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La Diócesis participa en el Encuentro de la Pastoral del Sordo

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El responsable de la Pastoral, Juan Luis Navas-Chaveli, acudió con la intérprete cordobesa, Beatriz Fragoso

El pasado 21 de septiembre tuvo lugar en Madrid el encuentro de responsables diocesanos de la Pastoral del Sordo y Sordociegos en la parroquia de Santa María del Silencio. El responsable de la Pastoral en la diócesis de Córdoba, Juan Luis Navas-Chaveli, y Beatriz Fragoso, intérprete de lengua de signos española (LSE), participaron en el encuentro. En la jornada compartieron las actividades llevadas a cabo en las distintas diócesis, así como las necesidades actuales, en las que coincidieron la importancia de tener un lugar para la Pastoral y un sacerdote que acompañe a la comunidad sorda.

Juan Luis expuso las actividades previstas en nuestra Diócesis más inminentes. Por un lado, el encuentro de la Pastoral de Córdoba y de algunas provincias de Andalucía, que tendrá lugar el 23 de noviembre en el Centro Parroquial de Santa María de la Iglesia. Por otro lado, del 28 al 30 de marzo de 2025 están organizando un retiro espiritual para la Pastoral de Andalucía en el Santuario de Santo Domingo.

Entre las propuestas que se plantearon en el encuentro, el responsable en Córdoba detalla que la intención es organizar reuniones semanales o mensuales para hablar sobre la Biblia; preparar grupos de catequesis y confirmación; impartir clases de Lengua de Signos para sacerdotes, así como incluir la asignatura en los seminarios, hacer visitas a personas Sordas y Sordociegas en residencias, hospitales; organizar actividades de verano.

Beatriz era la primera vez que participaba en un encuentro de este tipo y la experiencia ha sido “bastante gratificante”. Actualmente, es la intérprete en la parroquia de San Andrés, servicio que desempeña desde 2020. En Madrid han coincidido con pastorales de sordos de distintas partes de España y después de tratar varios temas y exponer las situaciones de cada Pastoral, Beatriz considera que el objetivo primordial es acercar a Dios y su palabra a la comunidad sorda, porque hay muchas personas que todavía no conocen a Cristo.

La Pastoral tiene previsto seguir trabajando hasta que se encuentre un espacio pastoral dedicado a estas personas sordas y sordociegas. Desde la Conferencia Episcopal se ha propuesto que dicha área sea en la de discapacidad de catequesis y evangelización.

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Misas en Lenguaje de Signos en la Catedral de Sevilla

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Misas en Lenguaje de Signos en la Catedral de Sevilla

La Catedral de Sevilla, junto a la Pastoral del Sordo de la Archidiócesis, ha comenzado este mes de septiembre con una iniciativa que buscar acercar la Eucaristía a personas con discapacidad auditiva.

De esta forma, todos los sábados a las seis de la tarde en la Capilla Real se ofrecerá una misa en Lengua de Signos. Además de esta celebración adaptada, la Pastoral del Sordo de la Archidiócesis hispalense también llega a todos los que la necesitan a través de internet. Concretamente desde el año 2018 se publican en esta web una serie de vídeos en los que el director de esta pastoral, Gumersindo Melo, signa en Lengua de Signos el evangelio dominical y las solemnidades del calendario litúrgico. Estos vídeos también incluyen la narración escrita y oral de la Palabra de Dios.

Las personas sordas y sordociegas son atendidas en la Archidiócesis de Sevilla por la Pastoral del Sordo, creada hace casi veinte años, si bien, ya desde 1990 existía un grupo de trabajo dirigido a personas con “capacidades diferentes”.

Su actual director aprendió la lengua de Signos Española en casa, ya que sus padres eran sordos.

La labor de esta Pastoral se concreta en la celebración de sacramentos en las parroquias que lo demandan y en la adaptación de los materiales de catequesis. Asimismo, ofrecen un amplio programa formativo a las personas con discapacidad auditiva o con sordoceguera. Concretamente, las catequesis sobre Sagrada Escritura comenzarán el próximo jueves, 3 de octubre en el Arzobispado de Sevilla. Se trata de un grupo abierto a cualquier persona con discapacidad auditiva que quiera crecer en su vida espiritual y profundizar en los libros sagrados.

 

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“Al trasluz” con los Migrantes y Refugiados

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El sacerdote Antonio Gil destaca esta semana cómo debe ser la acción de la Iglesia con las personas migradas

Esta semana, -el domingo 29 de septiembre-, celebramos la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, con el lema “Dios camina con su pueblo”. Este año, como novedad, la Conferencia Episcopal Española estrena “Cruzando fronteras”, un “podcast”, en cuatro capítulos sobre cómo debe ser hoy la acción de la Iglesia con las personas migradas, incluyendo una propuesta para «promover, acoger, proteger e integrar a los migrantes”.

El papa Francisco, en su Mensaje, subraya con fuerza que “Dios no solo camina con su pueblo, sino también en su pueblo, en el sentido de que se identifica con los hombres y las mujeres en su caminar por la historia, -especialmente con los últimos, los pobres, los marginados-, como prolongación del misterio de la Encarnación”.

El delegado diocesano, Manuel Vida, nos ha invitado a celebrar esta Jornada Mundial, en comunión con el Papa y los obispos, conscientes de que la movilidad humana es una de las señas de identidad de nuestra época y que hemos de seguir los pasos de Jesús que se identifica con todo hombre y mujer migrante, sobre todo, con los más vulnerables y marginados.

En su “Oración”, al final de su mensaje, dice el Papa: “Ayúdanos, Dios Padre, a no dejar nunca de caminar junto con nuestros hermanos y hermanas migrantes hacia la morada eterna que Tú nos has preparado. Abre nuestros ojos y nuestro corazón para que cada encuentro con los necesitados se convierta tambien en un encuentro con Jesús. Hijo tuyo y Señor nuestro. Amén”.

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“La misión es una vocación preciosa que el Señor da a aquellos que están disponibles”

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José María Calderón es sacerdote y director de Obras Misionales Pontificias. Él promueve el deseo en la tarea evangelizadora de todo cristiano. Su vocación está entregada a sensibilizar a los cristianos sobre la responsabilidad que todos tenemos ante la evangelización, a la formación misionera de los cristianos y a acompañar a todos los misioneros allí donde estén. España tiene más de 6.000 misioneros en activo, una cifra que representa historias llenas de alegría en el anuncio del Evangelio. Este año, Córdoba es el lugar donde OMP presenta el Domingo Mundial de las Misiones, con un programa de actos que lleva por título “El Domund al Descubierto”

Hay tres grandes jornadas promovidas por Obras Misionales Pontificias, el Domund, que se encarga de la atención de las iglesias locales, la jornada de Infancia Misionera para mostrar a Jesús a los más pequeños y atender sus necesidades educativas y sanitarias, y la jornada de vocaciones nativas, cuya misión es alentar las vocaciones de muchos lugares del mundo de jóvenes que pueden formarse en seminarios o noviciados. ¿Por qué se elige Córdoba para el lanzamiento del Domund?

Cada año se elige una diócesis. Hay muchos factores para que Córdoba sea una de ellas, desde Madrid nos es más fácil Córdoba que tiene AVE y que nos facilita las ida y las venidas. Pero además, tenemos en Córdoba al Delegado de Misiones que tiene más años de experiencia de toda España, Antonio Evans. Me siento muy apoyado por él, es un hombre que puede hacer muy fácil el trabajo y que nos puede hacer entender muy bien cómo debemos trabajar en las diócesis. Por lo tanto, no solamente voy a organizar allí “El Domund al Descubierto”, sino que voy a aprender de Antonio Evans cómo se trabaja en una diócesis para la animación misionera.

¿Por qué nos pide el Papa Francisco, ser discípulos y misioneros?

No nos lo pide el Papa, nos lo pide Jesús de Nazaret, que es al que seguimos, porque somos discípulos misioneros. El Papa dice lo que somos, no nos lo pide, porque todo bautizado es discípulo del Señor. A veces los cristianos nos conformamos con eso, con ser discípulos. Vamos a misa, rezamos, damos algún dinerito para las colectas distintas o incluso rezamos por las noches, pero no nos damos cuenta que el Señor, por el bautismo, nos ha hecho misioneros. Cada uno de nosotros somos importantes para la evangelización de nuestro mundo. Con cada uno de nosotros Jesús cuenta. Él quiere que cada uno seamos instrumento suyo, que allí donde estemos, llevemos el Evangelio, la alegría, la esperanza que trae la salvación del Señor. Por lo tanto, el Papa no hace más que recordarnos algo que deberíamos tener todos grabado a fuego en el corazón.

Perú tiene el mayor número de misioneros españoles, entre ellos están dos sacerdotes diocesanos de Córdoba, precisamente en Picota. ¿Por qué Perú? ¿Por qué este lugar atrae a los misioneros españoles?

Me emociona esa pregunta. No sé por qué Perú ha sido siempre la preferida a la hora de enviar misioneros. Es donde más misioneros españoles, sacerdotes, religiosos y religiosas y laicos hay. Es impresionante. La razón última no la sé, pero es una bonita coincidencia. Perú la tenemos muy cerca. Es verdad que a cualquier país de Hispanoamérica nos sentimos muy unidos, pero la tradición y la historia han marcado que Perú es donde ahora mismo hay más sacerdotes, más religiosas y religiosos y laicos misioneros que provienen de España.

El 53% de los misioneros son mujeres y el 47% son hombres, con una edad media de 75 años. ¿Es motivo de preocupación para OMP este aspecto de la edad?

Es motivo de acción de gracias la perseverancia y la fidelidad de los misioneros españoles que están en cualquier país del mundo. Hombres y mujeres que, teniendo una pila de años, siguen, perseveran, rezan, están allí, colaboran. A veces lo hacen ya de forma muy pobre porque físicamente a lo mejor no pueden, pero están allí, rezan y ofrecen sus males y sus dolores. Les cuesta mucho volver otra vez a su casa. Por lo tanto, lo primero es motivo de acción de gracias. Lo segundo, es motivo de preocupación, pero no para las OMP de España, sino para la Iglesia en general. La Iglesia necesita remover el corazón de los jóvenes para que descubran que la vocación, que la misión es una voz, una vocación preciosa que el Señor da a aquellos que están disponibles y que es muy necesario, que no podemos olvidarnos de que hay muchos hombres y mujeres en el mundo que no conocen a Cristo, que no tienen la capacidad de recibir los sacramentos con normalidad, que no tienen tampoco medios para recibir una formación cristiana decente o propia. Por lo tanto, que hoy la Iglesia necesita hombres, mujeres, laicos, sacerdotes, religiosas y religiosos que estén disponibles para irse a donde la Iglesia les envía y poder ser testigos del amor de Jesucristo. Por lo tanto, hay que rezar. La función de cada uno de nosotros es rezar para que no solamente el Señor llame, sino para que los que son llamados escuchen.

España es el segundo país, tras Estados Unidos, en recaudación para las misiones, los primeros en apoyo económico si hablamos de infancia misionera. ¿Esto es motivo de orgullo o es una responsabilidad mayor cada año?

Las dos cosas. Por un lado, es motivo de gran alegría porque es muy bueno, es una bendición de Dios que los españoles tengan esa conciencia de ayudar. Segundo, es también una gran responsabilidad, porque no podemos bajar la guardia. Acabo de llegar de Roma y he estado viviendo en el Colegio de San Pedro Apóstol, que depende del Dicasterio para la Evangelización. Allí hay 180 sacerdotes provenientes de todos los países de misión formándose. Eso es gracias a lo que aportamos. Hemos estado en el seminario que hay en la Universidad Urbaniana, donde hay 150 seminaristas provenientes de los territorios de misión. Ellos están ahí porque España, entre otros, está aportando dinero para que puedan tener sus estudios, para que puedan tener una formación adecuada, seria, y puedan volver a sus países de origen con una formación seria y poder ser responsables de la pastoral, de los seminarios, de los distintos cargos que la Iglesia les quiera encomendar, incluso algunos de ellos podrán llegar a ser los obispos, porque se habrán formado bien, tendrán un espíritu de evangelización, un espíritu católico muy profundo porque han estudiado en Roma, y eso ha sido gracias a que nosotros estamos colaborando con su formación y en cierta forma somos misioneros con ellos, estamos evangelizando con ellos en su trabajo.

Cuando en Córdoba se habla de la dinamización del día del Domund, sale naturalmente el nombre de Antonio Evans. ¿En qué situación está la diócesis de Córdoba en este sentido? En cuanto a apoyo a las misiones, a reconocimiento de su labor, ¿qué situación tiene nuestra Diócesis?

