En el día de la Solemnidad de Santa Madre María de Dios, ingresó en el convento de las Madres Concepcionistas de Hinojosa del Duque la joven Ana María Jurado.
Ana María era miembro del grupo de jóvenes que asiste las religiosas, participaba en el Adoremus mensual que se celebra junto a ellas y estaba en el GPS de la parroquia de San Juan Bautista. Es una de las numerosas jóvenes que deciden seguir a Cristo en la vocación a la que le sea llamada; en este caso, a la vida contemplativa que desde ahora mantendrá Ana María.
¿Cómo han acogido en el seno de la comunidad la llegada de Ana María?
Madre Nieves, Superiora de la Comunidad: Recibimos a Ana María como un don del Señor, como iglesia Madre abrazamos la vida nueva destinada a crecer en esta tierra de la Inmaculada que es nuestro monasterio. Hay un pequeño rito, que así lo expresa en la iniciación, en la entrada, después de que Ana María fuera abrazada por cada una de las hermanas, fue acompañada por toda la comunidad hacia la imagen de la Virgen de la Acogida, hacia Ella se le señaló como Madre y Maestra y sobre Ella se inclinó, sobre sus rodillas, queriendo así aprenderlo todo de Ella. Nosotras no tenemos ninguna duda de que, a través de la Madre, el Espíritu guiará sus pasos.
¿Qué pasó en tu vida para abrazar la vida de clausura?
Ana María Jurado: Se despertó en mí una inquietud tras realizar el primer Retiro de la Inmaculada en el 2019, en este monasterio. Ahí me cuestioné por primera vez la vida consagrada y cuando uno se cuestiona una cosa así, ha de saber que no es fruto de la imaginación o un espejismo, es Dios mismo quién pone en ti tal pregunta. Él dio la vida por nosotros, ¿no podemos nosotros ahora “jugarnos un fracaso” por Él? Hablo de fracaso, por el hecho de dejar TODO (familia, amigos, mi clínica de fisioterapia, mi moto…), y que luego, pueda no ser el camino, pero es mucho más tormento para uno vivir toda la vida con la incertidumbre de si Dios te llamaba a para Él o no. Previo a este Retiro, realicé los ejercicios Coraje, también estuve en la Noche Blanca y en ambos lugares, sentí la presencia del Dios Vivo. Una frase desde entonces me perseguía: “Dios te quitará cosas que nunca pensaste perder, para darte cosas que jamás imaginaste tener”. Ya ha comenzado…
Y tu familia, ¿cómo ha vivido esta decisión?
Ana María: Pertenezco a una familia cristiana, acogieron la decisión como voluntad de Dios, con alegría y gozo, dentro del dolor que supone nuestra separación. A pesar de ello, me he sentido muy arropada por toda la familia.
¿Cómo suelen explicar la vida contemplativa para la sociedad actual?
Madre Nieves: No es cuestión de muchas explicaciones, nuestra vida sin Fe no se entiende. No se entiende una vida quebrada a los pies del Señor si no se parte de la experiencia del amor de Cristo, que antes se ha entregado hasta la muerte por nosotros. La vida contemplativa es expresión de este amor entregado.
¿Qué le pides a Dios cada día?
Ana María: Perseverancia (entre otras muchas cosas). Perseverar viene de permanecer, pero permanecer es algo que no se mueve, algo estático, en cambio perseverar es permanecer por voluntad propia en alguna situación y aunque vengan tribulaciones, con la gracia de Dios, uno permanece.
Por último, ¿qué es lo más bonito de ser consagrada y qué espera de Ana María?
Madre Nieves: Es una respuesta que puede dar cualquier cristiano por su Bautismo, lo más bello de la consagración es ser de Cristo.
En referencia a lo que esperamos de Ana María, en realidad es de Dios de quién esperamos todo, esperamos del Espíritu del Señor, de su gracia, de su poder. Sabemos que Dios, que ha comenzado esta obra bellísima, la llevará a su término.
De Ana María si esperamos algo es que se abra a esta gracia, disponible siempre al don de Dios como la Virgen.