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La actualidad diocesana en el informativo “Iglesia Noticia” del 12 de mayo

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Programa emitido en COPE Granada y COPE Motril, el 12 de mayo de 2024.

En su recorrido de actualidad, el informativo diocesano “Iglesia Noticia” del 12 de mayo de 2024, emitido en COPE Granada y COPE Motril, dedica el espacio a las carretas de la Hermandad del Rocío que ya se encuentran de camino hacia la Aldea, en Almonte, para participar este fin de semana en la celebración de la fiesta de Pentecostés, en torno a la Virgen.

También conocemos la congregación Compañía de María, que el 15 de mayo celebra el 75 aniversario de la canonización de su fundadora, santa Juan de Lestonac.

Junto al magazine de los viernes “El Espejo en Mediodía COPE”, el informativo “Iglesia Noticia”, ambos dirigidos y presentados por Paqui Pallarés, forman parte de la programación socio-religiosa en COPE, realizada desde el Secretariado de Medios de Comunicación Social del Arzobispado de Granada.

 


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Encuentro interdiocesano de Cursillos de Cristiandad en Córdoba

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Encuentro interdiocesano de Cursillos de Cristiandad en Córdoba

El MCC continúa conmemorando por toda España el 75 aniversario de la peregrinación de jóvenes a Santiago de Compostela, acontecimiento que dio origen a los cursillos de cristiandad

La Casa de San Pablo de Córdoba ha reunido a cursillistas de Málaga y de Jaén y a miembros de miembros de la Escuela cordobesa para recoger la Cruz de Cursillos de Cristiandad, la copia de la Bula papal que reconoce los cursillos como Movimiento eclesial dentro de la Iglesia Católica y un icono de San Pablo.

El acto se inició con un rato de convivencia para acoger a los recién llegados de las diócesis hermanas, una peregrinación por los exteriores de la casa de San Pablo, y prosiguió con una oración ante el Santísimo, ponencias, testimonios, y tras el almuerzo, tuvimos una Eucaristía.

En esta jornada festiva se les invitó a seguir los pasos de la Virgen María que respondió “sí”, con su “Hágase” y nos dijo: “Haced lo que Él os diga” y, a pedir su intercesión, para que “tengamos siempre presente a su Hijo Jesús y nos alcance la gracia, de anunciarlo vivo y resucitado”, afirma el MCCC en un comunicado.

En el turno de ponencias, Raúl González recordó que la peregrinación a la tumba del apóstol Santiago, tenía por lema “¡A Santiago Santos!”, para que los jóvenes hiciesen de sus vidas un camino de santidad y de “de este objetivo, se desarrolló una nueva propuesta evangelizadora, de manera que cualquier persona, pudiera conocer y vivir lo esencial cristiano y eso cambió la vida a muchos de aquellos jóvenes y también”, afirmó.

Por su parte Manuel Hinojosa, Asesor del secretariado del Movimiento de Cursillos de  Cristiandad, presentó su visión del pasado, presente y futuro del MCC en España y en el mundo y se mostró agradecido por haber sido testigo privilegiado de “cómo el Espíritu Santo ha conducido al Movimiento de Cursillos”.

Los testimonios de Aurora, Martín, Alba y Juan, destacaron que después de recibir sus cursillos, descubrieron el valor de la oración y la comunidad, regalos que les han dado fuerzas para perseverar y crecer en su fe y sobre todo percibieron el don de la paz, que les ha capacitado para permanecer en el amor del Señor y hacer el bien allí dónde y cómo Él dispone. La celebración de la Eucaristía presidida por Manuel Sánchez y concelebrada por Tomás Palomares puso el broche de oro a este encuentro interdiocesano del movimiento Cursillos de Cristiandad.