La diócesis de Córdoba tiene a Antonio Evans que sin duda es un gran hombre, un gran sacerdote, y que ha hecho un gran equipo de hombres y mujeres que colaboran con él en la tarea misionera, en la animación misionera diocesana. Él ha creado un grandísimo equipo que se reúnen todas las semanas para formarse bien, para rezar, y luego para poder distribuirse el trabajo que realizan cada una de las parroquias que pertenecen a la diócesis de Córdoba, lo cual es una gracia de Dios, es una bendición el contar con esa grandísima ayuda y con esos grandísimos colaboradores que creo finalmente que se los ha ganado él a pulso. Con razón, el Obispo está muy contento con él y por eso los obispos que han ido pasando no le han cambiado. Para nosotros es un testimonio muy bonito la diócesis de Córdoba, por cómo saben trabajar en equipo y cómo saben realizar esa tarea de animación misionera todos a una, aunando fuerzas y apoyándose unos a otros para sacar adelante las distintas actividades de animación misionera, las distintas ocupaciones que se van promoviendo. Eso es muy bonito y la verdad es que para mí siempre ha sido un ejemplo. Yo era director en la diócesis de Madrid y le miraba con asombro y admiración, porque eso es lo que me hubiera gustado a mí saber hacer en Madrid. Es muy bonito ver cómo se puede crear un equipo de trabajo que se compromete seriamente por la animación misionera de su propia diócesis.

¿Qué medios necesita hoy OMP para dinamizar la vocación misionera en un mundo donde cada día nos llegan más mensajes quizás en sentido contrario?

Necesitamos tener fe. Lo dijo una vez el Papa Juan Pablo II y el Papa Francisco nos lo repitió un año cuando nos recibió a los directores nacionales de OMP en Roma. Nos dijo que la falta de espíritu misionero y de ambición misionera es fruto de la falta de fe. Tenemos que rezar porque los cristianos nos tomemos en serio nuestra vocación cristiana y la vivamos con alegría, con entusiasmo, con convencimiento, con deseos de llegar a mucha gente, con la seguridad de que estamos apoyados y acompañados por Cristo, nuestro Señor. Necesitamos que las familias cristianas se tomen muy en serio la vida de oración, de acompañamiento, porque las vocaciones habitualmente surgen dentro del ámbito de la familia. Por tanto, tenemos que tomarnos más en serio nuestra vocación cristiana, nuestra fe y nuestro convencimiento de que lo que nos toca hacer es algo precioso, es algo de muchísima ambición, pero también contamos con la gracia y con la ayuda de Dios. Por tanto, ¿qué es lo que necesitamos?, rezar mucho, pedirle al Señor que nos aumente la fe y que nos ayude a estar convencidos de que aquello que se nos está encomendando no solamente vale la pena, sino que es una preciosidad.

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La diócesis de Guadix organiza una peregrinación a Fátima en noviembre

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La diócesis de Guadix organiza una peregrinación a Fátima en noviembre

 

Será una peregrinación de tres días para peregrinar al Santuario de Fátima, en Portugal, pasando por Lisboa, con guía y todos los servicios

 

La diócesis de Guadix organiza una peregrinación al Santuario de Fátima, de 3 días de duración, en autobús. Además de Fátima, se visitará Lisboa y se podrá disfrutar de un concierto de fados, la música más típica de Portugal. Será del 8 al 10 de noviembre. El precio es asequible, solo 245 €, con un suplemento de 25 € si se quiere habitación individual.

Ya se pueden hacer las reservas, dado el que el número de plazas es limitado, en el teléfono 605278884, que es atendido por el sacerdote José Fernando Titos, delegado de Peregrinaciones de la diócesis de Guadix.

La peregrinación comenzará el viernes 8 de noviembre y permitirá disfrutar la tarde de ese día en el Santuario de Fátima, conociendo museos y enclaves referentes al misterio de Fátima. También habrá tiempo para rezar ante la Virgen, aquellos que así lo deseen.

Al día siguiente, se visitará la ciudad de Nazaré y el monasterio de Bathala, patrimonio de la humanidad. Por la tarde, la visita será a Aljustrel, el pueblo de los pastorcillos. Y por la noche, se podrá participar en la conocida Procesión de la Velas, acompañando a Nuestra Señora del Rosario, la Virgen de Fátima.

El último día permitirá conocer la ciudad de Lisboa, capital de Portugal, con un recorrido panorámico por sus plazas monumentales hasta alcanzar el Barrio de Belem, conocido por los Jerónimos, la Torre de Belem o sus conocidos pastelitos. Al final del día, está prevista la llegada al lugar de origen.

Sin duda, es esta una buena oportunidad para visitar el Santuario de la Virgen de Fátima, rezar ante la imagen de la Virgen y pasar unos días de descanso y de convivencia. Y lo mejor de todo es que se hace en familia y acompañados por el sacerdote José Fernando Titos, delegado diocesano de Peregrinaciones.

Las reservas se realizan en el teléfono 605278884. También, ahí se puede ampliar la información.

El programa completo se puede descargar aquí.

Antonio Gómez

Delegado diocesano de MCS. Guadix

 

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Carta Pastoral del obispo de Guadix, D. Francisco Jesús Orozco, en el inicio del curso 2024-25

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Carta Pastoral del obispo de Guadix, D. Francisco Jesús Orozco, en el inicio del curso 2024-25

 

Carta Pastoral

“La Diócesis de Guadix: con San Torcuato, Esperanza que no defrauda”

de Mons. Francisco Jesús Orozco Mengíbar. Obispo de Guadix,

al inicio del curso pastoral 2024-25

1.- “Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia” (Salmo 117).

Comenzamos un nuevo curso pastoral en nuestra Diócesis de Guadix. Damos gracias al Señor porque es bueno con nosotros y nunca descansa en su empeño de hacernos felices, porque su Amor siempre es fiel y sigue dilatando su compromiso de hacerse presente en los días de nuestra historia diocesana.

Este curso 2024-25 es un nuevo regalo del Señor en el que nos irá mostrando, por medio de lo que vivimos, su misericordia con nosotros y su decidida voluntad de seguir salvándonos de las garras de la autosuficiencia, del egoísmo y de una existencia vacía de sentido. Este curso seguiremos trabajando y profundizando en las líneas pastorales que nos acompañan durante los anteriores años y que tienen a los laicos, al Evangelio de la familia y de la vida, y a los jóvenes como prioridades en nuestras programaciones y tareas diocesanas. En esta carta que os dirijo cada inicio de curso a todos los diocesanos, encontramos algunas orientaciones que nos ayudan a vivir la comunión eclesial, concretando en nuestra Iglesia diocesana algunos matices para caminar juntos.

2.- Siempre en misión.

Después de haber vivido en la pasada cuaresma nuestra Misión Diocesana de Primer Anuncio “Caminando con María hacia Cristo”, seguimos en la posmisión, anunciando a todos que sólo Jesucristo tiene palabras de Vida eterna. La Iglesia es misionera por naturaleza y todas nuestras programaciones, actividades y trabajos sólo miran a vivir y poder llevar el Amor de Cristo a quienes nos rodean. Pido al Señor que los que ya se han encontrado con Él puedan cada día seguir profundizando en ese encuentro; los que lo encontraron y, por mil razones, lo perdieron, que vuelvan a encontrarse con Él por medio de nosotros; y los que nunca lo conocieron, que sepan por la Iglesia, es decir a través de ti y de mí, que Dios es Amor.

Este mes de septiembre, como momento programado en nuestra posmisión, hemos celebrado los encuentros con Cristo en nuestra Casa Diocesana de Espiritualidad “Beato Medina Olmos”. Ha sido una experiencia preciosa en la que un nutrido grupo de cristianos de nuestra Diócesis, y otros venidos de otros lugares, han podido vivir una semana de oración, meditaciones y actividades para conocer y vivir mejor nuestra fe.

Como ecos pastorales después de la Misión Diocesana, durante el curso, convocaremos las convivencias JAE (Jesús, Amor Eucarístico), que se celebrarán durante varios fines de semana y nos ayudarán, junto al resto de las actividades pastorales en la diócesis, a seguir mirando en la Iglesia a Jesucristo como fuente de nuestra felicidad.

3.- Año Jubilar de manos de la Virgen de las Angustias: “porque el poderoso ha hecho obras grandes en mí” (Lc 1, 39).

Hemos vivido con alegría el Año Jubilar que el Papa Francisco nos regaló, con motivo del centenario de la coronación de la Virgen de las Angustias de Guadix. Desde la apertura de la Puerta Santa en su iglesia, el pasado 21 de septiembre de 2023, hemos vivido un año intenso de amor agradecido a la Virgen por tantos cuidados a lo largo de los siglos. Así lo vivimos en la Eucaristía que celebramos juntos, el 23 de septiembre del pasado año, en el Parque “Pedro Antonio de Alarcón”, donde cientos de devotos unidos a Cristo Eucarístico nos comprometimos a ser hijos que quieren seguir coronándola con nuestra fidelidad al Hijo que nos ofrece la Virgen en sus brazos. Durante el pasado curso han sido muchas las actividades y celebraciones, los encuentros culturales, conferencias, conciertos y momentos de oración que hemos vivido. Estas convocatorias que nos ha hecho la Archicofradía, a la que agradezco tanto trabajo para ayudarnos a festejar y celebrar a la Virgen en este centenario, han sido un tesoro precioso que hemos de guardar en la retina de nuestra alma para seguir haciendo camino.

El sábado 14 de septiembre celebramos la Magna Mariana, con 19 advocaciones marianas venidas de todos los rincones de la geografía diocesana, que expresaron, una vez más, que nuestra Diócesis es una Iglesia mariana. Agradezco a todas las Hermandades y Cofradías que dijeron “Sí”, como María, a esta convocatoria eclesial y que dieron testimonio público de nuestra fe y de nuestro amor a la Virgen, en sus diversas advocaciones. El sábado 21 de septiembre clausuramos este Año Jubilar en el marco de la Eucaristía que celebramos en la iglesia de la Virgen de las Angustias.

El Señor ha estado inmensamente grande con nosotros, queridos hijos de la Diócesis de Guadix. En nuestra Diócesis, pequeña y humilde, como María de Nazaret, Dios hace cosas grandes. Laicos, sacerdotes, consagrados y el Obispo estamos felices ante tantos frutos que el amor a la Virgen siempre regala a la Iglesia de su Hijo Jesucristo. Damos gracias al Señor por todos los beneficios recibidos y los que nos regalará por este acontecimiento de fe, por las manos de su Madre santísima.

4.- Llamados a la comunión. Sínodo de la sinodalidad: “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”.

Del 2 al 27de octubre de 2024 se celebrará en el Vaticano la segunda sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo, para tratar el tema “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”. Será el punto final (que no definitivo) a un largo proceso que comenzó en 2021, a convocatoria del Papa Francisco y que nos ayuda a todos a seguir caminando en comunión. ¡Qué necesaria es la comunión en el mundo y en la Iglesia!

Estoy convencido que la comunión es una de las tareas prioritarias que en este tiempo tenemos los cristianos católicos en todo el orbe. Y estoy convencido que es una de las urgencias, siempre necesarias, en nuestra Diócesis de Guadix.

A través del Ministerio apostólico, la Iglesia es una comunidad congregada por el Hijo de Dios encarnado, que vive en la sucesión de los tiempos, edificando y alimentando la comunión en Cristo y en el Espíritu, a la que todos estamos llamados y en la que podemos experimentar la salvación donada por el Padre. La comunión, queridos hermanos, no es una palabra más, ni es fácil de vivir; es un don con consecuencias muy reales, que transforma nuestra vida, pues nos hace salir de nuestra soledad y situarnos en manos de Dios; nos impide encerrarnos en nosotros mismos y ver en los demás, en todos los demás, hermanos. La comunión nos hace partícipes del amor que nos une a Dios y que nos une entre nosotros: la comunión es realmente la Buena Nueva.

Tengamos un solo corazón y una sola alma”. Ser misioneros: mirando a María, dejemos de hablar de nosotros mismos y hablemos de Dios y dejemos que Dios hable a través de nosotros. Intensifiquemos nuestra comunión, convirtiéndonos al Señor y viviendo todo esto en comunión con el sucesor de Pedro, que es garantía del vínculo de Unión con Cristo.

5.- “Pueblo de Dios en salida”: Primer anuncio, acompañamiento, formación, testimonio público de la fe.

Seguimos trabajando en nuestra Diócesis al unísono con las líneas pastorales de la Iglesia que camina en España. Después del Congreso de Laicos, que celebramos en Madrid del 14 al 16 de febrero del 2020, “Pueblo de Dios en salida”, se propusieron cuatro líneas de acción: primer anuncio, acompañamiento, formación y presencia en la vida pública. No son líneas alternativas sino transversales en el trabajo pastoral de nuestras Diócesis. El primer anuncio y el acompañamiento, la formación y el testimonio público de nuestra fe, seguirán siendo ejes vertebradores de nuestras actividades y programaciones.

