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Entrevistas al director y protagonista de la película “Solo Javier”

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En “El Espejo Granada en Mediodía COPE”, emitido el 12 de septiembre en COPE Granada.

Ya está disponible el programa “El Espejo Granada en Mediodía COPE” del 12 de septiembre, emitido en COPE Granada, dedicada al cine, con sendas entrevistas al director y protagonista de la película “Solo Javier”, de Bosco Films.

Conocemos la historia de Javier Sartorius, un joven de gran éxito profesional en el tenis y lo dejó todo en su búsqueda de sentido de la vida y de Dios. Su historia es llevada a la gran pantalla, en una película que en Granada puede verse este fin de semana, del 12 al 14 de septiembre, a las 19:10 horas, en los cines Megarama.

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Los Institutos Teológicos de Asidonia-Jerez inauguran el curso académico 2025/2026

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Los Institutos Teológicos de Asidonia-Jerez inauguran el curso académico 2025/2026

El próximo 18 de septiembre a las 18:30hrs comenzará este inicio del curso académico con la Eucaristía en la Iglesia de San Dionisio Areopagita, tras ese momento en el Obispado de Asidonia-Jerez se llevará a cabo la lectura de la memoria académica, para seguir con la lección inaugural a cargo del sacerdote diocesano, D. Ignacio Gaztelu titulada «El primer y el último Concilio, Nicea y Vaticano II».

Tras iniciar el curso pastoral hoy 12 de septiembre con la Eucaristía de inicio de curso, le toca el turno al tema académico. En concreto, hablamos del Instituto Teológico San Juan de Ávila y del Instituto Superior de Ciencias Religiosas Asidonense San Dionisio Areopagita, los cuales se encuentran afiliados a la Facultad de Teología San Isidoro de Sevilla. Estos vivirán el próximo 18 de septiembre en la Iglesia de San Dionisio Areopagita y el Obispado de Asidonia-Jerez su apertura con el siguiente programa:

18,30hrs.
Santa Misa del Espíritu Santo presidida por nuestro Obispo Monseñor José Rico Pavés en la parroquia de San Dionisio Areopagita. Durante la celebración se realizará la Professio Fidei

19,45h. En el Obispado de Asidonia-Jerez, saludo de Monseñor José Rico Pavés y lectura de la memoria académica.

20,00h. Lección inaugural llevada a cabo por el sacerdote diocesano D. Ignacio Gaztelu titulada «El primer y el último Concilio, Nicea y Vaticano II».

Por último, mencionar que esta celebración será el momento perfecto para junto a nuestro pastor vivir la celebración de la Eucaristía. Asimismo orar y poner ante Cristo y María todos los proyectos y retos del curso académico.

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La Misión Popular de la Virgen de Luna continúa en Villanueva de Córdoba

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Acciones de formación, caridad y evangelización se desarrollarán durante estos días en la localidad

Villanueva de Córdoba celebra del 7 al 14 de septiembre la Misión Popular desarrollada previamente en Pozoblanco, del 31 de agosto al 6 de septiembre, con motivo de la coronación canónica de la Virgen de Luna, la advocación que une a estas dos localidades de la sierra cordobesa.

Tal y como describió el Obispo de Córdoba, esta acción está incardinada en el proyecto caritativo y social que desarrolla la Hermandad de Nuestra Señora de Luna con motivo de su coronación canónica, el próximo 7 de diciembre, con el deseo misionero de comunicar alegría a la gente, “alegría del Evangelio, esa alegría sobre la siente aquel que se ha visto bendecido por la cercanía de Dios”, aseguró el prelado al inicio de su homilía en la parroquia de Santa Catalina de la localidad de los Pedroches.

Fieles y misioneros pudieron escuchar la recomendación de don Jesús que reconoció en ellos una familia decidida a sembrar en otros la alegría del Evangelio, en el entorno de la coronación canónica, “y de esta manera también, hacéis que la coronación no sea solo un acto particular y espectacular, sino que sea algo íntimo, vivido en el fondo del corazón”.

Acciones de formación, caridad y evangelización se desarrollarán durante estos días en la localidad.

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“Formación, para crecer en la fe”

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Número 1575 del Semanario Fiesta Digital.

El nuevo número del Semanario Fiesta está dedicado al inicio de curso del Instituto Lumen Gentium, la Escuela Diocesana de Teología y Pastoral San Gregorio de Elvira y la Facultad de Teología de la Universidad Loyola de Andalucía.

Entre otros contenidos, ofrecemos las noticias de la festividad de la patrona de Baza y las canonizaciones de Frassati y Acutis. 

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Carta Pastoral para el inicio del curso 2025-26

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TOMADOS DE LA MANO CON DIOS Y ENTRE NOSOTROS SIGAMOS ADELANTE (LEÓN XIV)

 A los presbíteros, diáconos, seminaristas, personas consagradas y fieles laicos de la Diócesis

Hermanos y hermanas, amados por el Señor:

Me dirijo a vosotros al comenzar este nuevo curso pastoral, después del tiempo estival, cuando volvemos a retomar con renovado impulso la misión que el Señor nos ha confiado: anunciar el Evangelio, edificar la comunidad cristiana y servir con amor a todos, especialmente a los más necesitados.

El nuevo pontificado del papa León XIV ha marcado, recientemente, la vida de la Iglesia. Con sus primeras palabras nos ha exhortado a vivir con gratitud y confianza este nuevo capítulo de nuestra historia: “Aún conservamos en nuestros oídos la voz débil pero siempre valiente del Papa Francisco que bendecía (…). Permítanme continuar esa misma bendición: Dios nos quiere, Dios los ama a todos, y el mal no prevalecerá. Estamos todos en las manos de Dios. Por lo tanto, sin miedo, unidos, tomados de la mano con Dios y entre nosotros sigamos adelante. Somos discípulos de Cristo. Cristo nos precede. El mundo necesita su luz. La humanidad lo necesita como puente para ser alcanzada por Dios y por su amor.” (Bendición apostólica «urbi et orbi», primer saludo, 8 de mayo de 2025).

Sin duda que el Santo Padre impulsará la misión de la Iglesia, aportando acentos propios con su magisterio. Aunque esperamos que lo haga ampliamente con su primera encíclica, como es habitual en cada pontificado, ya ha adelantado algo, al decir: “Hermanos y hermanas, quisiera que este fuera nuestro primer gran deseo: una Iglesia unida, signo de unidad y comunión, que se convierta en fermento para un mundo reconciliado.” (Homilía en la celebración eucarística con motivo del inicio del ministerio petrino, 18 de mayo de 2025).

