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MENSAJE DE NAVIDAD DE D. RAFAEL HIGUERAS

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 A los presbíteros (principalmente a los que trabajan en misiones fuera de la diócesis), seminaristas, comunidades religiosas, feligreses de las parroquias, cofrades, miembros de los movimientos apostólicos y de las asociaciones de fieles de la Diócesis de Jaén y a todos los residentes en estas tierras del Santo Reino.

 

 

Al enviar a todos mis mejores deseos de gracia de Dios no puedo menos que confesaros sencillamente que, antes de escribir este saludo, he querido estar ante el Señor en el Sagrario, repasando uno a uno los nombres de las diversas listas con vuestros nombres personales o las relaciones de vuestras instituciones (parroquias, comunidades religiosas, movimientos apostólicos, cofradías, etc.). Me parecía que esa oración personal, pausada durante varias horas, podía valer como  carta y como tarjeta de felicitación a cada uno; y, por otra parte, me parecía que era mi mejor modo de “escribir”, a todos y cada uno, una felicitación de Navidad. Ved, pues en estas líneas que pueden parecer impersonales, mi recuerdo y oración por cada uno, y por todos.

 

 La Navidad de este año 2004 está dentro de la celebración del Año de la Eucaristía y del Año de la Inmaculada Concepción de María, por coincidir con el 150 aniversario de la proclamación de ese dogma.

 

Cualquier Navidad, la de todos los años, siempre tiene esos dos matices: eucarístico y mariano. Pero este año todavía más se remarcan ambos.

 

Porque BELÉN, en su etimología, significa “casa del pan”. Y eso nos da como un “eco” y un sabor a Eucaristía: porque ese Niño de Belén que se nos mostró “envuelto por su Madre entre pañales y reclinado en un pesebre” (Lc. 2,7), ese Niño recién nacido, luego  -cuando sea mayor, recorriendo los campos de Palestina- nos va a prometer la Eucaristía, que es su Carne y su Sangre, comida y bebida de salvación (cf. Jn. 6). Pero también porque aquel Niño nace en Belén, desde las entrañas purísimas de María; por eso  NAVIDAD siempre tendrá una especial ternura  mariana.

 

Uno y otro matiz están siempre en la entraña más profunda del verdadero cristianismo. Pero uno y otro matiz, por esa misma razón, nos llevan a profundizar en lo que es Navidad para nosotros.

 

“BELÉN” suena a Eucaristía, a casa del pan, a comunión fraterna, a sencillez y pobreza… ¿Cómo se sentiría este Niño hoy en nuestros “belenes” de escaparates de grandes almacenes que nos incitan a “consumir”? Aquel “belén” de la cueva de pastores tiene que ver poco con el gasto y el derroche de que hemos rodeado estas fiestas, quitándoles la hondura de la alegría que viene no del “tener”, sino del saber que desde aquella primera nochebuena “poseemos” a Dios como uno de los nuestros, porque “Él ha puesto su tienda entre nosotros” (Jn. 1,14).

 

Eucaristía y Belén nos llevan a la alegría de compartir  la propia vida, el propio tiempo, los dones y cualidades que Dios nos ha dado… en servicio y ayuda a los hermanos, sobre todo a los más necesitados. ¡Qué “fuerte”  (como hoy se dice)  que el evangelista nos guíe hasta la cueva de Belén “porque no había lugar para ellos en la posada”! (Lc. 1,7). También hoy  -para que sea Navidad-  para “hacer un belén” en  nuestra vida, para vivir la Eucaristía, será imprescindible abrir las puertas del corazón para que nos entren dentro sobre todo los que no tienen lugar en la posada. ¿Abrir las puertas del corazón? Pero…¡si la cueva de Belén no tenía puerta para que así pudieran entrar todos!

 

Eucaristía y Belén; Belén y María; María y Eucaristía…

 

Este otro matiz de la Navidad  -este marco “mariano” de Belén- también está muy presente en la liturgia de la Iglesia. Porque aquellos que vinieron a ver al Niño, los pastores y los reyes, “lo encontraron en los brazos de María, su Madre” (Lc. 2, 16 y Mt. 2, 11).

 

Mirar a Belén nos llena el corazón de ternura:

 

“Te daré mi amor, Rey mío,

con el amor de tu Madre…

¡Oh Dios del amor más grande!

¡Bendito en la Trinidad

que has venido a nuestro valle!”

