Andrés Eduardo García Infante, profesor de los Centros Teológicos de la diócesis de Málaga, responderá a esta pregunta y otras muchas en la presentación de su libro «Heridas de Cristo, heridas del mundo. Una aproximación esperanzada al misterio del sufrimiento».
Organizada por la editorial PPC y el Centro Superior de Estudios Teológicos San Pablo, tendrá lugar el jueves 31 de octubre, a las 19.30 horas, en el salón de actos del CESET, en calle Abadía de Santa Ana, 4, en Málaga.
En el acto intervendrán el director del CESET, Pedro Leiva, quien presentará al autor de la obra, y el mismo autor, Andrés, que profundizará en ella. Tras la presentación, el autor firmara los ejemplares a los participantes, quienes podrán obtenerlos en el propio acto.
En palabras del autor, en este nuevo libro titulado “Heridas de Cristo, Heridas del Mundo”, «he tratado de aproximarme al sufrimiento que, si bien es cierto que en el libro aparecen elementos de Teología académica, me he decantado por una aproximación más bien existencial, teniendo presente que el sufrimiento no deja de ser un misterio ante el cual sólo cabe descalzarse. Siendo plenamente consciente de que estamos pisando tierra sagrada, he tratado de dar la única palabra de consuelo y fortaleza que puedo dar, que es Jesucristo. Por ello he decidido dividir el libro en dos partes y comenzar, precisamente, por las heridas de Cristo porque, a mi juicio, es a través del Verbo Encarnado, como nosotros podemos iluminar la realidad tan tenebrosas como puede llegar a ser el sufrimiento. Por eso, desde el Verbo Encarnado y sufriente, he intentado establecer un paralelismo entre los sufrimientos de Cristo y los de cualquiera de nosotros porque, al final, Él ha asumido y redimido el propio sufrimiento».
«En la primera parte del libro, los lectores encontrarán cuatro capítulos en los que hablo sobre la Encarnación como punto de partida; sobre la Pasión en sí misma, como la locura de un Dios enamorado; y por último el sentido teológico de la muerte de Jesús; con el objetivo de corregir algunas desviaciones que han desfigurado de manera grotesca el rostro de Dios y que poco tienen que ver con el Dios vivo y verdadero que se ha revelado en Jesús de Nazaret», explica el autor.
«En la segunda parte del libro abordo las heridas del mundo y está dividida en otros cuatro capítulos, en los que abordo cuestiones como las noches oscuras y el silencio de Dios; la espiritualidad de la consolación; la gloria de la cruz en el sentido de cómo la entiende la fe cristiana, el sufrimiento y el ofrecer los sufrimientos que no tienen nada que ver con una imagen terrible de Dios; y, por último, la obra salvífica de Cristo que continúa a través de la Iglesia siguiendo un poco el paradigma de la parábola del buen samaritano», añade.
«Soy plenamente consciente de que el misterio del sufrimiento se excede con muchas capacidades humanas y no pretendo aquí dar una respuesta cerrada, ni tengo una fórmula mágica para aliviar el sufrimiento, pero sí que creo que la fe cristiana puede despojar al sufrimiento de su potencia más tenebrosa, que es el sinsentido. Por eso me gustaría que los lectores me permitieran ser compañeros de camino en esta travesía tan humana, sobre todo, teniendo fijos los ojos en Jesús y ofreciendo lo propio del cristianismo, que no es una especie de optimismo ridículo, sino un realismo esperanzado», concluye.