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Sor Encarna: «Somos un colegio inclusivo con seis aulas de necesidades especiales» 

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El Colegio de la Purísima, dirigido por las hermanas Franciscanas de la Inmaculada, cumple 100 años en Málaga dando vida a las familias con hijos con sordera y otras necesidades especiales. Con este motivo, el sábado 25 de octubre, a las 11.30 horas, celebran la Eucaristía, presidida por el Sr. Obispo, D. José Antonio Satué. 

Sor Encarna, cien años de la llegada de las religiosas Franciscanas de la Inmaculada a Málaga. ¿Cómo fue que llegaron?

Una pregunta muy interesante pues el doctor Miguel Mérida Nicolich había terminado su carrera y, por un accidente fortuito, se quedó ciego. Era un oftalmólogo de fama en Málaga y, en esa situación vital pensó en tantas personas como se encontrarían en su mismo estado pero sin recursos para acceder a la educación. Comenzó a buscar a niños con necesidades y a quien pudiera atenderlos y conoció nuestra obra en Valencia: una congregación que se dedicaba, principalmente, a personas sordos e invidentes, entre otras necesidades. Entonces, puso todo su empeño para que viniéramos a Málaga y la respuesta de la congregación fue rápida. Así nació el primer colegio y la residencia para los alumnos y alumnas que vinieran de otras ciudades o pueblos más lejanos y comenzamos en la Avenida Gálvez Ginachero, en 1965. Cuando se quedó pequeño aquel primer centro, con la colaboración de familias e instituciones, se buscó el terreno donde se encuentra el actual colegio, en calle Doctor Escassi, 12. 

Era la única institución en la ciudad que daba respuesta a las personas con estas necesidades concretas. En estos 100 años habrán vivido muchos cambios. 

Comenzamos con personas sordas e invidentes pero, en los 80, la ONCE se hizo cargo de los invidentes y nosotras seguimos acogiendo alumnos y alumnas con otras necesidades. Nuestro colegio se ha ido adaptando y ha vivido muchos cambios entre otras cosas porque, gracias a Dios, la medicina ha avanzado mucho y los implantes cocleares han cambiado mucho la vida de las personas sordas. Hemos ido acogiendo alumnos con autismo severo y con parálisis cerebral, y hoy día somos un centro inclusivo, con seis aulas de necesidades especiales, para alumnos desde 3 años de Infantil a 6º de Primaria, que pueden cursar la Secundaria en el colegio de las Trinitarias, al que estamos adscritas.

Sor Encarna, un colegio inclusivo en el que caben todos, todos, todos los alumnos y alumnas, ¿no es así?

Así es, sobre todo los más necesitados, para los que abrimos nuestras aulas hace 100 años en Málaga. Hemos tenido alumnos de otras ciudades a los que nos hemos llevado de vacaciones, en Navidad y en verano, en autobús, porque sus padres no podían desplazarse. Hemos tenido una media de 80 y 90 alumnos con necesidades por curso y, hasta 2005 ofrecíamos también residencia para quien lo necesitara. 

Colegio de la Purísima
Colegio de la Purísima

¿Cuántas hermanas están en la comunidad y cuántas personas son parte del personal del colegio?

Actualmente, la comunidad la formamos cuatro hermanas, todas jubiladas civilmente pero sirviendo sin descanso; y a nuestro lado tenemos un maravilloso equipo de 23 profesores, educadores, administrativos…

¿Cómo van a celebrar este centenario?

Celebraremos la Eucaristía el día 25, a las 11.30 de la mañana para dar gracias a Dios por estos 100 años. Tendremos el honor de que la presida D. José Antonio Satué, nuestro nuevo obispo, y después compartiremos una copita con todos los que se acerquen. Más adelante celebraremos un día de convivencia con los alumnos y antiguos alumnos. Tengo que decir que el Sr. Obispo ha sido muy considerado porque, con todo lo que tiene ahora, es un verdadero privilegio que pueda acompañarnos. 

Sor Encarna, ¿qué le pediría a la sociedad malagueña, a la diócesis?

Siempre nos han conocido como “el Colegio de Sordos” y ahora somos un colegio inclusivo, pero seguimos siendo las mismas que vinimos hace 100 años con una vocación muy definida: nuestras puertas están abiertas a todos, sobre todo a los más desfavorecidos. Una de las cosas que nuestra fundadora nos dejó como un legado y nos repetía siempre es: “no hagáis esperar a nadie que llame a vuestra puerta”, así que nuestras puertas están abiertas y queremos que sigan viendo en nosotras esas hermanas que un día iniciamos en Gálvez Ginachero con un grupo de niños sordos que se hicieron muy conocidos por toda la ciudad y se insertaron en las cofradías de la Soledad y el Traslado. Somos pocas hermanas pero, en lo que está a nuestro alcance, aquí estamos para lo que se nos necesite. Nuestra fundadora, la Madre Francisca Pascual, fue  declarada venerable el 29 de septiembre de 2020. Fue una mujer muy sencilla y a sus hijas nos ha dejado el legado de la fraternidad.