(Del himno de vísperas de Navidad)

 

No puedo menos que recordar también ahora la letrilla de un villancico (¡tantos villancicos nos hablan de María con el Niño!):

 

“Porque mi Niño no tiene nada,

le traeré los ojos de una Madre llena de gracia…

los besos de una Virgen enamorada”.

 

¡Quién nos diera (sólo Dios nos lo puede dar) mirar al Niño con los ojos de María! ¡Quién nos diera (sólo Dios nos lo puede dar) besar a Jesús con los besos de esta Virgen y Madre!

 

Los ojos de María, (“esos tus ojos”) son misericordiosos. Y los besos que la Madre da a su Jesús-Pequeño son besos de ternura llena de amor.

 

¡La misericordia y la ternura! “Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas” (Salm. 24,6). El rostro de Dios es el rostro de un PADRE que es “misericordioso y tierno”. Así nos lo mostró Jesús al anunciarnos el Evangelio. Pero este Jesús, que nació de María; que tomó su carne de la carne de María; que se “entrañó” entre nosotros los hombres, es “Verbo hecho carne en las entrañas de María”. Por eso los ojos de María necesariamente tenían que ser “ojos de misericordia”; y los besos de esta Madre necesariamente eran besos de ternura enamorada.

 

Cuando miramos a nuestra  tierra y vemos guerras y terrorismo, odios y rencores, violencia y atentados, tragedia de pateras y dolor de emigrantes…; cuando  miramos a nuestro mismo Jaén y encontramos en esta tierra que nosotros pisamos y en la que vivimos,  situaciones de dolor muy cercanas, entre quienes están a nuestro lado, entre quienes vienen buscando entre nosotros pan y acogida, necesitamos contemplar a María “mirando y besando” a su Niño. Para que Ella  conceda a nuestros ojos mirada de misericordia y a nuestro corazón estar lleno de amor de benevolencia (“de buena querencia”: de bien querer), para que así cada uno de nosotros “ponga amor donde no hay amor”. Entonces será NAVIDAD cada día, todos los días.

 

 “¡El mundo explotará si no aprende a amar!” (Teilhard de Chardin,  “Himno del universo”, cap. LXIII: “En el Cristo total”). Es el grito que el Papa Juan Pablo II está repitiendo continuamente cuando nos convoca a la nueva evangelización, a la que tantas veces él llama “la civilización del amor” (cf. Juan Pablo II, en Cracovia el día 17/18 ag.2002).

 

Una preciosa invocación a la Virgen, muy propia para los días de Navidad, es llamarla “Madre del amor hermoso”. Invocarla así, mirándola con el Niño en sus brazos, nos urge a la misericordia y a la ternura hacia todos los hermanos.

 

Al comunicaros en estos días mis deseos de “FELIZ NAVIDAD”, con estas palabras que escribo sobre la misericordia y la ternura de Dios sobre nosotros, quiero y pido a Dios  ese regalo suyo  que se nos manifestó en Jesús –el Verbo hecho carne-  para los sacerdotes y religiosos, para los seminaristas  y los seglares cristianos de la Diócesis de Jaén, y para los hombres y mujeres que residen de modo permanente o pasajero, o como transeúntes por trabajos de temporada en esta tierra del Santo Reino.

 

 

Rafael Higueras Álamo

Administrador diocesano

CELEBRACIÓN DE LA NAVIDAD EN ALMERÍA

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CELEBRACIÓN DE LA NAVIDAD EN LA CATEDRAL DE LA ENCARNACIÓN. PRESIDIDA POR EL SEÑOR OBISPO

 

Día 24, viernes: Solemnidad de la Natividad del Señor. A las 24:00 h. Misa de medianoche.

Día 25, sábado: Solemnidad de la Natividad del Señor. A las 11:30 h. Misa del día. Bendición  papal.

Día 26, domingo: la Sagrada Familia: Jesús, María y José. Aniversario de la entrega de la ciudad a los Reyes Católicos. V aniversario de la muerte de la Reina Isabel la Católica.

A las 11:00 h.: procesión cívico-religiosa con el pendón de Castilla.

A las 12:00 h.: Misa estacional.

 

Enero 2005

Día 1, sábado: Solemnidad de Santa María, Madre de Dios. A las 11:30 h. Misa estacional.

Día 2, domingo: domingo II después de Navidad. A las 11:30 h. Misa estacional.

Día 6, jueves: Solemnidad de la Epifanía del Señor. A las 11:30 h. Misa estacional.