Todo bautizado, unido a la vid que es Cristo, coopera en la misión de Jesús, que supone llevar a toda persona la Buena Nueva de que Dios es Amor y por ello quiere salvar a este mundo. Como proclama San Pablo: “El amor de Cristo nos apremia”. Queridos hermanos, la misión brota de un corazón transformado por el Amor de Dios, como nos testimonian las vidas y las obras de los Santos y de los mártires, que, alcanzados y sorprendidos por la buena noticia del Evangelio por amor, no pudieron guardar para sí mismos la vida. De ahí su trabajo, su misión: conocer al Señor y comunicar a los otros dónde nos lleva la belleza de la amistad con Él. El amor que Dios tiene por cada persona constituye el centro de la experiencia y del anuncio.

La fe se propone y nunca se impone: la caridad es el alba de la misión. Vivamos el Amor de Dios con la fuerza y la gracia del Espíritu Santo y dando rostro a Cristo nuestro Señor. Si la misión no está animada por el amor, por el Espíritu Santo, la estamos reduciendo a una simple actividad filantrópica o social. Que, en verdad, el Amor de Cristo nos apremie. Es el mismo amor caridad que movió al Padre a mandar a su Hijo al mundo y al Hijo a entregarse por nosotros hasta la muerte; caridad que fue derramada por el Espíritu Santo en el corazón de todos nosotros, de todos los creyentes por el bautismo.

6.- Congreso de Pastoral Vocacional: Iglesia, asamblea de llamados para la misión.

Todos tenemos vocación, una vocación concreta y específica que nace del bautismo y que quiere embellecer a toda la Iglesia; vocación bautismal que en el desarrollo de la existencia se va concretando en una vocación específica dentro de la vida cristiana. Del 7 al 9 de febrero de 2025, una representación de las distintas realidades vocacionales de nuestra Diócesis participaremos en el Congreso Nacional de las Vocaciones en Madrid. Vamos a celebrar una gran fiesta de la Iglesia que la muestre como asamblea de llamados, pues eso quiere decir la palabra Iglesia, asamblea de los llamados. Así, podremos impulsar y consolidar en cada una de nuestras Diócesis un servicio que anime la vida vivida como vocación. No podemos hablar de vocación sin vocaciones y no tienen sentido las vocaciones sin vocación.

A veces usamos el término vocación para referirnos sólo a las vocaciones sacerdotales, a la vocación en la vida consagrada o a la de institutos seculares. Pero “tener vocación” es sinónimo de ser cristiano, de estar bautizado, por eso hay que mostrar la belleza de las vocaciones laicales en la Iglesia, en la familia y en el matrimonio, en todos los campos de la vida social, cultural, económica y política. Vocaciones todas que exigen espacio de compromiso en el foro civil, donde los laicos tienen su campo de acción. Una Iglesia sinodal que vive la comunión promueve el laicado como expresión del ser de la Iglesia y de la comunión eclesial, sin que ello suponga una devaluación de la necesidad urgente de sacerdotes y religiosos consagrados para que la Iglesia siga existiendo. A veces se argumenta falsamente que, si no hay sacerdotes, los laicos deben hacer lo que ellos hacían. Esto es no entender la grandeza del sacerdocio instituido por el mismo Cristo: sin sacerdotes la Iglesia se muere porque no hay Eucaristía, fuente y culmen de la vida cristiana. Lejos de una Iglesia clericazada, no enfrentemos las vocaciones dentro del ser eclesial y no caigamos en el error de devaluar la necesidad de los sacerdotes en la Iglesia y en el mundo. Fomentemos la vida laical y fomentemos las vocaciones al sacerdocio, pues sin sacerdotes no hay Iglesia, no hay Eucaristía, ni habrá tampoco seglares.

El bautismo, que nos une a todos, se ramifica en la riqueza de las distintas vocaciones en la Iglesia que la embellecen y que son fruto de la unidad del único Dios que se nos entrega en la trinidad de personas. Todos somos invitados a vivir en fidelidad a la vocación recibida y a testimoniarla, para que nadie se sienta excluido de la gran riqueza de los miembros del único Cuerpo de Cristo.

La evangelización nos obliga a todos los bautizados y pide la contribución de todos: del obispo, de los sacerdotes, de los religiosos, de los miembros de la vida consagrada, de los laicos, de las asociaciones, de las parroquias, de las Hermandades y Cofradías. Todos somos como esas teselas de un mosaico en plena armonía entre sí, que forman la Iglesia particular, la Iglesia particular viva, orgánicamente insertada en todo el pueblo de Dios.

Este Congreso Nacional de Vocaciones nos ayudará en nuestra Diócesis a fortalecer la llamada bautismal para vivirla en comunión con las diferentes realidades vocacionales que acompañan la vida diocesana. Todas las vocaciones son importantes en la Iglesia; todas son responsabilidad de todos y hemos de mostrar la belleza vocacional de la Iglesia para mostrar al mundo nuestra fe.

7.- Seminario diocesano de san Torcuato: Dios no nos abandona nunca.

Como he dicho anteriormente, dentro de las vocaciones en la Iglesia la llamada del Señor para ser sacerdotes es fundamental y necesaria. El sacerdote no es el único y no es el “jefe” principal de todo, pero es imprescindible. Necesitamos en la Iglesia muchos y santos sacerdotes, garantes de un futuro lleno de esperanza en la Iglesia y en el mundo, ayer, hoy y siempre.

El Señor, que nunca abandona a su pueblo, siempre le regala todas las vocaciones que necesita, aunque siempre necesita la respuesta libre de los que son llamados. Y el Señor sigue bendiciendo nuestra Diócesis de Guadix. En estos últimos años, la ordenación de nuevos sacerdotes ha sido un gran regalo para nuestra Iglesia diocesana, que se ve fortalecida con un ramillete de jóvenes presbíteros que, respondiendo a la llamada del Señor, han consagrado su vida en el ministerio sacerdotal. Las comunidades parroquiales a las que han sido destinados se alegran por esta savia nueva que solidifica la seguridad de que el Señor siempre está atento a nuestras necesidades.

Y este Amor desbordante del Señor se hace tangible en los nueve seminaristas de nuestro Seminario mayor de San Torcuato, que ya se preparan para recibir el regalo del ministerio sacerdotal en los próximos años. Cinco de ellos se forman en las diferentes dimensiones de la formación con vistas al sacerdocio, realizando sus estudios en Granada, afiliados a la Facultad de Teología de la Universidad eclesiástica San Dámaso de Madrid.

Este año, todos se han unificado en el Seminario Mayor San Cecilio de la Archidiócesis de Granada, para poder vivir mejor todo lo que el Papa pide a los seminarios en España y poder estar cerca de nuestra Diócesis, a la que pertenecen, a la que han de conocer con profundidad para servirla mejor y en la que en un futuro serán incardinados. Quiero agradecer al Arzobispo Metropolitano de Granada, al Rector y formadores del Seminario de Granada, haber hecho muy fácil este proceso y haber puesto a disponibilidad de la Diócesis de Guadix todos los medios necesarios para esta aventura vocacional. Desde Granada será más fácil venir con frecuencia a realizar tareas pastorales. La presencia de los seminaristas en la Catedral y en las celebraciones diocesanas son un verdadero incentivo vocacional para todos los jóvenes diocesanos. Cada vez que se hacen presentes, la Diócesis se llena de alegría y sigue mirando con esperanza al futuro. Los cuatro seminaristas restantes están en diferentes etapas pastorales: dos en el año propedéutico y dos en la etapa pastoral. Os pido que recéis por ellos para que sean fieles a la vocación que han recibido y puedan prepararse para ser santos sacerdotes.

Una Diócesis sin seminaristas es como un hogar en el que falta la calidez del padre, por eso estamos muy agradecidos al Señor por enviarnos seminaristas. Un clero joven, acompañado por la imprescindible experiencia de nuestros sacerdotes más mayores, es una apuesta segura para el futuro diocesano.

Y junto a los seminaristas del Seminario Mayor tenemos la alegría de 19 niños y adolescentes que están viviendo la experiencia del Seminario en familias. La vocación al sacerdocio puede surgir, como así lo muestra la historia de la salvación, de la Iglesia y de nuestra propia Diócesis, en la infancia y en la adolescencia. Acompañados por el equipo de pastoral vocacional y por el Rector del Seminario, se forman desde sus hogares, donde los padres son también acompañados por el Seminario, y en sus ámbitos educativos, para ir discerniendo su posible vocación al ministerio sacerdotal. Una vez al mes se encuentran en las instalaciones diocesanas de la Casa de Espiritualidad “Beato Medina Olmos” y en las del Seminario para consolidar una formación más específica como seminaristas.

En esta etapa hay que acompañar, especialmente, a los candidatos, para garantizar un crecimiento sano y armónico de la persona, para ir discerniendo en libertad su vocación. Y en este desarrollo integral, las familias son un eje fundamental del proceso, así como los colegios y las clases de religión. En contacto con las parroquias, esta triada – familia, comunidad educativa y parroquia- colaboran juntos por el bien futuro de los niños y adolescentes.

8.- Pastoral vocacional: ¿Por qué no ser sacerdote?

Invito a toda la Diócesis a sentirse corresponsable en la tarea de suscitar y acompañar a los jóvenes que muestren cualidades para ser sacerdotes. Todos hemos de trabajar en este campo mostrando interés, orando, siendo sensibles a esta necesidad urgente de la Iglesia. La Diócesis debe promover una cultura vocacional, clima favorable a las vocaciones sacerdotales. Aquí la tarea de los sacerdotes y su testimonio alegre en el ejercicio fundamental es imprescindible y necesario. Sería signo de gran vitalidad pastoral que cada comunidad parroquial pudiese presentar candidatos para el ministerio sacerdotal. Queridos sacerdotes, os pido que fomentéis la presencia de los monaguillos en las parroquias, y que podáis proponerles y acompañarlos para, los que en libertad deseen acoger la llamada, ser algún día sacerdotes.

Necesitamos la ayuda de todos para que nuestros seminaristas estén bien formados, centrados espiritualmente en el sentir de la Iglesia y capacitados intelectualmente. Es la mejor forma para afrontar los retos pastorales de la nueva evangelización.

El equipo de Pastoral Vocacional, en conexión con el de Pastoral Juvenil, han de ser acogidos por todos los sacerdotes de la Diócesis para ayudarles en esta tarea de alentar las vocaciones al ministerio sacerdotal en cada comunidad, alegrando la vida diocesana y a la Iglesia universal. Hemos de salir al encuentro de los posibles candidatos con los medios que tenemos a nuestra mano. Que ningún niño, adolescente o joven, se quede sin ser sacerdote porque nunca hubo nadie que le animó y dio a conocer tan bella vocación en la Iglesia.

9.- Presbiterio diocesano.

Doy gracias al Señor por todos los sacerdotes que, en medio de muchas dificultades, pero con un testimonio precioso de entrega, adornan la vida de nuestra Diócesis. Ayudemos y queramos a nuestros sacerdotes, empujemos con ellos la única barca de la Iglesia que ha de seguir navegando en medio del mundo.

Entre las tareas primeras y principales preocupaciones del Obispo están sus sacerdotes. Por un misterio hondo de fraternidad sacramental y de comunión jerárquica, y por una razón práctica de organización, el Obispo no puede llevar a cabo su tarea sin sus presbíteros, “próvidos cooperadores del orden episcopal” (LG 28). Los presbíteros no pueden existir sin un Obispo que los ordena y los envía. En la entraña del presbítero está su relación con el Obispo como constituyente de su ser y de su misión pastoral.

Es necesario que todos nos sintamos custodios unos de los otros, queridos sacerdotes, respetando la libertad de cada uno, pero siempre atentos a lo que los hermanos necesitan. A veces, es mejor “molestar” a un hermano que quizás lo esté pasando mal, que, por un falso respeto a la intimidad, alguno pueda caer sin ser sujetado en los brazos fraternales.

Al Delegado del Clero y a los Arciprestes les encomiendo, especialmente, esta tarea que es de todos: estemos, junto al Obispo, muy cerca de lo que los hermanos sacerdotes necesiten.

Atendamos todas las dimensiones de la vida del presbiterio. Es muy importante y siempre urgente fortalecer la dimensión humana en nuestras relaciones fraternas; cuidemos la amistad sacerdotal entre nosotros; estemos atentos a la salud, a los problemas familiares en los que podamos ayudar, al descanso sacerdotal, para que siga brillando la ilusión en la vida ministerial.

Preocupémonos de fortalecer la dimensión espiritual: que todos los sacerdotes, porque lo necesitamos, hagamos Ejercicios Espirituales cada año; alimentemos nuestra vida espiritual asistiendo a los retiros y encuentros de arciprestazgo; frecuentemos la confesión sacramental, la oración personal, el rezo de la Liturgia de las Horas y la celebración diaria de la Eucaristía, de la que hemos nacido y para la que hemos sido ordenados. Sin vida espiritual será imposible sobrevivir sacerdotalmente en medio de tantas limitaciones y contradicciones. Nuestro trato íntimo con el Señor actualizará, cada día, el don recibido por la ordenación presbiteral: “Te recuerdo que reavives el don de Dios que hay en ti por la imposición de manos” (1 Tm 1,6).