Vivamos esta etapa con apertura y disponibilidad, pero también con sentido eclesial de continuidad en el camino emprendido, como el mismo Papa se ha encargado decir: “Quisiera que renováramos juntos, hoy, nuestra plena adhesión a ese camino, a la vía que desde hace ya decenios la Iglesia universal está recorriendo tras las huellas del Concilio Vaticano II. El Papa Francisco ha recordado y actualizado magistralmente su contenido en la Exhortación apostólica Evangelii gaudium, de la que me gustaría destacar algunas notas fundamentales: el regreso al primado de Cristo en el anuncio (cf. n. 11); la conversión misionera de toda la comunidad cristiana (cf. n. 9); el crecimiento en la colegialidad y en sinodalidad (cf. n. 33); la atención al sensus fidei (cf. nn. 119-120), especialmente en sus formas más propias e inclusivas, como la piedad popular (cf. n. 123); el cuidado amoroso de los débiles y descartados (cf. n. 53); el diálogo valiente y confiado con el mundo contemporáneo en sus diferentes componentes y realidades (cf. n. 84, Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 1-2).” (Discurso al Colegio cardenalicio, 10 de mayo de 2025).

En este contexto eclesial os invito a acoger el nuevo curso pastoral como una gracia del Señor, como una llamada a vivir con mayor profundidad nuestra vocación cristiana. Nos ofrece una nueva oportunidad para seguir trabajando en las cuatro líneas que nos marcamos en las Orientaciones Pastorales Diocesanas: primera, crear un clima de responsabilidad misionera; segunda, proporcionar oportunidades para experimentar una auténtica comunidad eclesial; tercera, tener una presencia misionera en la vida pública; y cuarta, responder todos a la llamada a la santidad y a la misión. Esta es nuestra visión, la meta que queremos alcanzar y hacia donde debemos dirigirnos, la comunidad cristiana que queremos lograr, ayudados por la gracia de Dios y en comunión con toda la Iglesia.

Debemos empeñarnos con todas nuestras capacidades en una pastoral misionera porque, con palabras del Santo Padre: “Hablamos de ambientes en los que no es fácil testimoniar y anunciar el Evangelio y donde se ridiculiza a quien cree, se le obstaculiza y desprecia, o, a lo sumo, se le soporta y compadece. Y, sin embargo, precisamente por esto, son lugares en los que la misión es más urgente, porque la falta de fe lleva a menudo consigo dramas como la pérdida del sentido de la vida, el olvido de la misericordia, la violación de la dignidad de la persona en sus formas más dramáticas, la crisis de la familia y tantas heridas más que acarrean no poco sufrimiento a nuestra sociedad.” (León XIV, Homilía en la Santa Misa pro Ecclesia con los Cardenales, 9 de mayo de 2025).

Después de haber escuchado a los diferentes consejos (del presbiterio, pastorales diocesano y parroquiales, de arciprestes y episcopal), avanzando en el camino señalado en las Orientaciones Pastorales Diocesanas, deseo señalar a la Diócesis tres centros de atención para el curso pastoral 2025- 2026:

  • La continuidad de la celebración del Jubileo del
  • La catequesis de la Iniciación
  • La consolidación de los Consejos Parroquiales Pastoral y Económico y la renovación de los órganos de participación

 

1.-El Jubileo inaugurado por el Papa Francisco se prolongará en las Iglesias particulares hasta el domingo 28 de diciembre de 2025.

El ancla de la fe siempre mantiene la esperanza cristiana firme y segura, independientemente del grado de ilusiones o de desengaños que se deriven de las situaciones eclesiales, culturales, sociales, políticas y económicas de nuestros días. El Espíritu Santo se ha revelado, sobre todo, como el que da la vida. Dice San Pablo “Aquél que resucitó a Cristo de entre los muertos dará también la vida a vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que habita en vosotros” (Rom 8, 11). Y, ahora, Dios uno y trino, al comunicarse por el Espíritu Santo como don al hombre, transforma el mundo desde dentro, desde el interior de los corazones y de las conciencias.

El Jubileo del 2025 nos sigue ofreciendo una oportunidad singular para alimentar y testimoniar la verdadera esperanza cristiana. Como ha dicho el papa León XIV, “vivir nuestra fe, especialmente durante este Año Jubilar, buscando la esperanza; pero tratando de ser nosotros mismos un testimonio que ofrece esperanza al mundo. ¡Un mundo que sufre tanto, tanto dolor, por las guerras, la violencia, la pobreza! Pero a nosotros, cristianos, el Señor nos pide que seamos siempre este testimonio vivo. Vivir nuestra fe, sentir en nuestro corazón que Jesucristo está presente y saber que Él nos acompaña siempre en nuestro camino.” (Palabras del Santo Padre en la Basílica de San Juan de Letrán, 25 de mayo de 2025)

Nosotros celebraremos algunos encuentros jubilares diocesanos, entre los que deseo destacar el gran acto jubilar de piedad mariana que constituirá la Procesión Magna Mariana del día 20 de septiembre; el jubileo de los organismos de participación de la diócesis: Consejo Pastoral y Económico Diocesanos, Consejos Pastorales y Económicos Parroquiales, el 4 de octubre; el jubileo de los catequistas, el día 8 de noviembre; y el jubileo de acción caritativa, el día 15 de noviembre. Además, animo a las Delegaciones y Secretariados diocesanos y a todas las parroquias a participar en el Jubileo, si todavía no lo han hecho, peregrinando a los templos jubilares.

La peregrinación, convenientemente preparada por una catequesis oportuna, ayudará a todos a revitalizar y dar testimonio de nuestra esperanza. Además, será una ocasión propicia para acercarse al sacramento de la Reconciliación, punto de partida insustituible para un verdadero camino de conversión. Junto con la Eucaristía, los cristianos tenemos que identificarnos entre nosotros mismos y ante el mundo como aquellos que se sienten perdonados por Dios, que se perdonan entre sí y están dispuestos a perdonar a sus enemigos. De este modo seremos testigos de esperanza.

