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Inauguración y bendición de la ermita de San Miguel de Geneto

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Este próximo viernes 28 de marzo, a las 18:00 h., tendrá lugar la inauguración y bendición de la ermita de San Miguel de Geneto, tras las obras de rehabilitación.

El administrador diocesano, Antonio Pérez, será el encargado de bendecir el templo. Asimismo, durante el acto intervendrán el presidente de Canarias, Fernando Clavijo; la directora insular del Cabildo de Tenerife, Isabel de Esteban; el alcalde de La Laguna, Luis Yeray Gutiérrez y el arquitecto encargado de las obras, Alejandro Beautell.

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Mons. Zornoza invita a toda la comunidad diocesana a sumarse, este viernes, a las 24 horas para el Señor

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La Iglesia en todo el mundo celebra, del viernes 28 al sábado 29 de marzo, la iniciativa «24 horas para el Señor», convocada por el Papa Francisco. Este evento, promovido por el Dicasterio para la Evangelización, tiene lugar en la víspera del IV Domingo de Cuaresma y lleva por lema «Tú eres mi esperanza» (Sal 71,5).

La propuesta, que invita a todas las diócesis del mundo a abrir las puertas de sus templos durante 24 horas, tiene como objetivo fomentar la oración y la reconciliación a través de un intensivo programa de confesiones. En España, muchas diócesis han decidido sumarse a esta convocatoria, designando diversas iglesias para que permanezcan abiertas sin interrupción, con sacerdotes disponibles para ofrecer el sacramento de la penitencia.

En nuestra diócesis, el obispo diocesano, Mons. Rafael Zornoza, ha animado a las comunidades a participar activamente en esta jornada de oración. El prelado ha resaltado la importancia de que cada parroquia se una a la iniciativa, adaptándola según sus necesidades y costumbres locales.

En la ciudad autónoma de Ceuta, la Vicaría General ha invitado a todos los fieles a participar en la Parroquia y Santuario de Santa María de África. La jornada comenzará a las 10.00 horas del viernes 28 de marzo y culminará el sábado 29 tras la Eucaristía de las 9.00 horas. Durante este tiempo, se dispondrá de un ambiente de oración y confesión, como parte de este encuentro espiritual que pretende fortalecer la esperanza en medio de la Cuaresma.

La iniciativa busca ser un espacio de encuentro personal con Dios, invitando a todos los cristianos a experimentar la misericordia divina y renovarse espiritualmente antes de la celebración del IV Domingo de Cuaresma.

SUBSIDIO LITÚRGICO-PASTORAL

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El Seminario Diocesano acoge una jornada más de la formación permanente del clero

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El Seminario Diocesano «San Juan de Ávila» ha acogido en la jornada de hoy la tercera jornada de formación donde se profundiza en el libro «Manual para párrocos. Derecho canónica y acción pastoral» de José San José Prisco.

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Tras casi llegar al ecuador del tiempo litúrgico de la Cuaresma, el clero diocesano sigue adelante con su formación permanente que ha tenido hoy su tercera cita en el Seminario Diocesano. 3 sesiones más se celebrarán durante este primer semestre del año llegando hasta el mes de junio, siendo el temario el libro de José San José Prisco «Manual para párrocos. Derecho canónico y acción pastoral».

El inicio de esta jornada ha tenido lugar en la Iglesia del Seminario Diocesano, donde los sacerdotes y diáconos permanentes han rezado la Hora Intermedia. Tras este momento y compartir un café, ha comenzado andar la sesión de formación que ha tenido como ponente al sacerdote diocesano D. Juan Azcárate.

Por último, tras finalizar la jornada todos los presentes han podido tener un momento de convivencia y fraternidad en el almuerzo. Cabe mencionar cuales serán las siguientes sesiones: 10 de abril, 15 de mayo y 12 de junio.

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“El futuro de la fe y de la humanidad pasa por vivir la fraternidad”

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“El futuro de la fe y de la humanidad pasa por vivir la fraternidad”

El Papa Francisco ha nombrado obispo de Córdoba a Monseñor Jesús Fernández González, hasta ahora obispo de Astorga y anteriormente obispo auxiliar de Santiago de Compostela. Su toma de posesión está prevista para el próximo 24 de mayo en la Catedral. Entonces será el encuentro con la Diócesis que le ha sido encomendada. En sus primeras palabras de saludo a la diócesis, Monseñor Jesús Fernández González se presenta con humildad y propone la corresponsabilidad de todos para ahondar en el camino sinodal de la Iglesia Universal. Don Jesús expresa en esta entrevista su proyecto pastoral y cómo vive la misión de ser pastor de la Iglesia cordobesa

-¿Cómo recibió usted la noticia, don Jesús?

