Unos 250 profesores de Enseñanza Religiosa Escolar, tanto de primaria como de secundaria, recibieron este viernes el envío a su misión en una eucaristía presidida por el Obispo, en el comienzo de las jornadas de principio de curso que se celebran en el seminario.
Después de la acogida, en la capilla, Bernardo Álvarez recordó a los participantes la importancia del encuentro personal con Jesús, el cual es preciso renovar para tenerlo como una perla preciosa, como un tesoro. Es, recordó el prelado, desde ese encuentro desde donde nace la misión, el envío. Precisamente, al finalizar la eucaristía se realizó el rito de envío de estos agentes de pastoral escolar.
Por otro lado, «maestros de esperanza» fue el título que José Manuel García Matos, quiso dar a su reflexión sobre la vida y vocación del profesorado. Partiendo de un poema de Gabriel Celaya, subrayó que «educar es lo mismo que poner motor a una barca, que precisa de unas competencias que serían un poco de marino, un poco de poeta, un poco de pirata y una pizca de paciencia concentrada. García había comenzado su intervención desde algunas cuestiones que planteó a los presentes, inspirándose en Paulo Freire: ¿Qué ha cambiado, ¿qué sigue igual, en qué es preciso insistir y qué hay que cambiar?
García Matos profundizó en esa triple imagen de Celaya para compartir tres búsquedas con una espiritualidad común:
• La de la profundidad. La superficialidad es como la polilla para la madera. Aunque siempre nos de vértigo, vayamos a lo profundo, sin miedo a encontrarnos allí con nuestros fantasmas. Si los dejamos adormecidos, crecerán, saldrá y se apoderarán de nosotros. Mirarlos a la cara es la única manera que tenemos para vencerlos.
• La salida de uno mismo. De nuestro placer, nuestro tener y nuestro poder.
• La comunidad, con el Otro-Dios, con los otros-hermanos y con lo otro-la casa común que habitamos.
La reflexión concluyó con un texto de Santa Teresa de Calcuta: «Enseñarás a volar.
Este sábado, con distintos talleres. prosigue este encuentro de profesores.