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Por los pobres y con los pobres

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Queridos diocesanos, hermanas y hermanos de Málaga y Melilla:

«No es posible olvidar a los pobres si no queremos salir fuera de la corriente viva de la Iglesia que brota del Evangelio y fecunda todo momento histórico». Con esta claridad nos lo recuerda León XIV en su primera Exhortación Apostólica (n. 15), cuyo texto fue iniciado por el papa Francisco. Su título Dilexi te (Te he amado) es una expresión tomada de una declaración de amor del Señor, dirigida a una comunidad pobre y al límite de sus fuerzas: la iglesia de Filadelfia del Apocalipsis.

El Santo Padre nos invita a reconocer las múltiples formas de pobreza que hoy nos interpelan: material, social, moral… (n. 9). Nos llama a contemplar a Jesucristo, que se hace pobre y se acerca a los pobres como su Mesías, comprometido con el desarrollo humano integral de los últimos (n. 19). La Exhortación realiza un recorrido histórico que parte de la Sagrada Escritura (nn. 24–34) y se enriquece con referencias a los Santos Padres (nn. 39–48), para mostrar que los pobres han estado —y deben seguir estando— en el centro de la acción de la Iglesia: «El cuidado de los pobres forma parte de la gran tradición de la Iglesia, como un faro de luz que, desde el Evangelio, ha iluminado los corazones y los pasos de los cristianos a lo largo de la historia» (n. 103). La Doctrina Social de la Iglesia da testimonio de esta preocupación (cap. IV).

El amor concreto a los pobres remite a lo esencial de nuestra fe. No podemos, por tanto, delegar su atención exclusivamente en Cáritas ni en otros cristianos “especializados” en la solidaridad. Cada creyente y cada comunidad cristiana estamos llamados a manifestar un amor real y tangible hacia quienes más sufren, pues ellos son la misma carne de Cristo. No deberíamos percibirlos «como un problema social, sino como un “asunto familiar”, son “uno de los nuestros”» (n. 104). Las palabras de la parábola del Buen Samaritano: “Ve, y haz tú lo mismo”, constituyen un mandato en nuestra vida cotidiana (n. 105-107). La Exhortación invita a un trabajo inteligente para transformar las estructuras injustas, reivindica el valor de las obras de misericordia y el hondo sabor evangélico de la limosna (cap. V). Con gestos de ayuda personal, el pobre podrá sentir en su corazón las palabras del Señor: Dilexi te (Yo te he amado).

Os exhorto a conocer el documento, a trabajarlo con entusiasmo en los grupos, a hacerlo vida en nuestras comunidades y a convertirlo en luz que alumbre nuestro trabajo pastoral «por los pobres y con los pobres» (n.3); para que —como ha señalado el mismo papa León— «ayude a la Iglesia a servir a los pobres y ayude a acercar a los pobres a Cristo».

Recibid un saludo muy cordial en el Señor.

Firma Mons. Satué

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Córdoba vuelve a llenarse de fervor y devoción para clausurar una jornada histórica

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El Magno Vía Crucis “Vía Sacra de Occidente” ha culminado con el traslado de regreso de las hermandades que durante toda la semana han estado expuestas en el templo principal de la Diócesis

Una gran nube de incienso anunciaba en la tarde de este sábado, 18 de octubre, la primera de las procesiones con las que se ponía el broche de oro al Magno Vía Crucis “Vía Sacra de Occidente”, que ha dejado estampas inéditas para la historia de la ciudad con 34 pasos en las calles de Córdoba.

Tras una semana en la que miles de personas han pasado diariamente por la Santa Iglesia Catedral para visitar a gran parte de los pasos que protagonizaron el pasado 11 de octubre el Magno Vía Crucis, tanto de la ciudad como de la provincia, hoy se ha puesto punto y final a un acontecimiento histórico con el regreso de las imágenes a sus templos.

Un total de hasta once hermandades lo han hecho procesionando por las calles de Córdoba, nuevamente inundadas por el fervor y la devoción de los cofrades, que han querido contemplar cada paso del Nazareno, Buen Suceso, Redención, Rescatado, Conversión, Angustias, Coronación de Espinas, Prendimiento, Penas de Santiago, Perdón y Resucitado.