Bueno, como suele ser habitual a través del Nuncio  Apostólico en España, ese momento monseñor Bernadito Auza. Mi reacción personal fue de sorpresa, porque realmente yo pensaba ya que mi ministerio en Astorga sería ya el definitivo, también de gratitud al Santo Padre, el Papa Francisco, de cuya mejoría me alegro, evidentemente, como todos los católicos. Gratitud a él por la confianza que ha puesto en mi persona y en mi ministerio. También fue una reacción agridulce, por una parte por tener  que dejar una tierra, una diócesis muy cerca de donde nací, exactamente a 53 kilómetros del pueblo donde nací, con gente que ya conocía de hacía mucho tiempo. Eso supone también una pequeña herida o desajuste interior. Pero también es verdad que he sentido la alegría de que se me encargue una diócesis de la que  siempre he oído hablar maravillas,  también de su obispo, Don Demetrio,  al que me une amistad.

Recuerdo una anécdota, cuando yo comencé en la Conferencia Episcopal Española en 2014 me dio un abrazo y  me llamó hermano y dije: «¡claro!, hermanos en el episcopado», pero es que nos  apellidamos igual: Fernández González.  He oído hablar de los sacerdotes magníficos de Córdoba, de la vida de muchos jóvenes, de las vocaciones y los muchos seminaristas.  En fin, una vitalidad muy grande de una diócesis que contrasta  con la que ahora mismo  pastoreo, rural y despoblada.

Usted llega de la España vaciada a la populosa Andalucía. ¿Cómo ha sido  su experiencia como Obispo de Astorga y antes de Santiago?  ¿Y qué conoce de nosotros?

Astorga es una diócesis despoblada  que abarca territorio  en la provincia de León, de Zamora y de Orense,  por lo tanto bastante dispersa también y con gente muy mayor.  El contraste poblacional es muy fuerte, desde luego.  Respecto a la experiencia previa como obispo, pues  he de decir que ha sido muy enriquecedora. He estado en la  diócesis de Santiago primero, después en Astorga.  En la primera de ellas, me correspondió aprender a ser Obispo porque  en los seminarios no nos enseñan a ejercer de obispos, como es lógico.  Así que en esa primera etapa me tocó  aprenderlo, cosa que hice al lado del arzobispo Julián Barrio y de sacerdotes, consagrados y laicos del archidiócesis  de Compostela.  En aquella iglesia particular mi estancia fue,  podríamos decir, como la luna de miel, es lo que decimos también cuando un sacerdote tiene las primeras parroquias. Con toda humildad también tengo que decir que trabajé  a gusto pero con intensidad.  En Astorga, mi trabajo ha sido también intenso, aunque muy familiar porque tenía ya un conocimiento previo de la realidad humana y pastoral y hemos desarrollado bastantes proyectos  con la ayuda del Señor.

Mi conocimiento de la Diócesis de Córdoba es más bien escaso. He estado en Córdoba hablando a miembros de la Cáritas Diocesana  que me enseñaron distintos centros y proyectos que me dejaron muy impresionado. En otra ocasión estuve hablando sobre un tema de Pastoral de la Salud y también he pasado por Córdoba hace un año. Las informaciones, las referencias que tengo de la diócesis son inmejorables.

Es usted el obispo responsable de Cáritas Española y en su lema episcopal está implícita su predilección por los pobres.  ¿Cuál es su trabajo en la Conferencia Episcopal en este sentido? 

Como discípulos del Señor Jesucristo, sabemos muy bien que los pobres eran sus preferidos y a ellos dedicaban  su vida,  entendida pobreza en todos los sentidos. Si eran sus amigos, yo también  quiero que sean los míos y los de todos  nuestros hermanos, entendiendo en sentido integral  que no solo se refiere  a la pobreza económica, sino también social, cultural y por supuesto religiosa, que como el Papa Francisco recuerda,  es la mayor pobreza, el olvido de Dios es la mayor pobreza.  Y respecto  al encargo que tengo en la Conferencia Episcopal Española  en este momento,  soy presidente de la Comisión  de Pastoral Social y Formación Humana, una comisión  muy amplia. Hay dos subcomisiones de acción caritativa social, donde están Cáritas, justicia y paz, ecología integral, pastoral penitenciario, pastoral de la salud, etcétera, y por otra parte, inmigraciones y movilidad humana.  Aparte de esa presidencia de la comisión,  soy responsable  de Caritas Española que está situada en la subcomisión de Acción Caritativa.

