El sacerdote Antonio Gil recuerda esta semana la importante labor de los misioneros en Al Trasluz.
La Cope, con gran acierto, nos ofrecía en la madrugada del miércoles, 14 de octubre, en su programa «Poner las calles», una entrevista con el padre José Morales, misionero de los Padres Blancos, que vivió muchos años en Mali. Conmovía escuchar su voz, hablándonos de las misiones y de la labor de los misioneros. «Lo más importante, nos decía, es el encuentro con la gente, recorriendo pueblos y aldeas, ayudando y promocionando, socorriendo y enseñando a tantas personas como, a pesar de sus situaciones de pobreza, viven con sencillez y con intensos sentimientos de acogida». Llega, de nuevo, el Domund, como invitación y como llamada. Invitación a «propagar nuestra fe» y llamada a «colaborar con las misiones». «Este año, nos dice el papa Francisco en su Mensaje, marcado por los sufrimientos y desafíos causados por la pandemia del covid-19, el camino misionero de toda la Iglesia continúa a la luz de la palabra que encontramos en el relato de la vocación del profeta Isaías: «Aquí estoy, mándame» (Is 6,8). Es la respuesta siempre nueva a la pregunta del Señor: «¿A quién enviaré?» (ibíd.). Esta llamada viene del corazón de Dios, de su misericordia que interpela tanto a la Iglesia como a la humanidad en la actual crisis mundial. Estamos realmente asustados, desorientados y atemorizados. El dolor y la muerte nos hacen experimentar nuestra fragilidad humana; pero al mismo tiempo todos somos conscientes de que compartimos un fuerte deseo de vida y de liberación del mal. En este contexto, la llamada a la misión, la invitación a salir de nosotros mismos por amor de Dios y del prójimo se presenta como una oportunidad para compartir, servir e interceder».
El papa Francisco nos señala los tres grandes objetivos del Domund: «La oración, la reflexión y la ayuda material, participando así activamente en la misión de Jesús en su Iglesia». Las palabras del misionero padre Morales, por la radio, traspasaron la madrugada y emocionaron, estoy seguro, a miles de oyentes. La ternura del mensaje del Papa empapa nuestro corazón de caridad, junto a María, «Discípula misionera de su Hijo Jesús».