Quiero apelar de nuevo a vuestra generosidad, volviendo a recordar la obra de caridad diocesana que nos propusimos para este Jubileo 2025: La Casa Familia Oasis y el Proyecto Acompañar. Como sabéis, la Casa Oasis es un lugar de acogida para jóvenes embarazadas y madres con niños de hasta cuatro años de edad; por un embarazo inesperado y no buscado, son rechazadas y excluidas en su entorno, incluso por sus propias familias. Es un recurso que ofrece la Iglesia de Huelva en defensa de la Mujer, la Maternidad y la Vida, gestionado por la Fraternidad de la Madre de Dios (Comunidad Anav) y sostenido económicamente a través de la Delegación Diocesana para la Familia y la Vida. Por su parte, el Proyecto Acompañar atiende a mujeres embarazadas y madres con niños de cero a tres años en las mismas condiciones que las anteriores; y está gestionado por Cáritas Diocesana. Vuelvo a pedir a las parroquias, hermandades y grupos que en sus peregrinaciones jubilares hagan una colecta para sostener estas obras. También, en los templos jubilares hay instalado un buzón donde los fieles pueden depositar sus donativos para este fin.

2.- La catequesis de la Iniciación Cristiana, particularmente, debe constituir un foco de atención en nuestras parroquias y comunidades cristianas.

 

Estamos implantando todos los itinerarios catequéticos establecidos en el nuevo Directorio Diocesano de la Iniciación Cristiana.

En estos comienzos experimentamos las lógicas dificultades para llevarlos adelante. Los problemas no pueden echarnos para atrás ni desanimarnos. Como decimos en las Orientaciones Pastorales Diocesanas, en estas circunstancias es obligado que todos hagamos un sincero examen de conciencia. ¿Creemos de verdad en la eficacia y en la necesidad del Evangelio para el bien de nuestros hermanos? ¿Estamos haciendo todo lo posible para que nuestro pueblo crea en Jesucristo y viva con alegría la fe en Dios? ¿Hemos caído en la desconfianza, el desaliento, el conformismo, la comodidad, la pereza, el pragmatismo? (Cfr. Evangelii Gaudium, nn. 78- 86). El papa Francisco nos alertaba contra la tentación de la «mundanidad espiritual», que en las mismas actividades eclesiales y pastorales busca la propia comodidad en vez de buscar sinceramente la gloria de Cristo y el bien del prójimo (Cfr. Evangelii Gaudium, nn. 93-97). Tenemos que revisar nuestra vida, actitudes y actividades, en la formación y educación de los niños, de los jóvenes y de los adultos, en nuestra disponibilidad y, sobre todo, tenemos que pedirnos cuentas del fervor de nuestra vida espiritual. Descubramos las tentaciones encubiertas, si las hubiera, y vayamos adelante.

En nuestra Iglesia diocesana y en la misma sociedad lo que está detrás de muchas resistencias frente a las nuevas exigencias de la catequesis de la Iniciación Cristiana es la indiferencia religiosa y el debilitamiento de la fe. Por esta razón, como reconoce el reciente documento final del Sínodo, muchas veces, sufrimos que, una vez recibidos los sacramentos de la Iniciación, el vínculo con la comunidad cristiana se debilita y hasta desaparece; y, por supuesto, ahí acaba toda la formación, pues también se abandona la Eucaristía dominical, que sería el contacto habitual con la comunidad cristiana, y la homilía el único medio de formación. (Cf. Documento final del Sínodo, n. 142)

Con una acción catequética renovada queremos responder a la crisis espiritual que vive nuestro pueblo y ayudar a todos a mantener o a recuperar una fe viva en Jesucristo. Nos sentimos llamados y obligados a ofrecer a todos con humildad y sinceridad este tesoro que hemos encontrado, el conocimiento de Jesucristo, la fe en Dios Padre, la alegría de la gran esperanza que Dios tiene preparada para sus hijos. Debemos pedir a Dios que nos ayude a vivir “el sueño misionero de llegar a todos» (Cfr. Evangelii Gaudium, n. 31).

Todos tenemos que superar algunas inercias que están afectando dañinamente la acción catequética en el momento presente, como son la asimilación de la catequesis a la enseñanza escolar, en su método, periodos y contenidos; y, también, entender la catequesis como simple preparación a los sacramentos, convirtiendo estos de hecho en celebraciones de despedida (Cf. Directorio Diocesano de la Iniciación Cristiana, n. 7).

Debemos poner todo nuestro empeño en que la Iniciación Cristiana sea verdaderamente un camino a la vez catequético, litúrgico, espiritual y vital, un itinerario de conversión y crecimiento en la fe, que introduce en el misterio de Cristo y en el misterio de la Iglesia, incorporando a unos y reconduciendo a otros de nuevo a la comunidad cristiana. Tenemos que trabajar juntos, sacerdotes y catequistas, contando siempre con la gracia de Dios y con las ayudas que pueda prestar la Delegación Diocesana para la Catequesis, para crear en nuestras parroquias y comunidades una nueva cultura de la Iniciación Cristiana mediante:

  • Una catequesis que tiene como objetivo último la íntima comunión de la persona con Jesucristo, conociendo cada vez mejor su Evangelio, que envuelve a la persona en su totalidad: corazón, mente, sentidos.
  • Una catequesis que afronta la tarea de ayudar a conocer las verdades de la fe cristiana promueve el conocimiento del Credo (Símbolo de la fe), y genera una visión doctrinal a la que se pueda hacer referencia en la vida. Sin contenido doctrinal, se impediría la maduración de la fe, que quedaría reducida a puro subjetivismo.
  • Una catequesis que ayuda a la comprensión de los sacramentos, particularmente, de la Eucaristía y la Penitencia. Además, inicia en la vida sacramental, pues es el medio especial por el que se comunica plenamente Aquel que es anunciado en la catequesis. Educa en la comprensión del año litúrgico y del significado del domingo, en las actitudes que exigen las celebraciones litúrgicas, en la sensibilidad a los símbolos y signos litúrgicos y enseña a valorar las expresiones de fe de la piedad popular.
  • Una catequesis que insiste en que los que han recibido el Bautismo no pueden vivir sin celebrar la Eucaristía en el Domingo, día del Señor. Para los cristianos, el “Domingo es un día irrenunciable”, como dijera el papa san Juan Pablo II (cf. Carta apostólica Dies Domini, 46-49). La celebración del Domingo ocupa un papel clave en la formación de la identidad cristiana y en la maduración en la fe de quien se prepara para recibir los sacramentos de la Confirmación y la Eucaristía.
  • Una catequesis que hace resonar en el corazón de cada cristiano la llamada a la santidad (cf. Lumen Gentium, 40), y educa en el seguimiento del Señor, según las disposiciones descritas en las Bienaventuranzas (cf. Mt 5,1-12).
  • Una catequesis que forma cristianamente la conciencia moral, para que en toda circunstancia el creyente pueda discernir el mal que debe evitar y el bien que debe hacer. Por eso es importante enseñar los Mandamientos (cf. Ex 20,1-17; Dt 5,6 21) que, concretando el mandamiento de la caridad, desarrollan las indicaciones para actuar como cristianos en los distintos ámbitos de la vida.
  • Una catequesis vocacional, que se esfuerza por acompañar en el discernimiento de la propia vocación y por ayudar a consolidar el propio estado de vida, porque cada hijo de Dios tiene la responsabilidad de descubrir su propio papel en el plan de salvación, reconociendo los carismas que le han sido confiados.
  • Una catequesis que enseñe a orar, tanto la oración personal como la comunitaria. Con el Padrenuestro Jesús enseñó a sus discípulos a orar, por eso es modelo de toda oración cristiana. Además, hay algunos medios establecidos: la lectura orante de la Sagrada Escritura, especialmente a través de la Lectio divina, la adoración eucarística, la devoción a la Santísima Virgen María a través de prácticas de piedad como el santo Rosario, las súplicas, las procesiones, etc. Cuando la catequesis está penetrada por un clima de oración, el aprendizaje de la vida cristiana cobra toda su
  • Una catequesis que introduce en la vida comunitaria, porque la fe se vive en la Iglesia. La catequesis tiene que desarrollar el sentido de pertenencia a la comunidad, ofreciendo una verdadera y profunda amistad en los Tiene que educar en el sentido de la comunión eclesial, promover la aceptación del Magisterio, la comunión con los pastores, el conocimiento mutuo y el diálogo fraterno entre todas las realidades eclesiales de la parroquia y del entorno. Debe formar en el sentido de la corresponsabilidad eclesial, para que todos contribuyan como sujetos activos a la construcción de la comunidad y como discípulos misioneros en su crecimiento, atendiendo a los que más sufren y a los pobres. (Cf. Directorio Diocesano de la Iniciación Cristiana, nn. 27-35)