Testimonio, cercanía y transparencia son las palabras con las que usted  explica el camino sinodal en el que está inmersa la Iglesia Universal.  ¿Cómo percibe hoy esa necesidad de la Iglesia de caminar unidos?

El Sínodo reciente ha  intentado, y yo creo que conseguido, ahondar en lo que es la esencia de la Iglesia: Comunión para la misión, decía ya el Concilio. Efectivamente,  necesitamos una iglesia renovada y fiel a su esencia,  que en primer lugar, debe dar testimonio de comunión. El Señor decía: «amaos los unos a los otros, como yo os he amado». Y, por lo tanto,  también, oro por la unidad y la comunión.  Estamos en una sociedad muy polarizada y cuyo disenso está llegando incluso a la propia Iglesia. Hemos de reconocer que la división y el enfrentamiento en ella producen escándalo y neutraliza en cierto modo la mediación salvadora de la Iglesia, nuestra mediación salvadora. Por otra parte, la cercanía es otra nota de una Iglesia renovada que prolonga la encarnación de Jesucristo, que se hizo hombre precisamente para estar no sólo cerca, tocándonos, ser uno más de nosotros, tomando carne humana. Y finalmente, hablamos de la transparencia. En un mundo proclive a la apariencia y la mentira, porque efectivamente hay mucha pose y mucha hipocresía, por desgracia, nuestra iglesia, para ser creíble, necesita ser transparente. No tenemos nada que ocultar. En realidad, nuestra acción es siempre abierta a la verdad, a la belleza y al bien. Y no tenemos que ocultar lo que somos y lo que pretendemos.

Nuestra Iglesia afronta el problema vocacional. Viene usted de una Diócesis con pocos seminaristas. Aquí va a encontrar en torno a cincuenta ¿Cómo trabajará por la cultura vocacional?

Sí, la Iglesia  en todo el Occidente, toda Europa y en nuestra España, por supuesto también,  está sufriendo  una crisis vocacional importante. La Iglesia, por lo tanto, afronta un problema que es muy importante, es el problema  del ser cristiano. Si  observamos el número de seminaristas de Córdoba podríamos decir que esa crisis llega a otros y a nosotros no, pero yo creo que no podemos, permítaseme la expresión, dormirnos en los laureles, tenemos que seguir trabajando para fortalecer la conciencia de nuestros fieles.  En esa convicción de que nuestra vida, tanto natural  como de fe, como ministerial, es fruto de una llamada y se alimenta de una llamada. Una llamada que se actualiza en cada momento y nosotros hemos de tratar de escuchar porque es la que nos mantiene vivos, es la que nos hace levantarnos cada día y seguir la peregrinación, seguir el camino.  Por lo tanto, que resuene esa llamada en nuestra vida y por supuesto también que nos encuentre disponibles como María  cuando llegó el ángel y le propuso la misión de ser madre del Hijo de Dios. Estemos también disponibles de forma que  a esa llamada, en cada momento, digamos “hágase en mí tu palabra”. Solemos restringir el concepto vocación y situarlo solo en aquellas vocaciones de especial consagración. Todos los bautizados, por lo tanto también los laicos, son llamados, somos llamados.  De una forma especial, los laicos estamos llamados a transformar el mundo desde el Evangelio. Esa es su misión principal, transformar el mundo, sus estructuras e impregnarlas del Evangelio.  Pero también los laicos están llamados a colaborar en la edificación de una iglesia sinodal que camina unida, que es participativa, corresponsable y misionera, para llegar a los alejados, hasta los que no conocen al Señor.

Volviendo a la dimensión social de su episcopado, ¿qué puede hacer el pueblo cristiano para mitigar la pobreza, sobre todo entre los más pequeños, que es particularmente la que más a usted le duele?

