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«Disponibilidad, escucha y trabajo», ahora en Torremolinos

Juan Manuel Báez Zambrana es desde ahora párroco de Nuestra Señora del Carmen y rector de María Madre de la Iglesia, ambas en Torremolinos, donde le han recibido ya en la celebración de su toma de posesión, el pasado 21 de agosto.

Ante el nombramiento, Juan Manuel reconoce haber sentido «sorpresa y responsabilidad» ante la nueva tarea que se le encomendaba. «Quizás no sorpresa por el hecho de cambiar, pues han sido motivos familiares los que hacían necesario mi cambio de destino. Aunque no me esperaba volver a una parroquia de un pueblo donde ya había estado», afirma.

Su anterior destino han sido la parroquias de San Sebastián en Coín, donde ha ejercido su ministerio desde 2017, y, anteriormente, también la de Santiago en Monda. De su parroquia hasta ahora se lleva muchas cosas: «La gente a la que he podido conocer y servir, la satisfacción de haber intentado llevar a Cristo a los demás y el deseo siempre nuevo de hacer amar y conocer a Jesús», reconoce.

En su nueva etapa como párroco en Torremolinos, espera aportar «disponibilidad, escucha y trabajo, y siempre mi oración».

LA MIRADA DE SUS FELIGRESES

Juana Navarro Guzmán es miembro activo del Consejo Parroquial de San Sebastián, en Coín, desde hace muchos años. «Me entristece el hecho de que los sacerdotes que nos han acompañado hayan tenido que seguir su camino a otro lugar, aunque entiendo que es ley de vida. De Juan Manuel destacaría su prudencia en los primeros momentos, a su llegada a nuestra comunidad. Enseguida encontramos en él una persona amable, accesible, sencilla, con una actitud y predisposición a dinamizar nuestra parroquia y a facilitar en todo momento el trabajo de ayuda a particulares y colectivos».

Aunque Juana reconoce que se quedan muchos proyectos «en el tintero», son también «muchos los que se han llevado a cabo: acercar a las familias a nuestra catequesis, que mensualmente propició el encuentro con ellas y que ha servido para acercarlas a la comunidad. Esto encontró una respuesta muy positiva y conseguimos que se implicaran más en la Iglesia. El resultado ha sido gratificante para todos. También las visitas a los enfermos, que ha mantenido el párroco en coordinación con la pastoral de la Salud, y que ha llevado a estas personas la celebración de la fe y el contacto cercano. En la Adoración Nocturna, ha mantenido sus charlas y su presencia, haciéndonos partícipes en todo momento de nuestra iglesia, lugar donde encontramos la oración, la compañía de Jesús. En cuanto al templo físico, le ha dado un cambio total para bien, la ha transformado para mejor. A título personal, siento que Juan Manuel hace todo esto porque le llena su ministerio sacerdotal y quiere que la parroquia funciones. No soy persona de despedidas, así que solo desearle lo mejor a Juan Manuel en su proyecto cristiano y que nuestra experiencia haya sido enriquecedora para todos».

Ana María Medina

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