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Recibir a Cristo por primera vez en tiempo de pandemia

Las parroquias se preparan para comenzar un nuevo ciclo de catequesis en este tiempo de pandemia en que nos encontramos sumergidos.

«Que no cunda el pánico», es la primera recomendación que, desde la Delegación de Catequesis, se hizo llegar a las parroquias a comienzos de septiembre, pues «el pánico no nos ayuda a ver cuáles son las posibilidades de la parroquia, o de la realidad pastoral desde la que servimos a la Iglesia, y cuáles son las necesidades que no podemos ni debemos pasar por alto».

Y es que, «estamos en mitad de una pandemia, y debemos ser conscientes de que tenemos que convivir con la presencia del virus y, por tanto, protegernos lo máximo posible para proteger a los más débiles», expresaba el delegado de Catequesis, José Manuel Llamas, en la nota enviada a las parroquias. Para ello, es imprescindible tener en cuenta, la distancia de seguridad, el uso de las mascarillas, la higiene y desinfección de los salones antes y después de cada sesión, la ventilación y la fluidez para acceder al templo.

La metodología a seguir es otra de las grandes inquietudes de catequistas, párrocos y familias. Desde la Delegación de Catequesis se plantean por qué no aprovechar esta situación para ofrecer «una catequesis basada en el primer anuncio del centro de la fe, que es Cristo, de un modo más celebrativo, con la familia, en el templo parroquial. A través del año litúrgico y los materiales diocesanos que tenemos, podemos darle un tinte diferente a la catequesis»; y están preparando una pequeña guía que pueda servir «para anunciar la Buena Noticia en este momento especialmente difícil».

Recibir la comunión por primera vez

Desde que concluyera el Estado de Alarma y se abrieran de nuevo los templos al culto, son muchos los niños que están recibiendo la primera comunión, adaptándose a las nuevas medidas de seguridad y aforo. Es el caso de Juan Pedro Sánchez, que la recibió el 5 de julio, justo un día antes de cumplir los 9 años. «Después de tanto tiempo esperando, fue un día maravilloso, disfruté un montón con mi familia y amigos. Ha sido uno de los días más felices de mi vida y, el mejor regalo, recibir al Señor por primera vez. Ahora, cada vez que celebro la Eucaristía, me acuerdo de ese día tan importante», afirma Juan Pedro con verdadera emoción.

Y es que ha sido una preciosa experiencia para toda la familia que explica así su madre, Paqui Aguilar: «esperábamos con mucha ilusión la primera comunión de nuestro hijo. Cuando empezó el confinamiento y la posterior evolución de la pandemia, nos planteamos, como muchas otras familias, aplazar el día que esperábamos con tanta alegría. Al coincidir el período de confinamiento con la Cuaresma y la Pascua, nos ayudó a preparar mejor y a reforzar, a través de la oración en familia, lo importante que era tener al Señor como centro de nuestra vida y esperarlo con mucha más necesidad, y así lo vivimos con nuestro hijo Juan Pedro. Una vez permitidas las celebraciones, fue una gran emoción poder comunicar a la familia la elección del día y las ganas de que nos acompañaran en este día tan importante, sobre todo los abuelos. Gracias a Dios, la pudimos celebrar como la pensamos desde el comienzo: en la Eucaristía del domingo, en la que habitualmente participamos, y con la comunidad parroquial. Las circunstancias han sido una oportunidad para valorar la gracia que es tener al señor como fundamento de nuestras vidas».

Celebraciones distintas, con menos aforo, con menos “fiesta externa”, pero con la misma emoción por recibir el mejor de los regalos: «El 5 de septiembre mi hija Lucía y sus tres primas recibieron su primera comunión en la parroquia Santa Ana y San Joaquín, en Málaga. Era un día muy importante para toda la familia, que empezamos a organizar este gran acontecimiento hace casi un año. También las niñas se habían preparado muy bien para celebrar el sacramento y eran muy conscientes de que no iban a tener mejor fiesta, ni mejor regalo que recibir al Señor. Fue una pena que muchos familiares y amigos no pudieran acompañarnos por motivos de seguridad y aforo, pero la emoción por verlas dar este gran paso en su camino de fe juntas nos ayudó a olvidarnos durante ese día de nuestros temores y disfrutar con ellas de un día precioso e inolvidable», afirma Inmaculada Martos, emocionada, tras vivir la primera comunión de su hija Lucía.

Catequistas, párrocos, familias y niños se adaptan para comenzar una nueva etapa de incertidumbre y de esperanza. María Victoria González es madre de dos hijos, directora de la Biblioteca de la Facultad de Medicina y coordinadora de catequesis en la parroquia Nuestra Señora de los Dolores, en el Puerto de la Torre y está convencida de que «en este tiempo de incertidumbre, queremos y necesitamos empezar, con alegría y con esperanza. Estamos organizando la vuelta a la iglesia de los grupos de la manera más segura posible, con los medios que tenemos… Sin agobio, y sin miedo, pero con responsabilidad. Utilizando el sentido común. Con ilusión, porque no renunciamos a vernos, dándole gracias a Dios por esta oportunidad que nos da. Y sabiendo que Jesús, el amigo que nunca falla, está siempre con nosotros». En su parroquia tienen unos 140 niños por ciclo de catequesis para la preparación a la comunión, «esto hace que tengamos que estar muy organizados».

Así relata la experiencia de la catequesis en su parroquia durante el confinamiento: «Cada catequista acompaña en la catequesis de iniciación cristiana al mismo grupo de niños los tres años, eso hace que tengamos una relación más estrecha con los niños y sus familias. Y así lo hacíamos, cuando llegó la pandemia y el confinamiento y pasamos, de pronto, de un contacto semanal con nuestros grupos a no poder ni siquiera verlos… Nuestro párroco nos recomendó estar presentes y pendientes, cada catequista de su grupo, “sin agobiar” pero transmitiendo que queríamos seguir ayudando, transmitiendo la fe, y acompañar a las familias en estas circunstancias tan difíciles. Mediante whatsapp… hemos enviado desde dibujos de Fano a oraciones, desde felicitaciones de cumpleaños a audios de voz… Ha sido duro pero las familias y los niños lo agradecen. Las catequistas también hemos compartido ratos de oración y homilías de nuestro párroco… Y creo que hemos salido fortalecidas… Nuestras celebraciones de comuniones en grupo estaban fijadas para mayo. Ha habido que posponerlas, y a partir del 26 de septiembre se empezarán a celebrar los grupos que aún quedan… Se les ofreció a los padres que así lo solicitaran participar en la Eucaristía, durante los meses de julio hasta principios de septiembre, y así la comunidad ha arropado a esos niños que han recibido por primera vez al Señor: espero que el sacramento se haya valorado más».


Adolescentes

Siendo los grupos más numerosos de las parroquias, las catequesis de preparación para recibir la comunión no son las únicas. Marta Rueda es catequista de adolescentes, en la parroquia de El Salvador, y también mira con esperanza hacia delante: «Este año sabemos que será complicado y estamos trabajando sobre cómo comenzar las catequesis. Ya en el confinamiento me puse en contacto con los padres para tener las catequesis online y ¡qué respuesta más positiva! Hasta tenemos un miembro más en el grupo, ¡qué grande es el Señor! Así que, que no nos dé miedo poder acercar a los niños a Dios en este año tan complicado. Animo a todos los catequistas a dar lo mejor de nosotros para hacer más fácil el encuentro con Dios».

Encarni Llamas Fortes

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