La catequesis que hemos descrito nos puede parecer inalcanzable. En la Audiencia General del pasado 30 de octubre, el papa Francisco decía: “El problema es cómo conseguir que el sacramento de la Confirmación no se reduzca, en la práctica, a una “extremaunción”, es decir, al sacramento de la “salida” de la Iglesia. Se dice que es el “sacramento del adiós”, porque una vez que los jóvenes lo realizan se van, y luego volverán para casarse. Eso dice la gente. Pero debemos hacer que se convierta en el sacramento del inicio de una participación activa en la vida de la Iglesia. Es un objetivo que puede parecernos imposible, dada la situación actual en casi toda la Iglesia, pero eso no significa que debamos dejar de perseguirlo. No será así para todos los confirmandos, sean niños o adultos, pero es importante que lo sea al menos para algunos que luego serán los animadores de la comunidad.” Debemos poner todo nuestro empeño, catequistas y sacerdotes, para que sea posible una verdadera catequesis de Iniciación cristiana. Está en juego el futuro de la Iglesia y de nuestra presencia en la sociedad.

La pérdida de la fe o su falta de relevancia para la vida personal, familiar y social está detrás del oscurecimiento del sentido moral (cf. Veritatis Splendor, 106) que pone de manifiesto el desorden actual de la vida pública. Los fieles cristianos estamos compartiendo con todos los ciudadanos una creciente preocupación provocada por los diversos casos de corrupción, que están afectado gravemente a nuestro país. Esto no solo supone una infracción legal, sino también una grave ofensa moral que vulnera la dignidad de las personas debilita la confianza ciudadana, socava el estado de derecho y margina a los más pobres. Por desgracia, a esta preocupación se unen otras, como las guerras, con la consiguiente carrera armamentista de nuevo reactivada; la persistencia de la indigencia y el hambre en extensas regiones del planeta; la indiferencia ante los derechos de inmigrantes y refugiados; el desprecio creciente de la vida desde el seno materno hasta sus últimos momentos, propiciado cada vez más por iniciativas legislativas que, como ha dicho el papa León, “invocando la libertad no para dar vida, sino para quitarla; no para proteger, sino para herir” (Homilía inicio de su pontificado, 1 de junio de 2025); la droga, que es una herida muy próxima en nuestra sociedad, que atrapa a muchas personas en sus redes; y tantas otras causas de sufrimiento y muerte que se podrían seguir agregando.

También, los cristianos, y más todavía los pastores de la Iglesia, tenemos que situarnos humildemente ante el Señor y pedirnos cuentas de nuestras responsabilidades ante este relativismo moral, que está en la raíz de los males que ahora lamentamos. Para que surja de verdad un impulso misionero en nuestra Iglesia y para conseguir en la vida social credibilidad, debemos ir por delante con un verdadero esfuerzo de renovación espiritual y moral. Recientemente, el papa León XIV se dirigía al clero de Roma con estas palabras que valen para todos: “Somos conscientes de los límites de nuestra naturaleza y el Señor nos conoce en profundidad; pero hemos recibido una gracia extraordinaria, se nos ha confiado un tesoro precioso del que somos ministros, servidores. Y al servidor se le pide fidelidad. Ninguno de nosotros está exento de las sugestiones del mundo y la ciudad, con sus mil propuestas podría incluso alejarnos del deseo de una vida santa, induciendo una nivelación a la baja (…). Déjense atraer una vez más por la llamada del Maestro, para sentir y vivir el amor de la primera hora (…). Si juntos intentamos ser ejemplares en una vida humilde, entonces podremos expresar la fuerza renovadora del Evangelio para cada hombre y cada mujer.” (Discurso al clero de la diócesis de Roma, 12 de junio de 2025) Jesús nos llama a la resistencia, a la perseverancia moral y a la fidelidad espiritual (cf. Mt 24, 12-14).

Como enseñaba san Juan Pablo II, sólo Dios, el Bien supremo, es la base inamoviblee y la condición insustituible de la moralidad,y por tanto de los Mandamientos. En particular los negativos, que prohíben siempre y en todo caso el comportamiento y los actos incompatibles con la dignidad personal de cada hombre (cf. Veritatis Splendor, n. 99). Los Diez Mandamientos de la Ley de Dios (cf. Éx 20,2-17; Dt 5,6-21) enuncian y concretan las exigencias del amor a Dios y al prójimo, señalando no solo actitudes generales, sino también precisos y determinados comportamientos y actos concretos. Las normas de la vida moral nos capacitan para llevar una vida buena y, en última instancia, nos guían a la bienaventuranza eterna (cf. 2Pe 1,4). Los Mandamientos no son expresiones arbitrarias dela voluntad de Dios ni imposiciones de una Iglesia autoritaria. Por el contrario, como dijo el papa Francisco: “el decálogo es el camino de la gratitud, de la respuesta de amor, que es posible porque, en la fe, nos hemos abierto a la experiencia del amor transformante de Dios por nosotros.” (Cf. Enc. Lumen fidei, n. 46)

En este contexto, adquiere una urgencia especial la tareamisionera de la Iglesia, que comporta también el anuncioy la propuesta moral, sin la cual no se instaura una sociedad honesta, justa y solidaria. En cualquier campo de la vida personal, familiar, social y política, la moral cristiana ofrece un servicio original e insustituible no solo para cada persona, sino también para la sociedad.