 

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La Casa de Espiritualidad de Ntra. Sra. de la Cinta acogerá el próximo Cursillo de Cristiandad

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La Casa de Espiritualidad de Ntra. Sra. de la Cinta acogerá el próximo Cursillo de Cristiandad

El Secretariado Diocesano de Cursillos de Cristiandad de Huelva ha anunciado la celebración de un cursillo que tendrá lugar en la Diócesis de Huelva del 7 al 9 de junio de 2024. Este evento espiritual se llevará a cabo en la Casa de Espiritualidad de Nuestra Señora de la Cinta, situada en la capital onubense.

El cursillo es una oportunidad para que los fieles profundicen en su fe y experimenten un renovado encuentro personal con Cristo. Los organizadores del evento están conscientes del impacto transformador que puede tener la oración y la comunión de los santos en la vida de los participantes.

La Casa de Espiritualidad de Nuestra Señora de la Cinta ofrece un entorno propicio para la reflexión y la oración, y se espera que sea el lugar perfecto para acoger a los asistentes en su búsqueda espiritual.

Para más información e inscripciones, los interesados pueden contactar al Secretariado Diocesano de Cursillos de Cristiandad de Huelva.

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Anselmo Domínguez: «La partitura del himno para la coronación de la Virgen de la Victoria se puso a la venta, un año antes, para que el pueblo lo aprendiera»

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Encarni Llamas Fortes

Encarni Llamas Fortes es madre de tres hijos. Periodista que desarrolla su labor profesional en la Delegación de Medios de Comunicación de la Diócesis de Málaga. Bachiller en Ciencias Religiosas por el ISCR San Pablo.

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Dos sacerdotes malagueños, en el Curso de Actualización Sacerdotal en Roma

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Se trata de un espacio de formación permanente que organiza el Pontificio Colegio Español de Roma. Desde el 9 de abril y durante tres semanas, veinticinco sacerdotes procedentes de diecisiete diócesis españolas, entre ellos dos malagueños, han participado en el XXXIV Curso de Actualización Sacerdotal, un curso para actualizarse teológicamente y descansar, de modo que puedan regresar a su actividad pastoral con renovado entusiasmo.

De Málaga han acudido Antonio Eloy Madueño, director del Departamento para la Causa de los Santos, arcipreste de San Patricio y párroco de María Madre de Dios y Francisco Baquero, párroco de San Pedro Apóstol y Santiago, en Antequera. El grupo de sacerdotes era muy variado y varios de ellos celebran este año sus bodas de plata sacerdotales, como Madueño, que lo hace el 18 de septiembre. Para él, este curso ha sido un «redescubrir y darle importancia a la formación permanente, que forma parte de nuestra vida sacerdotal, para, desde ahí, ir haciendo un recorrido desde la Palabra de Dios, especialmente sobre la Eclesiología del Vaticano II, sin la cual no se puede entender este proceso de sinodalidad en que estamos inmersos; la Teología Espiritual, que imparte Alfonso Crespo; y ahondar en temas como la relación de la Iglesia con el Islam, tan necesario hoy, o la Cristología o la Moral. También el tema de la protección ante los abusos, la afectividad en nuestra vida sacerdotal… Un elenco muy amplio, pero que responde a nuestra vida. La formación permanente forma parte de nuestra vida sacerdotal y es necesaria, primero, como discípulos y luego, para avanzar en la misión para ser misioneros del Buen Pastor».

Francisco Baquero, por su parte, lleva 26 años ordenado. Para él, «Hemos podido repasar y actualizar la formación que tenemos, desde la Moral a la Espiritualidad, la Pastoral… Y se nos ha insistido en la necesidad de que esa formación sea continua, y que vaya acompañada de un plan de vida del sacerdote. A cualquier sacerdote que haya hecho ya las bodas de plata, con más de 20 años de sacerdocio, se lo recomiendo. Que se lo plantee al Obispo o al delegado para el Clero. Creo que es una experiencia que todos los sacerdotes deberían tener».

