En casi todas las capillas de la Catedral se pueden observar, en los laterales de los altares o retablos, unas consolas fijadas a los muros. Se trata de las llamadas credencias, cuya etimología procede del verbo creer, y que son repisas que se utilizaban a fin de tener a mano todo lo requerido para el desarrollo de la liturgia.
Recuérdese cómo las antiguas rúbricas permitían las misas en todas las capillas de un templo, siendo del todo frecuente que las celebraciones fueran simultáneas. Las credencias del tipo que decimos hace mucho que se encuentran en desuso, sustituidas por mesitas adaptadas para estos fines.
De las que cuenta la Catedral, las más interesantes a causa de su valor artístico son las dos que flanquean el retablo pétreo de la Capilla de la Encarnación. Ambas piezas, simétricas en cuanto a proporciones y hechuras, están labradas en mármol blanco contando como soportes respectivos de las bases, confeccionadas en piedra de agua, unos bustos angélicos con extraños casquetes en las cabezas.
La fantasía del escultor, el granadino Juan de Salazar, responsable de toda la labor escultórica de este recinto, parece que quiso imitar los tocados utilizados por los nativos de las provincias americanas. En todo caso, es un adorno tan singular como excéntrico tratándose de esta clase de iconografía.
El 7 de octubre celebramos la festividad de Nuestra Señora del Rosario, patrona de numerosas localidades de nuestra diócesis y titular de decenas de templos, hermandades y cofradías.
En las letanías lauretanas, nos dirigimos a ella como “reina de la paz”, título propio de la que es la madre del príncipe de la paz. Fue el papa Benedicto XV quien, un 5 de mayo de 1917, en plena I Guerra Mundial, incorporó esta letanía en el rezo del Rosario. Pocos días después, el 13 de mayo, tuvo lugar la primera aparición de la Virgen de Fátima, que pidió a los videntes: «Rezad el Rosario todos los días para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra».
Dos guerras mundiales después, inmersos ya en la “tercera guerra mundial por etapas”, el papa León XIV ha invitado de nuevo a todos a rezar el rosario por la paz durante todo el mes de octubre, «personalmente, en familia y en comunidad». Habrá una celebración especial el 11 de octubre, en la Plaza de San Pedro, dentro de la vigilia del Jubileo de la Espiritualidad Mariana y en el aniversario de la apertura del Concilio.
Oración en el rosario por la paz del papa Francisco
Oh María, Madre nuestra, estamos de nuevo aquí ante ti. Tú conoces los dolores y las fatigas que en esta hora abruman nuestro corazón. Nosotros elevamos la mirada hacia ti, nos sumergimos en tus ojos y nos encomendamos a tu corazón.
También a ti, oh Madre, la vida te reservó difíciles pruebas y humanos temores, pero fuiste valiente y audaz; confiaste todo a Dios, le respondiste con amor, te ofreciste incondicionalmente. Como intrépida Mujer de la caridad, fuiste rápidamente a ayudar a Isabel; con prontitud percibiste la necesidad de los esposos durante las bodas de Caná; con fortaleza interior en el Calvario iluminaste de esperanza pascual la noche del dolor. Por último, con ternura de Madre animaste a los discípulos temerosos en el Cenáculo y, con ellos, acogiste el don del Espíritu.
Ahora te suplicamos, ¡escucha nuestro clamor! Necesitamos tu mirada amorosa que nos invita a confiar en tu Hijo Jesús. Tú que estás dispuesta a acoger nuestros dolores, ven a socorrernos en este tiempo en que estamos oprimidos por las injusticias y devastados por las guerras; enjuga las lágrimas sobre los rostros sufridos de cuantos lloran la muerte de sus seres queridos, de sus propios hijos; despiértanos del letargo que ha oscurecido nuestro camino y despoja nuestros corazones de las armas de la violencia, para que se cumpla pronto la profecía de Isaías: «Con sus espadas forjarán arados y podaderas con sus lanzas. No levantará la espada una nación contra otra ni se adiestrarán más para la guerra» (Is 2,4).
Madre, dirige tu mirada maternal a la familia humana, que ha perdido el gozo de la paz y ha extraviado el sentido de la fraternidad. Madre, intercede por nuestro mundo en peligro, para que custodie la vida y rechace la guerra; para que cuide a los que sufren, a los pobres, a los indefensos, a los enfermos y a los afligidos, y proteja nuestra casa común.