Como materia para la formación permanente durante este curso pastoral propongo a los arciprestazgos la lectura conjunta y el diálogo pastoral sobre los Diez Mandamientos, tal y como vienen enseñados en la segunda sección de la parte tercera del Catecismo de la Iglesia Católica (nn. 2052-2557). También, el mismo contenido podría ser estudiado en los grupos parroquiales de jóvenes y adultos.

En definitiva, os invito a potenciar la formación de conciencias rectas desde la catequesis, la pastoral, la vida familiar y la educación, para que todos contribuyamos a una renovación religiosa y moral de nuestra sociedad. De la fe se derivan convicciones, costumbres y formas de vida que nos ayudan a ordenar cotidianamente nuestra vida personaly social.

Es imprescindible que los católicos estén presentesy actúen en la vida pública, tratando de llevar a la práctica la moral cristiana a favor del bien común material y moral de las personas (cf. 1Tim 2,1-4). La vida de los cristianos no puede depender de lo que se practique comúnmente en nuestra sociedad. Esto supondría una visión del cristianismo rebajado y secularizado.

La evangelización de la cultura exige que la pastoral asuma la tarea de imprimir una mentalidad cristiana a la vida ordinaria. El camino más eficaz consiste en renovar primero nuestra casa, formando cristianos verdaderamente convertidos al Evangelio, capaces de ir influyendo en su vida personal y familiar; y luego en el conjunto de la sociedad, desde el respeto, la tolerancia y la colaboración con todos los demás, “en la medida de lo posibley en lo que dependa de vosotros, manteneos en paz con todo el mundo” (Rm 12,18). (Cf. Orientaciones Pastorales Diocesanas, n. 72)

Hoy en la tarea de hacer presente el Evangelio en el mundo, también, tenemos que prestar especial atención al continente digital donde el hombre actual se mueve, especialmente los jóvenes con las redes sociales, el metaverso y la inteligencia artificial. Frente a este ambiente digital, la comunidad cristiana no puede permanecer pasiva. Tiene que mostrar su iniciativa, tanto informativa como propositiva, usando los medios tecnológicos para hacer su propuesta evangélica, implicando tanto a los laicos como a los sacerdotes, para que el Evangelio resuene también con fuerza en este mundo digital (cf. Orientaciones Pastorales Diocesanas, n. 86). Con esta finalidad hemos creado la Delegación Diocesana para la Evangelización Digital, de la que esperamos nuevas iniciativas pastorales que abran caminos para la presencia cristiana en este universo.

 

3.- La consolidación de los Consejos Parroquiales Pastoral y Económico y la renovación de los órganos de participación diocesanos será otro de los centros de atención que debe ocuparnos en el nuevo curso pastoral.

Entre los órganos de participación que, a nivel de la Iglesia particular, ya prevé el derecho canónico está el consejo del presbiterio (cf. CIC, can. 500, 2), el consejo pastoral diocesano (cf. CIC, can. 514, § 1), el consejo pastoral parroquial (cf. CIC, can. 536), y el consejo diocesano y parroquial para los asuntos económicos (cf. CIC, cc. 493 y 537). Nosotros determinamos la constitución obligatoria del consejo pastoral y del consejo de asuntos económicos en todas las parroquias de la diócesis, según el Estatuto Marco aprobado el 20 de febrero de 2023. Por tanto, después del tiempo transcurrido ya no hay razón suficiente para que dichos consejos no estén presentes en todas las parroquias.

Además, en el presente curso toca renovar el consejo del presbiterio y el consejo pastoral diocesano, al haberse cumplido el plazo para los que fueron elegidos. Aprovecharemos también para revisar los estatutos de estos consejos diocesanos, por si fuera conveniente introducir alguna reforma, con el fin de lograr una mayor representatividad; buscando implementar las orientaciones sobre la práctica de la sinodalidad que nos ofreció el documento final del último Sínodo.

Tenemos que caminar juntos, conduciéndonos con un estilo sinodal en los consejos parroquiales. Particularmente, a los párrocos os recuerdo las palabras del papa Francisco, el pasado mes de mayo con motivo del Sínodo: “a todos los párrocos del mundo, a los que dirijo estas palabras con gran afecto. La Iglesia no podría ir adelante sin vuestro compromiso y servicio (…) Por eso quiero ante todo expresar mi gratitud y estima por el generoso trabajo que ustedes hacen cada día, sembrando el Evangelio en todo tipo de terreno (cf. Mc 4,1-25). (…) Los párrocos (…) conocen la vida del Pueblo de Dios desde dentro, sus fatigas y sus alegrías, sus necesidades y sus riquezas. Por eso una Iglesia sinodal necesita a sus párrocos; sin ellos nunca podremos aprender a caminar juntos, nunca podremos recorrer ese camino de la sinodalidad (…) Como párrocos los exhorto a acoger esta llamada del Señor a ser constructores de una Iglesia sinodal misionera y a comprometerse con entusiasmo en este camino (…). Urge descubrir, animar y valorar «con el sentido de la fe los multiformes carismas de los seglares, tanto los humildes como los más elevados» (Conc. Ecum. Vat. II, Decr. Presbyterorum Ordinis, 9) y que son indispensables para poder evangelizar las realidades humanas. Estoy convencido de que así harán surgir muchos tesoros escondidos y se encontrarán menos solos en la gran tarea de evangelizar” (Carta a los Párrocos, 2 de mayo de 2024).

