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Sigue aquí en directo el Encuentro de Españoles en el Jubileo, a las 18.00 horas

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El lunes 28 de julio, a las 22.00 horas, los jóvenes de la diócesis de Málaga que peregrinan al Jubileo en Roma con la Delegación de Juventud partieron en autobús camino a su destino. La primera parada, en Antequera, para recoger al grupo que acude desde aquella zona. Antes de partir compartían en COPE Málaga sus ilusiones.

Sigue en directo el Encuentro de Españoles en el Jubileo de los Jóvenes, desde la Plaza de San Pedro, a las 18.00 horas.

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El martes 24 de julio, D. Jesús Catalá presidía la misa de envío desde la parroquia de Santa María de la Amargura, en Málaga.

Foto de grupo de los jóvenes con el Obispo

El lunes 28 de julio, a las 22.00 horas, partían desde Málaga hacia Roma

 
 
 

El martes 29 de julio hicieron parada en la diócesis de Girona, en la iglesia de Sant Martí Vell para celebrar la Eucaristía y coger fuerzas para proseguir el camino hacia la ciudad eterna. 

Parada en la iglesia de Sant Martí Vell, de la diócesis de Girona
Parada en la iglesia de Sant Martí Vell, de la diócesis de Girona

En la mañana del miércoles 30, llegaron a Roma y, entre otros actos, atravesaron la Puerta de la Basílica de San Pablo Extramuros

Atraviesan la Puerta Santa de la Basílica de San Pablo Extramuros
Atraviesan la Puerta Santa de la Basílica de San Pablo Extramuros

El jueves 31 de julio atravesaron las Puertas Santas de otras dos basílicas: San Juan de Letrán y Santa María la Mayor. 

Atraviesan la Puerta de la Basílica de San Juan de Letrán
Atraviesan la Puerta de la Basílica de San Juan de Letrán
 
 
 

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Atravesaron ya las Puertas de San Pablo Extramuros, Santa María la Mayor y San Juan de Letrán

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El lunes 28 de julio, a las 22.00 horas, los jóvenes de la diócesis de Málaga que peregrinan al Jubileo en Roma con la Delegación de Juventud partieron en autobús camino a su destino. La primera parada, en Antequera, para recoger al grupo que acude desde aquella zona. Antes de partir compartían en COPE Málaga sus ilusiones.

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Los jóvenes malagueños atraviesan la Puerta Santa de San Pablo Extramuros

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El lunes 28 de julio, a las 22.00 horas, los jóvenes de la diócesis de Málaga que peregrinan al Jubileo en Roma con la Delegación de Juventud partieron en autobús camino a su destino. La primera parada, en Antequera, para recoger al grupo que acude desde aquella zona. Antes de partir compartían en COPE Málaga sus ilusiones.

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Los jóvenes malagueños ya están en Roma para vivir el Jubileo

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NoticiaJubileo 2025

Publicado: 28/07/2025: 1204

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Diario de a bordo

El lunes 28 de julio, a las 22.00 horas, los jóvenes de la diócesis de Málaga que peregrinan al Jubileo en Roma con la Delegación de Juventud partieron en autobús camino a su destino. La primera parada, en Antequera, para recoger al grupo que acude desde aquella zona. Antes de partir compartían en COPE Málaga sus ilusiones.

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Los jóvenes malagueños llegan hoy a Roma para vivir el Jubileo

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NoticiaJubileo 2025

Publicado: 28/07/2025: 985

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Diario de a bordo

El lunes 28 de julio, a las 22.00 horas, los jóvenes de la diócesis de Málaga que peregrinan al Jubileo en Roma con la Delegación de Juventud partieron en autobús camino a su destino. La primera parada, en Antequera, para recoger al grupo que acude desde aquella zona. Antes de partir compartían en COPE Málaga sus ilusiones.

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Testimonios de los jóvenes malagueños que caminan hacia el Jubileo en Roma

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NoticiaJubileo 2025

Publicado: 28/07/2025: 87

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Diario de a bordo

El lunes 28 de julio, a las 22.00 horas, los jóvenes de la diócesis de Málaga que peregrinan al Jubileo en Roma con la Delegación de Juventud partieron en autobús camino a su destino. La primera parada, en Antequera, para recoger al grupo que acude desde aquella zona. Antes de partir compartían en COPE Málaga sus ilusiones.