El rector del Colegio Español, Carlos Comendador, explica que «este curso ofrece un programa de formación integral y se lleva a cabo en un ambiente de fraternidad sacerdotal junto con los sacerdotes que viven aquí durante el año académico». La dimensión académica se desarrolla a través de más de 50 horas lectivas para tratar cuestiones actuales de Sagrada Escritura, Teología, Espiritualidad, Derecho canónico…  Para ello se echa mano de profesores que enseñan en los diversos centros eclesiásticos de Roma, y entre los que se encuentra también el malagueño Alfonso Crespo. El curso cuida también la dimensión espiritual con el rezo conjunto de la liturgia de las horas, la concelebración de la Eucaristía y una mañana de retiro espiritual. Como explican desade el Colegio Español, «el primer encuentro de actualización tuvo lugar en 1988. Después de la beatificación de Manuel Domingo y Sol, fundador del Colegio español, se pensó en dar continuidad a esta celebración poniendo en marcha una oferta de formación para sacerdotes españoles. Con esta XXXIV edición han participado ya 1139 sacerdotes».

Madueño destaca especialmente la convivencia que este curso ofrece a los sacerdotes. «La dinámica que han llevado a cabo los Operarios Diocesanos, que son los encargados del Colegio Español en Roma, ha sido muy acertada porque ha permitido el conocimiento de la vida de los ministerios de cada uno de nosotros, lo que hizo estrechar los lazos, la fraternidad. Es una experiencia que recomiendo a todos mi compañeros».

Es también una de las cosas más valoradas por Francisco Baquero. «Éramos unos 80 curas conviviendo, porque a los del curso se unían, en el Colegio Español, los estudiantes que se encuentran allí ahora mismo». En cuanto a los efectos, Baquero valora mucho la oportunidad«de desconectar un poco, renovar en todos los aspectos: el intelectual, el espiritual y el pastoral. Y sobre todo, retomar ahora, al regreso, la pastoral otra forma diferente», cuenta.

El programa incluyó visitas especiales, como la realizada al Dicasterio para el Clero de la Santa Sede, a las Catacumbas de Priscilla, a las Basílica de San Pedro, a la ciudad de Asís, y la participación en la Audiencia General del 17 de abril, que los sacerdotes participantes en el curso pudieron vivir muy cerca del Papa, con quien luego departieron y se hicieron una fotografía.

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¿Y dejas, Pastor Santo, a tu grey?

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Han pasado cuarenta días justos y nos preparamos para celebrar la Ascensión del Señor a los cielos, ilustrado en esta ocasión por el magnífico lienzo que, sobre este pasaje, obra de Juan Niño de Guevara.

El afamado pintor Juan Niño de Guevara realizó esta obra hacia 1665 por encargo del prebendado Juan de Zamora. Fue donado para adornar uno de los altares de la capilla de Santa Bárbara, donde sigue. Un recinto que, antaño, contaba con capellanes propios cuya actividad y cultos celebraban casi de forma autónoma con respecto al Cabildo.

La pintura se ajusta a la simbología que los tratadistas recomendaban para plasmar el momento en el que Cristo sube al Padre en presencia de sus discípulos, tras prometerles el envío del Espíritu Santo (Lc 24, 50-55). De esta forma Jesús, equiparado como el nuevo Sansón que cargó con las puertas de la ciudad celeste figurada en la cruz, gravita en el espacio con los brazos extendidos recordando su crucifixión.

Con estas mismas pautas, viste un sudario en vez de la túnica de la que fue despojado en el Calvario. Los apócrifos cuentan que dejó caer esta prenda en cuanto quedó ocultado por la nube, algo que despertó en siglos pasados el interés de saber el paradero de semejante reliquia. Hasta las últimas reformas litúrgicas, se apagaba el cirio pascual en este día de la Ascensión, justamente al concluir la proclamación del Evangelio, para significar esa aparente ocultación de Cristo a los ojos visibles, aunque siempre presente en los sacramentos de la Iglesia y en los corazones de los creyentes.

Alberto Palomo

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Comentario en texto al Evangelio del sacerdote Fernando Eningo

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El profesor de los Centros Teológicos de Málaga y sacerdote Fernando Eningo Patabobe ayuda a profundizar en el Evangelio de este domingo, solemnidad de Pentecostés, (Juan 20, 19-23).