La formación continua nos ayuda a cuidar la dimensión intelectual de nuestro sacerdocio: leer, estudiar, investigar, a pesar de las muchas tareas pastorales y del cansancio, nos ayudará a ser responsables con predicaciones no improvisadas ni cuidadas, para poder dar a nuestros fieles el mejor alimento espiritual, que nosotros hemos recibido primero. Atender las necesidades espirituales y la formación de nuestros fieles requiere no vivir del pasado, actualizando siempre esta dimensión tan importante y tan necesaria.

Y siempre dispuestos en la caridad pastoral, que es el motor de nuestro sacerdocio, el celo por las almas hasta dar la vida, a gastarla como el buen pastor, como lo hizo nuestro Santo Patrón San Torcuato y tantos buenos sacerdotes y mártires de nuestra Iglesia diocesana. La caridad pastoral se concreta en nuestras tareas cotidianas en la parroquia y servicios que se nos han encomendado. Gastar nuestra vida, nuestro tiempo, lo que somos y tenemos para llevar a todos los que se nos han encomendado al Amor de Cristo. Y en esta tarea de entrega, la caridad pastoral también requiere cuidarnos para poder cuidar. Las tentaciones del activismo y de la falta de oración e intimidad con el Señor, pueden desvirtuar la verdad de la caridad pastoral. Vivamos esta dimensión de nuestro sacerdocio en nuestro presbiterio, junto a nuestros hermanos sacerdotes, al servicio de los laicos y los consagrados de nuestra Diócesis.

Cuidemos a nuestros sacerdotes ancianos que necesitan el cariño y la cercanía de aquellos a los que sirvieron a lo largo de su vida. Un sacerdote lo es incluso aunque ya esté retirado. Su corazón siempre será un corazón orante por las necesidades de toda la Iglesia. Os pido a los fieles que, como soléis hacer con tanto mimo, os preocupéis, visitéis y acompañéis a los sacerdotes mayores de nuestra Diócesis. El Obispo, el Delegado episcopal para el clero, con el presbiterio, tiene siempre la tarea de estar muy pendiente de estos hermanos que son pilar firme de todos nuestros trabajos. La casa sacerdotal “San Juan de Ávila” es una apuesta diocesana para este cuidado y atención de nuestros hermanos sacerdotes mayores. Agradezco a las Hermanas de la Congregación de Marta y María el empeño que ponen por atender este hogar tan sacerdotal y tan diocesano.

Este curso hemos acogido a cinco hermanos sacerdotes que han pedido venir a nuestra Diócesis. Siempre por medio de sus Obispos o superiores generales, cuando son miembros de la vida consagrada, hemos mostrado la disponibilidad universal a la Iglesia. Podemos ofrecerles los recursos materiales y humanos adecuados, incluso la posibilidad de que se puedan formar en alguna Universidad Teológica en España, teniendo una Diócesis de acogida, viviendo entre nosotros. Ellos nos ofrecen la ayuda de su servicio ministerial en el sacerdote, que, sin duda, es un alivio precioso para la vida pastoral de la Diócesis. La Iglesia es católica porque es universal, es decir, abierta siempre al intercambio de dones, materiales y personales. Seamos siempre Iglesia acogedora y misionera.

No olvidemos nunca a nuestros sacerdotes diocesanos que están en la misión. En Honduras, Roma, Argentina, entre otros lugares, tenemos una parte de nuestra Diócesis. Tengamos contacto con estos hermanos, que pertenecen a nuestro presbiterio. Que nunca se sientan desgajados de la Vid diocesana. Comunicaros con ellos, visitadlos alguna vez y, sobre todo, rezad mucho por ellos y por esa tarea misionera que realizan con tanta entrega y generosidad. El pasado agosto he podido ver de primera mano esta tarea misionera, de manos de nuestro querido hermano Patricio y de Andrés Porcel. Cada uno, en distintas tareas, me han mostrado el rostro precioso del alma misionera. He podido visitar colegios, donde miles de niños estudian y pueden ser cuidados, incluso recibiendo el alimento para toda la jornada. He gozado celebrando y conociendo las Populorum (centros donde los jóvenes sin posibilidades económicas y con problemas de largas distancias viven juntos, rezan y comparten la vida mientras tienen cerca una Universidad para estudiar), guarderías, parroquias, etc. y mucho amor derramado entre los más pobres. Sólo puedo dar gracias a Dios por nuestros misioneros. Qué orgulloso me sentía con ellos en aquellas tierras hondureñas, compartiendo sus largas jornadas misioneras.

10.- 2025: Año Jubilar de la Esperanza: “Spes non confundit”.

Hablar de Iglesia diocesana es hablar siempre de caminos de Esperanza. El gran evento eclesial para este curso pastoral tiene como corazón una virtud teologal: la Esperanza. Es el tono que la Iglesia ha de vivir por los 2025 años del nacimiento de Jesucristo, el Único Salvador.

Nos preparamos en este primer trimestre, último del año 2024, para celebrar en el 2025 el gran acontecimiento al que el Papa Francisco ha convocado a la Iglesia universal. El pasado 9 de mayo, Solemnidad de la Ascensión de Jesucristo, el Papa hacía pública la Bula “Spes non confundit”, “La Esperanza no defrauda” (Rm. 5,5), con la que convocaba un Año Jubilar que tiene como corazón la Esperanza, que es Cristo mismo. Comenzará en Roma, con la apertura de la puerta santa en la Basílica de San Pedro el 24 de diciembre, concluyendo el 6 de enero de 2026. En las Diócesis se abrirá solemnemente el domingo 29 y se cerrará el 28 de diciembre de 2025. En Roma y en las Iglesias particulares, el Papa nos invita a vivir “un encuentro vivo y personal con el Señor Jesús, anunciándole siempre a todos y en todas partes, como nuestra esperanza” (1Tim 1,1).

Se trata del jubileo ordinario, que continúa una antigua tradición desde que Bonifacio VIII, en 1300, instituyera el primer Año Santo, y que cada pontífice convoca cada veinticinco años. Recordamos agradecidos los últimos Años Jubilares: el convocado por San Juan Pablo II en el año 2000, celebrando los dos mil años del nacimiento de Jesucristo, al cruzar el umbral del nuevo milenio; así como el jubileo extraordinario de la Misericordia, que el Papa Francisco nos regalaba en el 2015. Ahora se nos convoca a vivir el Amor de Dios en la esperanza cierta de la salvación de Cristo. Nos dice el Papa que este Año Santo 2025 “orientará el camino hacia otro aniversario fundamental para todos los cristianos: en el 2033 se celebrarán los dos mil años de la Redención realizada por medio de la pasión, muerte y resurrección del Señor Jesús”.

Con palabras de San Pablo a los Romanos, este Año Jubilar nos alienta a que nada ni nadie nos separe del Amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, porque “esta esperanza no cede ante las dificultades, porque se fundamenta en la fe y se nutre de la caridad, y de este modo hace posible que sigamos adelante en la vida”. Como San Pablo, vivimos la experiencia realista de que la vida se teje de alegrías y dolores, que el amor se pone a prueba cuando aumentan las dificultades y la esperanza parece derrumbarse frente al sufrimiento. Sabemos que “la tribulación produce la constancia; la constancia, la virtud probada; la virtud probada, la esperanza” (Rm 5,3-4). Y todo es un don de la Gracia, de Cristo, que nos invita, en la paciencia peregrina de esta vida, a no perder nunca de vista la Esperanza eterna hacia la que caminamos, como meta definitiva y plena de los anhelos del corazón humano. Todo lo que experimentamos en el camino de la existencia se expresa en la peregrinación, como elemento fundamental del Año Jubilar: buscar el sentido de la vida, redescubriendo el valor del silencio, del esfuerzo, de lo esencial. Todo traspasado por la experiencia de la fuerza del perdón de Dios, que sostiene nuestro camino personal y comunitario.

El jubileo quiere impulsarnos a mirar la Esperanza que sólo nos da Dios en Jesucristo y que nos recuerda lo efímero de este mundo y la belleza sólida de la vida eterna, del cielo. Es una esperanza que estamos llamados a descubrir en todo lo que nos rodea y en lo que ocurre en nuestro mundo, en los llamados “signos de los tiempos”, como lo designó el Concilio Vaticano II. A todos los interrogantes que genera nuestra realidad, la Iglesia ha de responder mostrando el “sentido de la vida presente y de la vida futura y sobre la mutua relación de ambas” (GS, 4). El mal y la violencia son superados por todo lo bueno que hay en el mundo creado por Dios.

A pesar del pecado y las limitaciones, Dios, por medio de nuestro servicio, quiere seguir recreándolo todo y transformando los signos negativos de los tiempos en signos de esperanza: la guerra en paz para el mundo; la pérdida del deseo de transmitir la vida, en una visión de la existencia llena de entusiasmo para compartir con los demás y abiertos siempre a la vida en una maternidad y paternidad responsables; frente a tantas condiciones de penuria –el Papa nos recuerda a los presos, privados de libertad- tener signos tangibles de esperanza, ayudar a las personas a su inserción y recuperación desde la confianza en sí mismos y en la sociedad, reclamando condiciones dignas para los reclusos, el respeto a los derechos humanos y sobre todo la abolición de la pena de muerte, en donde estuviera vigente, por ser inadmisible para la fe cristiana y enemiga de toda esperanza, perdón y renovación; transformar la soledad de los enfermos en un canto de esperanza, expresada en cercanía de afecto y visitas que desalojan la soledad del corazón, haciendo de las patologías o discapacidades, que limitan notablemente la autonomía personal, una oportunidad para amar más; girar positivamente los sueños derrumbados del futuro, de la falsa ilusión de las drogas, de la delincuencia, de la búsqueda de lo efímero en la confusión que oscurece el sentido de la vida de los jóvenes, convirtiéndolos en entusiasmo por un porvenir digno y lleno de esperanza, que hace de las generaciones más jóvenes una verdadera alegría para la Iglesia y el mundo; ayudar a que las frustraciones por prejuicios y cerrazones de los migrantes, se traduzcan en esperanza en la acogida para recuperar la dignidad y el derecho a construir un futuro mejor, especialmente para los exiliados, desplazados y refugiados; transformar la soledad y el sentimiento de abandono de muchos ancianos, en esperanza agradecida que sabe valorar su experiencia de vida, su sabiduría y el aporte que ofrecen para construir la sociedad civil y la comunidad cristiana, especialmente haciendo de los abuelos el mejor camino para la transmisión de la fe en los más jóvenes; que la carestía de millares de pobres, escándalo de un mundo con grandes recursos pero que prioriza la carrera armamentística, se convierta en esperanza que no se acostumbra a que hermanos nuestros no tengan una vivienda digna ni el alimento suficiente. Es necesario el equilibrio digno entre el Norte y el Sur que anule los desequilibrios comerciales, la deuda ecológica y el uso desproporcionado de los recursos naturales.

En nuestra Diócesis iremos concretando la posibilidad de peregrinar a Roma, así como la inclusión de este Año Santo en las actividades en cada parroquia o institución eclesial para vivir con intensidad esta fecha en el calendario de la Historia de la salvación.

11.- Prioridades pastorales: Laicos, Familia-Vida y jóvenes.

1.- Laicos.

En la visita pastoral que he realizado a cada una de las comunidades parroquiales de nuestra Diócesis, he podido apreciar la vitalidad de tantos laicos en las diferentes tareas eclesiales: catequistas, miembros de Hermandades y Cofradías, profesores de religión, voluntarios en Cáritas, grupos de matrimonios, encuentros de oración, coros parroquiales, jóvenes en torno a la vida parroquial, miembros de los consejos pastorales y de los asuntos económicos, ministros extraordinarios de la comunión, sacristanes y ángeles que cuidan, limpian y adecentan litúrgicamente las parroquias para celebrar dignamente los sacramentos de la Iglesia, y otras muchas tareas con muchas almas generosas sembrando evangelio y construyendo Iglesia. Los laicos son, en número, la gran población mayoritaria de nuestra Diócesis y hemos de incentivar su compromiso eclesial.

Sigamos trabajando, apoyando a la Delegación de Apostolado Seglar y a nuestra delegada, para que los laicos de nuestra Diócesis sigan descubriendo su vocación bautismal, formándose en la fe de la Iglesia, sintiéndose acompañados por los sacerdotes y acogidos en las parroquias en los diversos carismas, ayudándolos desde la oración a fortalecer la llamada bautismal a dar testimonio público de la fe en todos los ámbitos de nuestra sociedad. Es necesario seguir promocionando el protagonismo de los laicos en la Diócesis, ayudándoles a un mayor compromiso en la Iglesia y en el mundo. Nos será de gran ayuda el Consejo Diocesano de Laicos y sus orientaciones, su compromiso diocesano para ser embajadores de esta vitalización de los laicos en cada rincón diocesano. Las orientaciones y documentos que han emanado del Congreso de Laicos, celebrado en Madrid en 2020, nos han dado las líneas que durante estos años estamos implementando diocesanamente: Primer anuncio, acompañamiento, formación y testimonio en la vida pública.