Estamos, desde luego, ante un problema complejo porque hay muchos tipos de pobreza.  De forma clásica  entendemos por pobreza  la falta de recursos económicos.  Esa es la cara más visible, la de los  transeúntes que se sientan en la puerta de las iglesias.  Es sintomático, en otras puertas no se sientan, se sientan en la puerta de las iglesias.  Hay pobreza laboral,  bien lo sabemos.  El paro como está en nuestro país es pobreza social. Hay mucha gente  sola, sobre todo en este territorio.  Espero que en Córdoba,  en Andalucía, sea menor, pero desde luego aquí en nuestras tierras este es uno de los problemas más serios. Hay mucha gente  viviendo sola, gente mayor  en pueblos deshabitados donde no hay un bar y donde la iglesia se abre pocas veces porque ya no hay gente.  Hay pobreza cultural y como decía también pobreza religiosa.

Ante cualquiera de ellas, lo primero  yo creo que ha de ser la prevención. Todo mal  hay que intentar prevenirlo antes de que llegue.  Y también junto a la prevención desde luego, la solidaridad. Si hablamos en sentido económico,  laboral y social  entiendo que es muy importante el compromiso  de crear empleo porque el trabajo digno  es fundamental para el desarrollo de la persona, para su dignificación y por supuesto incluso para  la inclusión social, para que se sienta integrado  y no marginado.

En este sentido,   hay que hacer una llamada y al papel de los empresarios, de los políticos, de los sindicalistas, especialmente los cristianos, pero a todos ellos. Es fundamental desde luego su papel en   la lucha contra la pobreza y contra la prevención de la pobreza que significa puestos de trabajo y de un trabajo digno para que efectivamente también ese trabajo se desarrolle en condiciones de dignidad. Si hablamos del desarrollo personal, quiero acentuar la importancia de la educación, que tiene que ser no solo técnica, no solo de conocimientos, sino que también tiene que cultivar el corazón, los valores positivos, y uno de ellos ha de ser la valoración del propio trabajo. Nos encontramos también con frecuencia con personas que prefieren vivir de las subvenciones y que no se comprometen suficientemente con ese mundo del trabajo. Finalmente, para la promoción de la vida espiritual es fundamental la evangelización, en primer lugar, es decir, el anuncio de Jesucristo. Hay mucha gente que ya no le conoce, que no ha oído noticias del Señor, esa es una gran pobreza. A ellos les ayudaremos anunciándole a Jesús experiencias de primer anuncio, de consolidación de esa fe. Por supuesto, le ayudaremos a través de la oración, a través del compromiso cristiano, como voluntario en la comunidad.

Y también, hay que hablar de la inserción comunitaria. Cuando somos capaces de crear, de hacer viva a una comunidad,  estamos tendiendo redes que colaboran en la prevención y en la respuesta a la pobreza que en tantos frentes nos tiene sumidos.

Usted aboga por crear contextos donde resuene la llamada de Dios, ¿cómo hacerlo en un ambiente de creciente polarización económica, política, social, religiosa?

La polarización es un hecho que afecta a muchos campos, incluido el religioso. El sonido de sables dificulta la escucha de la voz de Dios. Todo ruido, todo activismo dificulta  la escucha del amor de Dios. Se hace necesario facilitar espacios de oración, experiencias de encuentro con Dios en el silencio. Él se retiró al desierto, al comienzo de su vida pública, justamente para, en medio de ese silencio,  escuchar el amor de Dios. Así que lo primero es facilitar espacios de silencio, de oración, de encuentro con Él.

Creo que también será oportuno promover  pequeñas comunidades.  Bueno,  alguien ha dicho que  mientras más grande es una parroquia,  más necesita pequeñas comunidades. Yo también lo repito, aunque ya son de por sí pequeñas en la Diócesis de Astorga.  Pero creo que el futuro de la Iglesia pasa por esas pequeñas comunidades  que comparten fe, comparten oración, comparten vida. Esas pequeñas comunidades  abiertas a la Palabra de Dios y alimentadas en la Eucaristía, dejarán patente  que el futuro de la fe y de la humanidad pasa por vivir la fraternidad.  Ese es nuestro gran testimonio: en medio de ese mundo polarizado,  escuchar la Palabra, escuchar a Dios para fraguar en comunidades que viven la fraternidad, una fraternidad abierta y universal, como recuerda el Papa Francisco también en Fratelli Tutti.