Las de la provincia, por su parte, lo han hecho en traslado privado desde la Santa Iglesia Catedral, donde el nuevo Delegado diocesano para las Hermandades y Cofradías, José Juan Jiménez Güeto, ha estado presente para saludar a cada uno de los miembros que están al frente de las corporaciones, así como para conocer la historia de los titulares.

Al tiempo que Córdoba acogía el paso de las hermandades por la Judería, adentrándose en Deanes y Conde y Luque, por donde han pasado ocho imágenes para subir hacia el centro de la ciudad, o la Plaza de las Tendillas, la Compañía, San Zoilo, San Fernando, Jardines de Conde Vallellano, Jardines de la Merced o la Plaza de las Capuchinas, por donde han transitado el resto de las corporaciones cordobesas, las hermandades de la provincia ponían el punto y final a una cita para el recuerdo, de la que muchos se sienten “orgullosos” de haber formado parte, como es el caso de la Hermandad del Huerto de Cabra. Su hermano mayor, José Antonio Roldán, recuerda con dos palabras lo que supuso para él esta invitación de la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Córdoba: “Orgullo y responsabilidad”. Roldán asegura que pasado el evento, solo le queda la palabra orgullo, “porque Cabra ha sabido trasladar a la ciudad y al mayor templo de la Diócesis su idiosincrasia”.

Recordando la importancia de conmemorar el rezo del Vía Crucis en Occidente, este egabrense asegura que “se ha trabajado de una manera extraordinaria, que ha traspasado límites más allá de nuestra Diócesis, siendo capaces de transmitir la fe al mundo entero”. “Ha sido un proyecto que ha supuesto un desembarco logístico y humano enorme y tenemos que agradecer a la Agrupación que hayan llevado cabo un acto que a priori parecía imposible. Cabra está orgullosa de haber estado presente”, ha asegurado.

Por su parte, el presidente de la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Córdoba, Manuel Murillo, ha trasladado a los hermanos mayores su felicitación por haber hecho posible este “gran proyecto de la Iglesia Diocesana”. “Han sido miles las personas que han podido compartir un rezo con nuestros titulares. Esas imágenes se van a quedar en el corazón y en la memoria de todos”, ha subrayado.

Procesión de regreso el viernes

Asimismo, el viernes regresaron en procesión el Remedio De Ánimas a San Lorenzo y el Santo Sepulcro de El Carpio a la Basílica de San Pedro.

En una semana de intensa emociones, las imágenes de la provincia cordobesa como el Huerto de Cabra, la Columna de Priego, la Columna de Lucena, el Caído de Aguilar, el Cristo de Zacatecas de Montilla, la Coronación de Fernán Núñez, el Cristo de las Aguas de Palma del Río, el Cristo de la Caridad de Pozoblanco, el Señor de los Afligidos de Puente Genil, la Virgen de las Angustias de Montoro y el Cristo Expiración de La Rambla, se quedan con la satisfacción generalizada de haber podido disfrutar de sus titulares en el templo principal de la Diócesis.





































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Monseñor Saiz Meneses: “La fuerza principal en la vida de la Iglesia es la oración”

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Monseñor Saiz Meneses: “La fuerza principal en la vida de la Iglesia es la oración”

La Parroquia de Santa María Magdalena, de Arahal, ha acogido la tarde de este sábado, 18 de octubre, la Función a Nuestra Señora de las Angustias, titular de la Hermandad del Cristo de la Esperanza, presidida por el arzobispo de Sevilla, monseñor Saiz Meneses. Una Eucaristía enmarcada en la Misión que ha llevado a cabo la hermandad arahalense en los últimos meses y por cuyos frutos se han dado gracias.   

La Misión del Cristo de la Esperanza ha sido un itinerario de oración, de anuncio, de cercanía familiar, de testimonios vividos. “La Hermandad ha sido instrumento para que muchas familias se reencontraran con Cristo y escucharan el Evangelio en medio de sus propias casas y corazones”, ha señalado monseñor Saiz Meneses. “Hoy celebramos el resultado de esa persistencia en la oración, del esfuerzo constante, de la insistencia del Reino de Dios en esta tierra” 

En su homilía, a la luz de las lecturas, el arzobispo ha insistido en tres aspectos a cuidar por parte del cristiano: dar razón de la fe y de la esperanza, tener una sensibilidad grande por los pobres o necesitados y ser conscientes de que la fuerza principal en la vida de la Iglesia es la oración. “Dios nos escucha siempre y nos responde, nos habla al corazón y hemos de estar atentos. Hemos de saber leer los mensajes de Dios en los acontecimientos de la vida”, ha afirmado don José Ángel. 