Te suplicamos, Madre, la misericordia de Dios, ¡tú que eres la Reina de la paz! Convierte los corazones de quienes alimentan el odio, silencia el ruido de las armas que provocan la muerte, apaga la violencia que habita en el interior del hombre e inspira proyectos de paz en las decisiones de quienes gobiernan las naciones.
Madre, Reina del santo Rosario, desata los nudos del egoísmo y disipa las nubes oscuras del mal. A nosotros tus hijos llénanos con tu ternura, levántanos con tu mano bondadosa y danos tu caricia de Madre, que nos hace esperar el advenimiento de una nueva humanidad donde «el desierto será un vergel y el vergel parecerá un bosque. En el desierto habitará el derecho y la justicia morará en el vergel. La obra de la justicia será la paz» (Is 32,15-17).
Oh Madre, Salus Populi Romani, ¡ruega por nosotros!
Con motivo del fallecimiento, este sábado 4 de octubre, de Angelines Dorado, hermana de quien fuera obispo de Málaga, D. Antonio Dorado, Mons. José Antonio Satué ha remitido una carta de condolencia en nombre de la diócesis de Málaga.
En su misiva, remitida al párroco de Urda (Toledo), localidad natal de ambos hermanos, Mons. Satué afirma que la «diócesis de Málaga se une al dolor por el reciente fallecimiento de D.ª Angelines Dorado Soto, hermana del que fuera obispo de esta diócesis, nuestro querido y recordado D. Antonio».
Al mismo tiempo, –señala el prelado– «hacemos memoria agradecida a Dios por esta extraordinaria mujer y fiel creyente. Confiamos en que ya ha sido resucitada por Dios y goce, junto a su hermano, de la infinita misericordia divina y del amor eterno de Dios Padre».
En su mensaje, el Obispo de Málaga, en nombre de toda la Iglesia malacitana se une «en oración a todos sus familiares y amigos, así como al pueblo de Urda», pidiendo «que el Espíritu del Señor los acompañe con el don de la fortaleza y con el regalo de la fe en la resurrección».
Angelines Dorado recoge el título de Mayordomo Honorario de la Archicofradía del Santísimo Cristo de Urda otorgado a título póstumo a su hermano
Recientemente, con motivo del X aniversario del fallecimiento de D. Antonio, su pueblo natal lo distinguió, a título póstumo, como Mayordomo Honorario de la Archicofradía del Santísimo Cristo de Urda, en una celebración presidida por Mons. Cerro, arzobispo primado de Toledo junto a sacerdotes procedentes de Málaga y Toledo. El reconocimiento fue recogido entonces por su hermana, Angelines.
La localidad malagueña de Villanueva de Tapia celebra este domingo 5 de octubre, a las 19.30 horas, una Eucaristía presidida por el Obispo de Málaga dentro de los actos conmemorativos del 400 aniversario de la erección del actual templo parroquial.
El cronista local Juan Castillo Ordóñez, en la reseña histórica que ha publicado con motivo de este acontecimiento, señala que «Villanueva de Tapia es una población de la provincia y Diócesis de Málaga conocido aún hoy como “El Entredicho”, que es como aparece en todos los documentos anteriores a su fundación, es un trozo de tierra montaraz que se enclava entre tres provincias andaluzas, Málaga, Córdoba y Granada. El término fue comprado por el Licenciado D. Pedro de Tapia, oidor en las Cancillerías de Valladolid y de Granada y miembro del Consejo Real de Felipe III y al cual se le debe el nombre de Villanueva de Tapia. D. Pedro está casado con Dª Clara del Rosal hija del Alférez mayor de Loja Granada. En esa ciudad fundan el convento franciscano de la Santa Cruz. Y más adelante, tras serios problemas con los Duques de Osuna, señores de la cercana villa de Archidona y con los Duques de Baena, señores de la de Iznájar, compra en 1603 al Rey el “Partido del Entredicho” y su jurisdicción y pasa a ser “Señor de la Villa Nueva de Tapia” y pide a Roma se le conceda privilegio para construir una iglesia.
