Casi cuarenta familias procedentes de distintas zonas de España (Sevilla, Córdoba, Madrid, Badajoz, Toledo…) han participado en el último encuentro de verano del Diploma de Especialización en Pastoral Familiar que ha tenido lugar en la Casa Diocesana de Málaga del 28 de julio al 3 de agosto. Concretamente, de la Archidiócesis hispalense han participado 12 familias que están cursado este título de especialización organizado por la Asociación Persona y Familia, concedido por la Universidad Francisco de Vitoria y apoyado por la Fundación Internacional ‘Veritas Amoris Project’.
Durante el encuentro de verano, al que han asistido alrededor de 300 personas (entre familias, sacerdotes y monitores), se ha seguido la dinámica propia de esta formación: las clases para los matrimonios se imparten por las mañanas, mientras los niños siguen su propio itinerario formativo según la edad, y por las tardes se realizan actividades de ocio, oración y convivencia.
La cita comenzaba el pasado domingo, 28 de julio, con la Eucaristía presidida por el obispo de Málaga, monseñor Jesús Catalá, que animó a los participantes a «aprovechar estos días para crecer interiormente, estrechar mejores lazos familiares y enriquecernos unos a otros», pues «habéis sido llamados a vivir juntos, mantener la fe y a crecer en el amor, realizando aquello que nos pide el Señor», insistió. También pidió a los matrimonios seguir profundizando en su vocación y en la fe, a través de la escucha de la Palabra de Dios, y concluyó su homilía instando a la Virgen «que os acompañe en estos días de máster», como popularmente se conoce esta formación que cumple ya su XXVII edición.
La especialidad universitaria en Pastoral Familiar organizada por la Asociación Persona y Familia comenzó su andadura el año 1997 en Gandía (Valencia) y se han organizado en estos 27 años un total de 440 encuentros para familias en diferentes lugares de España.
En relación a la formación, los ponentes han abordados temas relacionados con la pastoral familiar y la espiritualidad conyugal desde distintos enfoques: teológico, filosófico, psicológico o jurídico. Entre estos destacó la sesión dirigida por el sacerdote Juan José Pérez Soba, reconocido escritor y profesor español, y Juan de Dios Larrú, presidente de la Asociación Persona y Familia y también autor de numerosos libros.
«Esta experiencia nos ayuda a vivir nuestra vocación de manera auténtica»
Carmen Aranda y Antonio González han participado junto a sus hijos en este encuentro estival y reconocen que «en el master (Diploma de Pastoral Familiar) hemos encontrado un lugar donde formarnos en la maravilla y el misterio del amor humano; una formación que se origina a partir de la Teología del Cuerpo de San Juan Pablo II y nos ha permitido conocer la verdad sobre el matrimonio y la familia». Además, destacan que «esta formación incluye a toda la familia, está organizada de manera que mientras los padres tenemos nuestra formación, los pequeños participan de distintas actividades y juegos, y a su vez reciben su formación adecuada a las distintas edades. Esta dinámica permite que durante los encuentros exista una convivencia entre las familias que enriquece la formación y la experiencia».
Después de realizar tres cursos de este título, este matrimonio perteneciente a la Parroquia San Juan Pablo II y a los Equipos de Nuestra Señora, asegura que «el máster supone un soplo de esperanza en esta sociedad, donde un grupo numeroso de familias pertenecientes a distintas realidades y movimientos de la Iglesia descubren una verdad, un don, con la finalidad y la tarea de comunicar esta verdad al mundo». Por ese motivo, «no podemos más que animar a todas las familias a vivir esta experiencia, porque no solo ayuda a vivir tu vocación de manera auténtica, sino que te permite encontrar otras familias con quien compartir momentos de verdadera comunión».
«San Juan Pablo II decía ‘¡familia sé lo que eres!’ -recuerdan Aranda y González-. En el máster hemos descubierto a qué estamos llamados y estamos en la tarea, ya que, como también insistía el papa polaco, el futuro de la humanidad se fragua en la familia», concluyen.
Por su parte, desde la Delegación Diocesana de Familia y Vida invita a las familias de Sevilla a participar en esta formación, porque «es muy fácil y asequible cursar está formación y se puede conciliar con la vida laboral y familiar; enriquece muchísimo; conoces amigos para siempre y prepara a los matrimonios para vivir su vocación y ponerse al servicio de la Iglesia».
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