En este campo laical, quiero animar a los profesores de religión a entregarse sin descanso en su tarea evangelizadora en los ámbitos educativos y su compromiso en las aulas, verdadera apuesta por el futuro. Os invito, querido profesores, a estar muy cerca de las parroquias, a conocer a los párrocos de los lugares donde impartís vuestras clases y a trabajar juntos implicando a los jóvenes en la parroquia y en su vida. Estar en contacto con la Delegación de Pastoral Juvenil y Vocacional será un camino concreto de ayudar a vuestros alumnos a conectar con la vida diocesana.

A todos los miembros de nuestras Hermandades y Cofradías los animo a seguir trabajando en sus sedes canónicas e integrándose en la vida de las comunidades parroquiales, donde están sus sedes canónicas. No podemos engañarnos: nuestra verdadera devoción a los titulares no puede reducirse a los días en que preparamos la estación de penitencia o a un encuentro anual. Nuestros titulares siempre son camino irrenunciable para unirnos a la vida sacramental de la Iglesia, especialmente la Eucaristía dominical. Cuando un cofrade experimenta deseos de una mayor formación, cuando frecuenta la santa misa y se implica en las necesidades de la parroquia, cuando trabaja por los más pobres en Cáritas y está dispuesto a transmitir su fe siendo catequista o miembro de algún grupo parroquial, entonces está expresando la verdadera fe y devoción a los titulares de la cofradía, que se hace vida en el transcurrir diario de la Iglesia.

Los ministros extraordinarios de la comunión es otro de los campos en los que los laicos pueden hacer mucho bien en nuestra Iglesia diocesana. A veces, un sacerdote es responsable de varias parroquias y tener laicos instituidos oficialmente, con Decreto del Obispo y presentados en la comunidad en el marco de la celebración eucarística como ministros de la comunión, será una ayuda impagable para poder llegar a todos, especialmente a los enfermos, llevándoles el Pan de Vida eterna, celebrando la liturgia de la Palabra y acercando la presencia Eucarística a los fieles. Lo que los laicos están llamados a hacer en la Iglesia, háganlo y seamos todos proactivos para que sean respetados en sus deberes y formados, según la mente de la Iglesia, para hacer frente a sus obligaciones. El Delegado episcopal de liturgia acompañará la formación de estos ministros y los convocará una vez al año para poder encontrarnos con ellos.

2.- Familia-Vida.

Desde San Juan Pablo II, y teniéndolo a él como gran impulsor, la Iglesia nos ha ofrecido, en los sucesivos pontificados, un rico magisterio sobre la Familia y el Evangelio de la vida, sobre el significado del cuerpo humano, la necesidad de la formación en los principios de la bioética, sobre la relación esponsal de los cónyuges y el don sacramental de la transmisión de la vida, la necesidad del acompañamiento de los jóvenes que han sido llamados al matrimonio, la cercanía con los matrimonios noveles, la respuesta a los problemas tecnológicos en el campo de la gestación, etc.

En los últimos cursos, la Delegación de Familia y Vida está trabajando incansablemente en toda la Diócesis. Nuestros queridos delegados, Jesús e Inma, con gran sentido de Iglesia, acuden a todas las convocatorias nacionales de la subcomisión de Laicos, Familia y Vida, formándose en las orientaciones del magisterio en la Iglesia universal en este campo y volcando todo en nuestra Diócesis. Les agradezco todo lo que han trabajado, la ilusión y el esfuerzo que han puesto en esta encomienda, contagiando a muchos en esta urgencia eclesial. Agradezco también al consiliario de la Delegación todo su esfuerzo por atender las necesidades en este campo pastoral.

Han sido muchos los pasos que hemos podido dar en pro de la familia y la vida: se ha constituido el Consejo Diocesano de Familia y Vida; se trabaja en el COF para atender todas las demandas; se han establecido grupos de la “Oración de las madres” en muchas de nuestras parroquias; se han constituido grupos de Amor conyugal; se ha apoyado la presencia de los Equipos de Nuestra Señora en Guadix; ha nacido un equipo de Proyecto Raquel; celebramos en la Catedral la bendición de las familias, las bodas de plata, oro y platino, la bendición de niños recién nacidos y de madres gestantes, bendición de novios; celebramos una preciosa Semana de la familia en toda la Diócesis; vigilias y encuentros de oración por la vida, jornada de abuelos y mayores, encuentros para cuidar la espiritualidad conyugal con retiros, charlas de formación, y otros muchos momentos en los que vamos testimoniando al Dios de la Vida.

Apoyemos todos este campo prioritario de la evangelización, en medio de las tempestades ideológicas que la amenazan. Si nuestras familias están en Dios, nuestro mundo será transformado desde el amor, desde la gratuidad y desde la esperanza.

En este campo, la atención a los más mayores es una urgente tarea pastoral. Como sabéis, se constituyó el Secretariado para la pastoral con mayores, donde está incluido el movimiento de Vida Ascendente, con varios grupos en nuestra Diócesis. La Jornada de los abuelos y mayores que el Papa Francisco ha regalado a la Iglesia universal, nos ayuda a ser conscientes, mucho más en nuestro territorio diocesano donde son muchísimas las personas ancianas y solas, de esta urgencia pastoral. Cáritas atiende este campo, pero es tanta la mies que todos los obreros son pocos. Fortalezcamos esta sensibilidad en nuestra pastoral para que ningún mayor se quede sin recibir al Señor en los últimos años de su vida en esta tierra. Y comuniquemos a Cáritas la necesidad de atender a los que encontremos en condiciones indignas. En este campo, también el Secretariado diocesano de la pastoral de la salud ofrecerá caminos y medios para cuidar a los que se encuentran en la cruz del dolor y la enfermedad.

Seguiremos también en nuestra Diócesis trabajando en la formación e implementación de todos los protocolos acerca de la prevención de los abusos sexuales a menores. El abuso de menores es una lacra de nuestro tiempo, también dentro de la Iglesia. Por eso, siguiendo la pauta de Juan Pablo II, de Benedicto XVI y sobre todo de Francisco, hemos de tomarnos todos en serio la formación en este tema. Seamos embajadores de la dignidad del ser humano, denunciando, si conocemos algún delito en este campo, en la oficina diocesana de la protección de menores, promoviendo la información y la educación preventiva de todos en nuestras instituciones diocesanas.

3.- Jóvenes.

La apuesta de la Iglesia por los jóvenes está en primera línea pastoral. Agradezco a los delegados de Juventud todos sus esfuerzos por movilizar en nuestra Diócesis a los adolescentes y jóvenes en las diferentes actividades que se programan. La Delegación de Juventud empieza a constituirse como un referente en el crecimiento cristiano de los jóvenes. Los momentos de encuentro y de adoración al Santísimo ayudan, por el encuentro con el Señor y con los amigos, a fortalecer la vida espiritual de las generaciones más jóvenes. Rezar, confesarse, estar con los demás en torno a Cristo es el mejor antídoto contra un futuro sin sentido.

Agradezco a la Delegación de Juventud y a los voluntarios que ayudan, dedicando mucho tiempo, todos sus desvelos para que podamos participar en los encuentros nacionales y en las Jornadas Mundiales de la Juventud, que tanto bien hace a los jóvenes, a sus familias y a los amigos y con los que después se encuentran al regresar. Todos estamos experimentando la alegría de los frutos que está dando la experiencia de todos los que pudimos ir y a acompañar a los jóvenes en la última Jornada Mundial en Lisboa. Este mismo mes, con un autobús venido desde Portugal, se estrechaban los lazos fraternos con la comunidad de Lagarteira, que nos acogía el pasado año en la rica experiencia de la acogida en las diócesis portuguesas, preámbulo de la Jornada Mundial. Son muchas las vocaciones, para toda la Iglesia, las que empiezan a emanar de estas experiencias.

La peregrinación diocesana de jóvenes a la Virgen de la Presentación, en Huéneja, que hacemos al inicio de cada curso, nos ayuda a calentar motores para todo el año. Os invito a todos a participar en esta experiencia eclesial.

En fin, apoyemos todos a la Delegación de Juventud que está llamada a continuar y hacer crecer el camino que recorren ya: llevar a los jóvenes a Jesucristo, abrirles el Corazón del Señor para que perciban que ese Corazón me ama, me perdona, me conoce, me comprende, ha dado su vida por mí. “Me amó y se entregó por mí” (Ga 2,20). Y descubrir la belleza y la hondura de ese Corazón en su Iglesia. Un joven necesita más que nadie de ese grupo, de esa comunidad que le acompaña en su crecimiento de fe. Esa es la Iglesia, que se hace más visible en los grandes encuentros de jóvenes, como las Jornadas Mundiales de la Juventud y en otras convocatorias juveniles. Y eso mismo, ayudarles a vivirlo en el día a día del grupo de amigos, en el colegio o instituto, en la propia familia. Y en ese buen caldo de cultivo, los jóvenes encontrarán su vocación.

Pido a los delegados de jóvenes que atiendan, especialmente, a nuestros jóvenes universitarios: que se sientan acompañados en esta etapa de su vida. Si ellos están cuidados por nosotros, podrán ser evangelizadores en la Universidad y en el mundo de la cultura, haciendo presente a Jesucristo y su Evangelio. Que nuestros jóvenes siempre tengan un sacerdote cercano que pueda ayudarles a crecer en la fe para testimoniarla.

12.- Cáritas: esperanza concreta en nuestra Diócesis.

La caridad cristiana es esencial y central en la vida de la Iglesia. Cristo, “que, siendo rico, por nosotros se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza” (2Co 8,9) nos da la clave: “Amaos unos a otros como yo os he amado, en esto conocerán que sois mis discípulos” (Jn 13,34). Desde el comienzo, los apóstoles cuidaban a los pobres de la comunidad. “Sólo nos pidieron que nos acordáramos de los pobres, lo cual he procurado cumplir” (Ga 2,10), relata san Pablo, al hacer la gran colecta para los pobres de Jerusalén.

El Papa Francisco nos recuerda constantemente que sólo incorporando a los pobres en nuestro ángulo de visión estaremos en línea con la misión de Jesús. “La belleza misma del Evangelio no siempre puede ser adecuadamente manifestada por nosotros, pero hay un signo que no debe faltar jamás: la opción por los últimos, por aquellos que la sociedad descarta y desecha” (EG 195)

Este es el ser de Cáritas: que haya verdadero amor en todas las comunidades, expresado en la atención a los que más sufren. Por eso es necesario que en todas las parroquias exista Cáritas. Pido a todos los sacerdotes y fieles de la Diócesis que no haya ninguna comunidad en la que no esté presente Cáritas y donde los más pobres sean los más importantes.

Agradezco al Delegado episcopal de la Acción Caritativa y Social, a la directora de Cáritas diocesana, a sus técnicos y voluntarios, a todos los equipos de las Cáritas parroquiales y a la gran familia de voluntarios y bienhechores de la Diócesis, todos sus desvelos para atender a los más pobres y vulnerables de nuestro territorio diocesano y para sembrar sensibilidad para que todos vivamos la caridad, intrínseca a la fe.

Cáritas siempre ha sabido a estar a la altura de lo que los pobres han necesitado: lo han demostrado sirviéndolos con mucho amor, una vez más, en la pandemia, donde han atendido a muchas personas, casi todas mayores y solas, en la geografía diocesana. Y como ésta, han atendido muchas crisis diarias de familias a las que abrazan como si fueran el mismo Cristo. Estoy muy feliz del buen funcionamiento de nuestras Cáritas y es un orgullo encontrarme siempre con este servicio fundamental para el alma de la Iglesia.

Cáritas tiene una larga historia en nuestra Diócesis desde su fundación. Cáritas cumple 60 años con su presencia oficial en la Diócesis de Guadix. Y digo “presencia oficial” porque la caridad siempre ha estado presente en nuestra Diócesis desde el inicio de la fe cristiana, en el siglo I de nuestra era.

Diecisiete años después de la fundación de Cáritas Española, esta institución eclesial llegaba a Guadix con la erección canónica por el entonces obispo, Monseñor D. Rafael Álvarez Lara, un 26 de abril de 1964, aprobándose sus primeros estatutos en 1968.Desde entonces, ha ido creciendo en recursos, personal, voluntarios, usuarios y tareas, adaptándose a las necesidades que van surgiendo, para dar una respuesta que las mitigue y atender a los que más sufren en nuestra Diócesis, verdaderos rostros de Cristo crucificado y centro de todas nuestras tareas pastorales.