Durante seis años,  usted ha sido vice auxiliar de Santiago de Compostela. Su cátedra está en el templo declarado como Patrimonio de la Humanidad, en la Mezquita- Catedral, que cada año visitan dos millones de personas. ¿Supone para usted también esto un reto?

Lo supone. Desde esa cátedra y bajo la inspiración del Espíritu Santo resonará la Palabra de Dios. Esa Palabra que es un verdadero tesoro. Si Jesucristo es el corazón de ella  y se definió como Verdad, Camino y Vida podemos decir que esa Palabra es un tesoro porque es el primero donde se desvela el secreto de lo que es Dios, de quién es Dios, del misterio de Dios y del misterio del hombre. El misterio de la vida regenera nuestra vida, vida personal, vida comunitaria y es camino porque nos señala por dónde ir hacia la verdad y hacia la vida  así que esa Palabra resonará desde esa cátedra. Ser fiel transmisor de esa palabra y hacerlo de modo comprensivo e incisivo, es todo un reto para mí. Como lo es también suceder en ella, en esa cátedra, a ese gran maestro de la palabra, a ese profeta que ha sido Don Demetrio, al que desde aquí quiero agradecer una vez más de corazón su servicio a esta Iglesia de Córdoba y la  acogida que siempre me ha dispensado. Y por otra parte, la pregunta me sugiere también  el valor y el reto del  cuidado, de la  conservación del patrimonio religioso. La presencia de tantos visitantes confirma el enorme tesoro que es nuestra Mezquita-Catedral. Es indudable que su valor cultural está ahí y todos lo aprecian,  pero sobre todo, es fundamental su uso religioso y evangelizador. Vaya también desde aquí mi reconocimiento al trabajo realizado por el Cabildo y en general por todos los sacerdotes de la diócesis en este sentido. En esta parte de España, donde está la Diócesis de Astorga,  tenemos un problema muy importante de patrimonio. En esta diócesis hay mil quinientas parroquias y su conservación nos está resultando muy difícil.

¿Qué plan tiene de futuro para la Diócesis de Córdoba?

Mi plan es el Evangelio, ahí está el programa de vida cristiana y luego esos otros planes concretos del tiempo, el Señor mejor nos lo irá señalando. Yo voy en disposición de escuchar en primera etapa, desde luego, los primeros meses van a ser de dejarme empapar de todo lo que se hace, de todo lo que se sueña y a partir de ahí -contando también por supuesto con los oportunos consejos y con la participación de los pastores, de los consagrados y de los laicos-,  ir diseñando un plan ya de cara al futuro, pero desde luego mi plan es el Evangelio y la escucha de lo que el Espíritu va transmitiendo a los fieles de la diócesis  de Córdoba.

 

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“Os pido que acojáis a don Jesús como lo hicisteis conmigo”

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“Os pido que acojáis a don Jesús como lo hicisteis conmigo”

Con esta petición, Mons. Demetrio Fernández ha anunciado quién es el nuevo obispo electo de Córdoba

Ante el nombramiento de monseñor Jesús Fernández González como obispo electo de la diócesis de Córdoba, Monseñor Demetrio Fernández se ha pronunciado en el salón del trono del Palacio Episcopal para mostrar su agradecimiento a la diócesis de Córdoba, donde siempre se ha sentido muy bien acogido por seminaristas, sacerdotes, fieles y pueblo en general. “Os pido que acojáis a don Jesús como lo hicisteis conmigo, es un hombre sencillo, cercano, asequible y casi a estar muy a gusto con él”, ha subrayado el prelado ante todos los asistentes a esta convocatoria.

Mons. Demetrio Fernández ha indicado que se pondrá al servicio monseñor Jesús Fernández cuando pase a ser obispo emérito de la diócesis de Córdoba y ha anunciado que continuará viviendo en la ciudad, una ciudad que conoce muy bien, como ha resaltado, ya que en sus quince años como obispo de Córdoba la ha recorrido de punta a punta en sus dos visitas pastorales. “Es una diócesis muy rica en vida cristiana, como pocas en toda España, con mucha vitalidad, con un presbiterio unido en torno al Obispo, un seminario de los más numerosos de España y donde he tenido muy buenos colaboradores”, ha puntualizado el Obispo quien ha concluido diciendo: “A partir de hoy serviré a la Diócesis en lo que la Iglesia me confía y me encomienda y os doy las gracias por vuestra colaboración”.

