Se acaba de conmemorar el primer aniversario del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular. Un acontecimiento cuya organización corrió a cargo de la Archidiócesis de Sevilla, y que albergó la Catedral.
El programa ‘El Espejo’ de COPE Sevilla rememora esta efeméride con uno de sus protagonistas. Leonardo Sánchez entrevista al que fuera secretario general del congreso, Joaquín de la Peña, con el que repasa lo más destacado de un legado que no se ha quedado en el recuerdo sin más de lo que pasó hace un año.
El próximo domingo 14 de diciembre celebraremos en nuestra Diócesis de Jaén el Jubileo del Migrante y del Refugiado, una ocasión especial para reconocer y agradecer la riqueza que aportan tantas personas venidas de otros países, que ya forman parte de nuestras comunidades.
La jornada dará comienzo a las 17:00 h en la Plaza de la Libertad, junto a la estación de autobuses. Desde allí iniciaremos una peregrinación hasta la Santa Iglesia Catedral de Jaén, donde a las 18:00 h tendrá lugar la Eucaristía jubilar.
Invitamos especialmente a los fieles migrantes y refugiados de nuestras parroquias a participar de manera visible, llevando, si lo desean, banderas, vestimenta tradicional o símbolos propios de su cultura, como signo de la diversidad que enriquece a la Iglesia y manifiesta la belleza de ser un solo pueblo reunido en Cristo.
Vivamos juntos este Jubileo como una oportunidad para agradecer, acoger y celebrar la esperanza que cada migrante aporta a nuestra comunidad diocesana.
Entre el programa previsto, el obispo de Córdoba presidirá la misa en la tarde de Nochebuena, a las 17:00 horas
La Hermandad Sacramental de la Merced se une un año más con la Pastoral Penitenciaria para organizar un amplio programa de actividades de Adviento y Navidad 2025/2026, en el Centro Penitenciario de Córdoba. La iniciativa tiene como objetivo acercar el mensaje navideño a los internos y brindarles un espacio de encuentro, consuelo y esperanza.
En el programa previsto, se contemplan distintas celebraciones, conferencias y momentos de oración que profundizan en la Navidad desde diferentes miradas: la fe, la caridad, la tradición belenista, el Año Jubilar y la vivencia cofrade tanto dentro como fuera de prisión.
La primera cita será el sábado, 13 de diciembre, con la charla «Navidad en el mundo», a cargo de Pedro Antonio Cuadrado Sánchez, miembro de la Asociación de Belenistas de Córdoba. Una semana después, el 20 de diciembre, tendrá lugar un encuentro formativo sobre el valor de la esperanza en el que intervendrán miembros de la Hermandad de la Esperanza como el consiliario, Pablo Calvo del Pozo; el hermano mayor, Francisco Javier Luque Pacheco; y el diputado de cultos y evangelización, Manuel Santos Gómez.
Ya el 24 de diciembre se celebrará la Misa de Navidad, que estará presidida por el obispo de Córdoba, monseñor Jesús Fernández González, a las 17:00 horas. Asimismo, el 27 de diciembre, Andrés Romero Torrico ofrecerá una charla-testimonio sobre la experiencia del Jubileo desde la vivencia cofrade en prisión.
Para el nuevo año 2026, se está organizando la procesión del Niño Jesús por el interior del Salón de Actos del centro, que tendrá lugar el día 2 de enero, mientras que el 24 de enero se desarrollará la conferencia «Jesús de Nazaret y la arqueología de Tierra Santa», impartida por el párroco de San Miguel y canónigo de la Catedral, Pedro Cabello Morales.
Todos los actos se celebrarán en el Salón de Actos y la Sala Polivalente del Centro Penitenciario.
El martes 16, la parroquia de Pino Montano celebrará una fiesta de Navidad con los niños del Despertar Religioso y de Catequesis de Primera Comunión. Se impartirá una catequesis y posteriormente compartirán la merienda. La cita es a las cinco y media de la tarde.
El domingo 21 de diciembre, en el trascurso de la misa de las doce del mediodía, se bendecirá el Belén parroquial y las imágenes de Niño Jesús que lleven las familias de la feligresía.