“Recibid el Espíritu Santo” fue la expresión que zarandeó y motivó a los apóstoles y con ellos, a la Iglesia. El Espíritu se convertirá en el gran protagonista en el camino que, a partir de ahora, van a hacer los discípulos de Jesús.

El Evangelio dice que los apóstoles estaban encerrados por miedo a los judíos. Es allí donde entra Jesús, rompiendo toda puerta o barrera que nos atrapa. Él es mucho más grande que todo lo que bloquea la misión del Evangelio. Rompe con el pecado que nos tiene atrapados y nos libera con su Espíritu.

El miedo no sólo era a los judíos. Ellos habían abandonado a Jesús, se habían olvidado de todo lo que les había anunciado. Si nos olvidamos de lo que somos para Jesús no somos libres, pero Jesús entra y no les reprocha nada, sino que les comunica su paz. Al resucitar podía haber ido a cualquier parte, pero decidió estar con los suyos. La paz de Jesús no es sólo un deseo sino una declaración de poder, destruye toda realidad de pecado que no da paz a sus amigos. En definitiva, la vida de los apóstoles está garantizada por la paz de Jesucristo.

¿Qué hacemos pues con la paz de Jesús? Nos invita a compartirla a su estilo. Ser enviados como el Enviado. Por eso, sopló sobre ellos el Espíritu Santo. Es obra de una recreación, igual que Dios sopló y dio vida en el primer hombre. Ahora, Jesús da una nueva vida a sus amigos y les invita a compartirla con toda la comunidad. ¡Feliz Pentecostés!

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¿Cómo se podrá obtener la gracia de la Indulgencia durante el Año Santo 2025?

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La Santa Sede establece las normas para la concesión de la indulgencia durante el Jubileo convocado por el papa Francisco. Los fieles podrán conseguir la Indulgencia Jubilar en las sagradas peregrinaciones, en las pías visitas a los lugares sagrados y en las obras de misericordia y de penitencia.

SOBRE LA CONCESIÓN DE LA INDULGENCIA

DURANTE EL JUBILEO ORDINARIO DEL AÑO 2025

CONVOCADO POR SU SANTIDAD EL PAPA FRANCISCO

“Ahora ha llegado el momento de un nuevo Jubileo, para abrir de par en par la Puerta Santa una vez más y ofrecer la experiencia viva del amor de Dios” (Spes non confundit, 6). En la bula de convocación del Jubileo Ordinario del 2025, el Santo Padre, en el momento histórico actual en el que “la humanidad, desmemoriada de los dramas del pasado, está sometida a una prueba nueva y difícil cuando ve a muchas poblaciones oprimidas por la brutalidad de la violencia” (Spes non confundit, 8), llama a todos los cristianos a hacerse peregrinos de esperanza. Esta es una virtud que hay que redescubrir en los signos de los tiempos, los cuales, encerrando “el anhelo del corazón humano, necesitado de la presencia salvífica de Dios, requieren ser transformados en signos de esperanza” (Spes non confundit, 7), que deberá provenir sobretodo de la gracia de Dios y de la plenitud de su misericordia.

Ya en la bula de convocación del Jubileo Extraordinario de la Misericordia del 2015, el Papa Francisco subrayó cuánto adquiría la Indulgencia en ese contexto “una relevancia particular” (Misericordiae Vultus, 22), pues la misericordia de Dios “se transforma en indulgencia del Padre que a través de la Esposa de Cristo alcanza al pecador perdonado y lo libera de todo residuo, consecuencia del pecado” (ibid.). Análogamente hoy el Santo Padre declara que el don de la Indulgencia “permite descubrir cuán ilimitada es la misericordia de Dios. No sin razón en la antigüedad el término «misericordia» era intercambiable con el de «indulgencia», precisamente porque pretende expresar la plenitud del perdón de Dios que no conoce límites” (Spes non confundit, 23). La Indulgencia es entonces, una gracia jubilar.