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La Bula de Erección está firmada por el florentino Maffeo Barberini, Urbano VIII en la Basílica de Sta. María la Mayor en el día 13 de abril de 1624 en el segundo año de su pontificado, pero a D. Pedro no le llegará hasta el año siguiente en que Julio Saccheti, Nuncio Colector General de estos reinos de España, la firmará y aprobará para su observancia el 8 de octubre de 1625. Y también se le comunica que las censuras y excomuniones impuestas años atrás, ya no tienen validez en su jurisdicción y que la iglesia parroquial estará dedicada a la advocación de S. Pedro Apóstol. Y que como patrono debe dotarla lo suficiente para poder mantener el culto divino. Ante los conflictos entre los dos obispados el de Córdoba y el de Málaga se llega a una concordia y al no poder ser integrada en el de Málaga por estar en el Arzobispado de Granada y regir en el las reglas del Patronato Real, se decide integrarla en el de Córdoba, sufragáneo del arzobispado de Toledo en esas fechas; y pagándose los diezmos la mitad a cada uno de los obispados. Esta situación se prolongó hasta la entrada en vigor del Concordato con la Santa Sede de 1958 que obliga a hacer coincidir los límites provinciales con los diocesanos».
En su historia la Iglesia Parroquial de S. Pedro Apóstol ha pasado por varias reformas, según Castillo: «la primera de la que hay constancia es en el año de 1788; siendo la más profunda la llevada a cabo en 1892 por D. Juan de Lara Granados párroco en esos años ya que el edificio fue declarado en ruinas por el ayuntamiento. La última reforma, que es la realizada en 1964/5 es la que le da su aspecto actual, en un estilo que podríamos clasificar como industrial, típico de finales de los años sesenta».
Jaén ha vivido una jornada única de fe y devoción con el «Magnum Rosarium Spei: Rosario de Esperanza del Santo Reino». Desde las primeras horas de la tarde, decenas de miles de fieles y visitantes, llenaban las calles del recorrido oficial para acompañar los pasos y seguir cada imagen de los misterios del Santo Rosario.
La procesión comenzaba a las 16:00 horas, con la salida en la calle Virgen de la Cabeza, de las primeras imágenes de los misterios gozosos. Antes de su llegada a la plaza de Santa María, el Obispo hablaba de esperanza y unidad, animando a todos a vivir el Rosario como un tiempo de oración, reflexión y comunión.
La Virgen de las Mercedes de Alcalá la Real abría la procesión magna, representando el Primer Misterio Gozoso: La Encarnación del Hijo de Dios; seguida de la Virgen de Zocueca, patrona de Bailén, con el Segundo Misterio: La Visitación de Nuestra Señora a su prima Santa Isabel; la Fuensanta de Villanueva del Arzobispo, con el Tercer Misterio: El Nacimiento del Hijo de Dios; la Virgen de Tíscar de Quesada, con el Cuarto Misterio: La Presentación de Jesús en el Templo; y cerraba los gozosos San José de Jódar, protector del Niño perdido y hallado, con el Quinto Misterio: El Niño Jesús perdido y hallado en el templo. Tras más de dos horas de recorrido, este primer grupo de imágenes alcanzó la plaza de Santa María, donde fue recibido con devoción por los fieles.
En el altar efímero ante la Puerta del Perdón de la Catedral se situaban la Virgen del Rosario, de Segura de la Sierra, y San Eufrasio, de Andújar. El Santo Rostro, símbolo de la Iglesia de Jaén, recorría la procesión bajo palio acompañado por el Obispo hasta la plaza de Santa María, donde presidía el rezo del Rosario con textos de Inmaculada Cuesta y Ramón Molina Navarrete, acompañado de MusicAlma. Una vez concluido el rezo de cada misterio, las imágenes comenzaron su recorrido de regreso desde la céntrica plaza de la ciudad.
A continuación, los Misterios Luminosos recorrieron la ciudad en un ambiente de gran emoción. El Bautista de Los Villares evocaba el Primer Misterio: El Bautismo de Jesús en el Jordán; la Virgen del Collado de Santisteban del Puerto representaba el Segundo Misterio: Las Bodas de Caná; el Sagrado Corazón de Jaén recordaba el Tercer Misterio: El Anuncio del Reino de Dios; el Cristo Resucitado de Martos recordaba el Cuarto Misterio: La Transfiguración; y la Santa Cena de Linares cerraba este bloque con el Quinto Misterio: La Institución de la Eucaristía.