El lunes 22, a las cinco y media, está prevista una convivencia y merienda parroquial que concluirá con la celebración eucarística.
I concurso de postales navideñas
El párroco de Jesús de Nazaret y Ntra. Sra. de Consolación, de Sevilla, José Antonio Hidalgo, ha organizado el I concurso de postales navideñas destinado a niños de la comunidad parroquial, el christmas ganador será la felicitación navideña oficial de la parroquia.
Recientemente, el Centro Ágora, de la Diócesis de Granada, acogía la primera reunión programática del bienio 2025-27 de equipos de Granada de la Hermanad Obrera de Acción Católica (HOAC). Estos equipos están formados por militantes de diferentes barrios de la capital y área metropolitana, para reflexionar sobre la “Precariedad laboral”, bajo la Campaña común a nivel nacional “Cuidar el trabajo, cuidar la vida”.
“Se trata de un aspecto fundamental que desarrolla sus reivindicaciones en el mundo obrero con respecto a exigir un ‘Trabajo digno para una sociedad decente’”, explica HOAC Granada.
“Otro equipo formado por diferentes localidades de la costa granadina, reunidos en Motril, reflexionan sobre la ‘Inmigración’ a nivel diocesano de la HOAC, y agrupa a los militantes de la costa granadina donde organizan igualmente su trabajo para el bienio 2025-2027 sobre las mismas campañas que enmarcan el ‘Quehacer Apostólico Comunitario’ de la HOAC Granada, contenido en su planificación para el bienio, aprobada en la Asamblea diocesana del 22 de noviembre, que sigue desarrollando los acuerdos contraídos en la última Asamblea General de los militantes de este Movimiento Apostólico”, subrayan.
El puente de la Inmaculada sesenta jóvenes madrileños han visitado Córdoba para conocer el proyecto de Santa Luisa de Marillac
“Hay una maravillosa juventud cuyo SI es un soplo de esperanza”, estas son las palabras del párroco de Santa Luisa de Marillac y San Martín de Porres, Miguel David Pozo, después de recibir el fin de semana pasado a un grupo de sesenta jóvenes de Regnum Christi. Un centenar de niños del programa Puerta Verde han sido atendidos estos días por estos jóvenes madrileños que venían a conocer la realidad de este proyecto puesto en marcha en el Polígono Guadalquivir.
Los niños tuvieron la oportunidad, jugando en una gincana, de buscar “la estrella”; disfrutaron de un mago, de juegos y un Belén viviente, actividades con las que han conseguido que los días transcurran en un ambiente de fiesta y alegría. Por las tardes, como ha explicado Miguel David, estuvieron misionando, puerta por puerta, el Polígono Guadalquivir y el Sector Sur y, la tarde del domingo misionaron los alrededores de la Plaza de las Tendillas. Ese mismo día celebraron una adoración al Santísimo Sacramento en el convento de las Capuchinas al que fueron invitando a los misionados.
La visita terminó el lunes, 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción, con una procesión rezando el Rosario desde la parroquia de San Mastín de Porres hasta Santa Luisa de Marillac, donde celebraron la eucaristía.
Dentro del Ciclo “La Catedral de Granada. Nuevas visiones”, el jueves día 11 la Curia Metropolitana (Plaza Alonso Cano) acoge la conferencia “La Catedral de Granada y su significación en el paisaje urbano a través del grabado, el dibujo y otras manifestaciones plásticas”.
Organizada por la Comisión del V Centenario de la S.A.I Catedral Metropolitana de la Encarnación de Granada, la ponencia tendrá lugar a las 19:30 horas y estará a cargo de Alfredo Ureña Uceda, del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Almería.
“La Catedral de Granada constituye uno de los hitos más sobresalientes de la arquitectura renacentista en España y un símbolo indiscutible de la ciudad, convirtiéndose en referente visual y espiritual tanto para sus habitantes como para los viajeros que la han contemplado y representado desde los inicios de su construcción. Su presencia monumental ha marcado durante siglos el paisaje urbano granadino, a pesar de contar con el contrapunto del otro gran hito arquitectónico, La Alhambra, con la que dialoga o la que, a veces, se enfrenta, atendiendo al dictado del devenir de los tiempos y a la recepción del signo de la ciudad como Nueva Jerusalem contrarreformista o como meca del Orientalismo decimonónico”.
