Carta pastoral del Cardenal Amigo Vallejo Arzobispo de Sevilla en el Día de los Ejercicios Espirituales
El Santo Padre Benedicto XVI ha recordando con frecuencia que no hay que anteponer nada a Cristo. Es la norma de San Benito para aquellos que desean buscar sinceramente el rostro de Dios.
No suele ser infrecuente que se califique a nuestros tiempos como los de una sociedad confundida, sin rumbo espiritual y hasta un tanto crispada. Necesitamos la paz. Y no sólo como ausencia de guerras, sino como una verdadera armonía en el encuentro consigo mismo, con los demás y con Dios. Cristo no sólo es el camino, sino también la paz.
Tenemos necesidad de «subir al monte del Señor» y escuchar su palabra. Esta es la finalidad de los ejercicios espirituales: estar atentos a la voz de Dios, y convertir el corazón para que toda la persona pueda seguir con fidelidad a Cristo y vivir conforme al evangelio. En ese «monte del Señor», Él mismo nos indicará las sendas y los caminos a seguir.
Los ejercicios espirituales son un tiempo, especialmente oportuno, para oír la voz del espíritu Santo que nos acompaña y recuerda cuánto hizo y anunció Jesucristo. Su gracia y su luz llenarán de fortaleza y de claridad el camino nuevo que recorrer en adelante.
Junto a ese sincero deseo de ordenar un tanto la vida, surgen los miedos y las dudas sobre la posibilidad y el modo de hacerlo. Aunque suele ponerse otro tipo de disculpas, falta de tiempo, muchas ocupaciones… Lo que de verdad se teme de los ejercicios es el encuentro sincero con uno mismo y con el Señor. Pues es, precisamente, este encuentro el que se trata de propiciar. Dios es Padre misericordioso. Nadie mejor que Él nos comprende. Ninguno como Él puede ayudarnos.
Serán muchos los ofrecimientos que llegarán invitando a unos días de reflexión, de ejercicios espirituales. No dejes de escuchar esa invitación que Dios te hace a través de tantas formas diferentes. Es tiempo de salvación, son días de misericordia.
Con mi bendición
+ Carlos, Cardenal Amigo Vallejo
Arzobispo de Sevilla
Sevilla, enero 2006