 

 

SEVILLA: EUCARISTÍA PONTIFICAL EN LA SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA

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El 8 de diciembre, tuvo lugar en la Catedral de Sevilla un Solemne Pontifical presidido por el cardenal arzobispo de Sevilla, D. Carlos Amigo. Durante la homilía, D. Carlos habló del “misterio que celebramos hoy: el inconmensurable amor de Dios que se manifiesta en la ayuda a sus hijos, donde hubo pecado sobreabundó la gracia, donde había tinieblas se hizo una inmensa luz, donde estaba la desesperanza, María, Pura y Limpia, será esa lámpara siempre encendida que ha marcado el camino por el que se puede llegar a encontrar el valor de la justicia y confiar siempre en el valor de la bondad y del amor fraterno”.

Frente al comportamiento de los hombres Dios siempre busca el bien. Y prueba de ello es la elección de María Inmaculada. En palabras del Cardenal, “ante el mal y el pecado, Dios ofrece perdón y envía a su Hijo Jesucristo (…) para Dios nada hay imposible, para Dios siempre cuenta el bien y la justicia”

María fue elegida por Cristo, redimida y santificada. Pero la respuesta del hombre no puede ser la de una simple admiración; las verdades que contiene María deben hacerse vida en los cristianos, en la Iglesia. El misterio de la Inmaculada invita a la virtud, al bien, a la santidad, a vivir por los hermanos, pues “Los caminos de Dios y de la Iglesia pasan siempre por el hombre, por el cuidado de su dignidad y derecho, por la atención y cura de sus heridas y de sus lágrimas, por dar respuesta a sus aspiraciones de justicia y de paz, por sus ansias de Dios y de poder vivir como auténtico cristiano”

D. Carlos Amigo concluyó con las palabras de Consagración del mundo al Corazón Inmaculado de María: “Te saludamos a ti, Virgen Inmaculada, que estás totalmente unida a la consagración redentora de tu Hijo. Madre de la Iglesia: ilumina a todos los fieles cristianos de España en los caminos de la fe, de la esperanza y de la caridad; protege con tu amparo materno a todos los hombres y mujeres de nuestra patria en los caminos de la paz, el respeto y la prosperidad (…) Acoge, oh Madre Inmaculada, esta súplica llena de confianza y agradecimiento (…) Que en tu Corazón Inmaculado se abra a todos la luz de la esperanza. Amén«

SEVILLA: PLATAFORMA EN DEFENSA DE LA ASIGNATURA DE RELIGIÓN

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Plataforma en defensa de la asignatura de Religión

La delegación de Sevilla de la Plataforma en Defensa de la Asignatura de Religión organiza el próximo lunes 13 de diciembre, a las 12:00, una Presentación a los Medios de Comunicación de la Plataforma, mediante Rueda de Prensa, en el Club Antares (salón Polar, C/ Genaro Parladé, 7), para dar a conocer sus objetivos y las actuaciones que tienen previstas.
También ha convocado una Presentación abierta a toda la sociedad sevillana el martes 14 de diciembre, a las 20:00, en el Salón de Actos del Centro Cívico Torre del Agua, del Barrio del Porvenir(Plaza Vicente Aleixandre s/n), y contará con una ponencia de D. Carlos Esteban, Director de la revista «Religión y Escuela»; autor del reciente libro «Enseñanza de la Religión y Ley de Calidad «; Asesor del Centro de Profesores de la Comunidad de Madrid
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Esta PLATAFORMA nace con la finalidad de ser un foro de encuentro y participación, desde donde  queremos ofrecer a la sociedad la propuesta de una educación integral, en libertad y tolerancia, en una escuela abierta, plural y no excluyente, donde la Asignatura   de Religión encuentra su razón de ser.

 

Para más información:

Juan Lafuente Vázquez.
Coordinador General y Representante de APPRECE-A SEVILLA en
la Plataforma
E-mail
: plaforma@proreligionsevilla.org
Tfno.: 954902281 Fax 954 906 913

Plataforma en Defensa de la Asignatura de Religión

CI Cruz Verde, 22- 41003 SEVILLA
www.proreligionsevilla.org

SEMANADEL 4 AL 10 DE DICIEMBRE DE 2004

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Sumario:

 

Almería: Actos en torno a la celebración del 150 Aniversario del Dogma de la Inmaculada.

Cartagena-Murcia: El Obispo proclamará el Pregón de Adviento y Navidad.