Tras los luminosos, los Misterios Dolorosos trajeron un momento de recogimiento. El Señor orando en Getsemaní de Andújar abría esta parte con el Primer Misterio: La Oración de Jesús en el Huerto; seguido por el Cristo de la Columna de Úbeda con el Segundo Misterio: La flagelación de Jesús atado a la columna; y el Señor de la Humildad de Alcaudete con el Tercer Misterio: La coronación de espinas. A continuación, la venerada imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, el “Abuelo” de Jaén, avanzaba con el Cuarto Misterio: Jesús con la Cruz a cuestas camino del Calvario; y el bloque se cerraba con el Cristo del Consuelo de Cazorla evocando el Quinto Misterio: La crucifixión y muerte de Jesús.
Finalmente, los Misterios Gloriosos marcaron el solemne cierre de la procesión. El Cristo Resucitado de Linares proclamaba el Primer Misterio: La Resurrección del Hijo de Dios; el Resucitado de Jaén avanzaba con el Segundo Misterio: La Ascensión del Señor al cielo; los mártires San Bonoso y San Maximiano representaban el Tercer Misterio: La venida del Espíritu Santo; la Virgen del Alcázar de Baeza recordaba el Cuarto Misterio: La Asunción de María al cielo; y la Virgen de la Capilla, patrona de Jaén, cerraba la procesión con el Quinto Misterio: La coronación de María como Reina y Señora de todo lo creado.
Al finalizar el rezo de cada misterio, las imágenes emprendían de manera ordenada su regreso a las parroquias de acogida, con el acompañamiento de diversas bandas de cornetas y tambores.
Lo vivido hoy ha sido una auténtica experiencia de comunión y esperanza. Las calles se convirtieron en templo, la ciudad en altar y los fieles en asamblea orante, meditando la vida de Cristo con los ojos y el corazón de María.
La jornada ha concluido con la bendición del Obispo, con el Santo Rostro, y un espectáculo de luces y música frente a la Catedral, que puso el broche de oro.
La emoción desbordada en la plaza de Santa María se unía al agradecimiento de la Iglesia de Jaén, que veía en este Rosario Magno, no solo una página memorable de su historia reciente, sino, también, un impulso renovado para seguir caminando como pueblo de Dios en comunión y esperanza.
El Obispo de Huelva, Mons. Santiago Gómez Sierra, ha presidido en la mañana de este sábado, 4 de octubre, el Jubileo de los Consejos Diocesanos y Parroquiales de Pastoral y de Asuntos Económicos, un encuentro celebrado en las instalaciones del Colegio Diocesano “Sagrado Corazón de Jesús”.
La jornada, marcada por un clima de comunión y fraternidad eclesial, ha reunido a los miembros de los diferentes consejos de la Diócesis para vivir juntos este tiempo de gracia jubilar. Durante el encuentro, se ha puesto de relieve la importancia de la corresponsabilidad y la participación de los laicos en la vida y misión de la Iglesia diocesana, especialmente en los ámbitos de la pastoral y la gestión económica.
Mons. Gómez Sierra ha dirigido unas palabras de agradecimiento a todos los participantes por su entrega y compromiso al servicio de las comunidades parroquiales y de la Diócesis. Asimismo, ha invitado a continuar trabajando “con espíritu evangélico y sentido eclesial”, recordando que “toda tarea, por sencilla que parezca, contribuye a la edificación de la Iglesia”.
El Jubileo ha incluido un tiempo de oración y reflexión, así como momentos para el encuentro y la convivencia entre los asistentes. La celebración incluyó la Eucaristía, presidida por el Obispo, en la que se dio gracias a Dios por la labor que, de manera conjunta, realizan los distintos consejos en favor de la vida diocesana.
Con este Jubileo, la Diócesis de Huelva renueva su deseo de seguir caminando en unidad, fortaleciendo la comunión entre parroquias, consejos y organismos diocesanos al servicio del Evangelio.
Hoy, 4 de octubre, Jaén está viviendo una jornada histórica. No solo la capital, sino toda la provincia se une en torno al Rosario Magno de la Esperanza, un acontecimiento que trasciende lo procesional para convertirse en una gran celebración de fe.
En las calles de Jaén ya están las veinte imágenes marianas y cristológicas, llegadas desde toda la Diócesis, que representan los misterios del Santo Rosario: gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos.
