El sacerdote Antonio Gil apunta diez «apostolados» sencillos y fáciles de llevar a la práctica.
Diez «apostolados» muy sencillos
ANTONIO GIL, sacerdote
En Pentecostés celebramos tres hermosas «onomásticas»: la fiesta del Espiritu Santo, el «nacimiento» de la Iglesia, el Día de la Acción Católica y del laicado. Hoy, especialmente, «invoquemos al Espiritu Santo», recordando aquellas palabras de Pablo VI: «El Espiritu Santo es poco conocido por nuestra cultura religiosa, poco anunciado por nuestra catequesis, poco honrado por nuestra piedad, poco estimado por nuestra espiritualidad». Hoy, especialmente, «sintámonos Iglesia», miembros vivos del Pueblo de Dios, que camina hacia la Casa del Padre. Hoy, especialmente, «seamos apóstoles», enviados especiales de Dios al mundo de hoy, para transformarlo, conforme a los deseos expresados por el papa Pio XII, «de salvaje, en humano; de humano, en cristiano; de cristiano, en santo.
He aqui diez «apostolados» sencillos, fáciles de llevar a la práctica.
-El apostolado de la oración.
-El de la sonrisa.
-El de la “escucha atenta” de lamentos y desconsuelos.
-El de las palabras cercanas, cálidas, entrañables.
-El de los gestos hermosos, empapados de amor.
-El de los consejos que orienten vidas e iluminen caminos..
-El del testimonio sacrificado y clarividente de una fe vivida y plasmada en obras.
-El de «curar heridas y dar calor a los corazones», siguiendo el consejo del papa Francisco
-El del “pequeño regalo” de un rosario, de un crucifijo, de un libro.
-El de una “promesa” que emocione y conmueva: “Estaré allí, haré lo que me pides…”.
Invoquemos, hoy, al Espiritu Santo: «Ven, Espiritu Santo, libéranos de la oscuridad, del desánimo, del cansancio, y enciende en nosotros el fuego de tu amor, la llama ardiente de la caridad».