Córdoba: Misa pontifical en la Solemnidad de la Inmaculada y Ordenación de diáconos.

Granada: CL Aniversario de la Inmaculada Concepción.

Jaén: Fiesta de los Antiguos Alumnos del Seminario Diocesano.

Sevilla: Eucaristía pontifical en la Solemnidad de la Inmaculada.

Sevilla: Plataforma en defensa de la asignatura de Religión.

CARTAGENA: EL OBISPO PROCLAMARÁ EL PREGÓN DE ADVIENTO Y NAVIDAD

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Como ya es costumbre, el Obispo de Cartagena y Gran Canciller de la UCAM, Manuel Ureña, ofrecerá el pregón de Adviento en el Templo de Los Jerónimos el próximo 17 de diciembre a las 18.45 horas.

Esta celebración religiosa, enmarcada en el tiempo litúrgico de Adviento, está destinada a toda la comunidad universitaria —profesores, personal laboral y alumnos— y a todos los fieles de la diócesis que deseen asistir.

El obispo de Cartagena proclamará el pregón dentro del acto litúrgico de la Hora de Vísperas.

CÓRDOBA: MISA PONTIFICAL EN LASOLEMNIDAD DE LA INMCAULADA Y ORDENACIÓN DE DIÁCONOS

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Con esta celebración se  puso fin al Año que la Diócesis ha dedicado a conmemorar el 150 Aniversario de la Proclamación del Dogma de la Inmaculada Concepción por el Papa Pío IX  el 8 de diciembre de 1854.

En esta celebración tuvo lugar la ordenación de diáconos de 7 seminaristas del Seminario Conciliar de San Pelagio, sus nombres son:

 – José Almedina Polonio (Montilla)

– José Fco. Gil Blanco  (Hinojosa del Duque)

– Tomás Palomares Vadillo. (Baeza. –Jaén)

– Juan José Romero Coleto. (Villanueva de Córdoba)

– Patricio Ruiz Barbancho.  (Santa Eufemia)

– David Ruiz Rosa.  (Aguilar de la Frontera)

– Juan Vicente Ruiz Soria.  (Córdoba)

GRANADA: CL ANIVERSARIO DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN

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Miles de fieles se congregaron ayer en las calles de la ciudad para acompañar a la Virgen, y se unieron a la Vigilia de la Inmaculada presidida por el Arzobispo de Granada.

En el día de hoy son también cerca de 5.000 los fieles que se han congregado en la Catedral para la celebración de la Eucaristía, que ha contado con la participación Orquesta Ciudad de Granada y el Coro de la Orquesta que han tocado y cantado la Misa de Coronación de Mozart, destacando la belleza de Agnus Dei.

En su homilía, el Arzobispo de Granada ha comenzado centrando la festividad que celebramos: “En esto consiste el Amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amo primero, y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados” (1 Jn 4, 10). Así resume el autor de la primera carta de S. Juan el conjunto de la experiencia de Dios, tal como Dios se ha dado a conocer en el acontecimiento de Cristo. Así podría resumirse todo el contenido del cristianismo, toda la novedad que Cristo ha introducido en la historia. Y así podría resumirse también el significado del dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, cuyo 150 aniversario celebramos hoy.”

Ante lo que puede pensarse, “no es ésta una verdad devocional, marginal al centro del misterio cristiano, como para ensalzar por obra de la piedad y el cariño de los fieles a la mujer “bendita entre todas las mujeres”. Una verdad sin la cual uno podría vivir, porque nada cambiaría en la vida sin esa proclamación.” Y explicaba esto: “En el paganismo, o en otras experiencias religiosas, en efecto, siempre ocupa el primer lugar el esfuerzo del hombre por alcanzar a Dios, porque es la experiencia humana más inmediata, apenas el hombre percibe –y es tal vez el primer ejercicio, el primer “uso” de la razón humana– la desproporción entre su anhelo de absoluto y la radical incapacidad de aferrarlo, de apropiarse de él. Por ello, el temor define en gran medida la experiencia religiosa del hombre, o lo que es lo mismo, la experiencia humana. Dios es  un interrogante, Dios es un desconocido.” Sin embargo, “la experiencia cristiana es la experiencia del gozo, no de haber alcanzado a Dios, sino de que Dios, en Cristo y desde Cristo, sale a nuestro encuentro”.

