad, en el seguimiento de Cristo con la confianza y seguridad de que Dios sostiene», y con una meta que le guía: «responder al Señor que lo envía a servir a todos como sacerdote».
El rector, Antero Pascual, recuerda que este camino no es el de la propia voluntad y el esfuerzo personal, sino que consiste en «levantar el corazón a Dios». Lo explica: «el que está de pie es aquel que se dispone para aceptar la voluntad de Dios, en definitiva, es el hombre orante». «Precisamente es en la oración donde madura toda vocación, porque –concluye- es donde se siente la invitación y se recibe el valor para pasar del mirarse a sí mismo a responder con generosidad».