La conferencia ofrecerá un recorrido por la historia de las imágenes de la Catedral desde el siglo XVI hasta comienzos del siglo XX, a través de grabados, dibujos, litografías, acuarelas y otras manifestaciones gráficas. En ellas se incluirán descripciones de viajeros y otros testimonios escritos, para analizar “cómo el templo metropolitano ha sido interpretado y difundido en diferentes épocas, y cómo esas representaciones han contribuido a fijar su lugar en la memoria colectiva y en la identidad de una Granada, cuyo paisaje urbano, en buena medida, se transforma y se idealiza”, explica el ponente.
Cada 10 de diciembre, Jornada Internacional de los Derechos Humanos, regresamos a una pregunta esencial: ¿de verdad creemos en la dignidad sagrada e inviolable de cada ser humano? No solo como norma jurídica, sino como convicción espiritual que orienta nuestra vida, nuestras decisiones y nuestros compromisos comunitarios. Este año la fecha adquiere un matiz singular: no solo coincide con el tiempo de Adviento, sino también con el Jubileo de la Esperanza. Esa convergencia nos invita a interpretar la defensa de los Derechos Humanos desde una clave bíblica y teológica —la esperanza encarnada, la espera activa.
La esperanza que parece utopía, pero se hace lugar
El Antiguo Testamento y, en particular, los libros proféticos evocan una esperanza mesiánica que suena utópica: paz donde había guerra, justicia donde había opresión, liberación donde había esclavitud, dignidad donde había miseria. Aunque suene como utopía, esa esperanza no era evasiva. Era una promesa de Dios exigente con la historia, una invitación a transformar la vida — no a resignarse.
Del mismo modo, los derechos humanos —como dignidad inherente, inviolable e igual para todas las personas— brotan de una intuición que en su origen puede parecer idealista, casi irrealista, pero se ponen en marcha —se hacen lugar— cuando las comunidades y las instituciones deciden construir estructuras de justicia, solidaridad y respeto. La esperanza bíblica y la dignidad humana convergen: reconocer la dignidad es ya parte del Reino que viene.
Esperar no es ingenuidad: esperanza cristiana, no optimismo
Hoy vivimos tiempos convulsos: guerras, migraciones forzadas, pobreza estructural, desigualdades, crisis ecológica, virulenta polarización, cultura del descarte. Defender los derechos humanos puede parecer una causa perdida. Pero la esperanza cristiana no es optimismo ingenuo. El optimismo apuesta a que “todo saldrá bien”. La esperanza —en su dimensión bíblica y teologal— sabe que el mundo está herido, que el dolor existe, que las injusticias no desaparecerán de la noche a la mañana. Pero confía en que, bajo la acción de Dios, incluso en el desierto y el páramo pueden germinar semillas de vida. Esperar —en Adviento— significa encender una luz en medio de la noche, creer que el Reino de Dios se gesta también en los márgenes, en los rostros más débiles, en los olvidados.
Derechos humanos: una espiritualidad encarnada
Desde la fe los derechos humanos no son un añadido social o político: son fruto del Evangelio encarnado. Cuando creemos que toda persona —sin excepción— tiene dignidad sagrada, reconocemos en cada ser humano un prójimo querido por Dios, un hermano, una hermana. Defender sus derechos no es negociar normas abstractas: es cuidar de cuerpos, rostros, historias, esfuerzos, fatigas.
Por eso, cuando nos acercamos a los vulnerables —migrantes, pobres, marginados, explotados, rechazados, ancianos en soledad—lo hacemos como expresión de la más radical caridad (ágape), como reconocimiento de su dignidad sagrada y también como obediencia al mandato del Evangelio: buscar el bien común, defender la justicia, construir fraternidad.
El Jubileo: restauración de la justicia
La tradición bíblica del jubileo es un modelo de esperanza activa: perdón de deudas, restitución de tierras, reinserción de marginados, descanso para la tierra, reconciliación social. No es una mera celebración religiosa: es toda una reordenación de la vida comunitaria según el sueño de Dios, una restauración de la dignidad para quienes habían sido excluidos.
