La Parroquia San Isidro Labrador acogió la mañana de este sábado la Eucaristía de clausura de la visita pastoral al arciprestazgo La Corza – Pino Montano. La misa fue presidida por el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses y concelebrada por los párrocos de Jesús de Nazaret y Ntra. Sra. de Consolación, Resurrección del Señor, Ntra. Sra. del Reposo, Ntra. Sra. de las Veredas, San Francisco de Asís, San Isidro Labrador, San José Obrero y San Francisco de Paula, Santa María de la Cabeza y Santa María del Pueblo de Dios.
A la celebración eucarística asistieron fieles de todas las parroquias que conforman este arciprestazgo de la Vicaría Sevilla II. Durante su homilía, el arzobispo hispalense animó a la feligresía a “ser sal, luz y fermento desde la pequeñez y humildad en esta Sevilla nuestra, dentro de nuestras comunidades parroquiales”.
En esta línea dijo que “Dios no nos llama a ser cristianos mediocres que se instalan en la rutina, al contrario, Él nos ha elegido para que seamos santos e irreprochables ante Él por el amor”. Añadió que la santidad “se alcanza desde las cosas aparentemente más simples y sencillas, pero siempre llenando de amor nuestra vida, nuestra mirada, en el hacer y el hablar a los demás, perdonando las ofensas, ese es el camino de la madurez cristiana y la santidad”.
Alertó a los presentes “a no caer en la desesperanza pese a las circunstancias adversas”. Sobre el Jubileo ‘Peregrinos de Esperanza’, monseñor Saiz animó a “no perder nunca la esperanza que se alimenta del encuentro con el Señor y con los hermanos, en la Eucaristía y en la oración, también en la atención a los más pequeños y necesitados”.
Sentido de pertenencia a la Iglesia diocesana
Sobre la clausura de las visitas pastorales que inició monseñor Teodoro León, obispo auxiliar de Sevilla, el pasado mes de septiembre, recordó que duramte estos meses “se han vivido días de encuentro con las comunidades parroquiales”. Valoró “muy positivamente las visitas pastorales en el sentido que ayudan a dinamizar espiritual y pastoralmente la vida de la Iglesia y a fortalecer el sentido de pertenencia a la Iglesia diocesana, una gran familia en la que todos somos importantes y aportamos en la medida que vivimos la fe, la esperanza y la caridad”. A lo largo de su alocución, pidió “superar siempre la tentación del individualismo que también nos acecha, personal y comunitariamente, sin caer en el desánimo ni en el pesimismo, trabajando en comunión y unidos”.
Don José Ángel alentó a las comunidades parroquiales “a mantenerse siempre muy unida a sus sacerdotes y a colaborar en los proyectos e iniciativas pastorales en comunión y coordinación con la Iglesia diocesana”.
Al término de su homilía pidió a Dios por los frutos espirituales de la visita pastoral “para que todos los fieles se sientan confirmados en su fe y alentados en el testimonio cristiano, especialmente en tiempos de relativismo, desvinculación y relativismo, pidiendo siempre la gracia de la conversión y el impulso misionero que nos lleve a experimentar un cambio serio en nuestra vida personal, siempre con la gracia de Dios”.
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