Son muchos los momentos destacados, por los que hemos de dar gracias al Señor, en la historia del compromiso de Cáritas en nuestra Diócesis: la distribución de alimentos en los años 60; el Plan Baza, que tanto bien hizo en aquella ciudad y que dio a luz a Cáritas Interparroquial entre los bastetanos, a partir del buen hacer de las Conferencias de San Vicente de Paúl, constituidas por gran parte de cristianos procedentes de los Cursillos de Cristiandad; el Plan Diocesano Social, en tiempos del obispo D. Gabino Díaz Merchán; la Asamblea Diocesana de los años 80, que buscaba hacer de nuestra Diócesis una Iglesia que comparte; la ayuda a la población gitana; la creación del Centro de Transeúntes y la fundación de Proyecto Hombre Granada, en tiempos del obispo D. Juan García-Santacruz; la Residencia de Mayores de Huéneja, en tiempos del obispo D. Ginés García; la promoción del empleo con múltiples cursos de formación y capacitación profesional en los últimos años, así como la ayuda prestada durante la pandemia, a pesar de las dificultades del momento. Hoy, Cáritas Diocesana tiene proyectos de formación profesional; de atención a personas mayores; de atención a la mujer, especialmente a las madres en situación precaria; de acompañamiento de jóvenes; de reparto de alimentos y ropa, así como otros muchos con los que abraza corazones desgarrados de hermanos que sufren.

Y en estos 60 años, Cáritas ha sido la Iglesia que ha llevado el Amor a todos nuestros hermanos más vulnerables: 60 años de Amor por los demás.

Aprovecho esta ocasión para felicitar a nuestra Diócesis por esta bellísima historia de fe en la caridad, vivida en lo concreto de cada momento histórico. Doy gracias por los que se entregaron en Cáritas, por los que creyeron que el amor todo lo puede y todo lo transforma. A los que terminaron su peregrinación en esta tierra, pido al Señor que los haya acogido en sus brazos misericordiosos y obtengan la recompensa de la Vida Eterna; a los que seguimos aquí, que sepamos, con nuestras limitaciones, pero con nuestra apuesta por la caridad, seguir iluminando la oscuridad egoísta y “ombliguista” de nuestro mundo, sabiendo pasar la antorcha a las nuevas generaciones que han de afrontar el reto de los años futuros.

Van surgiendo nuevos campos urgentes que atender, ampliando nuestro deseo de amar siempre más: los inmigrantes, de diferentes continentes y con diferentes necesidades, son cada vez más entre nosotros. Desde la Iglesia no nos corresponde la solución política, nada fácil cuando la avalancha es creciente e incontenible. A nosotros nos corresponde la acogida a todos, “fui forastero y me hospedasteis… a Mí me lo hicisteis” (Mt 25,35). No podemos mirar para otro lado, aunque el asunto nos desborda y hemos de hacerlo con mucha humildad y sin echar la culpa a los demás. Hagamos lo que esté a nuestro alcance, aunque ello nos suponga alguna incomodidad. El Secretariado diocesano de migraciones, en contacto con Cáritas, seguirá trabajando para que esta realidad de las migraciones esté en el centro de nuestros cuidados pastorales.

Así mismo, pensemos caminos para atender más y mejor a los más mayores y a los solos de nuestra Diócesis. Todos los esfuerzos serán poco en esta necesidad que todos captamos en nuestros pueblos y ciudades.

Existen los pobres, no los podemos esconder ni aún menos ningunear. “A los pobres los tendréis siempre con vosotros” (Mc 14,7). Un cristiano no puede mirar para otro lado o hacerse el desentendido, y menos aún negar que exista el problema, sino que ha de acercarse como hizo el buen Samaritano, bajándose de su cabalgadura y acercándose para vendar sus heridas (Lc 10,25-37). Ellos, los pobres, nos evangelizan, nos desinstalan, nos provocan una sana incomodidad. Salen a nuestro encuentro para interpelar nuestras vidas. La actitud cristiana será la de compartir algo de lo que legítimamente tenemos y ofrecerlo a todas esas bolsas de pobreza llenas de personas, que no tienen ni lo elemental. ¿Cómo es posible que en un mundo desarrollado como el nuestro, en la cultura del bienestar, se generen por contraste estas bolsas de pobreza, y de una pobreza tan extrema y durante tanto tiempo? Si en esta Diócesis hay católicos, eso no puede permitirse por más tiempo. Salgamos al encuentro de estas personas, de estas parejas jóvenes, de estos niños y niñas, y aliviemos entre todos tanta pobreza acumulada en sus vidas. Y, sobre todo, llevémoslos a disfrutar de los dones de la redención, del anuncio del Evangelio. La opción de la Iglesia es preferencialmente hacia los últimos, a los más pobres de los pobres. Queremos darlo a conocer en nuestras parroquias y comunidades cristianas. Queremos ser portavoces ante las autoridades locales de los que no tienen voz y casi ninguno de sus derechos. La Iglesia se siente especialmente interpelada a despojarse para ayudar a que los derechos de esos niños y adultos sean reconocidos y respetados.

Esto es lo que hicieron los santos y los mártires a lo largo de la historia y es nuestra tarea prioritaria hoy como Iglesia para el mundo. El Evangelio que proclamamos se hace creíble cuando no usamos a los pobres, hablando de ellos pero siguiendo por nuestro mismo camino. Se hace creíble y auténtica nuestra fe cuando hay conversión en nuestra forma de vivir, de consumir, de disfrutar, cuando el corazón desea y ama estar junto a los crucificados de nuestro mundo, cuando abrazamos a los pobres de verdad. Así la caridad evangeliza y nuestra fe es verdadera.

Queridos miembros de Cáritas, os animo a vivir con fuerza y buena acogida el nuevo curso que ahora iniciamos. Ayudadnos a que todos podamos corresponder mejor a la urgencia de la evangelización desde la caridad, multiplicando los signos de esperanza como testimonio de la presencia de Dios en el mundo. Cáritas, como ha hecho cada día de su existencia, es el gran espejo para poder gritarles a todos en el próximo Jubileo que “la Esperanza nunca defrauda”.

13.- San Torcuato, Patrón de la Diócesis: peregrinemos a Face Retama.

Nuestra Diócesis tiene el honor histórico, ratificado históricamente, de ser la Prima sedes Hispaniae. El mandato del Señor «Id al mundo entero y predicad el Evangelio», tuvo un impacto profundo y transformador en los Apóstoles y en los primeros cristianos, porque estos lo entendieron como el deseo directo de Jesucristo de expandir la Buena Nueva a todos los pueblos de la tierra. No era una sugerencia, sino una misión urgente que debían cumplir; por eso la Iglesia nació misionera y tiene que permanecer misionera hasta el fin de los tiempos.

Los primeros cristianos se convirtieron en evangelizadores apasionados de la persona y las obras de Cristo, dispuestos a dejar atrás sus vidas y comodidades para llevar el mensaje del Señor a lugares más remotos.

Sabían que eran parte de algo más grande que ellos mismos, que eran un instrumento y un medio para la salvación del mundo, «el que crea y se bautice se salvará». Y esto, en el contexto romano, por casi tres siglos, les supuso la persecución y, en muchos casos, también la muerte. Porque el Evangelio, ayer y hoy, suponía y supone un desafío a las ideologías y estructuras de poder pagano, al pensamiento dominante relativista, a los dioses falsos que se levantan por doquier. Los cristianos afrontaron la persecución y martirio por su fe, sin abandonar su misión. Y gracias a la obediencia de los primeros cristianos a este mandato, el cristianismo se expandió rápidamente por todo el Imperio Romano, hasta Guadix.

San Torcuato es el Sembrador del evangelio en nuestra tierra, el Primer Obispo con sede estable en Hispania; San Torcuato, el primero de los Siete Varones Apostólicos enviados por San Pedro y San Pablo, el fundador de la Diócesis de Guadix.

La llegada de san Torcuato a la importante colonia Iulia Gemella Acci, la actual Guadix, marcó el inicio de la evangelización cristiana en las tierras de la Bética. Su predicación, más allá de relatos legendarios, supuso el comienzo de la historia del cristianismo en la península Ibérica, ya que, a partir de la fundación de la Diócesis Accitana, se fueron estableciendo otras Diócesis y se fue extendiendo la fe cristiana por todo el territorio, contribuyendo de manera fundamental a la expansión del Evangelio, como atestigua de modo indiscutible la celebración del Concilio de Elvira, en los primeros años del siglo IV, convocado por Teodosio de Córdoba y presidido por Félix de Acci.

El ardor apostólico de san Torcuato nos invita a vivir hoy, en el siglo XXI, el Evangelio de manera auténtica y comprometida. Siendo misioneros donde nuestra vida se desarrolla. Siguiendo el ejemplo de San Torcuato, podemos ser testigos del Evangelio en nuestro entorno, compartiendo nuestra fe con los demás y dando testimonio de la esperanza que nos da Cristo.

San Torcuato nos invita a vivir el Evangelio con alegría y entusiasmo. Su legado sigue vivo, porque la Iglesia que él fundó sigue viva, fiel a Cristo en su mandato misionero y en la escucha de la Palabra, que queremos guíe nuestros pasos como antaño guió los suyos hasta Guadix.

La misión de San Torcuato, y los demás varones apostólicos que le acompañaron en la evangelización Hispana, sigue teniendo una total relevancia espiritual y pastoral en nuestros días. El mensaje del Evangelio que ellos predicaron está marcado por la conversión, la esperanza y el amor fraterno, elementos que siguen siendo el núcleo de la vida cristiana. Hoy, vivir el Evangelio que predicaron San Torcuato y sus compañeros implica renovar el compromiso con la fe, encarnar los valores del cristianismo en la vida cotidiana y mantener viva la herencia espiritual que ellos nos dejaron.

En un mundo cada vez más secularizado, el testimonio de san Torcuato nos invita a ser portadores de la luz del Evangelio en nuestras comunidades, a construir una sociedad más justa y fraterna basada en los principios evangélicos de la dignidad humana y el amor al prójimo. Siguiendo el ejemplo de San Torcuato, los cristianos de hoy estamos llamados a ser misioneros en nuestro entorno, testificando con nuestras vidas la fe que recibimos de nuestros antepasados.

La Diócesis de Guadix, como continuadora de la obra de San Torcuato, mantiene viva la tradición evangelizadora de la Iglesia a través de su Obispo, de sus sacerdotes y fieles laicos, difundiendo el mensaje de Cristo, en un mundo, el nuestro personal, que necesita urgentemente los valores del Evangelio. Vivir hoy el legado de San Torcuato implica compromiso con la verdad, servicio a los demás y una firme esperanza en la salvación prometida por Cristo.

San Torcuato no solo fue el primer evangelizador de Guadix, sino también el pilar en la propagación del cristianismo en nuestra región. La Diócesis de Guadix, como el primer obispado de la península, es testigo de la fe inquebrantable que ha perdurado a lo largo de los siglos. Y que hoy, más que nunca, estamos llamados a vivir y transmitir con el mismo fervor que San Torcuato lo hizo hace más de dos mil años.

Por la importancia de San Torcuato en la Iglesia de España y para nuestra Diócesis, desde hace varios años estamos recuperando, gracias a la labor del Delegado de Patrimonio y un equipo de voluntarios que trabajan incansablemente, el lugar donde fue martirizado nuestro santo Patrón: Face Retama. Invito a todas las comunidades parroquiales a peregrinar en este Año Santo Jubilar de la Esperanza, a visitar la iglesita del martirio y rezar allí por la Iglesia y por nuestra Diócesis; conocer la cueva-monasterio que los arqueólogos instruidos han datado en el siglo IV; la hospedería con esas pinturas reliquias que narran la vida y el martirio de San Torcuato y que datan del siglo XVIII; las instalaciones y el entorno natural que ha sido y sigue siendo lugar de conversiones, de grandes milagros y sin duda, lugar de encuentro, por medio de San Torcuato, con Cristo.

Una vez al mes se celebra la Eucaristía en la iglesia del martirio de San Torcuato y cada domingo por la tarde, exposición del Santísimo, rosario y oración. Sueño con la presencia de una comunidad contemplativa en aquel lugar; que entre los miembros de esa comunidad hubiera un sacerdote para celebrar cada día la Eucaristía; una comunidad que además de dedicarse a la oración y al recogimiento pueda atender a todos los peregrinos que llegan a ese corazón espiritual del Geoparque; incluso soñamos que en algunas de las cuevas próximas algún día podamos hacer una hospedería para atender a quienes quieran retirase al silencio y a la oración. Dios, que nunca se deja vencer en generosidad, ya está abriendo puertas para estos sueños y este año daremos pasos significativos para que, en un tiempo no muy lejano, todos estos sueños se hagan realidad en Face Retama.

Valorando el gran testimonio de nuestra Iglesia martirial, a través de la Delegación de la Causa de los Santos y con las comisiones “ad casum” constituidas, seguimos trabajando en la causa de los Siervos de Dios Avelino Aguilera Huertas y 50 compañeros presuntos mártires, que como nuestro Beato Manuel Medina Olmos entregaron su vida por la fe. La Comisión histórica, prácticamente, ha finalizado su trabajo y pronto podremos abrir oficialmente la causa a nivel diocesano. En los próximos meses podremos prepararnos espiritualmente para tan gran y festivo evento diocesano.