Por este motivo, también con ocasión del Jubileo Ordinario del 2025, por voluntad del Sumo Pontífice, este “Tribunal de Misericordia”, a quien corresponde disponer todo lo que concierne a la concesión y al uso de la Indulgencia, pretende motivar los ánimos de los fieles para desear y alimentar el pío deseo de obtener la Indulgencia como don de gracia, propio y peculiar de cada Año Santo y establece las siguientes prescripciones, para que los fieles puedan usufructuar de las “disposiciones para poder obtener y hacer efectiva la práctica de la indulgencia jubilar” (Spes non confundit, 23).

Durante el Jubileo Ordinario del 2025 permanece en vigor cualquier otra concesión de Indulgencia. Todos los fieles verdaderamente arrepentidos, excluyendo todo afecto al pecado (cfr. Enchiridion Indulgentiarum, IV ed., norm. 20, § 1) y movidos por espíritu de caridad y que, en el curso del Año Santo, purificados a través del sacramento de la penitencia y alimentados por la Santa Comunión, oren por las intenciones del Sumo Pontífice, podrán conseguir del tesoro de la Iglesia, plenísima Indulgencia, remisión y perdón de sus pecados, pudiéndose aplicar a las almas del Purgatorio en forma de sufragio:

I.- En las sagradas peregrinaciones

Los fieles, peregrinos de esperanza, podrán conseguir la Indulgencia Jubilar concedida por el Santo Padre si emprenderán una pía peregrinación:

hacia cualquier lugar sagrado jubilar: participando devotamente en la Santa Misa (siempre que lo permitan las normas litúrgicas se podrá utilizar especialmente la Misa propia por el Jubileo o bien, la Misa votiva: para la reconciliación, por el perdón de los pecados, para pedir la caridad y para fomentar la concordia); en una Misa ritual para conferir los sacramentos de iniciación cristiana o la Unción de los enfermos; en la celebración de la Palabra de Dios; en la Liturgia de las Horas (oficio de lecturas, laudes, vísperas); en el Via Crucis; en el Rosario mariano; en el himno del Akathistos; en una celebración penitencial, que concluya con las confesión individual de los penitentes, como está establecido en el rito de la Penitencia (forma II);

en Roma: en al menos una de las cuatro Basílicas Papales Mayores: de San Pedro en el Vaticano, del Santísimo Salvador en el Laterano, de Santa María la Mayor, de San Pablo Extramuros;

en Tierra Santa: en al menos una de las tres Basílicas: del Santo Sepulcro en Jerusalén, de la Natividad en Belén, de la Anunciación en Nazaret;

en otras circunscripciones eclesiásticas: en la iglesia catedral u otras iglesias y lugares sagrados designados por el Ordinario del lugar. Los Obispos tendrán en cuenta las necesidades de los fieles, así como la oportunidad misma para mantener intacto el significado de la peregrinación con toda su fuerza simbólica, capaz de manifestar la necesidad apremiante de conversión y de reconciliación;

II.- En las pías visitas a los lugares sagrados

También, los fieles podrán conseguir la Indulgencia jubilar si, individualmente o en grupo, visitarán devotamente cualquier lugar jubilar y ahí, durante un período de tiempo adecuado, realizarán adoración eucarística y meditación, concluyendo con el Padre Nuestro, la Profesión de Fe en cualquier forma legítima e invocaciones a María, Madre de Dios, para que en este Año Santo todos “puedan experimentar la cercanía de la más afectuosa de las madres que nunca abandona a sus hijos” (Spes non confundit, 24).