Asimismo, en este mes de octubre, mes del Rosario, monseñor Saiz Meneses ha alentado a recuperar el rezo del Rosario, a rezar en familia, ya que «es un arma poderosa para nuestra vida, para nuestra conversión, para la parroquia, hermandad, la Iglesia, el mundo».  

Continuó el prelado hispalense exponiendo que la oración  “continua” no es pesadez, “sino respiración del espíritu cristiano”. Volviendo la mirada a la misión arahalense, esta que podría caer en la tentación de reducirse a estética o tradición,  “se revitaliza cuando se alimenta de la oración: cuando casa y calle, familia y hermandad, parroquia y barriada se convierten en santuarios de intercesión, aliento y esperanza”.  

“La Eucaristía de acción de gracias no significa un final, -explicaba monseñor Saiz Meneses-, al contrario, no impulsa a seguir adelante con energías renovadas”. El arzobispo animó a la comunidad parroquial de santa María Magdalena a mantener la unión de la parroquia y la hermandad como una unidad en la que se viva y testimonie la fraternidad, a cuidar la formación y acompañamiento permanente; la presencia y el testimonio en el ámbito público, la acción caritativa con los más necesitados… “Pidamos al Señor que nos conceda, como decía San Pablo, «orar sin cesar» y «dar gracias en todo» (1 Tes 5, 17-18). Que la hermandad se convierta en estación permanente de gracia y anuncio”. 

“Que esta Misión no quede en un bello recuerdo, sino que continúe resonando en nuestras vidas, en nuestras familias, en nuestra hermandad, en nuestra parroquia”, concluyó.  

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Celebración jubilar de los niños en la Catedral

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Celebración jubilar de los niños en la Catedral

Resumen en vídeo de la jornada matinal del sábado 18 de octubre de 2025. Celebración jubilar de los niños en la Catedral de Sevilla, presidida por el arzobispo, mons. Saiz Meneses.

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La Catedral se llena de niños para ganar el jubileo

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La Catedral se llena de niños para ganar el jubileo

Más de un millar de niños de la Archidiócesis de Sevilla han participado esta mañana en la celebración jubilar de los niños. La cita ha sido a las once de la mañana en los Jardines de Murillo, y la comitiva se ha dirigido a la Catedral tras una pancarta portada por jóvenes que rezaba el lema ‘Peregrinos de Esperanza‘.

La música y la alegría han presidido la pequeña pero significativa marcha hasta la seo hispalense, y los diversos sectores, procedentes de parroquias, movimientos, hermandades y centros de enseñanza de inspiración católica, han se han hecho ver con banderas, pancartas y cánticos alusivos a cada grupo.

Ya en la Catedral, el vicario episcopal para la Nueva Evangelización, Óscar Díaz, ha tomado la palabra para agradecer la alta participación y explicar el significado de la cita jubilar. Posteriormente han intervenido alumnos del Seminario Metropolitano y el Seminario Menor en Familia, que han compartido sus testimonios vocacionales.

Finalmente ha intervenido el arzobispo, monseñor José Ángel Saiz Meneses, que ha destacado la importancia de mantener una relación de amistad «con Jesús, con nuestros amigos y con los compañeros que estén más solos, siempre de la mano de Marí Santísima». «Jesús -ha subrayado- es el amigo principal de nuestra vida». A modo de consejo, ha propuesto que «antes de dormir no olviden rezar una oración».

Esta tarde será el turno del personal sanitario, dentro de la agenda de celebraciones jubilares en la Catedral de Sevilla. Presidirá el acto el obispo auxiliar, monseñor Ramón Valdivia.

 

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El Obispo reúne a los Ministros de la Sagrada Comunión en el Obispado

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Mons. Jesús Fernández agradeció a los presentes su entrega y generosidad en el ejercicio de este ministerio

Como cada curso pastoral, los Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión se reunieron el sábado, 18 de octubre, en el Palacio Episcopal para llevar a cabo el primer encuentro del curso pastoral 2025-2026 con el Obispo.

Monseñor Jesús Fernández dio la bienvenida a este grupo de fieles que cada día desarrollan la misión de llevar a Jesús a todos los enfermos e impedidos, así como de ayudar a repartir la Sagrada Comunión en sus parroquias.

La jornada se inició con la exposición del Santísimo y el rezo de la Hora Intermedia, para después mantener un tiempo de oración y de confesión personal. Seguidamente, se llevó a cabo una charla formativa, en la que además intervino el prelado para agradecer la entrega y generosidad de cada uno de los allí presentes en el ejercicio de este ministerio.