Asimismo, ha dirigido su carta pastoral de esta semana al nuevo Obispo para presentarlo ante los fieles de Córdoba y encomendar su ministerio a los santos de la ciudad y a la Virgen de la Fuensanta, entre otros, pidiendo que sea recibido con los brazos abiertos, “como al que viene en nombre del Señor”.  Igualmente, ha recordado que un obispo no elige su diócesis, sino que es elegido por el Papa y es puesto al frente y al servicio de esa diócesis. “En este clima de fe y de comunión eclesial, nosotros le ofrecemos desde el primer momento nuestro más profundo respeto y obediencia, como a quien representa a Cristo en medio de su pueblo, en medio de esta diócesis milenaria de Córdoba”, ha expresado.

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La Fundación de la Hermandad del Smo. Cristo de los Remedios y Ntra. Sra. de los Dolores en el «Documento del mes» de marzo

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En la sección del «Documento del mes», del Archivo Histórico Diocesano conocemos la fundación de la Hermandad del Smo. Cristo de los Remedios y Ntra. Sra. de los Dolores.

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Tras vivir un nuevo mes, desde el Archivo Histórico Diocesano nos vuelven a mostrar en la sección del «Documento del mes» distintos escritos de nuestra historia como Diócesis. En este caso, nos acercamos a la fundación de la Hermandad del Smo. Cristo de los Remedios y Ntra. Sra. de los Dolores presente en la localidad diocesana de Arcos de la Frontera.

Susana Uyá, técnico del Archivo Histórico Diocesano Técnico, es la encargada de darnos a conocer este interesante documento que nos lleva a Florencia, ya que esta Hermandad nace de esta corriente que surge en esta ciudad italiana a mitad del siglo XIII, llegando desde allí hasta nuestra Diócesis en concreto al municipio de Arcos de la Frontera.

En este libro podemos destacar, como nos menciona Susana varias cosas, entre ellas el dibujo que nos encontramos de Nuestra Señora de los Dolores al inicio, imagen que recientemente ha sido restaurada. Asimismo, cabe mencionar que entre otras curiosidades encontramos las oraciones que debían realizar los hermanos, o normas a llevar a cabo.

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¿Quién es el obispo electo de Córdoba?

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Monseñor Jesús Fernández González nació 15 de septiembre de 1955 en Selga de Ordás, provincia y diócesis de León. Fue ordenado sacerdote por Mons. Fernando Sebastián Aguilar, obispo de León, el 29 de junio de 1980 después de cursar estudios en el seminario Menor “San Isidoro” de León y en el Seminario Mayor “San Froilán” de la capital leonesa.

Selga de Ordás es un pequeño municipio leonés cerca de La Madalena, entre el  río Luna y el río Omaña, al noroeste de la provincia. Allí creció monseñor Jesús Fernández González, el mayor de cuatro hermanos, en el seno de una familia numerosa dedicada a las labores del campo.

Eran los años sesenta cuando el desarrollo industrial llamaba a muchos castellanos leoneses a trabajar en Asturias. A Gijón llegó su familia cuando él contaba 11 años y a esa edad descubre su vocación. Su maestra lo llevó al Seminario junto a otros tres seminaristas. Sólo él siguió el camino del sacerdocio. A esa edad ya había ejercido de monaguillo en la parroquia de su pueblo donde también era lector habitual, mientras observaba la labor del sacerdote y apreciaba la unidad que vivía todo el pueblo en torno al Señor. Fue ordenado sacerdote con la libertad de saber que lo vivido desde muy pequeño representaba su verdadera vocación.

Desde aquel momento se fio del Señor y siempre ha reconocido que aquella fue su mejor decisión. El día de su consagración, un 29 de junio de 1980,  fue vivido con una intensidad compartida con su familia, que apoyó su decisión desde el principio. Su vida sacerdotal conserva la impronta del párroco de su pueblo, un modelo que le sirvió de referente para las parroquias de Senra de Omaña, Villaquilambre y Cuadros donde serviría como sacerdote joven que tocaba la guitarra y jugaba al fútbol.  Un impagable reclamo para muchos jóvenes que en algunos casos sintieron la llamada del sacerdocio.