Celebrar este año un Jubileo de la Esperanza no puede ser solo ritual, sino impulso ético y social. Es una llamada a revisar estructuras injustas: económicas, migratorias, laborales, ecológicas, culturales. A repensar nuestros estilos de consumo, nuestras prioridades comunitarias, nuestras políticas de solidaridad y acompañamiento. Restaurar la justicia no es una quimera: es exigencia del Evangelio y compromiso de esperanza.
Fe y compromiso: el magisterio actual de la Iglesia
En este horizonte, la exhortación «Dilexi te» del papa León XIV aporta una brújula clarísima para nuestra reflexión. El documento vuelve a poner en el centro de la misión de la Iglesia a los pobres y desfavorecidos. En sus propias palabras, los pobres —explica el Sumo Pontífice— no son meras categorías sociológicas ni “objetos” de beneficencia: son sujetos, personas con dignidad propia, con cultura, historia, voz y futuro. Además, subraya que “una atención puesta en el otro es el inicio de una verdadera preocupación por su persona; valorar al pobre en su bondad propia, con su cultura, con su modo de vivir la fe” (DT 101). Salir al encuentro del pobre es parte esencial del amor cristiano. Y añade: “cuando la Iglesia se inclina hasta el suelo para cuidar de los pobres, asume su postura más elevada” (DT 79). Por tanto, no se degrada, se dignifica. Este magisterio vuelve a recordarnos que creer en la dignidad humana no puede ser algo de segunda categoría. No es algo opcional. No es un añadido. Es una señal de identidad de la fe cristiana. Defender los derechos humanos es parte esencial de la misión cristiana, no una extra.
Hacer lugar: tarea concreta hoy
Celebrar los derechos humanos no puede quedarse meramente en declaraciones bonitas, en eslóganes llamativos. Debe traducirse en gestos cotidianos, estructuras adecuadas, voluntad política, comunidades que los defiendan. Al respecto, en este tiempo santo de Adviento, esta jornada internacional puede ser una clara invitación para abrir espacios de hospitalidad —para migrantes, refugiados, desplazados: casas, acogida, redes de solidaridad, fraternidad auténtica; garantizar que los pobres accedan a educación, salud, trabajo digno, participación social, oportunidades reales: romper ciclos de exclusión; cuidar de los postergados —ancianos, desempleados, enfermos, personas marginadas— con dignidad, respetando su valor sagrado; denunciar sistemas injustos que mercantilizan la vida, explotan la pobreza, ignoran al prójimo, y abogar por estructuras que respeten la dignidad humana; hacer de la comunidad cristiana un cuerpo entrañable, acompasado con el sufrimiento y la esperanza de los más débiles. Como dice el Obispo de Roma en “Dilexi te”, nuestra atención al pobre —nuestro amor concreto— no es una obra secundaria o epidérmica, sino señal de una Iglesia fiel al Corazón de Cristo.
Una invitación al compromiso esperanzado
Este 10 de diciembre —Día Internacional de los Derechos Humanos—, alentados por la conjunción del Adviento y el Jubileo de la Esperanza, estamos llamados a una doble fidelidad: a Dios que viene y a la humanidad que sufre. No podemos separar Uno de la otra. No hay verdadero Adviento si no hay compromiso con la dignidad humana. No hay auténtica defensa de los derechos fundamentales del ser humano si no se alimenta de una esperanza más grande que nuestras propias fuerzas.
Frente al desaliento, sostengamos una esperanza lúcida. Frente a la indiferencia, cultivemos una compasión activa. Frente al repliegue, abracemos una fe activa por la caridad. La esperanza cristiana no se satisface con mirar al cielo: se compromete con la tierra, con la historia, con los rostros que necesitan justicia, protección, dignidad.
Defender los derechos humanos es elegir, una y otra vez, el lado de la vida. Es afirmar que el Reino de Dios ya está entre nosotros —aunque sea en germen— cuando una persona excluida recupera su dignidad, cuando una comunidad se abre a la solidaridad, cuando un sistema empieza a priorizar al ser humano antes que el lucro. Es confiar en que lo imposible de hoy puede ser el pan cotidiano de mañana.