Por su parte, David Arellano, delegado diocesano de Liturgia, quiso poner de manifiesto la importancia también de la labor que desarrollan los Ministros de la Sagrada Comunión y la importancia de renovar estos nombramientos cada dos años. “Vuestro servicio, tan valioso para la vida de la Iglesia, es una auténtica bendición que agradecemos de corazón”, subrayó.














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El Jubileo más juvenil se ha vivido en la Catedral

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El Jubileo más juvenil se ha vivido en la Catedral

 

La Catedral de Guadix acogió a unos 650 chicos y chicas de 5º y 6º de Primaria de todos los colegios que hay en la diócesis de Guadix, públicos y concertados. En realidad, se dieron cita los alumnos de la asignatura de Religión, para pasar un día de convivencia, conocer la Catedral y, sobre todo, vivir el Año Jubilar de la Esperanza y pasar, también ellos, por al Puerta Santa.

La cita fue el viernes 17 de octubre, por la mañana. A las 9,30h. comenzaron a llegar los primeros autobuses con chicos de los diferentes colegios. La plaza de la Catedral era el lugar de la convocatoria y la acogida.
Y de ahí al interior de la Catedral, pasando por la Puerta Santa, como manda la tradición de la Iglesia y como se está haciendo en todas las catedrales del mundo. Pasadas las 10 de la mañana, comenzó la celebración de la Eucaristía, que estuvo presidida por el obispo de Guadix, D. Francisco Jesús Orozco. Toda la nave de la Catedral estaba llena de pequeños, que vivieron una celebración festiva.
El obispo les habló de lo que es un Año Jubilar y de qué hay que hacer para ganar las indulgencias. También les recordó que este Año Jubilar es, sobre todo, una invitación a seguir a Jesús y a confiar plenamente en Él. Por eso es el Año de la Esperanza. Y los animó a seguir los pasos de Jesús, participando de la vida de la Iglesia, de los sacramentos, haciendo el bien, leyendo la Palabra de Dios… Les dijo que todo esto nos ayuda a crecer como cristianos y a no despistarnos si de vedad queremos ser amigos de Jesús.
La jornada sirvió también como tiempo de convivencia, en torno a una gincana que se había preparado por los alumnos y profesores de ciclos formativos de Actividades Deportivas del IES Pedro Antonio de Alarcón, de Guadix.
El Encuentro Jubilar del Alumnado de Religión ha estado organizado por la delegación diocesana de Enseñanza. Su delegada, Ana Caba, ha expresado el esfuerzo que se ha hecho para organizar este encuentro y la ilusión con la que se ha preparado, tanto en la delegación como en los colegios, en los que se han implicado todos los profesores de Religión.
Sin duda, ha sido un día de fiesta, de encuentro y de gracia jubilar. Y la Catedral, se ha visto inundada de tantos chicos y chicas que la han disfrutado. Por supuesto, este ha sido un Jubileo muy juvenil. Seguramente, el que más.

Antonio Gómez
Delegado diocesano de MCS. Guadix

 

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Carta Pastoral para el Domund 2025

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«Misioneros de esperanza entre los pueblos» 