“El dogma de la Inmaculada Concepción, que proclama en María, madre de Cristo y modelo de la Iglesia, la primacía y el triunfo de la gracia, no es en modo alguno una doctrina periférica en el conjunto de la fe cristiana, sino que  realiza ese nexo a la luz del cual se entiende la antropología cristiana, la experiencia cristiana de lo humano y de la realidad creada. Porque María es la proclamación, existencialmente verificada, de la unión plena y total entre el cielo y la tierra, entre Dios y su criatura, por obra de la gracia y del amor de Dios.”

“No es casualidad que el dogma de la Inmaculada se proclamase sobre el trasfondo de un contexto cultural que estaba caracterizado sobre todo por la fragmentación y la negación de la experiencia cristiana, y por un alejamiento tal de Dios de la realidad que la afirmación del milagro y de la gracia se había vuelto, en la percepción de muchos espíritus nobles, algo irracional e increíble.” En este contexto, el mundo moderno sostenía que “frente a toda dependencia, el hombre es el único dueño de sí mismo, y el único llamado a poseer la tierra, por la fuerza de su explotación de ella, por el dominio de la técnica. La plenitud, la paz, un mundo sin guerras ni violencia, el dominio de la inteligencia y la filosofía, todo eso sería realidad una vez que se hubiese eliminado la superstición de la fe y del dogma cristianos”. Esto llega a nosotros en forma de una “fractura de la experiencia cristiana” que “se ha traducido en otras muchas fracturas que han dominado y en parte dominan aún el pensamiento, no sólo del mundo civil, sino también de muchos cristianos: la oposición entre fe y razón, entre fe y cultura, entre naturaleza (como algo cerrado en sí mismo y absolutamente accesible y dominable por la razón humana) e intervención divina, sea como revelación, como gracia o como milagro. En el fondo de todas estas fracturas, se percibe una oposición entre Dios y el mundo (de nuevo, el mundo como algo cerrado, y Dios como un mal artesano que está fuera de su obra, fuera de la realidad) que es específicamente moderna, y que ha marcado no poco el lenguaje cristiano de los últimos siglos”. “En la tradición cristiana, sin embargo, gracia y libertad no se oponen, porque la gracia no se opone a nada, sino que precede a todo. La gracia, como el amor, es creadora, lo crea todo, y crea también la libertad como respuesta y como don de sí al amor ofrecido”.

Tras enmarcar cuál es el contexto en el que nos movemos y en el que fue proclamado el dogma de la Inmaculada Concepción, Mons. Martínez subraya dos aspectos de lo que significa este dogma para nosotros hoy. “El primero es que la plenitud que anhelamos, para la que nuestro corazón está hecho, la felicidad, el amor, la unidad y la paz, no son algo que nos podemos dar a nosotros mismos. El drama de nuestra vida no lo resolverá la técnica, ni el “progreso”, ni instancia humana alguna, porque se juega a otro nivel. El drama humano se juega en la presencia de Dios. Por ello, lo verdaderamente racional, cuando uno percibe el espesor, la densidad de lo real, la profundidad del misterio que llena todas las cosas, y especialmente la vida humana, es volverse hacia Dios. Es suplicar, es orar. Es buscar los signos de Aquél cuya gracia sale a nuestro encuentro. Estoy hablando del amor de los esposos, o el de los padres y los hijos, o el de los hermanos. Estoy hablando de las relaciones en el trabajo, del clima de la vida, del mundo de la convivencia cívica y social. Estoy hablando de todas las cosas que amamos, que nos importan, que valen y que tienen que ver con nuestra alegría y con nuestros sufrimientos. Estoy diciendo que todas esas cosas tienen que ver con Dios, y que la plenitud y la alegría, como la vida, como el amor mismo, sólo pueden obtenerse como una gracia de Dios. Volverse a Él y suplicarle por esa plenitud no es una dimisión de lo humano, ni una distracción, sino la realización suma de la razón y de la libertad.” “El segundo aspecto –y el más directamente  implicado en el dogma de la Inmaculada Concepción– es que esa plenitud no es una utopía, o un sueño, o una montaña imposible que el hombre tuviese que escalar penosamente, y a la que sólo llegarían los fuertes. La gracia y el amor de Dios ya están en medio de nosotros, ya están en nuestra historia, y nunca jamás se apartarán de nosotros”. “Dios nos ha dado todo en Cristo. La plenitud ha sido ya realizada en una mujer a quien Dios se ha dado de tal modo que Él y Ella era uno, y Ella vino a ser su madre.”