Así pues: que nuestra celebración del 10-D no sea solo conmemoración, sino renovación del compromiso. Que no sea solo memoria del pasado, sino acicate para el futuro. Que no sea solo denuncia, sino también anuncio. Que no sea solo un acto simbólico, sino una decisión concreta de amor.
Que sepamos esperar como se espera en Adviento: velando, preparando el camino, acogiendo en el corazón la Palabra que nos empuja a levantar del polvo al desvalido, a hacerle lugar para que no quede preterido. Porque Aquel que viene —Aquel que ama— se deja encontrar donde un derecho es reconocido, una vida es defendida, una dignidad restablecida.
Fernando Chica Arellano Observador Permanente de la Santa Sede ante la FAO, el FIDA y el PMA
Cáritas Córdoba cifra en más de 250.000 euros su inversión para paliar las necesidades de 1 de cada 4 familias en exclusión
Cáritas Diocesana de Córdoba presentó su campaña de Navidad que tiene como lema “Hagamos que tener una vida digna deje de ser cuestión de suerte” con la que pretender crear conciencia en la sociedad para que entre todos construyamos un mundo mejor donde la dignidad sea una realidad para todos y no un privilegio de unos pocos.
Los donativos que se recauden en esta campaña de Navidad se destinarán íntegramente al proyecto de Atención Primaria para sufragar necesidades básicas a las familias en situación de vulnerabilidad: apoyo en alimentación, suministros, vivienda y acompañamiento social a hogares que atraviesan dificultades económicas. El presupuesto estimado para el año 2026 asciende a 247.000 € que esperamos conseguir gracias a la solidaridad de los cordobeses.
El secretario general de Cáritas Diocesana de Córdoba, Jesús Jurado señaló que “aunque la sensibilización es clave para nosotros, esta Navidad también tenemos que poner el foco en la captación de fondos para sostener la acción social de Cáritas Diocesana”, especialmente en un contexto marcado por “la emergencia social de la vivienda, que afecta a uno de cada cuatro hogares; la precariedad laboral, que convierte el empleo en un refugio cada vez menos seguro y las dificultades de las personas migrantes, esenciales para el presente y futuro demográfico y social, pero aún con enormes barreras para una inclusión plena”.
Miles de familias acompañadas por Cáritas Diocesana de Córdoba viven estas realidades con dureza, sufriendo soledad, inestabilidad residencial, inseguridad económica y falta de oportunidades. “Tener una vida digna no puede depender del azar o del lugar de nacimiento” añadió Jurado.
Una de cada cuatro familia en riesgo de exclusión social
En cuanto a las cifras, que no son definitivas hasta que la entidad de la Iglesia presente su memoria de actividades para el Corpus, el secretario general de Cáritas en Córdoba destacó que “748 personas han sido acogidas por el servicio de empleo y orientación laboral, de las cuales 160 han conseguido un puesto de trabajo, 25 de ellas en nuestra empresa de inserción, Solemccor; 91 personas han sido acompañadas por los diferentes recursos del programa de mayores: Residencia Hogar San Pablo y Tejiendo redes; 606 personas han pasado en lo que llevamos de año por algunos de los recursos del programa de personas en situación de sin hogar en su mayoría son nacionales”, sin olvidarnos que “por el programa de exclusión residencial: vivienda han pasado en lo que va de año 77 personas (personas que se han alojado en viviendas propias de Cáritas), y 58 personas han sido acompañadas en los pisos de Vimpyca y de las 1500 atenciones realizadas en el proyecto necesidades básicas y atención primaria, sin contar las personas acompañadas por las Cáritas Parroquiales”.
Monseñor Jesús Fernández: “Constituir hogares donde la gente se sienta acogida”
Monseñor don Jesús Fernández, obispo de Córdoba, tuvo palabras de agradecimiento a los medios de comunicación “porque son el altavoz que nos hace falta para dar a conocer esta campaña de Navidad”, para asegurar que “el IX Informe Foessa habla de más de 4 millones de personas en grave riesgo de exclusión social y no se nos pasa por la imaginación que a todos ellos les pudiera tocar la lotería” y resaltó que “la vida humana es muy valiosa como para dejarlo en manos de la suerte o del azar, sobre todo porque Dios nos ha dado capacidad para intervenir, por eso creemos que la dignidad humana no debe quedar en manos de la suerte”.