Jornada Mundial de las Misiones–DOMUND 2025
 
Queridos hermanos y hermanas:
Celebramos en este domingo XXIX del tiempo ordinario, la Jornada Mundial de las Misiones, el Domund. En el corazón del Año jubilar de la Esperanza, el lema que nos convoca e interpela, “Misioneros de esperanza entre los pueblos”, es una llamada profunda a redescubrir nuestra identidad misionera como bautizados, como discípulos enviados que caminan en la historia siendo mensajeros y constructores de la esperanza, siguiendo las huellas de Cristo.
La esperanza, como nos recuerda la bula Spes non confundit, no defrauda; no es una ilusión pasajera ni una emoción superficial. Es una certeza que brota del encuentro con Cristo resucitado, que nos ha regenerado «para una esperanza viva» (1 Pe 1,3-4). Esta esperanza es el motor de la misión, el fuego que nos impulsa a salir de nosotros mismos, a cruzar fronteras, a tender puentes, a anunciar que Dios no ha abandonado al mundo ni al hombre en sus heridas, que su amor sigue actuando en medio de las sombras.
En un mundo marcado por la incertidumbre, la guerra, la pobreza, la soledad y la indiferencia, ser misioneros de esperanza es más urgente que nunca. No se trata solo de ir a tierras lejanas, sino de ser misioneros, presencia viva del Evangelio, allí donde estamos: en nuestras familias, en nuestros trabajos, en nuestras comunidades, en nuestros ambientes cotidianos. Cada cristiano está llamado a sembrar esperanza, a ser luz en la oscuridad, consuelo en el sufrimiento, palabra de vida en medio de tanta muerte y agresividad.
La esperanza, que está en el origen y el final de la misión, sostiene la vida cristiana y mueve nuestro corazón, nos saca de sí mismos y nos pone en camino siempre para mirar a los hermanos; nos invita a mirar el mundo con los ojos del buen samaritano, a no pasar de largo ante el dolor ajeno, a comprometernos con la fraternidad universal. La misión hoy exige cercanía, compasión, escucha, diálogo. No es proselitismo, sino testimonio. No es imposición, sino propuesta. No es conquista, sino servicio.
Como nos ha dicho el papa León XIV en su primera exhortación apostólica, Dilexi te, “el amor cristiano supera cualquier barrera, acerca a los lejanos, reúne a los extraños, familiariza a los enemigos, atraviesa abismos humanamente insuperables, penetra en los rincones más ocultos de la sociedad. Por su naturaleza, el amor cristiano es profético, hace milagros, no tiene límites: es para lo imposible. El amor es ante todo un modo de concebir la vida, un modo de vivirla. Pues bien, una Iglesia que no pone límites al amor, que no conoce enemigos a los que combatir, sino sólo hombres y mujeres a los que amar, es la Iglesia que el mundo necesita hoy”. (DT 120)
Queridos hermanos, dejémonos guiar por el Espíritu Santo, que es el alma de la misión, el Amor en nuestra alma. Que arda en nosotros el santo celo de los apóstoles, de los mártires, de tantos misioneros y misioneras que han entregado su vida por el Evangelio. Que la Iglesia, aquí en nuestra Diócesis de Guadix y en cada rincón del mundo, se renueve en su ardor evangelizador, en su pasión por anunciar a Cristo.
Que esta Jornada del Domund sea un tiempo de gracia, de conversión, de compromiso. Oremos, ofrezcamos sacrificios, colaboremos económicamente con nuestros misioneros, para que puedan seguir sembrando esperanza, en nuestro nombre, en los 1,132 territorios de misión – más de una tercera parte de la Iglesia-. Apoyemos su labor y, sobre todo, asumamos nuestra responsabilidad bautismal en esta gran tarea. Todos, sin excepción, estamos llamados a ser misioneros.
Que María, la primera misionera de la Esperanza, nos acompañe en este camino de compromiso personal.
Con mi afecto y bendición.
+Francisco Jesús Orozco Mengíbar
Obispo de Guadix

“Todos estamos llamados a ser anunciadores de Cristo”

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Homilía de Mons. José María Gil Tamayo, arzobispo de Granada, en las ordenaciones diaconal y sacerdotal del 18 de octubre de 2025, en la S. A. I. Catedral de Granada.

Queridos Óscar y Lenon,

Queridas familias,

Queridos hermanos y hermanas también,

Que antes se me ha olvidado saludaros a los que habéis venido de los pueblos. No se me olvida. Yo también soy obispo de toda la diócesis y de los pueblos de la Alpujarra, con mucho cariño, además. De Válor, de Mecina, Alfalá, de Nechite, de Mairena, de Laroles, de Jubar. Y también de la Herradura, de Jete, de Otívar y de Lentegí.

Bienvenidos seais todos. Estáis en vuestra casa. Aunque cueste mucho llegar. Sois unos pueblos de altura. Muchas gracias por vuestra presencia. Queridos hermanos y hermanas. Queridos sacerdotes concelebrantes, queridos diáconos, queridos seminaristas. Es, como os decía, un motivo de alegría la ordenación que estamos celebrando. Lo es para la Iglesia de Granada, lo es para la Iglesia Universal.

El pasado miércoles, al Papa León, a quien saludé por primera vez en manifiesto de la comunión y el cariño de la Iglesia de Granada con él, sucesor de Pedro. Desde ese espíritu vivimos esta celebración. Acabamos de escuchar las palabras de Dios que es lámpara para nuestros pasos, luz en nuestro sendero. En esa Palabra de Dios hemos escuchado en el texto del libro de Isaías, en que nos habla de que el Espíritu del Señor está sobre el Mesías. Y este texto se lo apropia el propio Jesús en la sinagoga de Nazaret. Cuando se levanta hacia la lectura, es proclamado este texto y dice: Hoy se cumplen estas palabras que acabáis de oír.

Él es realmente aquel sobre el que se ha posado el Espíritu. Él es el que ha sido enviado a evangelizar a los pobres, a darnos la libertad verdadera, a salvarnos. A darle al mundo la alegría del Evangelio, la esperanza. Y esto es a lo que estamos llamados todos en la Iglesia. San Pablo VI decía que la Iglesia existe para evangelizar. Y esa evangelización se lleva a cabo con orden, mediante la disposición con la que Dios ha querido ordenar su pueblo.