Con la especial ocasión del Año jubilar, se podrán visitar también, además de los insignes lugares de peregrinación anteriormente dichos, estos otros lugares sagrados con las mismas condiciones:

en Roma: la Basílica de la Santa Cruz en Jerusalén, la Basílica de San Lorenzo al Verano, la Basílica de San Sebastián (se recomienda vivamente la devota visita llamada “de las siete Iglesias”, tan querida por San Felipe Neri), el Santuario del Divino Amor, la Iglesia de Santo Spirito in Sassia, la Iglesia de San Pablo alle Tre Fontane, lugar del Martirio del Apóstol, las Catacumbas cristianas; las iglesias de los caminos jubilares dedicadas respectivamente al Iter Europaeum y las iglesias dedicadas a las Mujeres Patronas de Europa y Doctoras de la Iglesia (Basílica de Santa María sopra Minerva, Iglesia de Santa Brígida en Campo de’ Fiori, Iglesia de Santa María della Vittoria, Iglesia de Trinità dei Monti, Basílica de Santa Cecilia en Trastevere, Basílica de San Agustín en Campo Marzio);

en otros lugares del mundo: las dos Basílicas Papales menores de Asís: de San Francisco y de Santa María de los Ángeles; las Basílicas Pontificias de la Virgen de Loreto, de la Virgen de Pompeya, de San Antonio de Padua; cualquier Basílica menor, iglesia catedral, iglesia concatedral, santuario mariano, así como, para utilidad de los fieles, cualquier insigne iglesia colegiada o santuario designado por cada Obispo diocesano o eparquial, como también santuarios nacionales o internacionales, “lugares santos de acogida y espacios privilegiados para generar esperanza” (Spes non confundit, 24), indicados por las Conferencias Episcopales.

Los fieles verdaderamente arrepentidos que no podrán participar en las solemnes celebraciones, en las peregrinaciones y en las pías visitas por graves motivos (especialmente todas las monjas y los monjes de clausura, los ancianos, los enfermos, los reclusos, como también aquellos que, en hospitales o en otros lugares de cuidados, prestan servicio continuo a los enfermos), conseguirán la Indulgencia jubilar, con las mismas condiciones si, unidos en espíritu a los fieles en presencia, particularmente en los momentos en los cuales las palabras del Sumo Pontífice o de los Obispos diocesanos sean trasmitidas a través de los medios de comunicación, recitarán en la propia casa o ahí donde el impedimento les permita (p. ej. en la capilla del monasterio, del hospital, de la casa de cuidados, de la cárcel…) el Padre Nuestro, la Profesión de Fe en cualquier forma legítima y otras oraciones conforme a las finalidades del Año Santo, ofreciendo sus sufrimientos o dificultades de la propia vida;

III.- En las obras de misericordia y de penitencia

Además, los fieles podrán conseguir la Indulgencia jubilar si, con ánimo devoto, participarán en las Misiones populares, en ejercicios espirituales u otros encuentros de formación sobre los textos del Concilio Vaticano II y del Catecismo de la Iglesia Católica, que se realicen en una iglesia u otro lugar adecuado, según la intención del Santo Padre.

No obstante la norma según la cual se puede conseguir solo una Indulgencia plenaria al día (cfr. Enchiridion Indulgentiarum, IV ed., norm. 18, § 1), los fieles que habrán emitido el acto de caridad en favor de las almas del Purgatorio, si se acercan legítimamente al sacramento de la Comunión una segunda vez en el mismo día, podrán conseguir dos veces en el mismo día la Indulgencia plenaria, aplicable solo a los difuntos (se entiende al interno de una celebración Eucarística; cfr. can 917 y Pontificia Comisión para la interpretación auténtica del CIC, Responsa ad dubia, 1, 11 jul. 1984). A través de esta doble oblación, se realiza un laudable ejercicio de caridad sobrenatural, por el vínculo mediante el cual están unidos en el Cuerpo místico de Cristo los fieles que aun peregrinan en la tierra, junto con aquellos que ya han terminado su camino, pues “la indulgencia jubilar, en virtud de la oración, está destinada en particular a los que nos han precedido, para que obtengan plena misericordia” (Spes non confundit, 22).