La fidelidad a la oración y a la eucaristía debe fundar la vida de un sacerdote para que pueda orientar y escuchar a tantas personas y esta es la propuesta ministerial de don Jesús para vencer el anonimato y crear vínculos dentro de la Iglesia, para vibrar con sus alegrías y compartir dolores y tristezas con los fieles. Para el obispo electo de Córdoba, es necesaria una  creatividad pastoral que conduzca a la renovación y al camino de un encuentro con el Señor, una evangelización en la que predomine el acompañamiento y la cercanía.

Como formador del Seminario, don Jesús ha acompañado la vocación de muchos jóvenes. Tiempos dilatados para clarificar vocaciones o madurar las que iban encontrando una opción por el sacerdocio. A todos ellos los ha guiado hacia una acción reflexiva, orientada a la configuración profunda con Cristo Buen Pastor. En el Seminario Mayor fue un tutor exigente que buscó en el estudio una proyección de la vida sacerdotal que precisa esfuerzo y perseverancia.

En 2014, la llamada de la Nunciatura para ser Obispo Auxiliar  de Santiago de Compostela le sorprendió en plena formación de sacerdotes. Nunca pensó en ser Obispo y lo fue de una diócesis con lengua propia. El encargo que se le hacía le resultó tan desbordante que primero pensó que se trataba de una broma. Hasta cuarenta y cinco minutos antes de publicarse el nombramiento en León no lo supieron sus padres. Había guardado celosamente el secreto pontificio.

Tras cinco años de servicio en la diócesis compostelana, regresó a tierras leonesas tras ser nombrado por el Papa obispo de Astorga, una diócesis que abarca parte de las provincias de León, Zamora y Orense. Muchas veces se ha sentido fortalecido al compartir su fe con los castellanos leoneses de raíz profunda en el Evangelio, al rezar juntos y comprobar el cariño de los fieles y su cercanía con el obispo. Allí ha recibido el encargo de ser el Obispo de Córdoba. Llega a una diócesis viva y sólida en la que se espera que toda su creatividad pastoral siga dando frutos, donde se le recibe con alegría. Testimonio, cercanía y transparencia son las palabras con las que define el  Camino Sinodal en que está inmersa la Iglesia. Una propuesta cargada de esperanza.

Biografía de Mons. Jesús Fernández González

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Via crucis y procesión, en el camino cuaresmal en Dúrcal

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Con la parroquia de la Inmaculada Concepción.

Tras el via crucis celebrado “por primera vez” el pasado día 23 de marzo en la parroquia la Inmaculada Concepción en Dúrcal, continúan estos días las distintas celebraciones que, en el tiempo de Cuaresma, ha organizado el templo como preparación hacia la Pascua.

Así, los jóvenes de este pueblo del valle de Lecrín participarán junto al resto de jóvenes de la Archidiócesis, y especialmente de la Vicaría III, en el encuentro de preparación para el jubileo de la esperanza que se celebra en Motril.

Los cultos a Nuestro Padre Jesús Nazareno el domingo día 30, a las 12 horas, con la imposición de las medallas a los nuevos miembros, durante la Eucaristía en el templo, es otra de las citas destacadas en este final de mes de marzo para la parroquia en Dúrcal.

En abril, se celebrará el día 4 la procesión infantil, que comienza a las 17 horas, con la participación de los niños de Comunión y Confirmación, iniciándose en la Plaza de España, donde también regresarán tras pasar por las calles Pérez Carrillo, San Juan, Echevarría y Rocío Dúrcal.

Como propio en este tiempo cuaresmal, se celebrará el sacramento de la penitencia, el día 9 a las 19 horas. Y en vísperas de la semana de Pasión, se celebrará el viernes de Dolores, el día 11, la Eucaristía a las 20 horas, con un via crucis, tras la Santa Misa, así como un concierto de Semana Santa con la Banda Amigos de la Música. Un vía crucis que todos los viernes, después de la misa, se llevará a cabo en este tiempo de Cuaresma.

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Seminario Metropolitano de Sevilla. Sembradores de Esperanza

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Conoce el Seminario Metropolitano de Sevilla, casa de formación de los futuros sacerdotes de nuestra Archidiócesis. Formación, Espiritualidad, Estudio y Comunidad para formar pastores misioneros sembradores de Esperanza.

Bienvenido, D. Jesús, como obispo de Córdoba

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Bienvenido, D. Jesús, como obispo de Córdoba

Hoy jueves 27 de marzo de 2025, la Santa Sede publica el nombramiento que el Papa Francisco ha hecho en favor de la diócesis de Córdoba, al darle un nuevo obispo en la persona de D. Jesús Fernández González, hasta ahora obispo de Astorga.