Todos estamos llamados a ser anunciadores de Cristo. Todos participamos del sacerdocio real de Cristo por nuestro bautismo, que es la condición fundamental, la de hijos e hijas de Dios. Pero Dios ha elegido entre los hombres de su pueblo aquellos que participen de una manera especial de su capitalidad, que es Cristo, cabeza y pastor de su pueblo. Ese pastor que, como hemos entonado, cantado en el salmo, no nos abandona, continúa. Continúa mediante el ministerio apostólico, continúa a través de los pastores del pueblo de Dios, anunciando el Evangelio con el nombre y la autoridad de Cristo.

Y eso es cometido. Ahora, Oscar, dentro de un momento, te entregaré los santos Evangelios. Te diré que recibas el Evangelio de Cristo del que has sido constituido mensajero. Convierte en fe viva lo que te voy a decir. Y lo que has hecho fe viva anúncialo, difúndelo. Y lo que has anunciado, testimónialo con tu ejemplo. Allí está resumido… Que también vale para todos los otros sacerdotes.

Lo hizo también Lenon en el día de su ordenación de diácono. Vale para todos nosotros. Vais a ser anunciadores, privilegiados y cualificados de la Palabra de Dios. Ya no simplemente sois unos expertos en la Sagrada Escritura, sino que también sois maestros del pueblo de Dios. Pero es el testimonio lo que convence. Es ciertamente Dios el que hace crecer la semilla de su Palabra en nosotros.

Pero lógicamente, nos tenemos que hacer creíbles por nuestro testimonio, por nuestra palabra. Querido Oscar, llevas mucho tiempo dedicado al anuncio mediante la enseñanza religiosa, su seguimiento. Te has preparado durante muchos años y esperado con paciencia. Gracias a Dios, la Iglesia instituyó pues de nuevo el ministerio de diácono permanente. Que vivieron los primeros cristianos, como nos relata el libro de los Hechos de los Apóstoles y la primitiva comunidad cristiana. Y que el Concilio Vaticano II puso de nuevo en la Iglesia como un ministerio, no solo destinado en el camino al sacerdocio ministerial mediante el presbiterado, sino también como ministerio propio. Como vocación completa.

Pues, querido Oscar, ha llegado ese momento. Dios tiene su tiempo. Nunca llega tarde, aunque nosotros nos parezca. Él tiene el momento que no coincide con nuestros relojes, con nuestros calendarios. El Señor te bendiga. Te has preparado. Ahora, anuncia Jesucristo y doy gracias a tu familia por acoger este don y esta vocación. También tu familia ha sido seminario, semillero, donde esa semilla de la vocación que Dios puso en ti hace ya mucho tiempo, la han cuidado, la han completado.

Has vivido ese testimonio con el que el Señor bendice a su Iglesia, también mediante el sacramento del matrimonio que continúa. Que continúa en esta nueva vocación al servicio del pueblo de Dios. Ahora, ya como ministro cualificado, como alguien que anuncia el Evangelio en el nombre y con la autoridad de Cristo, como servidor de la mesa de la Palabra, pero también de la mesa eucarística.

Pero hay algo que nos ha mostrado hoy la Palabra de Dios y que vale para todos nosotros, los cristianos, pero de manera especial para el ministerio ordenado. El ministerio es servicio. Nuestro Señor nos ha dicho que el Hijo del Hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos. De alguna manera, hoy sois expropiados de una manera especial.

Sois expropiados de vuestro ego, de vuestro yo, aunque que siempre la tentación del hombre viejo reclama sus fueros perdidos. Pero estamos hechos para Dios y para los demás. La consagración nos lleva, precisamente, a ese sentido de una proexistencia en favor de Dios y de los otros. Y el Evangelio, hoy vemos que Jesús se pone por los suelos. San Juan no nos relata la institución de la Eucaristía en Jueves Santo, porque ya nos ha hablado del discurso del pan de vida, del capítulo seis de su Evangelio.

Nos ha explicado el sentido teológico de la Eucaristía como nadie. De Cristo, como pan de vida eterna, que nos anticipa la Resurrección y al mismo tiempo el misterio de su entrega, sacrificada por nosotros. Tenéis que ser hombres de Eucaristía, hombres de Cenáculo. Pero una cosa, el Cenáculo también es lavatorio de los pies.

El Cenáculo también es servicio. Un autor francés escribía no hace mucho en el diario La Croix: ordenados por los pies. Y habla y recuerda de que Cristo es Mesías por abajo. Y puede sorprendernos, ¿qué quiere decir ordenados por los pies? Cuando la ordenación, cuando la haré dentro de un momento, es por la cabeza. Cuando somos consagrados, precisamente, al ser ungidos. Y al mismo tiempo por la imposición de manos en nuestras cabezas.