Pero, de manera más peculiar, precisamente “en el Año jubilar estamos llamados a ser signos tangibles de esperanza para tantos hermanos y hermanas que viven en condiciones de penuria” (Spes non confundit, 10): por lo tanto, la Indulgencia está unida también a las obras de misericordia y de penitencia, con las cuales se testimonia la conversión emprendida. Los fieles, siguiendo el ejemplo y el mandato de Cristo, sean estimulados a realizar más frecuentemente obras de caridad o misericordia, principalmente al servicio de aquellos hermanos que se encuentran agobiados por diversas necesidades. Redescubran más precisamente “las obras de misericordia corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos” (Misericordiae vultus, 15) y redescubran asimismo “las obras de misericordia espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia las personas molestas, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos” (ibid.).

Del mismo modo, los fieles podrán conseguir la Indulgencia jubilar si se dirigirán a visitar por un tiempo adecuado a los hermanos que se encuentran en necesidad o en dificultad (enfermos, encarcelados, ancianos en soledad, personas con capacidades diferentes…), como realizando una peregrinación hacia Cristo presente en ellos (cfr. Mt 25, 34-36) y siguiendo las habituales condiciones espirituales, sacramentales y de oración. Los fieles, sin duda, podrán repetir tales visitas en el curso del Año Santo, obteniendo en cada una de ellas la Indulgencia plenaria, incluso cotidianamente.

La Indulgencia plenaria jubilar podrá ser conseguida también mediante iniciativas que ayuden en modo concreto y generoso al espíritu penitencial que es como el alma del Jubileo, redescubriendo en particular el valor penitencial del viernes: absteniéndose, en espíritu de penitencia, al menos durante un día de distracciones banales (reales y también virtuales, inducidas, por ejemplo, por los medios de comunicación y por las redes sociales) y de consumos superfluos (por ejemplo ayunando o practicando la abstinencia según las normas generales de la Iglesia y las especificaciones de los Obispos), así como otorgando una proporcionada suma de dinero a los pobres; sosteniendo obras de carácter religioso o social, especialmente en favor de la defensa y protección de la vida en cada etapa y de la calidad de la misma, de la infancia abandonada, de la juventud en dificultad, de los ancianos necesitados o solos, de los migrantes de diversos Países “que abandonan su tierra en busca de una vida mejor para ellos y sus familias” (Spes non confundit, 13); dedicando una adecuada parte del propio tiempo libre a actividades de voluntariado, que sean de interés para la comunidad u otras formas similares de compromiso personal.

Todos los Obispos diocesanos o eparquiales y aquellos que en el derecho son equiparables a ellos, en el día más oportuno de este tiempo jubilar, en ocasión de la principal celebración en la catedral y en cada una de las iglesias jubilares, podrán impartir la Bendición Papal con anexa Indulgencia plenaria, conseguible por todos los fieles que reciban tal Bendición con las habituales condiciones.

Para que sea pastoralmente facilitado el acceso al sacramento de la Penitencia y conseguir el perdón divino a través del poder de las Llaves, los Ordinarios locales están invitados a conceder a los canónigos y a los sacerdotes, que en las Catedrales y en las Iglesias designadas para el Año Santo podrán escuchar las confesiones de los fieles, las facultades limitadamente al foro interno, de las cuales, para los fieles de las Iglesias orientales, en el can. 728, § 2 del CCEO, y en el caso de una eventual reserva, aquellas para el can. 727, excluyendo, como es evidente, los casos considerados en el can. 728, § 1; mientras que, para los fieles de la Iglesia latina, las facultades referidas en el can. 508, § 1 del CIC.

En este sentido, esta Penitenciaría exhorta a todos los sacerdotes a ofrecer con generosa disponibilidad y dedicación de sí, la más amplia posibilidad a los fieles de aprovechar los medios de la salvación, asumiendo y publicando horarios para las confesiones, en acuerdo con los párrocos o rectores de las iglesias vecinas, encontrándose en el confesionario, programando celebraciones penitenciales con fechas fijas y frecuentes, ofreciendo también la más amplia disponibilidad de sacerdotes que, por alcanzar el límite de edad, no tienen encargos pastorales definidos. Además, según las posibilidades se recuerde, en conformidad con el Motu proprio Misericordia Dei, la oportunidad pastoral de escuchar las Confesiones también durante la celebración de la Santa Misa.