La jornada comenzaba a primera hora de la mañana, en concreto a las 7, con la salida de la primera imagen, Nuestro Padre Jesús Nazareno, el “Abuelo” de Jaén, que iniciaba su traslado hasta la calle Virgen de la Cabeza. Allí, se han ido reuniendo todas las imágenes, procedentes de sus parroquias de acogida.
Desde las 11 de la mañana, la tienda del encuentro se ha convertido en un espacio de oración, donde los fieles han podido adorar al Santísimo Sacramento y acercarse al sacramento de la reconciliación.
Pasadas las 12 del mediodía, comenzaba la Santa Misa de campaña, celebración Jubilar de Hermandades y Cofradías, presidida por el Obispo de Jaén, Don Sebastián Chico Martínez, y concelebrada por el Obispo emérito de Jaén, D. Ramón del Hoyo López; el Vicario General, D. Juan Ignacio Damas; el Provicario General y Presidente de la Comisión de la Magna, D. José Antonio Sánchez; el Delegado del Jubileo, D. Bartolomé López Gutiérrez; el Delegado de Cofradías, D. Agustín Rodríguez; y una treintena de sacerdotes. Asimismo, han participado los seminaristas y algunos diáconos permanentes.
La Virgen del Rosario, de la Hermandad de la Amargura, de Jaén, iluminaba con su presencia el altar efímero, preciosamente adornado. El Evangelio fue proclamado por el diácono permanente, D. Manuel Rico. Y el acompañamiento musical corrió a cargo del Coro de la Santa Cena de Jaén.
Homilía
Durante la homilía, el Obispo quiso subrayar el sentido profundo de este Jubileo y el valor de la piedad popular como expresión viva de fe. “Nos unimos ante el Altar del Señor, para postarnos a sus pies y a los de su Madre Santísima para dar gracias por la fe que hemos heredado, para renovar nuestro compromiso de discípulos y para pedir la gracia jubilar que fortalezca nuestra misión en medio del mundo.”
Don Sebastián invitó, también, a dar gracias por la identidad creyente de este pueblo. “Somos tierra mariana y martirial: desde nuestras advocaciones marianas hasta el testimonio de los mártires del siglo XX, que pronto serán beatificados, nuestra historia respira fe y entrega.”
Asimismo, destacó la dimensión evangelizadora de las imágenes, que han servido para transmitir la de la fe, de generación en generación. “Las imágenes que veneramos son memoria viva de esa fe: en cada talla se refleja la oración de nuestros abuelos, la esperanza de quienes rezaron el Rosario en familia, la fe transmitida en nuestras procesiones y cultos.”
Del mismo modo, el Prelado subrayó que el Jubileo no puede quedar en un recuerdo del pasado, sino que ha de convertirse en impulso para la comunión y el compromiso: hermandades que se enriquecen mutuamente, cofrades que buscan la conversión del corazón y comunidades que sean más “luz del amor de Dios” en medio de la sociedad. Lo celebrado en los pasos y procesiones, recordó debe traducirse en “servicio a los pobres, fraternidad entre hermanos y testimonio cristiano en el trabajo, en la familia, en la parroquia y en la vida social”.
Con la mirada puesta en la gran cita de la tarde, el Pastor diocesano animó a las hermandades y cofradías a ser signo vivo de Cristo en la sociedad jiennense. “Dentro de unas horas nos disponemos a vivir y rezar el Rosario Magno, que recoge la voz de todo un pueblo que clama con María a Dios. Un acontecimiento histórico para toda nuestra tierra jiennense. En cada misterio pondremos a nuestras familias, nuestras cofradías y hermandades, nuestras ciudades y pueblos, a nuestra Diócesis”. Para añadir: “El Rosario es la gran oración popular que ha sostenido a la Iglesia en los momentos de prueba y que hoy nos convierte en testigos de esperanza”.
Finalmente, concluyó alentando a los presentes a mirar el futuro con esperanza, bajo la amparo de la Santísima Virgen: “Que la Virgen María, Madre de la Esperanza, nos enseñe a mirar al pasado con gratitud, el presente con valentía y el futuro con esperanza”.
Tras la oración de los fieles el director de Cáritas diocesana, Rafael Ramos, recordó que este Año Jubilar quiere sembrar esperanza, también, en las personas que sufren, a través de un proyecto de Caridad que está dirigido a las personas que sufren trata. La colecta recogida en esta celebración jubilar será destinada, precisamente, a este proyecto.