Y esta sensibilidad martirial nos invita a trabajar a todos con el Secretariado Diocesano “Ayuda a la Iglesia necesitada”. San Torcuato no es pasado. Hoy en el mundo son muchos los cristianos perseguidos a causa de la fe. Son hermanos nuestros, países hermanos, que necesitan que oigamos sus historias y que abramos nuestro corazón a la ayuda y a la oración. Que todas nuestras parroquias y todos nuestros fieles sepan de esta institución pontificia, presente en nuestra Diócesis y con muchas ganas de ayudarnos a todos a dilatar nuestra mirada a lugares y hermanos nuestros que están sufriendo solamente por confesar su fe. Reivindiquemos el respeto fundamental al derecho de profesar la fe y a no ser perseguidos nunca por nuestros sentimientos religiosos, como derecho fundamental de la dignidad del ser humano.

14.- Iniciamos una nueva visita Pastoral.

Este curso iniciaré la segunda visita pastoral a las comunidades de nuestra Diócesis. La visita pastoral en la vida del obispo nunca termina, es permanente. Además de las salidas constantes a las comunidades parroquiales para celebrar el sacramento de la Confirmación, la fiesta de los Patronos de la localidad o para bendecir una imagen, unas campanas, un nuevo altar o un retablo, así como para otros momentos significativos de una comunidad, durante el primer trimestre me reuniré con los Arciprestes y con el Consejo Episcopal para programar y empezar a recorrer de nuevo, en el segundo trimestre, cada uno de los arciprestazgos en visita pastoral, digamos, más oficial.

Es para mí una ocasión privilegiada de tratar con cada sacerdote, de palpar la vitalidad de esa parroquia en concreto. Es ocasión de alentar la vida pastoral, de agradecer a tantas personas que trabajan en la edificación de la Iglesia. Cuando se quiere silenciar la tarea ingente de la Iglesia, cuando se proclama que el influjo de la Iglesia es irrelevante en nuestra sociedad, yo repito una y otra vez que quienes afirman eso no conocen la realidad de cerca. En nuestra Diócesis, no existe otra fuerza social, ni cultural, ni política, ni económica, con tanto influjo como la Iglesia católica. Ahora bien, ese influjo debemos aprovecharlo para la expansión del Evangelio, porque constatamos que la secularización gana cada vez más terreno.

Después de la experiencia vivida en estos años, en la primera visita pastoral, veo urgente comenzar visitando todos los anejos y celebrando, donde no lo haya hecho, la Eucaristía. Da igual que sean pocos los fieles que habiten en ese lugar, Cristo quiere estar con ellos y el obispo quiere tener un rato tranquilo compartiendo con ellos la fe, oyendo sus necesidades y abriendo caminos para que nadie en la Diócesis se sienta olvidado por la Iglesia. Gracias a Dios, he podido apreciar el gran esfuerzo de nuestros sacerdotes atendiendo cada una de estas pequeñas localidades, muchas veces a cuenta de su descanso y salud. Y estoy muy agradecido por esta entrega que honra a los presbíteros de cada uno de los pueblos y anejos de la Diócesis.

Quiero igualmente en este curso, hacer una visita pastoral a cada una de las Delegaciones y Secretariados de la curia diocesana, abriendo caminos de revisión y promoviendo equipos en toda la Diócesis. Los delegados y directores de los secretariados lo son para toda la Diócesis y es importante que juntos tomemos conciencia de esta necesidad diocesana. Soy obispo de cada uno de los rincones de la geografía diocesana y tengo la primera responsabilidad pastoral de que cualquier cristiano, viva donde viva, sea partícipe de toda la vida eclesial, que quizás pueda estar más presente en las grandes localidades. Que nadie, por vivir en un anejo lejano y poco habitado, se quede sin recibir las buenas noticias de tanta vida y medios que tenemos en la Diócesis para vivir la fe.

Parte de la visita pastoral este curso y repartidos en los tres trimestres, consistirá en un encuentro personal y largo con cada uno de los sacerdotes. Aprendo mucho oyendo a mis hermanos presbíteros y juntos poder analizar la vida diocesana, los gozos y las sombras de nuestra realidad y de nuestras actividades, pidiéndoles que ofrezcan orientaciones y disponibilidad para que el “modo misión” sea la clave de nuestra Diócesis.

La intención de estas dimensiones de la Visita Pastoral, a la que el Derecho canónico obliga[1] al obispo, nunca es fiscalizar. Ciertamente que, aunque estoy obligado, no lo hago bajo ningún tipo de coacción canónica, sino con un corazón deseoso y agradecido a tantas historias bonitas que toco, de tantas buenas personas que encuentro y de tantos magníficos sacerdotes que se desgastan por el bien de sus feligreses. ¡Cuánto disfruto en la visita pastoral en el contacto directo con todos! La visita pastoral es expresión de la vida de la Iglesia. Se trata de compartir, de encontrarnos y de, revisando, mirar juntos al futuro de nuestras parroquias y comunidades.

15.- Patrimonio diocesano y amor a nuestra Catedral, Iglesia madre.

Os invito a todos a cuidar, promocionar y poner en valor nuestro rico patrimonio sacro que, en comunión con la Delegación Diocesana de Patrimonio, ha de estar siempre en el corazón de los sacerdotes y de todos los fieles. Aunque son pocos los recursos económicos con los que contamos, no podemos dejar de abrir caminos para la restauración y custodia de todo lo que hemos de poner al servicio de todos, como expresión elocuente de nuestra historia bimilenaria. En fechas próximas podremos bendecir un museo arqueológico en los bajos de nuestra Catedral que se une a todos los proyectos culturales que quieren promocionar la rica historia de esta zona granadina. Pido a todos que colaboremos con nuestros esfuerzos y ayuda para poder hacer frente a tantas urgencias en una Diócesis que, por ser tan antigua, requiere mayor cuidado de su patrimonio para poder entregarlo a las próximas generaciones.

Y como icono de nuestro patrimonio sacro, nuestra Catedral. Este templo es el Templo principal de la Diócesis de Guadix. Es su Santa Iglesia Catedral, lugar donde se reúne la comunidad creyente para celebrar los grandes misterios de la fe católica a lo largo del año litúrgico, especialmente la Pascua anual del Triduo Pascual y la Pascua semanal del domingo. Es, por tanto, un lugar de culto, que atiende y sirve el Cabildo: a diario la Misa y el Oficio; los domingos, las Misas y confesiones. Y en muchas ocasiones, celebraciones de la piedad popular con todo el mundo cofrade, particularmente en la Semana Santa, que tiene en la Catedral su carrera oficial. Cada vez se celebran más eventos religiosos en nuestra Catedral, normalmente presididos por el obispo, con la acogida correspondiente del Cabildo, a cuyo presidente-Deán y miembros les agradezco siempre sus servicios y disponibilidad.

Vuelvo a invitar a todos los fieles de la Diócesis a peregrinar cada año a su Santa Iglesia Catedral, como ya lo hacen grupos, parroquias, arciprestazgos, colegios, etc. en visitas de diario o a la Misa del domingo. “Qué alegría cuando me dijeron: vamos a la Casa del Señor” (Salmo 122). El Cabildo de la Catedral ofrece todo tipo de facilidades para realizar esta peregrinación. No debiera quedarse ningún escolar sin visitar su Catedral, con la explicación previa o posterior adecuada. No debiera quedarse ningún arciprestazgo, ninguna parroquia sin esta peregrinación cada cierto tiempo. La Catedral pertenece al ámbito católico de la fe, es un referente como lo es el obispo que preside la comunidad diocesana. Hay lugares que hablan por sí mismos, como lo es la pila bautismal donde uno fue bautizado, como lo es la Catedral de la Diócesis en la que uno vive, y es signo de unidad de toda la comunidad. Y más, esta preciosa Catedral de Guadix.

Visitemos todos nuestra Catedral. No basta con ilustrar la historia, la génesis, los elementos arquitectónicos, los elementos artísticos, sino de ayudar y provocar una experiencia estética, profundamente humana, que abre a la experiencia de Dios. Y en continuidad con esa experiencia profunda, ofrecer confesionarios atendidos para el encuentro sacramental con Dios por parte de católicos, a veces menos cerca de la práctica religiosa. A nuestra Catedral acuden al confesionario personas que, al vivir el impacto de la belleza de este templo, se han encontrado de bruces con Dios y han hecho una buena confesión. Aunque sólo fuera por la posibilidad de que esto suceda, vale la pena ofrecer este servicio sacramental continuo. Ojalá pueda ponerse al alcance de todos los visitantes, y hacer de la riqueza de este monumento una catequesis permanente de los misterios cristianos, que han quedado plasmados en piedra, en madera, en pinturas, en arquitectura.

Conclusión

Caminemos este curso pastoral 2024-25 con la seguridad de que el Señor nunca abandona a su pueblo. Todos somos enviados con la alegría de vivir la belleza de nuestra fe en el mundo y construyendo en comunión la Iglesia. Sintamos orgullo de nuestra Iglesia diocesana, de nuestras instituciones, sacerdotes, consagrados, asociaciones de fieles, Hermandades y Cofradías, de nuestro Patrimonio, de ser Hijos de Dios. Sintamos la llamada personal del Señor, que nos llama con nuestro nombre, a ser los evangelizadores de este momento histórico tan apasionante.

Que la Virgen, tan presente y amada en cada uno de los rincones de la Diócesis, sea nuestro espejo para calzarnos los zapatos del Evangelio y llevarles a todos el Amor de Dios, manifestado en Cristo, en la fuerza del Espíritu Santo.

San Torcuato, Patrón de la Diócesis de Guadix, guarda y fortalece nuestra fe.

Con mi afecto y bendición.

+Francisco Jesús Orozco Mengíbar

Obispo de Guadix

 

[1] “El Obispo tiene la obligación de visitar la diócesis cada año total o parcialmente, de modo que al menos cada cinco años visite la diócesis entera” (canon 396, § 1).- La Visita pastoral es definida “como el alma del gobierno episcopal” (Bartolomé de los Mártires, Stimulus Pastorum, Roma 1572): Cf Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Pastores Gregis, (16.10.2003), 46.

 

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Seminaristas y sacerdotes dominan el diálogo con Ángel Lafuente

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El Seminario Diocesano acogerá los días 2, 3 y 4 de octubre, de 10.00 a 13.00 horas, un curso muy interesante sobre oratoria impartido por el ilustre profesor Ángel Lafuente. Los destinatarios de dicha formación son los seminaristas y los sacerdotes que deseen mejorar esta materia.

El curso tendrá lugar del 2 al 4 de octubre, de 10.00 a 13.00 horas, en el Seminario Diocesano y los sacerdotes que deseen participar en él pueden inscribirse llamando al vicerrector, Fernando Luque, al teléfono 608 00 34 59. 

El curso, titulado «Las tres carreras imprescindibles: hablar en público con placer escénico, conseguir una personalidad imbatible y dominar el diálogo», será impartido por el profesor Ángel Lafuente Zorrilla, licenciado en Filosofía por las universidades de Comillas y Complutense, entre otras titulaciones, quien fue locutor y presentador de TVE durante 35 años. 

El contenido y el método de su curso es totalmente novedoso y ha sido seguido por entidades públicas y privadas de toda la geografía, en diversos partidos políticos y medios de comunicación social. Formó a 250 personalidades españolas comprometidas con el cambio climático. 

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Mª Dolores Blanca: «Mena es único, un maestro barroco y contemporáneo»

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Mª Dolores Blanca es restauradora del arzobispado de Granada y doctora en Bellas Artes. En su tesis ha estudiado la técnica del maestro Pedro de Mena, y los resultados de su investigación ven la luz ahora en un libro promovido por la Diócesis de Málaga

Acaba de publicar «Técnicas escultóricas barrocas a través de la obra de Pedro de Mena y Medrano». ¿Cuál fue su primer contacto con obras de Pedro de Mena?
Mi primer contacto con Pedro de Mena fue cuando restauré la Inmaculada Concepción del oratorio privado del Palacio Arzobispal de Granada en el año 2012. Una imagen firmada y fechada en 1658 de delicada maestría y originalidad, que porta sobre una esfera de cristal con los símbolos lauretanos de la Tota Pulchra y el dragón apocalíptico tal como lo describe San Juan “la Virgen que aplasta al dragón en representación del sacrificio instaurado en el devenir eterno”. Fue el inicio de mi relación con Mena y que rápidamente se ampliaría al restaurar nuevas obras, descubriendo así a un maestro barroco que me acompañaría incansablemente a lo largo de una década. Son numerosas obras las que he restaurado, la mayoría muy alteradas y deterioradas por intervenciones anteriores que enmascararon sus policromías originales. Entre ellas destacamos en Granada las dos Vírgenes de Belén de la iglesia de San José de Purchil, la Santa Teresa de la iglesia de Alhendin, el San Francisco de Asís de la iglesia imperial de San Matías, la Inmaculada Concepción de la iglesia de Santa Ana de los Ogijares; en Málaga la Inmaculada Concepción de la colección de Hernando Pérez Díaz, la Inmaculada Concepción del Seminario Mayor, el Niño Jesús de cuna de la abadía cisterciense de Santa Ana.

