Celebraron así el Jubileo de los educadores, después de pasar por la Puerta Santa
Más de un centenar de educadores de todos los niveles, desde Educación Primaria hasta la Universidad, participaron en una peregrinación jubilar bajo el lema “Educadores de Esperanza”, en la que también estuvieron presentes padres y madres de alumnos, así como personal de administración y servicios. El encuentro, que tuvo lugar el viernes 28 de noviembre, a las 6 de la tarde, estaba convocado y organizado por la delegación diocesana de Enseñanza. Comenzó en el Hospital Real de la Caridad, donde los participantes fueron acogidos y recibieron pañoletas y pulseras antes de iniciar la peregrinación hacia la Catedral, pasando por la Plaza de las Palomas, en un ambiente festivo y de gran alegría.
Durante el recorrido, los asistentes caminaron juntos, cantando, hasta llegar a la Catedral, donde atravesaron la Puerta Santa, en el marco del actual tiempo jubilar que vive la Iglesia. La convocatoria se enmarca en las iniciativas diocesanas dirigidas al mundo educativo para vivir el Jubileo, también, como una oportunidad de renovación de la vocación docente cristiana.
Eucaristía jubilar en la Catedral
El motivo de esta peregrinación era ganar el Jubileo celebrando la Eucaristía en la Catedral. Fue una Eucaristía preparada con esmero, para acoger a todos los miembros de la comunidad educativa. Presidió la celebración el obispo diocesano, D. Francisco Jesús Orozco. En su homilía, el obispo recordó las palabras del papa León XIV en el Jubileo de los educadores, celebrado recientemente en Roma, adaptando ese mensaje a la realidad diocesana.
Así, Mons. Orozco habló de cuatro pilares esenciales para la educación cristiana hoy: interioridad, unidad, amor y alegría. E invitó a los presentes, todos relacionados de una u otra manera con el mundo educativo, a encarnar estos aspectos en su tarea diaria. También hubo alguna alusión a san Agustín, auténtico maestro en la fe, como acostumbra a hacer también el papa León en sus homilías.
Cuatro pilares para la educación cristiana
Recordando las palabras del papa León, el obispo se detuvo en los cuatro fundamentos para la educación cristiana. En relación con la interioridad, Mons. Orozco subrayó que, sin vida interior, cualquier propuesta educativa está llamada al fracaso. Sobre la unidad, insistió en la importancia de “ir todos a una”, pero siempre desde Dios, favoreciendo la comunión entre profesores, familias, alumnos y personal de los centros.
Al hablar del amor, recordó que no basta con transmitir conocimientos, sino que se necesita amor para que la enseñanza sea verdaderamente provechosa y transformadora. Por último, destacó la alegría como rasgo esencial de los maestros cristianos, llamados a educar con una sonrisa y a ser capaces de sacar también sonrisas de los alumnos, a pesar de las dificultades cotidianas.
Invitación a continuar el camino
Al final de la homilía, el obispo animó a los educadores a asumir estos cuatro fundamentos —interioridad, unidad, amor y alegría— como guía para su camino personal y profesional durante el curso. La celebración concluyó con un agradecimiento a todos los participantes por su testimonio y compromiso, y con la invitación a seguir viviendo el Jubileo como un tiempo de gracia para toda la comunidad educativa diocesana.
Antonio Gómez
Delegado diocesano de MCS. Guadix