Y este autor francés, con una gran creatividad, dice que Cristo en la Última Cena, cuando instituyó el sacerdocio, les muestra a sus discípulos que hay que ser también ordenados por los pies. ¿Habéis visto lo que yo he hecho con vosotros? Vosotros también debéis hacer lo mismo. Debéis lavaros los pies unos a otros.

Es el ejemplo y el testimonio del Papa Francisco pocos días antes de morir, visitando la cárcel el Jueves Santo y rememorando el lavatorio de los pies. Cristo fue ungido también en sus pies por una mujer, por una pecadora. A María también. Fue ungido con perfume, fueron lavados sus pies con lágrimas. Cristo nos enseña que tenemos que estar a los pies.

Y esto no se puede… No entráis a formar parte de una casta, sino de un ministerio. No podéis servir a Dios y al poder. No podemos servir a Dios y al dinero. Este es el estilo, lo que has leído, lo que has hecho fe viva, difúndelo, predícalo. Lo que has predicado, vívelo con tu ejemplo. Este es nuestra vida. Y esto exige un permanente e inseparable relación con el misterio eucarístico de Dios que se anonada.

Pero ese Dios es Jesús de Nazaret. Ese Dios es el Señor. Ese Dios es sobre quien está el Espíritu, porque me ha ungido. Me ha enviado. Luego está la misión, también. Lenon, vas a recibir ahora el ministerio de la santificación de una manera especial. Te vas a comprometer a vivir de manera especial, único Jesucristo. Los dos. Impersonando a Cristo, cada uno en el orden que recibís. Personando a Cristo, Lenon, en el sacrificio eucarístico. Celebrando la Eucaristía como el centro y culmen de tu vida, como lo es de todo sacerdote y de todo fiel cristiano. Haciendo el centro, haciendo el amor de tus amores. Viviendo ese sentido al mismo tiempo de misterio, de oración ante el Dios que se ha hecho nuestro. Y que está presente en nuestros Sagrarios, desde la Alpujarra a la costa. Desde poniente hasta la parte opuesta, hasta el Levante.

Está entre nosotros. Ese Dios es el que se pone por los suelos, pero que es Eucaristía, que es el Señor. Que es el Mesías que nos anuncia el Evangelio de la alegría, como como hemos oído. Vas a ser dispensador del perdón de Dios.

Y yo te pediría que aprendas también del pueblo de Dios, que acuda a pedir el perdón. Porque hay mucho santo. Hay mucho santo en el pueblo de Dios. Santos anónimos, santos de la puerta de al lado, decía Francisco. Ejercita el ministerio del perdón y vive el perdón para con los demás. Y no dejes de recibirlo. Ejercita también la cercanía a los enfermos. Con la unción, como nos dice Santiago en su carta: Si alguno está enfermo, llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren por él y lo unja.

Vas a ejercitar el ministerio de acompañamiento de los esposos. Vas a ejercitar, en definitiva, la presencia de Cristo en medio de su pueblo. Y ambos, unidos al ministerio del obispo. De este pobre obispo, en vuestro caso. Y todos bajo Pedro y con Pedro, en su sucesor, el Papa.

Tenéis un regalo que nos ha hecho el Papa. Al mismo tiempo, con el recuerdo y con la presencia en sus letras y en su espíritu del Papa Francisco, en la exhortación apostólica “Dilexi te”. Donde nos habla de que los pobres no son una opción, es una obligación. Los pobres concretos, los pobres con rostros, no podemos nunca olvidarnos.

Queridos hermanos, os vais a comprometer también en la oración, en identificación con Jesucristo. Tenéis que ser hombres de oración, hombres de espíritu en un mundo paganizado y en un mundo materializado.

Hombres serenos que den paz a quien está agobiado, a quien está polarizado, a quien está enfrentado. Tenéis que ser, en definitiva, entre comillas, superhombres. Sabiendo que sois débiles y de que nuestra fortaleza es prestada, es de Dios. Y que nosotros también seremos como Pedro, capaces de andar sobre las aguas. Pero el momento en que dudemos, nos vendremos abajo como él. Y el Señor nos dirá: ¿Por qué has temido, hombre de poca fe?

Queridos hermanos, os pongo bajo la protección de la Virgen Santísima. Madre del ministerio ordenado, madre nuestra, la que es la servidora por antonomasia, porque es la esclava del Señor. Y por eso en ella hizo la más grande. En vosotros y en mí también la hará, en la medida en que demos permiso a Dios para que nos expropie y sea Él. Y podamos decir como el apóstol: Ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mí.

Así sea.

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