El papa León XIV ha manifestado su voluntad de continuar el camino sinodal, recientemente, ha dicho: “La tarde de mi elección, mirando con conmoción al pueblo de Dios aquí reunido, recordé la palabra “sinodalidad”, que expresa felizmente el modo en el cual el Espíritu modela la Iglesia. (…) En un mundo quebrantado y sin paz el Espíritu Santo nos educa a caminar juntos. (…) Ya no cada uno por su cuenta, sino armonizando nuestros pasos con los pasos de los demás. (…). “Sinodalidad” es el nombre eclesial de esta conciencia. Es el camino que pide a cada uno reconocer la propia deuda y el propio tesoro, sintiéndose parte de una totalidad, fuera de la cual todo se marchita, incluso el más original de los carismas. (…) Que sus agregaciones y comunidades sean entonces lugares donde se practique la fraternidad y la participación, no sólo en cuanto lugares de encuentro, sino en cuanto lugares de espiritualidad. El Espíritu de Jesús cambia al mundo, porque cambia los corazones. Inspira, en efecto, esa dimensión contemplativa de la vida que aleja la autoafirmación, la murmuración, el espíritu de controversia, el dominio de las conciencias y de los recursos.” (Homilía en la Vigilia de Pentecostés con Movimientos, Asociaciones y Nuevas Comunidades, 7 de junio de 2025).

El Documento final del Sínodo, aprobado el 26 de octubre de 2024, que el papa Francisco pidió que fuera acogido como Magisterio, contiene indicaciones que buscan desarrollar prácticamente un estilo sinodal para la misión en las diócesis. Así el proceso sinodal incluye una fase de implementación. Para esta etapa la Secretaría General del Sínodo ha aprobado, el día 7 de julio unas Pistas para la fase de implementación del Sínodo. Este texto proporciona algunos criterios básicos para que la actualización de la sinodalidad a nivel local esté en armonía con la de toda la Iglesia, y aborda el método y los instrumentos sinodales.

En este curso pastoral demos pasos firmes para que el estilo sinodal se encarne en la vida de nuestras parroquias y en la diócesis. Para ello es fundamental revitalizar los consejos parroquiales, como instrumentos de comunión, participación y misión. Su tarea fundamental es la de buscar las estrategias pastorales adecuadas y determinar las acciones más convenientes y posibles en la realidad eclesial y social concretas de la propia parroquia, asumiendo las Orientaciones Pastorales Diocesanas. Desde la escucha y el diálogo entre todos los implicados en las tareas parroquiales, el discernimiento orante y la corresponsabilidad diferenciada de pastores y fieles, podremos anunciar el Evangelio de forma más creíble y fecunda.

La espiritualidad de comunión (cf. Novo millennio ineunte, n. 43) es el alma de los consejos parroquiales y diocesanos. Los pastores debemos vivir y promover una espiritualidad de comunión y participación. La naturaleza esencialmente eclesial del sacerdocio exige vivir la comunión en el seno del presbiterio y con los demás fieles, huyendo del clericalismo (cf Evangelii Gaudium, n. 95) y del ejercicio de la autoridad no como servicio al Pueblo de Dios, sino como poder autoritario que se sirve de él. En este sentido, debemos facilitar la mayor participación posible de los consagrados en la diócesis y en las parroquias; igualmente, es muy importante que logremos la relación adecuada entre los movimientos y las nuevas realidades eclesiales en el ámbito de las parroquias.

Ahora bien, ninguna acción pastoral dará fruto si no está enraizada en la oración y en la experiencia viva del amor de Dios. Solo desde esa fuente interior podremos ser verdaderos testigos. Como dice el Señor: “Permaneced en mí, y yo en vosotros… porque sin mí no podéis hacer nada” (Jn 15,4–5). Invito a todos los fieles y a las comunidades a cuidar con esmero la vida espiritual: la oración personal, la adoración eucarística, la celebración consciente de la Eucaristía, los espacios de silencio y escucha de la Palabra, los retiros y ejercicios espirituales. El cultivo interior no es una tarea individualista, sino un acto profundamente eclesial: nos une a Cristo y, desde Él, nos une a los hermanos. Recordemos lo que escribía el papa Francisco: “La santidad no consiste en una serie de actos heroicos, sino en vivir unidos a Dios, en medio de la vida cotidiana, con amor” (Gaudete et Exsultate, n. 17).

Hay un asunto de especial interés que no quiero dejar de mencionar, es el de las vocaciones sacerdotales. En el presente curso entran nuevos candidatos en nuestro Seminario diocesano. Es importante que seamos insistentes en la oración, pidiendo al dueño de la mies que mande obreros a su mies (cf. Lc 10, 2). Además, para fomentar las vocaciones al ministerio sacerdotal y a la vida religiosa es fundamental, con palabras del papa León XIV “en primer lugar y, sobre todo, dando buen ejemplo con nuestra vida, con alegría, viviendo la alegría del Evangelio, sin desanimar a los demás, sino buscando más bien formas de animar a los jóvenes a escuchar la voz del Señor, a seguirla y a servir en la Iglesia.” (Homilía en la cripta de la basílica de San Pedro, 11 de mayo de 2025).

Doy gracias a Dios por cada uno de vosotros: sacerdotes, diáconos, seminaristas, consagrados y consagradas, laicos comprometidos, jóvenes, familias, ancianos y niños; pues como dice san Pablo: “damos gracias a Dios, sin cesar, porque, al recibir la palabra de Dios, que os predicamos, la acogisteis no como palabra humana, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios que permanece operante en vosotros los creyentes.” (1Tes 2,13). Os exhorto a que veamos ante todo lo que hay de positivo en el otro, para acogerlo y valorarlo como regalo de Dios: un “don para mí”, además de ser un don para el hermano que lo ha recibido directamente (cf. San Juan Pablo

II, Novo Millennio Ineunte, n. 43). Todos formamos esta Iglesia diocesana de Huelva, llamada a caminar unida, animada por el Espíritu Santo y sostenida por la Palabra de Dios y los sacramentos.

Que María, Madre de la Iglesia, nos acompañe con su ternura, nos ayude a caminar juntos y nos guíe siempre hacia Jesús. Y que el Señor inspire, sostenga y acompañe los trabajos del nuevo curso pastoral.

Recibid mi abrazo fraterno y mi bendición.

+Santiago, obispo de Huelva

 

Huelva, 25 de julio de 2025 Solemnidad de Santiago, apóstol

La Catedral de la Merced acogerá nuevas ordenaciones sacerdotales y diaconales

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La Catedral de la Merced acogerá nuevas ordenaciones sacerdotales y diaconales

La Santa Iglesia Catedral de la Merced será el escenario, este próximo sábado 13 de septiembre, de una celebración de gran importancia para la vida de la Iglesia onubense.

En el transcurso de la solemne Misa Estacional, que dará comienzo a las 11.00 horas, el Obispo de Huelva, Mons. Santiago Gómez Sierra, conferirá el ministerio sacerdotal al diácono Iván Huzo, quien recibirá la Sagrada Ordenación Sacerdotal.