“Mientras haya personas hay esperanza” puntualizó el obispo de Córdoba, quien puso como ejemplo las palabras de Luisa Bustos, voluntaria de Cáritas Diocesana de Córdoba y ha destacado que “mientras haya personas como ella que de forma generosa y con espíritu de servicio se dedican a ayudar a aquellas personas a las que no les acompaña la suerte, ni las medidas estructurales para evitar esas situaciones, habrá esperanza”, al tiempo que ha agradecido “a los 1500 voluntarios de Cáritas su labor”.
Monseñor Jesús Fernández comentó que la situación actual plantea varios retos importantes como “la situación de la vivienda, 447 personas sin hogar censadas en nuestra Diócesis”, para recordar que “este año jubilar de la Esperanza irá destinado a ampliar nuestra casa de Acogida ‘Madre del Redentor”, tampoco quiso pasar por alto otros retos como “la precariedad laboral, hoy en día tener trabajo no es garantía para tener una vida holgada”, sin querer olvidarse de un tercer reto “constituir hogares donde la gente se sienta acogida y el lugar donde nos encontramos es un ejemplo”. Por último, resaltó que “son retos que nos afectan a todos y que realmente esperamos poder responder adecuadamente gracias a la ayuda de los fieles católicos y de las personas de buena voluntad”.
Voluntariado imprescindible
Para la entidad caritativa y social de la Iglesia, los voluntarios son imprescindibles, ellos son los brazos del Señor que llevan esperanza a las personas que más lo necesitan. Ese es el caso de Luisa Bustos, voluntaria de la Residencia Hogar San Pablo, el centro para mayores en situación de exclusión social que tiene Cáritas en Córdoba, quien ha asegurado que “este lugar que para muchos es la última puerta a la que llaman, para mí se ha convertido en una escuela de humanidad”.
“Cuando llegué como voluntaria, por mediación de D. Antonio Reyes, que me pidió que creara un grupo de voluntarias, mi primer pensamiento fue, que venía a dar y me encontré recibiendo muchísimo más de lo que imaginé” ha resaltado Luisa, quien ha puesto en valor que “aquí descubres, que un gesto sencillo una escucha un café compartido, una palabra de ánimo puede iluminar un día entero para alguien que lo está pasando mal”, para continuar afirmando que “ser voluntaria me ha enseñado que no se necesita ser héroe para cambiar una vida. Basta con estar, con acompañar, escuchar y con mirar a los ojos, cuando uno mira con los ojos De Dios, es totalmente diferente”.
“Ojos que ven, corazón que se conmueve y voluntad que actúa” ha sentenciado la voluntaria de Cáritas Diocesana de Córdoba, para afirmar que “el voluntariado no es tiempo que se pierde, es tiempo que se multiplica”.
Por último, Luisa ha recordado que “todos podemos ser instrumentos de esperanza para muchas personas. Este lugar, como muchos otros, necesita manos, pero sobre todo necesita corazones, generosos dispuestos a dar un ratito de su tiempo”.
Actividades Navidad 2025
Son varias las actividades programadas para esta campaña, entre ellos un Belén viviente a cargo de los residentes de la Residencia “Hogar San Pablo” en el que recrean el nacimiento de Jesús, y que será visitado por colegios, y un camino de oración por diferentes Iglesias del centro de Córdoba el 18 de diciembre por la tarde, “con el que se pretende concienciar a la sociedad de la realidad de las personas en situación de sin hogar, así como poner en valor sus sueños: el acceso a una vivienda digna y un empleo” tal y como ha explicado el delegado diocesano de Cáritas, Antonio Reyes, quien ha recordado que el “próximo 21 de diciembre todas las colectas en las parroquias de la Diócesis irán destinadas a la Casa de Acogida ‘Madre del Redentor’ donde hay previsto llevar a cabo una ampliación para atender la demanda por el elevado número de personas en situación de sin hogar que hay en Córdoba, y para darle más dignidad a este recurso habitacional”. El Belén viviente ha sido bendecido esta mañana por el Obispo de Córdoba.