La Santa Misa culminaba pidiendo por las intenciones del Santo Padre y un canto mariano.
Posteriormente, los fieles pudieron disfrutar de un concierto de música cofrade, a cargo de la Asociación Musical “Blanco Nájera” de Jaén.
Procesión Magna
A las 16 horas comenzará la procesión Magna con destino a la plaza de Santa María. Está previsto que las primeras imágenes, las que representan los misterios gozosos, lleguen en torno a las 18 horas.
En el altar efímero ubicado ante la Puerta del Perdón de la Catedral se situarán la Virgen del Rosario, de Segura de la Sierra, y San Eufrasio, de Andújar. El Santo Rostro, símbolo de la Iglesia de Jaén, irá bajo palio acompañado por el Obispo desde la Catedral hasta la plaza de Santa María.
Allí se procederá al rezo del Santo Rosario, con textos de Inmaculada Cuesta y Ramón Molina Navarrete, y el acompañamiento de MusicAlma. Los grupos de misterios irán llegando progresivamente, acompañados de formaciones musicales de toda la provincia. Tras el rezo de cada misterio, las imágenes emprenderán el camino de regreso a sus parroquias de acogida, con el acompañamiento de otras bandas de cornetas y tambores.
La oración mariana concluirá con la bendición con el Santo Rostro. Y, finalmente, un espectáculo de música, luces y color en el exterior de la Catedral pondrá el broche de oro a esta gran jornada de fe, devoción y expresión cultural.
Una cita histórica
Este 4 de octubre quedará marcado como una jornada histórica para la Diócesis de Jaén, con la participación de más de 40.000 personas, entre fieles, devotos y visitantes, que están viviendo intensamente un día en el que la fe, la cultura y la tradición cofrade se abrazan en el corazón de la capital jiennense.
Además, la trascendencia de este gran acontecimiento llegará más allá de las calles de la ciudad, gracias a Canal Sur Televisión, que retransmitirá en directo la procesión para toda Andalucía, e incluso traspasando sus fronteras, permitiendo que miles de hogares compartan la emoción de esta celebración única.
El Colegio Trinidad ha acogido a seiscientas personas organizadas en cinco itinerarios para abordar diversos aspectos de la vida de la Iglesia Diocesana
El 4 de octubre se ha convertido en una oportunidad de reflexión sinodal en el marco del Año Jubilar de la Esperanza. El gran Encuentro Jubilar Diocesano ha reunido esta mañana a seiscientas personas en el Colegio Trinidad, representantes de todas las realidades eclesiales de Córdoba, para abordar distintos aspectos de la vida diocesana a través de grupos de trabajo en cinco itinerarios que han abordado desde la transmisión de la fe a la implicación en la vida pública, la caridad política y la acción caritativa y social de los católicos cordobeses hoy, además de los jóvenes y la Iglesia.
El encuentro ha comenzado a primera hora de la mañana con la acogida de los participantes que han sido distribuidos en un total de 30 grupos de reflexión y análisis a partir de una ponencia general que han motivado a los presentes a continuar a la escucha de los signos de los tiempos para descubrir nuevos caminos, nuevos lenguajes y nuevos impulsos. Además, en la ponencia ha estado presente el obispo de Córdoba, quien ha presentado a la asamblea el contenido de su carta pastoral al inicio del curso 2025-2026 anunciando su deseo de llevar a cabo un Plan Pastoral que convierta los grandes eventos en “punto y seguido”, como ha definido él mismo, “donde haya algo que nos una a todos y que nos permita reflexionar en el Primer Anuncio, en el acompañamiento, los procesos formativos, la presencia de los católicos en la vida pública y que todo esté fundamentado en la escucha de la Palabra de Dios”.
Para el Obispo, impulsar la pastoral y ayudarse de las realidades eclesiales de la Diócesis para ese impulso es fundamental, siguiendo siempre una renovación espiritual, una conversión personal y un discernimiento que fomente nuestras relaciones humanas, el servicio y el respeto, entre otras.