Para agilizar la tarea de los confesores, la Penitenciaría Apostólica, por mandato del Santo Padre, dispone que los sacerdotes que acompañarán o se unirán a peregrinaciones jubilares fuera de la propia Diócesis, puedan valerse de las mismas facultades de las cuales fueron provistos en la propia Diócesis por la legítima autoridad. Especiales facultades serán después conferidas por esta Penitenciaría Apostólica a los penitenciarios de las basílicas papales romanas, a los canónigos penitenciarios o a los penitenciarios diocesanos instituidos en cada circunscripción eclesiástica.

Los confesores, después de haber instruido a los fieles sobre la gravedad de los pecados a los cuales viene anexa una reserva o una censura, determinarán, con caridad pastoral, apropiadas penitencias sacramentales, tales que les conduzcan lo más posible a un arrepentimiento estable y, según la naturaleza de los casos, invitarán a la reparación de eventuales escándalos y daños.

Finalmente, la Penitenciaría invita vivamente a los Obispos, en cuanto detentores del triple munus de enseñar, de guiar y de santificar, a cuidar la exposición clara de las disposiciones y principios aquí propuestos para la santificación de los fieles, teniendo en cuenta de modo especial las circunstancias del lugar, de la cultura y de las tradiciones. Una catequesis adecuada a las características socio-culturales de cada pueblo, podrá proponer de manera eficaz el Evangelio y la totalidad del mensaje cristiano, radicando más profundamente en los corazones el deseo de este don único, obtenido en virtud de la mediación de la Iglesia.

El presente Decreto tiene validez durante todo el Jubileo Ordinario del 2025, independientemente de cualquier disposición en contrario.

Dado en Roma, en la sede de la Penitenciaría Apostólica, el 13 de mayo de 2024, Memoria de la Beata Virgen María de Fátima.

Angelo Card. De Donatis
Penitenciario Mayor

S.E. Mons. Krzysztof Nykiel
Regente

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Nos rezamos cantando, con Maite López

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26 MAYO. El Día de la HOAC mueve a todos cuidar el trabajo y la vida

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La Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) de Málaga celebra su día en el marco de la campaña “Cuidar el trabajo, cuidar la vida”, en la que han lanzado, como novedad, un podcast participativo

En esta ocasión, la celebración está prevista junto a la comunidad parroquial de Ntra. Sra. De los Ángeles, en la barriada de Miraflores de los Ángeles de la capital. La cita es el domingo 26 de mayo, con Eucaristía a las 11.00 horas,  actividades y talleres creativos «Cuidar el trabajo, cuidar la vida», para terminar con una paella y comida compartida a las 14.00 horas.

Escucha el podcast de «Cuidar el trabajo, cuidar la vida»:

Accede al cuadernillo elaborado para trabajar este tema.

Su presidente diocesano, Francisco Guzmán, habla en nombre de todos al invitar a toda la comunidad diocesana. «Queremos que el Día de la HOAC sea una ocasión para el encuentro, la celebración y la oración, pero también un impulso para hacerse cargo de la realidad de tantos hermanos y hermanas que sufren la falta de cuidado en el trabajo. Y es que, muy a menudo, el trabajo se entiende como mero instrumento de rentabilidad económica, orientado a la producción y el consumo ilimitados, con fatales consecuencias para la persona, la sociedad y la casa común. Sin embargo, desde la mirada del bien común, el trabajo se entiende de otra manera: es clave para que todas las personas, sin exclusión, puedan disponer de los bienes materiales, culturales y espirituales que les permitan vivir conforme a su dignidad, realizarse plenamente y contribuir al avance de la sociedad».

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