En la misma celebración serán ordenados diáconos los seminaristas Ángel Fábregas Martín, Manuel Higueras García y Marcelo Zeballos Villegas, que recibirán la imposición de manos y la oración consecratoria del pastor diocesano.

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Mons. Gil Tamayo anima a vivir una universidad que genere “personas de paz y convivencia”

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Vivir la fe en el ámbito aniversario y hacer de la universidad un lugar de vida que genere “personas de paz y convivencia”. Esa es la invitación de nuestro arzobispo Mons. José María Gil Tamayo a la comunidad educativa, personal laboral y alumnos que se congregaban esta mañana en la parroquia de Santos Justo y Pastor, para oficiar la Eucaristía de inicio de curso 2025-26 de la Universidad de Granada.

A la Santa Misa asistió también el rector de la UGR, Pedro Mercado, junto a otras autoridades académicos. Los docentes también asistieron, quienes después participaron en la comitiva que les conduciría desde el Colegio Mayor Bartolomé junto a la parroquia hacia el Hospital Real, para el acto académico.

La Eucaristía fue concelebrada por distintos sacerdotes, entre ellos el delegado episcopal de educación católica y enseñanza religiosa, D. Ildefonso Fernández-Fígares, y el delegado episcopal de Pastoral Universitaria, D. Israel Castillo.

En sus palabras durante la homilía, Mons. Gil Tamayo hablaba de la universidad como un lugar donde se eduque a los alumnos no sólo para adquirir un título sino sabiduría, aquella que lleva a saborear la vida “que la Sagrada Escritura nos propone como un don de Dios”.

Asimismo, habló de evitar las politizaciones en el ámbito universitario, recuperar el sentido genuino de educar a las personas y que la universidad sea “un espacio de diálogo sereno, no de imposición ideológica. Una defensa de la razón, pero, sobre todo, con la paz de esa mansedumbre de la que habla Jesús”, señaló.

“Con esa mansedumbre que no se puede tener violencia en nombre de Dios, en absoluto. Tampoco la universidad puede ser un escenario de enfrentamiento o de leña para la polarización que vivimos. Tenemos que recuperar el sentido de quien piensa contrario y del respeto que va más allá de la tolerancia. El respeto se basa en las convicciones propias y en la certeza, a la que se ha llegado por unos saberes que incluyen la fe, al menos una recta razón, pero se lleva al respeto del otro y su dignidad”, subrayó el arzobispo.

“Por favor, vivamos una universidad que genere personas de paz, personas de convivencia, personas que sepan del respeto más allá de la tolerancia o de la coexistencia pacífica, personas que llevan el sentido del reconocimiento del otro en su grandeza y su dignidad. Y de ahí nace una solidaridad cimentada, no una solidaridad de eslóganes según moda o según estrategias políticas, sino una solidaridad que nace del amor a la persona por lo que es, no por lo que piensa ni por lo que tiene”.

Educadores de esperanza

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Estamos iniciando el curso académico y quisiera recordar a todas las instituciones educativas de la Iglesia la relación entre educación y esperanza, en el contexto jubilar que celebramos. La Iglesia está comprometida con la educación y su misión educativa permanece a lo largo de los siglos. El papa Francisco nos recordó en el reciente congreso ‘La Iglesia en la Educación. Presencia y Compromiso’ organizado en 2024 por la Comisión Episcopal para la Educación y Cultura de la CEE, que la educación es siempre un acto de esperanza y nos exhortó a ser sensibles a las nuevas exclusiones que genera la cultura del descarte.

 

Se cumplen el 60º aniversario de la Declaración del Concilio Vaticano II Gravissimum Educationis sobre la Educación Cristiana. Su mensaje sigue siendo actual ante la urgencia educativa que vivimos y exhorta a los educadores a perseverar y distinguirse “en la formación de los alumnos en el espíritu de Cristo, en el arte pedagógico y en el estudio de la ciencia, de forma que no sólo promuevan la renovación interna de la Iglesia, sino que sirvan y acrecienten su benéfica presencia en el mundo de hoy, sobre todo en el intelectual”. Anima también la Declaración a que todos los educadores “llenos del espíritu apostólico, den testimonio, tanto con su vida como con su doctrina, del único Maestro Cristo”. Estamos llamados a ser testigos de la esperanza cristiana en el campo de la Educación. Evangelización y Educación forman un binomio que nos recuerda que anuncio de Cristo no se puede separar de la misión educativa. Para ello animo a fortalecer la relación entre parroquia, familia y escuela. En este curso, dentro del Plan Pastoral Diocesano, he propuesto como prioridad pastoral la Acción 2 que corresponde al (Bloque IV) ‘El gusto de ser pueblo’: Fomentar la coordinación entre los párrocos, profesores de religión y centros educativos.

 

El papa León XIV, en su primera misa con los cardenales señaló que muchos son “los contextos en los que la fe cristiana se retiene un absurdo, algo para personas débiles y poco inteligentes, contextos en los que se prefieren otras seguridades distintas a la que ella propone, como la tecnología, el dinero, el éxito, el poder o el placer. Hablamos – indica el Papa – de ambientes en los que no es fácil testimoniar y anunciar el Evangelio y donde se ridiculiza a quien cree, se le obstaculiza y desprecia, o, a lo sumo, se le soporta y compadece. Y, sin embargo, precisamente por esto, son lugares en los que la misión es más urgente, porque la falta de fe lleva a menudo consigo dramas como la pérdida del sentido de la vida, el olvido de la misericordia, la violación de la dignidad de la persona en sus formas más dramáticas, la crisis de la familia y tantas heridas más que acarrean no poco sufrimiento a nuestra sociedad”. Es urgente que la misión educativa y evangelizadora tome en consideración esta llamada del Papa y ayudemos a los jóvenes a descubrir las razones de nuestra esperanza, Cristo.  Recordaba San Juan Pablo II que en un mundo caracterizado por unos progresos tan rápidos en la ciencia y en la tecnología las instituciones católicas, en esta encrucijada de la historia, han de hacerse presentes en medio del mundo como grandes laboratorios de esperanza.