Junto al Obispo, en la presentación del encuentro han intervenido con su testimonio Pablo Martínez, músico argentino y padre de familia; Laura Seoane, docente de la Fundación Santos Mártires de Córdoba; Javier Alcedo, sacerdote salesiano; Ángel González, seminarista del Seminario Conciliar “San Pelagio”; la pareja de novios formada por Fernando y Macarena; y Carlota Valenzuela, influencer católica.
Por un lado, refiriéndose al itinerario de la transmisión de la fe y el cuidado de la familia y de la vida, Pablo Martínez ha explicado que la familia “tiene la misión de propiciar el encuentro personal con Jesús y descubrir cuál es su misión en el mundo poniendo en el centro a Jesús”. En cuanto al itinerario de los procesos formativos para comunidades y parroquias, Laura Seoane ha subrayado la importancia de trabajar la fe y saber transmitirla en los colegios, porque “si sabemos transmitirles los valores cristianos, seremos referentes para nuestros alumnos”. Por su parte, Javier y Ángel se han centrado en exponer el itinerario de la vocación invitando a todos “a estar siempre abiertos a la escucha de Dios”. Ambos han coincidido en que “hay que dejarse sorprender por el Señor”, porque Él entra en la vida de cada uno sin esperarlo.
Por otro lado, en la presentación han intervenido Fernando, Maca y Carlota para exponer la misión de los jóvenes y la Iglesia. Fernando y Maca han puesto de manifiesto que su deseo es llegar a la santidad de la mano de la Iglesia, quien los acompaña siempre; mientras que Carlota ha asegurado que “el Espíritu Santo está soplando y estamos viviendo una primavera dentro de la Iglesia”.
Finalmente, el médico José Luis Yepez, en el itinerario referido al compromiso en la vida pública, ha invitado a todos a darse a los demás, “porque solo así podremos ser semilla en la sociedad”.
Conclusiones finales
Tras la reflexión y los testimonios de la ponencia general, los participantes se han reunido según el itinerario elegido, han reflexionado juntos y han elevado unas conclusiones que han sido compartidas en la asamblea. En ellas, se ha establecido que en el ámbito de la transmisión de la fe, hay que propiciar una educación afectivo-sexual entre jóvenes, integrándolas en catequesis y formación, y cambiar las “catequesis compartimentadas” por un único itinerario vital desde la infancia.
En el itinerario de procesos formativos, los fieles demandan potenciar la divulgación de las distintas realidades, movimientos, formaciones existentes en nuestra Diócesis para propiciar el encuentro de las personas con Cristo y su verdad de vida. Asimismo, solicitan potenciar las catequesis de adultos como encuentros evangelizadores y propiciar encuentros uno mismo y con Jesucristo mediante actividades adaptadas a diferentes edades.
En lo que respecta a la vocación, han llegado a la conclusión de que es necesaria una pastoral que fomente momentos de encuentro con el Señor y que permita descubrir la misión de cada uno en la Iglesia, además de cuidar la vocación a la santidad. “Dios llama cuando quiere, pero debemos cuidar y acompañar en nuestras familias y comunidades a quienes tratan de buscar la voluntad de Dios”, aseguran. Además, es necesario cuidar especialmente a los niños y jóvenes en la Iglesia, quienes consideran que es necesario una formación, aprender a orar, ayudarles a entender la eucaristía y crear nuevos grupos cristianos. Proponen que los jóvenes visiten colegios para dar testimonio de vida por el camino del cristiano, no solo en momentos puntuales, y crear una escuela de formación y acompañamiento para salir al encuentro de otros jóvenes, acercándose con un testimonio vivo y entendiéndolo por toda la Diócesis, especialmente aquellas zonas más pobres de fe.
Finalmente, en el itinerario referido al compromiso en la vida pública, instan a una formación integral para los laicos sobre la Doctrina Social de la Iglesia desde el “ver, juzgar y actuar para comprometerse desde el Evangelio con la sociedad”. “Hay que abrir caminos para que los cristianos laicos estemos presentes en los conflictos sociales que afecten a las personas más empobrecidas”, subrayan. Igualmente, piden fomentar la formación e información de realidad social y caritativa de la Diócesis a través en un Plan Formativo, así como construir una comunidad acogedora y dialogante.
