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En Huéscar también el Corpus de este año ha sido diferente

Huéscar vive un Corpus diferente, sin niños de Primera Comunión, ni altares en las calles, y con procesión del Cuerpo de Cristo en la Torrecilla, por el interior del templo parroquial.

La actual situación con el estado de alarma sanitaria, todavía en vigor, nos ha permitido recuperar las celebraciones religiosas, guardando y siguiendo las limitaciones marcadas por el Ministerio de Sanidad. Esto hace que no se haya perdido la celebración del Corpus, aunque ha sido diferente. Conocido es por todos la gran devoción que esta parroquia de Huéscar tiene a Jesús Sacramentado, sobre todo gracias a la hermandad del Santísimo que, desde el Año 1544, sigue propagando la devoción a Jesús Sacramentado. Aunque según las primeras ordenanzas, la Hermandad la fundó la Señora Condesa de Lerín, nada más llegar a Huéscar en el año 1495, de lo cual se hace referencia en los estatutos de 1544, quedando todo ello reflejado en el capítulo XVIII de dichas ordenanzas.

Este año, después de la solemne Eucaristía, Jesús sacramentado no ha salido a la calle en la Torrecilla, adornado con multicolores flores para la ocasión. No han estado acompañado de los niños y niñas de Primera Comunión, que tanta alegría y vistosidad le dan a dicho cortejo, porque además, este año, no ha habido por la pandemia. Los altares que cada año en las vísperas del Corpus, las hermandades y cofradías, Cáritas y personas particulares vestían por el recorrido que hace la custodia también se han quedado dentro de templo, un poco más pequeños. Todos hemos echado de menos los pétalos de rosa que se lanzan al Santísimo Sacramento en forma de oración, a pesar de que los rosales de los huertos están llenos de flores. Con todo, nuestros sentidos han podido gustar ese olor a hierbabuena, a palma rizada y a mastranzos de la orilla de las acequias, eso sí, todo dentro del templo parroquial. También hemos podido escuchar los famosos villancicos que, en su tiempo, escribiera Juan María Guerrero de la Plaza.
El esplendor de las calles se ha convertido en recogimiento en el templo de Santa María en este día del Corpus. Hemos preparado nuestros pequeños altares, incluso nuestra pequeña petalada al paso de la Torrecilla, que ha posesionado por el interior del templo. Incluso hemos cantado, alabando al amor de los amores.
Pero no lo olvidemos, este año todo lo relacionado con el Corpus Christi tiene que ir por dentro, y así todos participaremos de estos días que la Hermandad nos brinda. Por ello debemos seguir demostrando a los que nos rodean, lo que ya hemos demostrado desde que comenzó esta pandemia y nuestros hermanos empezaron a pasar necesidad: que nuestra parroquia, por medio de Cáritas parroquial, no se desentiende de las necesidades de nuestros hermanos, preocupándose de que a nadie le falte lo necesario para su sustento diario, viviendo con la dignidad de hijos de Dios.
Así pues, aunque en el momento actual que estamos viviendo no podemos celebrar misas con multitudes ni salir en procesión a la calle con Jesús Sacramentado, lo que sí podemos es seguir viviendo nuestra hermandad y fraternidad entre nosotros y hacia aquellos que más lo necesitan en este momento, a pesar de que no los conozcamos o no nos agradezcan lo que hacemos por ellos.
Este año, el “Dios está aquí”, “el amor de los amores”, se desplaza hacia los más últimos, hacia los que pasan necesidad. Desde ellos, Cristo nos sigue invitando a hacer lo que Él haría con ellos, para vivir un Corpus diferente, pero lleno de sentido.

José Antonio Martínez
Párroco de Santa María

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