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Homilía en la misa de envío al Jubileo de los Jóvenes

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Homilía en la misa de envío al Jubileo de los Jóvenes

Homilía de Mons. José Ángel Saiz Meneses. Santa Misa de Envío de los Jóvenes al Jubileo de los Jóvenes. Domingo XVII del Tiempo Ordinario (C). Catedral de Sevilla, 27 de julio de 2025

  1. Saludos. Queridos sacerdotes concelebrantes, diáconos, miembros de la vida consagrada y del laicado; queridos responsables de pastoral juvenil y jóvenes que hoy sois enviados como peregrinos a Roma; queridos hermanos y hermanas presentes en esta celebración.
  2. En este domingo XVII del Tiempo Ordinario, la Providencia ha querido que coincida nuestra celebración dominical con el envío solemne de los más de 700 jóvenes de nuestra Iglesia diocesana que partirán rumbo a la ciudad eterna para participar en el Jubileo ordinario de la Iglesia convocado por el Papa Francisco bajo el lema Peregrinos de esperanza. Quiero comenzar esta homilía resaltando, en nombre de la Iglesia de Sevilla, la alegría y la emoción que sentimos por este acontecimiento eclesial. Es un signo elocuente de vitalidad, de fe, de valentía, de esperanza.
  3. Permitidme recordar algo fundamental: no vamos de vacaciones, no vamos de turismo, no se trata de una actividad veraniega más. ¡Somos peregrinos! Esta perspectiva lo ilumina todo, porque ser peregrinos significa que emprendemos un camino con un destino sagrado, movidos por la fe y con el corazón dispuesto a la conversión. En estos tiempos en que todo se convierte en espectáculo, en consumo, en práctica efímera, nosotros, como Iglesia, somos invitados a vivir algo profundamente distinto: una experiencia espiritual, eclesial, transformadora.
  4. Peregrinar no es simplemente desplazarse, es dejarse mover por Dios, permitir que Él conduzca los pasos, que transforme el corazón. Peregrinar implica desinstalarse, salir de uno mismo, dejar atrás seguridades, rutinas, planes y comodidades; significa caminar ligeros de equipaje, como dice el Evangelio; y significa, sobre todo, abrir el alma al encuentro con Cristo, a la fraternidad con los demás, a las sorpresas del camino. Peregrinar es tarea de personas valientes e intrépidas. Pues eso sois vosotros: valientes y decididos, dispuestos a dejaros encontrar por Dios en medio del calor, del cansancio, de la convivencia, del compartir, de la alegría, del silencio y de la oración.
  5. En segundo lugar, os invito a tomar conciencia del don inmenso que es vivir un Año Jubilar y ganar la gracia del Jubileo. No es una práctica piadosa más, ni una tradición antigua que se repite cíclicamente. Es una corriente de gracia que atraviesa la historia de la Iglesia desde hace siglos, que renueva la vida cristiana, que reaviva el fervor apostólico, que fortalece la comunión eclesial, que renueva el mundo. El Jubileo es una manifestación concreta de la misericordia de Dios. Es como una primavera del alma, una Pascua para el corazón, una renovación integral de la vida cristiana. Quien se confiesa con sinceridad, comulga con fe y reza por las intenciones del Santo Padre, recibe la indulgencia plenaria: el perdón total de sus pecados y de las penas temporales que estos merecen. Es como un nuevo bautismo que purifica y fortalece.
  6. El Jubileo es don y misión. Lo ganaremos, sí, pero no solo para nosotros. Lo ganaremos para llevar esperanza al mundo; lo ganaremos para volver a Sevilla como testigos; lo ganaremos para ser luz en medio de la oscuridad. La Iglesia ha sido enviada para anunciar y testimoniar, para hacer presente y extender el misterio de salvación que la constituye. Ese es también vuestro envío. Por eso partís desde la Catedral, madre de todas las iglesias de la Archidiócesis, lugar donde se manifiesta la unidad visible de nuestra Iglesia local en torno a su pastor. Desde aquí sois enviados como discípulos misioneros. Con la alegría del Evangelio, con la fuerza del Espíritu, con la firmeza de la fe.