Toquen a gloria las campanas de la Catedral y de toda la diócesis, porque el Papa nos da un nuevo sucesor de la Apóstoles, que presidirá en los años sucesivos esta porción del Pueblo de Dios, la diócesis de Córdoba, manteniendo la catolicidad de esta diócesis unida a lo largo de toda su historia a la Sede de Roma, que nos preside en la caridad con su obispo, hoy el Papa Francisco.

Simultáneamente, el Santo Padre ha aceptado mi renuncia como obispo de Córdoba, que hace poco le presenté, llegado al límite de edad que establecen las leyes de la Iglesia. Paso a la condición de obispo emérito de Córdoba. Y para la interinidad de estos dos meses, la Santa Sede me nombra Administrador Apostólico de Córdoba, en Sede Vacante.

La toma de posesión del nuevo obispo de Córdoba, D. Jesús, tendrá lugar el sábado 24 de mayo próximo, a las 11 de la mañana, en su Sede de la S. I. Catedral de Córdoba. Será recibido con gozo por todos fieles de la diócesis y por los representantes de la misma en una asamblea festiva, a la que estamos convocados todos.

Iréis conociendo todos los detalles de la biografía del nuevo obispo, que pasa a ser nuestro obispo a partir de este momento. Nació en un pueblo de León, Selga de Ordás, el 15 de septiembre de 1955. Fue alumno del Seminario Menor y del Seminario Mayor de León, y ordenado sacerdote en León el 29 de junio de 1980. Además de licenciado en Estudios Eclesiásticos es también licenciado en Filosofía por la Universidad de Salamanca.

Ha ejercido su ministerio como párroco en unos pueblos de León, luego como rector del Seminario Menor de León. Profesor del Seminario Mayor, es nombrado vicario episcopal y después vicario general de su diócesis de León. En 2014 fue elegido obispo auxiliar de Santiago de Compostela y después de 7 años en la diócesis del Apóstol, fue nombrado obispo de Astorga hace 5 años. En el seno de la Conferencia Episcopal Española ha sido Consiliario de Caritas Española, y actualmente es el presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social y Promoción humana (que incluye la acción caritativa y social y la pastoral de las migraciones). Ahora, el Papa le envía a Córdoba, y nosotros lo recibimos con los brazos abiertos, como al que viene en el nombre del Señor.

Un obispo no elige su diócesis, sino que es elegido por el Papa y es puesto al frente y al servicio de esa diócesis. En este clima de fe y de comunión eclesial, nosotros le ofrecemos desde el primer momento nuestro más profundo respeto y obediencia, como a quien representa a Cristo en medio de su pueblo, en medio de esta diócesis milenaria de Córdoba.

Las raíces de la diócesis de Córdoba llegan casi hasta los Apóstoles, y destaca entre sus obispos, como el que más, Osio de Córdoba (257-359), que presidió el concilio de Nicea (325), del que estamos celebrando este año su 1.700 aniversario.

Encomendamos al nuevo obispo, D. Jesús, a nuestra Madre Santísima, que es venerada en nuestra diócesis con muchos títulos, en la ciudad de Córdoba como Virgen de la Fuensanta y otros títulos. Lo ponemos bajo la protección del Arcángel san Rafael, Custodio de Córdoba, de los santos Acisclo y Victoria, patronos de la diócesis de Córdoba, y de todos los santos mártires de todas las épocas: romana, visigótica, musulmana y contemporánea, entre los que destacan San Eulogio de Córdoba, san Pelagio, de quien celebramos Año Jubilar en el 1.100 aniversario de su martirio, y los 127 mártires de Córdoba recientemente beatificados. San Juan de Ávila, clericus cordubensis, cuyo sepulcro reposa en Montilla. El beato Cristóbal de Santa Catalina, santa Rafaela María, a los 100 años de su muerte. Y los santos de nuestro tiempo, cuyas Causas están en curso.

Qué alegría, recibir un nuevo obispo en nuestra diócesis de Córdoba. Sean dadas gracias a Dios por esta nueva gracia para la diócesis de Córdoba.

 

Con todo mi afecto y mi bendición:

+ Demetrio Fernández González, obispo emérito de Córdoba

Administrador Apostólico en Sede Vacante

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