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Así reza… Unai Quirós

«Si no rezo, en vida perezco». Así de claro es el cantante Unai Quirós en relación al cuidado de la oración.

«Es una frase que en más de una etapa de mi vida me he dicho al experimentar el vacío y el sinsentido que causa el abandono de la oración», afirma. Unai suele rezar con los pasajes de la Biblia que la Iglesia propone cada día. «Para comenzar hago silencio, un ejercicio cada vez más difícil debido al ritmo que la vida diaria me marca. En mi oración procuro estar presente y consciente para que el Espíritu me ayude a clarificar mis errores y valorar mis actos: pedir perdón, agradecer, pedir…», explica.

Se considera “un orador muy torpe”, «invierto un tiempo quizás escaso de calidad, pero intento vivir lo cotidiano en clave de fe mediante la contemplación». Este músico joven reconoce que «la oración me fortalece y me permite estar conectado para descubrir que va queriendo Dios de mí». Su petición en cuanto a la oración va dirigida a María Auxiliadora, advocación a la que tiene especial cariño como patrona que es del Movimiento de Acción Cristiana (MAC), al que pertenece: «Que Ella me enseñe a orar en mi Nazaret diario y me lleve de la mano con alegría hasta Jesús y sus preferidos», concluye.


Que no nos cansemos, S. Manuel González

En la vida de Unai Quirós hay oraciones especiales, «a las que siempre recurro», confiesa. Estas son la oración de abandono de Carlos de Foucauld, y la oración que ha elegido para compartir, donde San Manuel González le pide a la Virgen que sostenga el cansancio de sus hijos.

¡Madre querida!… ¡Que no nos cansemos!
Firmes, decididos, alentados, sonrientes
siempre, con los ojos de la cara fijos en
el prójimo y en sus necesidades, para
socorrerlos, y con los ojos del alma fijos en el Corazón de Jesús que está en el Sagrario, ocupemos nuestro puesto, el que a cada uno nos ha señalado Dios. ¡Nada de volver la cara atrás! ¡Nada de cruzarse de brazos!
¡Nada de estériles lamentos!

Mientras nos quede una gota de sangre que derramar, unas monedas que repartir, un poco de energía que gastar, una palabra que decir, un aliento de nuestro corazón, un poco de fuerza en nuestras manos o en nuestros pies, que puedan servir para dar gloria a Él y a Ti y para hacer un poco de bien a nuestros hermanos. ¡Madre mía… morir antes que cansarnos!.

San Manuel González

Ana María Medina

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