¿Cómo decide que sea él el centro de su tesis?
Durante años estuve valorando las posibilidades de varios temas para la tesis doctoral si encontrar el aliciente necesario para decidirme. Al restaurar la Inmaculada Concepción del oratorio privado del Palacio Arzobispal de Granada quede atrapada y admirada por el virtuosismo estético y técnico de Mena. Ya tenía tema de investigación.

¿Por qué no se había investigado antes desde ese punto de vista la obra de Mena?
Los restauradores somos una profesión muy maltratada y en el fondo muy poco valorada, con un trabajo de mucha responsabilidad que te exige amplios conocimientos técnicos y científicos que se rigen con apoyos económicos casi inexistentes.  Por lo que son pocos los restauradores que nos podemos permitir el lujo de dedicarnos a la investigación y a publicar. Conocemos de sobra las publicaciones desde el punto de vista de los historiadores del arte, hablando de las técnicas barrocas  con cierta ligereza, pero nunca desde el punto de vista de las lentes del taller y del laboratorio. Es en la ultima década cuando han comenzado a aflorar publicaciones de restauradores con afán de aportar a la comunidad científica una documentación inédita para convertirse en manuales de los futuros restauradores. Tenemos que destacar la publicación de Carmen Garrido sobre la técnica de Velázquez, a María Camino Roberto sobre la técnica del brocado aplicado en Aragón, a Constatino Gañan Medina sobre las Técnicas y evolución de la imaginería polícroma en Sevilla, o María Luisa Menéndez sobre la Técnica de Joaquín Sorolla.

¿Qué elementos aporta su trabajo investigador al estudio del artista? ¿Qué proceder o técnica le ha resultado más llamativo?
En este libro no solo se habla de las técnicas de Pedro de Mena, la finalidad ha sido completar ese vacío documental respecto a las técnicas en la escultura barroca, empleando a Mena como pieza clave e hilo conductor de una época y desde el punto de vista de la restauración. El inicio fue mi tesis doctoral, exclusivamente sobre la técnica de Pedro de Mena, pero cuando más indagaba sobre el estudio, mas me daba cuenta de la ausencia de publicaciones respecto a las técnicas escultóricas desde un punto de vista científico, de la necesidad de contrastar la realidad analizada con las fuentes documentales de los antiguos tratados artísticos, esclareciendo así terminologías en desuso o mal empleados. Lo que, además, me llevó a estudiar otras técnicas no empleadas por Mena, pero que nos define la riqueza artística de su época; técnicas como la talla en piedra, en yeso o marfil, el empleo del papelón o la tela encolada, el barro y la cera… técnicas que desarrollo como un capítulo previo.

¿Qué diferenció a Mena y su técnica de otros autores de la época?
Mena es único, la delicadeza de sus tallas, los acabados de su policromía, su elegante y dulce composición nos introduce a una obra casi contemporánea, admirada y valorada actualmente de forma independiente se sus valores religiosos por los artistas contemporáneos y por grandes museos a nivel internacional. 

¿Qué vínculo tiene su estudio con la diócesis de Málaga?
La idea de esta publicación fue iniciada por un compromiso que adquirí con nuestro Excelentísimo y Reverendísimo monseñor Don Francisco Javier Martínez, arzobispo emérito y, que fue una realidad gracias al Excelentísimo y Reverendísimo monseñor Don Jesús Catalá, obispo de Málaga, al financiar esta publicación y hacerme participe con su magnífica exposición Pedro de Mena Granatensis Malacae que tuvo lugar en el Palacio episcopal de Málaga comisariada por José Luis Romero Torres y organizada por Gonzalo Otalecu , y que enlazamos con la exposición Pedro de Mena Granatensis que se realizó en este mismo lugar, en el año 2019. La exposición fue una gran oportunidad, fue un lujo poder comparar en una misma sala las obras de Mena que se encontraban desperdigadas en instituciones y monasterios de la península y fuera de ella. Aunque sepamos las dimensiones, o hayamos estudiado las obras de forma independiente, es al juntarlas cuando realmente eres capaz de apreciar sus diferencias, sus tamaños reales… su diversidad. Además, esta exposición y su catálogo fue el detonante de poder compartir documentación e impresiones con colegas de profesión e incluso con conservadores de museos como el Museo Nacional de Historia y Arte de Luxemburgo donde se encuentran depositadas numerosas obras de Mena. Firmamos un convenio de colaboración junto con el Prof. Dr. Hans-Joachim Schubert para estudiar en profundidad las imágenes electromagnéticas realizadas en las obras de Mena y que tan generosamente compartieron conmigo.

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Alfonso Aguiló: «El trato discriminatorio a la educación privada y concertada es evidente»

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Por su interés, reproducimos a continuación la entrevista a Alfonso Aguiló, presidente de Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE), que firma María Curiel en el Diario El Debate.

Aquí puede leer la entrevista original publicada en El Debate.

Save The Children elaboró un informe en el que retrataba la situación de los conciertos en España, y concluyó que este modelo educativo sufre un problema intrínseco de falta de financiación por parte del Gobierno

La infrafinanciación de la educación concertada es un hecho contrastado. La pasada semana la organización Save The Children elaboró un informe en el que retrataba la situación de los conciertos en España, y concluyó que este modelo educativo sufre un problema intrínseco de falta de financiación por parte del Gobierno.

Alfonso Aguiló es presidente de la Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE) desde el año 2015. Con diez libros publicados sobre temas de educación y antropología afirmó en redes sociales que el citado informe «enriquece el debate público y confirma una realidad que venimos denunciando desde hace años: la escuela concertada esta infrafinanciada y con eso las políticas públicas discriminan a los alumnos y familias que quieren elegirla». Ahora atiende a El Debate por teléfono.

María Curiel 

–La organización Save the Children ha elaborado un informe en el que retrata la situación de infrafinanciación que viven hoy en día los colegios concertados españoles. ¿Está usted de acuerdo con la integridad del informe?

–Yo estoy de acuerdo con el diagnóstico general de que la concertada está infrafinanciada. Luego, como sucede con todos los informes largos, hay muchos detalles en los que no estoy de acuerdo. Pero bueno, sí, estoy de acuerdo en el mensaje general.

–¿Cree que esta infrafinanciación es el mayor problema de la educación concertada?

–Sí, el principal problema es que está infrafinanciada. Y eso hace que los centros tengan que pedir unas aportaciones voluntarias a las familias. Esto es una cosa que no nos gustaría tener que hacer. Hay muchos países en nuestro entorno de la Unión Europea que financian por igual a la enseñanza pública y concertada. En cambio, en España la financiación es aproximadamente la mitad y eso supone una discriminación a las familias que eligen la concertada.

–A su juicio, ¿cuál es el motivo de esta infrafinanciación?

–Es una cuestión presupuestaria. Y nosotros llevamos muchos años pidiendo que se corrija. No se podrá hacer de un día para otro, pero nos parece que se debe hacer. El problema es que no está siendo así. De hecho, en los Presupuestos Generales del Estado los módulos de conciertos crecen muy lentamente e históricamente muy por debajo del índice de coste de la vida.

–¿Cree que este Gobierno está ignorando a la educación concertada?

–Bueno, este Gobierno está más o menos en la misma línea de los anteriores: con un crecimiento muy modesto de esa financiación. Y nos parece por eso que habría que impulsar ese cálculo objetivo del módulo de conciertos y hacer un calendario para subir esa financiación de modo decidido.

–¿Cómo puede la CECE revertir esta tendencia?

–El Ministerio de Educación ha organizado una mesa para el estudio del módulo. Ya hemos tenido una reunión preparatoria, pero todavía no se ha convocado propiamente la mesa. Y en ese sentido nos parece que va muy lento. Nos gustaría que se cumplan las promesas que nos han hecho de que se va a acelerar.

–¿Afecta esto a la libertad educativa en España?

–Pues claro que afecta, porque cuando hay políticas públicas que discriminan a las familias que eligen centros concertados, pues lógicamente afecta a la libertad. Y las principales razones por las que se discrimina son las que hemos señalado siempre. Que los módulos de conciertos son muy bajos, que en muchos territorios las becas de transporte y comedor son solamente para los que se matriculan en centros públicos, que en muchos municipios las actividades extraescolares son solo para alumnos de centros públicos. Se pone muchos límites a que una familia elija un centro concertado. Sucede que las familias de menor renta, si tienen que costearse un transporte, el comedor, las extraescolares, no eligen el centro concertado. Esto perjudica a las familias y perjudica a los centros concertados. Y nos parece claramente injusto.

–Hay algunos sectores que sostienen que pagar por la educación genera desigualdad dentro de la sociedad. ¿Está usted de acuerdo con esta afirmación?

–Lo ideal sería que no hubiera que pagar. Hay países que tienen financiación completa y total del comedor, de los libros, de transporte, etcétera, y creo que nosotros pues podríamos lograr eso en no demasiado tiempo. Y esa es nuestra reclamación desde siempre.

–¿La educación privada está señalada?

–Está tratada de un modo discriminatorio. El trato discriminatorio es evidente y no hay más que ver las diferencias de financiación respecto a otros países de Europa.

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La educación privada de Andalucía pide un mayor esfuerzo para garantizar un sistema educativo «más plural» sin discriminación hacia la concertada y privada

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Reproducimos, por su interés, la información que recoge hoy el Diario La Razón sobre la situación de la educación concertada y privada en Andalucía.

Lee aquí la información publicada originalmente en el Diario La Razón

CECE-A valora que los más de 500 centros privados concertados y privados de la federación han comenzando el curso sin incidencias respecto a la escolarización y al alumnado

La Federación de Centros de Enseñanza Privada de Andalucía CECE-A ha valorado la normalidad en el inicio de curso y resalta que en los más de quinientos centros que la conforman lo hayan hecho sin incidencias en lo que se refiere a la escolarización y al alumnado. Además de desear un buen curso, solicita un esfuerzo de nuestros gobernantes para que se superen lasdistinciones entre “lo público y lo privado” y se camine hacia un sistema educativo de calidad, plural, en donde las familias puedan ejercer los derechos reconocidos en las leyes y en nuestra Constitución y en donde sean los alumnos la principal preocupación.

Desde CECE-A agradecemos los esfuerzos de la Consejería para solucionar los problemas detectados en cuanto a las atribuciones docentes y equivalencias del profesorado debido en parte a la falta de validación de titulaciones por el cuerpo de Inspectores, recordando que este procedimiento es necesario hacerlo con agilidad pues afecta a las nóminas del profesorado.

Igualmente hay otras áreas que requiere de solución. Así, el curso comienza en la enseñanza concertada, sin refuerzos educativos al haberse suprimido los que venían concediéndose a los centros en años atrás, por lo que el alumnado más necesitado no tendrá este apoyo tan necesario. Igualmente empezamos este curso sin la implementación de los módulos de la partida de otros gastos tan necesaria para el pago del personal del PAS y el mantenimiento de las aulas, conociendo la Administración el enorme déficit que tienen los centros.

También, la política en materia de conciertos educativos no está teniendo en cuenta en muchos casos la demanda de las familias y aún hay centros en los que las familias deben abonar la educación infantil de segundo ciclo, porque la administración a pesar de estar las aulas llenas se niega a sostenerlas con fondos públicos.

En cuanto a las actuaciones, proyectos y programas de la Consejería enmateria de equidad, les recordamos que deben implantarse en todos los centros sin distinciones, porque afecta directamente al alumnado andaluz, los cuales no deben ser discriminados por el centro que eligen para cursar sus estudios, máxime cuando las normas de escolarización son las mismas para todos los centros sostenidos con fondos públicos. Por ello hay programas que deben extenderse a todas las familias, como el PROA (Programa de refuerzo, orientación y Apoyo) y los auxiliares de conversación en centros bilingües.

De la misma manera, comienza este año la implantación de la Formación Profesional dual, en la que CECE ANDALUCÍA, está trabajando intensamente, con una dotación extra de 2 horas para la tutorización de los alumnos en el primer curso.

En cuanto a los centros de Infantil de 0-3 años, estamos a la espera de iniciar las negociación para dar cumplimiento al acuerdo sobre la gratuidad progresiva para esta etapa y la modificación del Decreto que la regula.

Recordar que el gobierno andaluz ha tenido que devolver el dinero que el gobierno central le adjudicó sólo para la creación de más plazas públicas, a sabiendas de que Andalucía tiene uno de los índices más elevados de escolarización en esta etapa voluntaria, y un sobrante de 20.000 plazas vacantes, por lo que la creación de más plazas sólo de titularidad pública produciría un desastre en el sector con cierres y despidos en numerosos centros que están prestando este servicio tan necesario y beneficioso para los menores.

El gobierno central se ha negado a que Andalucía destine esta partida a garantizar la gratuidad de las plazas existentes en beneficio de las familias andaluzas, al contrario de lo que sí ha aceptado en el País Vasco, en consecuencia Andalucía debe afrontar esta gratuidad estructural con fondos propios.

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