 

A toda la comunidad educativa os convoco por tercer año a la celebración de la Eucaristía de comienzo de curso escolar, que tendremos en la Catedral de Sevilla, el jueves 25 de septiembre, a las 19:30h. La convocatoria de este año tendrá un sentido muy especial ya que, además de la misa de envío, será la celebración jubilar del mundo educativo, bajo el lema ‘Educadores de Esperanza’. Por esa razón, se partirá en peregrinación de la iglesia colegial del Divino Salvador a las 18:30h para después llegar a la Catedral y celebrar allí la misa. Estamos convocados una buena representación de la Educación Católica y de la formación religiosa de la Archidiócesis de Sevilla. Es un momento privilegiado para visibilizar que todos caminamos juntos en esperanza, conducidos por nuestro Señor, en la tarea de la educación. Será una ocasión para sentirnos acompañados, para estar unidos y, sobre todo, para dar verdadero testimonio de quiénes somos y cuál ha de ser nuestra misión. A nuestra Madre la Virgen de los Reyes, Sede de la Sabiduría nos encomendamos.

 

+José Ángel Saiz Meneses

Arzobispo Metropolitano de Sevilla

Toma de posesión de Mons. Satué como Obispo de Málaga

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13 DE SEPTIEMBRE: MÁS DE 25 OBISPOS ACOMPAÑARÁN A MONS. SATUÉ ESTE SÁBADO EN MÁLAGA

Alrededor de 25 obispos, entre los que destacan el cardenal arzobispo de Barcelona, Mons. Juan José Omella; el cardenal arzobispo de Madrid, Mons. José Cobo; el arzobispo metropolitano de Granada, Mons. José María Gil; o el presidente de la CEE, Mons. Luis Argüello; acompañarán a D. José Antonio Satué Huerto en la Eucaristía con motivo de su toma de posesión como Obispo de Málaga.

 

La celebración dará comienzo en la Catedral a las 11.00 horas del sábado 13 de septiembre. Unos minutos antes, la comitiva compuesta por el obispo electo, el obispo administrador apostólico, el arzobispo metropolitano, el representante de la nunciatura, Mons. Roman Walczak, y el Colegio de Consultores saldrá desde la puerta del Palacio Episcopal en la Plaza del Obispo y se dirigirá hacia la puerta principal donde serán recibidos por el Cabildo Catedralicio. El deán ofrecerá entonces al obispo electo el Lignum Crucis para su veneración y agua bendita para que se asperje a sí mismo y a los presentes. Mientras tanto, el coro canta la antífona “Ecce sacerdos magnus”, del sacerdote y músico malagueño fallecido en 2019 Padre Manuel Gámez López. Esta pieza es un clásico en los recibimientos de los obispos desde que se compuso para D. Antonio Añoveros. La comitiva continuará su recorrido hasta la capilla de la Encarnación. Después de unos instantes de oración, se dirigirán a la sacristía para revestirse. Tras la procesión de entrada, que presidirá el arzobispo metropolitano mientras la asamblea canta «Pueblo de Reyes» de L. Deiss, y su saludo a la asamblea, Mons. Catalá, como administrador apostólico, dirigirá unas palabras de acogida en nombre de la Iglesia de Málaga. Posteriormente, el representante de la nunciatura leerá un mensaje de parte del Santo Padre.

Seguidamente, el arzobispo de Granada pronunciará una breve alocución y pedirá que se presenten al Colegio de Consultores las Letras Apostólicas por las que el Papa proclama a Mons. Satué Obispo de Málaga. Acto seguido, pedirá que se les dé lectura en presencia del canciller de la curia, que levantará acta.  Tras una aclamación, el arzobispo invitará al obispo electo a sentarse en la cátedra y le entregará el báculo simbolizando la sucesión apostólica y la continuidad pastoral. Será el momento de su toma de posesión e inicio de su ministerio episcopal en la sede de Málaga lo que se celebrará con el repique de campanas. Mons. Satué presidirá desde ese momento la Eucaristía.

Antes del canto del Gloria –con música de Juan Alfonso García–, D. José Antonio Satué será saludado por el deán en señal de respeto al nuevo obispo y, a continuación, una representación de la Iglesia diocesana (el sacerdote más mayor y más joven, un seminarista, miembros del Consejo Pastoral Diocesano, un matrimonio con sus hijos, un religioso y una religiosa) se acercarán al obispo, y besándole el anillo pastoral le saludarán y le manifestarán su obediencia y reverencia. Después de la oración colecta, la celebración continúa normalmente con la Liturgia de la Palabra, la Eucarística y el Rito de Conclusión.

Apartado musical

El canto será animado por distintas agrupaciones musicales y solistas. A lo largo de la celebración además del organista Antonio del Pino, intervendrán el coro de la Catedral y coralistas de la diócesis. Interpretarán, entre otros, el Aleluya de Marco Frisina y el Sanctus y Agnus Dei con el gregoriano de la Missa de Angelis y polifonía de José María Álvarez. El salmo, compuesto para esta ocasión por Antonio del Pino será cantado por la joven Beatriz Jiménez-Villarejo, perteneciente al coro de la Catedral.  Durante la comunión, el grupo Mediterráneo, interpretará una malagueña sobre la Eucaristía y, por alegrías, un tema que evoca la aparición del Resucitado en el lago y su conversación con Pedro. Ambas composiciones son obra del sacerdote y músico malagueño Francisco Castro. Asimismo, el delegado de Pastoral Gitana de Granada, José Emiliano Rodríguez Amador, y familia, cantarán en el ofertorio y la Salve Gitana con la que concluirá la Eucaristía.

Finalizada la Misa, Mons. Satué será saludado en el presbiterio por sus hermanos en el episcopado y, posteriormente, recorrerá las naves de la Catedral donde saludará a los presbíteros y diáconos y a los fieles congregados.

Otros datos

Se repartirán un total de 3.000 libretos de la celebración y el mismo número de recordatorios. Ante la gran afluencia de fieles prevista, se han instalado 2.000 sillas extras y diversas pantallas desde las que poder seguir la celebración desde las zonas con menos visibilidad.

www.diocesismalaga.es

 

Mons. Satué: «Traigo una disposición abierta para que podamos definir cómo caminar como Iglesia»

La III Misión Diocesana, en El Espejo de la Iglesia

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La III Misión Diocesana, en El Espejo de la Iglesia

La diócesis se prepara para una misión pastoral desde el 14 al 21 de septiembre. Esta iniciativa busca renovar la fe y unir a la comunidad, y contará con la participación activa de sacerdotes y laicos en siete parroquias del sur de la ciudad. El objetivo es llegar a más de 37,000 personas a través del anuncio del Evangelio, catequesis, visitas a familias y celebraciones litúrgicas. Este esfuerzo, coordinado por el sacerdote Jesús Linares, Delegado del Obispo, y por el Vicario de la Ciudad, Juan Luis Carnerero, es una oportunidad para que la comunidad se fortalezca y se disponga a la conversión.

Puedes escucharlo en este enlace

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