“Y Ella es la prenda de nuestra salvación. Sea cual sea nuestra historia, nuestro temperamento, nuestras cualidades, nuestra situación. Su amor es invencible. Como para el buen ladrón en la cruz, los brazos de Cristo están siempre abiertos para todos y para cada uno. No hay mal en el mundo que pueda vencer la fuerza y la belleza de ese amor que hemos conocido, porque ese prodigio de mujer, que es la  Virgen, nos lo ha entregado”.

JAÉN: FIESTA DELOS ANTIGUOS ALUMNOS DEL SEMINARIO DIOCESANO

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El próximo lunes, 13 de diciembre, a partir de las once de la mañana, se celebra en el Seminario Diocesano de la ciudad, la Fiesta de los Antiguos Alumnos.

Tras la acogida, se celebrará la Eucaristía que presidirá el Administrador Diocesano, don Rafael Higueras. A continuación, en el Salón de Actos tendrá lugar el acto de homenaje a los sacerdotes que celebran sus bodas de oro y de plata. Los sacerdotes que celebran el cincuenta aniversario de su ordenación sacerdotal este año son: don Fernando Gallardo Carpio, don Rafael García Gutiérrez, don Antonio Guzmán Venegas, don Agustín Laínez García, don Manuel Peralta de la Casa, don León Suárez Palomares, don Pedro Vivo Navío y don Tomás Alarcón Morillas.

Por otro lado, los sacerdotes que celebran su veinticinco aniversario de ordenación sacerdotal son: don Juan Arévalo Martínez, don Eugenio Casado Morente, don Victoriano Martínez Martínez, don Carmelo Zamora Expósito, don Manuel Morales García y don Domingo Antonio Pérez Fernández.

La jornada festiva de los Antiguos Alumnos terminará con la comida fraterna en el comedor del Seminario Diocesano de Jaén.

DÍA DE LA INAMCULADA EN SEVILLA

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Ayer, 8 de diciembre, tuvo lugar en la Catedral de Sevilla un Solemne Pontifical presidido por el cardenal arzobispo de Sevilla, D. Carlos Amigo. Durante la homilía, D. Carlos habló del  “misterio que celebramos hoy: el inconmensurable amor de Dios que se manifiesta en la ayuda a sus hijos, donde hubo pecado sobreabundó la gracia, donde había tinieblas se hizo una inmensa luz, donde estaba la desesperanza, María, Pura y Limpia, será esa lámpara siempre encendida que ha marcado el camino por el que se puede llegar a encontrar el valor de la justicia y confiar siempre en el valor de la bondad y del amor fraterno”.

Frente al comportamiento de los hombres Dios siempre busca el bien. Y prueba de ello es la elección de María Inmaculada. En palabras del Cardenal, “ante el mal y el pecado, Dios ofrece perdón y envía a su Hijo Jesucristo (…) para Dios nada hay imposible, para Dios siempre cuenta el bien y la justicia”

María fue elegida por Cristo, redimida y santificada. Pero la respuesta del hombre no puede ser la de una simple admiración; las verdades que contiene María deben hacerse vida en los cristianos, en la Iglesia. El misterio de la Inmaculada invita a la virtud, al bien, a la santidad, a vivir por los hermanos, pues “Los caminos de Dios y de la Iglesia pasan siempre por el hombre, por el cuidado de su dignidad y derecho, por la atención y cura de sus heridas y de sus lágrimas, por dar respuesta a sus aspiraciones de justicia y de paz, por sus ansias de Dios y de poder vivir como auténtico cristiano”

D. Carlos Amigo concluyó con las palabras de Consagración del mundo al Corazón Inmaculado de María: “Te saludamos a ti, Virgen Inmaculada, que estás totalmente unida a la consagración redentora de tu Hijo. Madre de la Iglesia: ilumina a todos los fieles cristianos de España en los caminos de la fe, de la esperanza y de la caridad; protege con tu amparo materno a todos los hombres y mujeres de nuestra patria en los caminos de la paz, el respeto y la prosperidad (…) Acoge, oh Madre Inmaculada, esta súplica llena de confianza y agradecimiento (…) Que en tu Corazón Inmaculado se abra a todos la luz de la esperanza. Amén«

Por la tarde salió en procesión extraordinaria Nuestre Señora de los Reyes, patrona de la archidiócesis de Sevilla, al cumplirse el primer centenario de su coronación canónica.

 

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