Cita con la Custodia de Arfe
Por la tarde, este encuentro vivirá su parte celebrativa con la procesión eucarística de la Custodia de Arfe, la Virgen de la Fuensanta y los Santos Acisclo y Victoria, acompañado por banderas y estandartes de Hermandades y Cofradías, asociaciones, movimientos y secciones de ANE y ANFE de toda la Diócesis. Partirán desde la Parroquia de Beato Álvaro de Córdoba a las 18:30 horas, rumbo a la plaza de toros, donde se congregarán siete mil personas para recibir a Jesús Sacramentado y participar tanto en la celebración de la misa presidida por el Obispo como en un festival de música católica con la intervención de Pablo Martínez, Carlos y Carito y Jesús Cabello que pondrán el broche final al encuentro.
Esta cita del 4 de octubre representa para la iglesia de Córdoba la oportunidad de congregarse para vivir la experiencia de la vida cristina y celebrar la presencia del Señor en medio de nosotros. Una expresión de agradecimiento que llama a cada uno a través de una vocación distinta.
La Misión evangelizadora de la Esperanza de Triana ha dado comienzo esta mañana con la celebración de la Eucaristía de envío, presidida por el arzobispo de Sevilla, don José Ángel Saiz Meneses, en la Real Parroquia de Señora Santa Ana, en Triana, concelebrada por el párroco y director espiritual de la corporación, Manuel Soria.
La Misión de la Esperanza se llevará a cabo hasta el 1 de noviembre, y en el Polígono Sur se desarrollará concretamente en las parroquias de San Pío X y Jesús Obrero. La imagen de Ntra. Sra. de la Esperanza permanecerá en la Parroquia de San Pío X durante ocho días, tras los cuales se trasladará a la Parroquia de Jesús Obrero, para otros seis días de misión. «Será un itinerario no solo geográfico, sino profundamente espiritual y pastoral: un camino de esperanza- apuntaba monseñor Saiz Meneses.- Con María Santísima la Iglesia sale al encuentro de sus hijos, especialmente de los más necesitados».
Una devoción convertida en dinamismo misionero
«Nuestra Madre, Nuestra Señora de la Esperanza, hoy emprenderá un camino misionero hacia los barrios del Polígono Sur. Es un día histórico para la Iglesia que peregrina en Sevilla. Nos encontramos en el Año Jubilar de la Esperanza, convocado por el papa Francisco, que nos anima a redescubrir la belleza de la virtud de la esperanza como fuerza que sostiene la vida cristiana y que nos impulsa para transformar la sociedad», explicaba el arzobispo de Sevilla, en su homilía.
«El Polígono Sur es un lugar de problemas, y no pocos, pero más todavía, es un lugar de esperanza», afirmaba don José Ángel. «Hoy la devoción a Nuestra Señora de la Esperanza se convierte en dinamismo misionero». El arzobispo de Sevilla ha hecho hincapié en que la presencia de la imagen de la Esperanza en el Polígono Sur, «donde tantas familias luchan cada día por vivir con dignidad, donde hay heridas de pobreza, de exclusión, de falta de oportunidades» nos llevará a Cristo, porque «allí donde abundan las dificultades, sobreabunda la gracia de Dios. Y esta misión quiere ser un signo de esa gracia que se derrama abundantemente».
Monseñor Saiz Meneses recordaba a los presentes que estos días de misión en las parroquias del Polígono Sur no faltarán momentos de momentos de oración, de encuentro, de anuncio del Evangelio, de testimonio y de obras de caridad -«Todo ello es un signo de la ternura de Dios que no abandona a sus hijos»-, y ha insistido en que todos somos enviados a la misión y en que esta dará frutos «si cada uno se siente protagonista, si cada uno vive como testigo de la esperanza; todos estamos llamados a vivir un encuentro con Cristo que nos cambie la vida y nos convierta en testigos suyos ante los hombres».
Un recuerdo en la calle Asunción
Tras la Eucaristía de envío, y ya en el camino de traslado de la imagen de Ntra. Sra. de la Esperanza hacia el Polígono Sur, monseñor José Ángel Saiz Meneses bendijo un monolito ubicado en la Plaza de Cuba, al inicio de la calle Asunción. El nuevo monumento alberga un retablo cerámico con la imagen de la Dolorosa de la calle Pureza, conmemorándose así, en este año en el que se cumplen 75 años de la proclamación del Dogma de la Asunción de la Virgen María a los cielos, que la Hermandad de la Esperanza de Triana fuese quien promoviese la rotulación de una de las principales calles del bario de Los Remedios con este dogma mariano.