  7. Las lecturas de la Palabra de Dios que hemos escuchado iluminan el sentido de nuestra peregrinación. En el Evangelio de San Lucas (cf. Lc 11,1-13), Jesús enseña a sus discípulos a orar, y les ofrece el Padrenuestro. Ese será nuestro alimento en Roma. Oraremos mucho, y lo haremos con fe; y también el Señor nos exhorta a perseverar en la oración, a no desanimarnos: “Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá”. Este camino no será fácil. Como toda peregrinación, tendrá sus dificultades: el calor, el cansancio, las tensiones, los retrasos, los imprevistos. También habrá pruebas interiores: momentos de desánimo, tentaciones de superficialidad, heridas personales. Pero es precisamente ahí donde el Jubileo se hace más fecundo, porque en la debilidad es donde se manifiesta la gracia, y en la dificultad es donde se forja la comunión.
  8. Permitidme deciros algo con claridad: no temáis los momentos difíciles, no huyáis de las incomodidades, no os refugiéis en las redes ni en la dispersión. Dejad que el Señor os toque en lo más hondo. Abrid las puertas del corazón, como decía San Juan Pablo II: “¡No tengáis miedo! ¡Abrid de par en par las puertas a Cristo!”. Como el amigo insistente del Evangelio, sed constantes en la oración; sed audaces en la súplica; no os contentéis con contemplar y fotografiar monumentos. Id a las basílicas a adorar, caminad con espíritu de fe, rezad unos por otros. No estáis solos, porque peregrinamos en comunidad, en familia, en Iglesia.
  9. Queridos jóvenes: para ganar el Jubileo no basta con llegar a Roma. Es necesario ir con el corazón abierto, con espíritu de conversión. El Jubileo no es un privilegio para los buenos, sino una oportunidad para todos. El Papa Francisco nos ha recordado muchas veces que “la Iglesia no es un refugio para los perfectos, sino un hospital de campaña para los heridos”. Vamos como somos, también con nuestras heridas, con nuestra historia, con nuestras dudas e interrogantes, con nuestros talentos y virtudes. Dios nos espera. La conversión no es solo un cambio de comportamiento, es sobre todo un cambio de dirección; es volver a Dios, ponerlo en el centro de la vida, abrirse al perdón, dejar atrás el pecado; es reconciliarse con uno mismo y con los demás.
  10. El camino de conversión no está reñido con la alegría, al contrario, conduce a ella. Porque solo en Cristo encontramos la plenitud del sentido, la verdad de nosotros mismos, la paz que tanto anhela nuestro corazón. En ese camino, la unidad es esencial, la comunión y amistad entre todos. El demonio siembra la división. El Espíritu Santo, en cambio, construye comunión. Durante la peregrinación, vivíamos la fraternidad, respetemos siempre al otro, ayudémonos, seamos pacientes, seamos humildes. No nos encerréis en nuestros pequeños grupos; seamos una sola Iglesia, una sola familia, un solo corazón.
  11. Roma nos espera. Nos esperan las basílicas, las tumbas de los Apóstoles Pedro y Pablo, la historia viva de la fe cristiana, la universalidad de la Iglesia, el Santo Padre León. Pero sobre todo nos espera una experiencia profunda de fe, un encuentro con Cristo. Vayamos al sepulcro de Pedro como hijos de la Iglesia; reavivemos allí nuestra fe, renovemos nuestro amor por el Papa, recemos por él; renovemos nuestro “sí” al Señor; ofrezcamos nuestro corazón. Nuestra peregrinación será una gracia para la Archidiócesis entera. Habrá muchos jóvenes que no podrán ir, pero estarán presentes con nosotros en la oración. Y, al volver, volvamos como misioneros, como discípulos transformados, como apóstoles, como testigos de Cristo, como testigos de esperanza. Mostrando que Cristo está vivo, que vale la pena seguirlo, que la fe es nuestra fuerza, que la Iglesia es nuestro hogar, que el mundo es nuestro campo de acción evangelizadora.
  12. María santísima, peregrina en la fe, nos acompaña. Que Ella nos proteja y nos guíe. Caminemos de su mano, oremos con Ella. En la Visitación a su prima Isabel, María se pone en camino. También nosotros peregrinaremos con alegría, con fe, con la certeza de que el Señor camina a nuestro lado. ¡Buen camino, queridos peregrinos! ¡Ultreia et suseia! (más allá, más alto) Así sea.