Reyes informó de otras dos actividades de captación de fondos: La primera de ellas comienza hoy mismo, 10 de diciembre. Se trata de una acción digital en la web (https://caritascordoba.es/): Tu corazón para tener una vida digna. “Con esta acción te invitamos a vivir este tiempo santo con un gesto sencillo, pero lleno de Evangelio: Dona y coloca un corazón en el árbol solidario de nuestra web, ayuda a que una familia recupere luz, calor y esperanza y, además y comparte esta campaña para que otros también puedan sumar su corazón” ha explicado el delegado diocesano de Cáritas en Córdoba.
“Para nosotros cada donativo es una oración hecha acción y cada corazón encendido en nuestro árbol de Navidad es un recordatorio de que el amor de Dios sigue actuando a través de nosotros” ha puntualizado Antonio Reyes, para animar a los cordobeses a que “sean el corazón que permita a otros transformar su vida. Ayúdanos a iluminar muchos árboles… y muchas historias”.
Pero esta no será la única actividad, Cáritas Diocesana de Córdoba también pondrá su árbol de Navidad solidario en el Bulevar del Gran Capitán (al lado de la estatua de Antonio Gala) el próximo 19 de diciembre de 17:00 a 20:00. Cada persona que realice un donativo podrá colgar un corazón de fieltro en el árbol, simbolizando su colaboración con las familias en situación de vulnerabilidad atendidas por Cáritas Diocesana de Córdoba.
“Ver ese árbol cubrirse de rojo corazón a corazón nos recordará que la solidaridad no es de unos pocos: es una construcción comunitaria. Nuestro árbol de Navidad solidario cubierto de corazones rojos será un signo de una Córdoba unida, de la Iglesia que acompaña, y de muchos cristianos aportando su pequeño “sí”, para que la dignidad deje de ser una cuestión de suerte” ha manifestado el delegado diocesano de Cáritas.
El pasado sábado 6 de diciembre, el Movimiento Familiar Cristiano de la Diócesis de Cádiz y Ceuta celebró su tradicional Retiro de Adviento en la Capilla del Seminario Diocesano. Este encuentro, destinado a preparar a los miembros del movimiento para la llegada de la Navidad, contó con la participación de más de veinte personas provenientes de las localidades de Vejer de la Frontera y Cádiz.
La jornada comenzó con el rezo de Laudes, en un ambiente de recogimiento, que marcó el inicio de un día de reflexión y oración. Posteriormente, el Consiliario Diocesano, P. Antonio Jesús López, ofreció una profunda enseñanza sobre el significado del Adviento. En su intervención, el sacerdote destacó que este tiempo litúrgico es una oportunidad para «despertar la esperanza» y para realizar un «camino real de escucha y conversión». Asimismo, invitó a los participantes a reflexionar sobre su situación personal y a buscar los medios para acercarse al Señor, quien se acerca en la Navidad.
El consiliario subrayó la importancia de este tiempo de espera no solo para la conversión individual, sino también para fortalecer los lazos familiares, fomentando «la unidad y el mutuo amor dentro de la familia», que se convierte en el primer escenario donde los miembros del Movimiento Familiar Cristiano deben vivir los valores de la fe. «Buscar lo que podemos dar hoy a Dios», en lugar de centrarse únicamente en lo que podemos recibir.
Tras la reflexión, los asistentes tuvieron la oportunidad de experimentar un momento de oración personal y colectiva, seguido de la bendición con el Santísimo Sacramento. Este acto de adoración preparó los corazones para la celebración de la Eucaristía, que se vivió en un clima de recogimiento, paz y compromiso con la misión cristiana.
La jornada concluyó con un almuerzo compartido, donde los participantes pudieron disfrutar de un rato de convivencia y fraternidad. Durante este tiempo, los miembros del Movimiento Familiar Cristiano intercambiaron buenos deseos para la Navidad, reafirmando su compromiso de vivir la venida del Señor con alegría y esperanza.