 

 

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Mons. Saiz invita a los peregrinos sevillanos a vivir «una experiencia espiritual, eclesial, transformadora»

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Mons. Saiz invita a los peregrinos sevillanos a vivir «una experiencia espiritual, eclesial, transformadora»

La numerosa participación de sevillanos en la peregrinación al Jubileo de los Jóvenes, que partirá mañana en dirección a Roma, es “un signo elocuente de vitalidad, de fe, de valentía, de esperanza“. De esta manera ha recibido el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, a los jóvenes que han participado esta tarde en la misa de envío que se ha celebrado en el trascoro de la Catedral, y que culminan de esta manera su preparación para lo que el arzobispo ha calificado como “una experiencia espiritual, eclesial, transformadora”.

Serán cerca de dos mil los jóvenes sevillanos que se darán cita en la Ciudad Eterna la próxima semana, setecientos dentro de la peregrinación diocesana, que coordina Manuel Jiménez, delegado de la Pastoral con Jóvenes. Otros tantos forman parte de la peregrinación compuesta por miembros del Camino Neocatecumenal de las parroquias de la Archidiócesis, y otros muchos se sumarán a la concentración juvenil en Roma desde iniciativas promovidas por órdenes y congregaciones religiosas. La misa de esta tarde ha sido concelebrada, entre otros sacerdotes, por el deán del Cabildo, Francisco J. Ortiz; el delegado de Pastoral con Jóvenes, Manuel Jiménez; el rector del Seminario, Andrés Ybarra. Además, han participado numerosos sacerdotes atendiendo las demandas de confesiones de los jóvenes que se han dado cita en el templo metropolitano.

“No vamos de turismo”

En su homilía, monseñor Saiz meneses ha aclarado que “no vamos de vacaciones, no vamos de turismo, no se trata de una actividad veraniega más”. Al respecto ha afirmado que “¡somos peregrinos!”, y por tanto “emprendemos un camino con un destino sagrado, movidos por la fe y con el corazón dispuesto a la conversión. En estos tiempos en que todo se convierte en espectáculo, en consumo, en práctica efímera, nosotros, como Iglesia, somos invitados a vivir algo profundamente distinto: una experiencia espiritual, eclesial, transformadora“.

Ha explicado que peregrinar “no es simplemente desplazarse, es dejarse mover por Dios, permitir que Él conduzca los pasos, que transforme el corazón”. Peregrinar implica, además, “desinstalarse, salir de uno mismo, dejar atrás seguridades, rutinas, planes y comodidades; significa caminar ligeros de equipaje, como dice el Evangelio; y significa, sobre todo, abrir el alma al encuentro con Cristo, a la fraternidad con los demás, a las sorpresas del camino”. “Peregrinar es tarea de personas valientes e intrépidas. Pues eso sois vosotros: valientes y decididos, dispuestos a dejaros encontrar por Dios en medio del calor, del cansancio, de la convivencia, del compartir, de la alegría, del silencio y de la oración”, ha añadido.

“Una primavera del alma”

También ha querido destacar el contexto jubilar en el que se enmarca esta movilización juvenil, y ha explicado que el jubileo es “una manifestación concreta de la misericordia de Dios. Es como una primavera del alma, una Pascua para el corazón, una renovación integral de la vida cristiana”. A continuación, y dirigiéndose directamente a los peregrinos allí presentes, monseñor Saiz Meneses ha subrayado que “la Iglesia ha sido enviada para anunciar y testimoniar, para hacer presente y extender el misterio de salvación que la constituye. Ese es también vuestro envío. Por eso -ha añadido- partís desde la Catedral, madre de todas las iglesias de la Archidiócesis, lugar donde se manifiesta la unidad visible de nuestra Iglesia local en torno a su pastor. Desde aquí sois enviados como discípulos misioneros. Con la alegría del Evangelio, con la fuerza del Espíritu, con la firmeza de la fe”.

Ha advertido que el camino hasta Roma “no será fácil”. “Como toda peregrinación, tendrá sus dificultades: el calor, el cansancio, las tensiones, los retrasos, los imprevistos. También habrá pruebas interiores: momentos de desánimo, tentaciones de superficialidad, heridas personales. Pero es precisamente ahí donde el Jubileo se hace más fecundo, porque en la debilidad es donde se manifiesta la gracia, y en la dificultad es donde se forja la comunión”, ha subrayado.

En este punto ha invitado a los jóvenes a no huir de las incomodidades, ni refugiarse en las redes ni en la dispersión. Recordando a san Juan Pablo II, les ha animado a dejar atrás el miedo y “abrir de par en par las puertas a Cristo”. También ha tenido un recuerdo para el papa Francisco, quien afirmó, en la última Jornada Mundial de la Juventud, que “la Iglesia no es un refugio para los perfectos, sino un hospital de campaña para los heridos”. “Vamos como somos, también con nuestras heridas, con nuestra historia, con nuestras dudas e interrogantes, con nuestros talentos y virtudes. Dios nos espera”, ha afirmado el arzobispo hispalense.

«Volveremos como misioneros»

En la parte final de su alocución, don José Ángel Saiz ha invitado a los jóvenes a no desertar de la alegría, a ser firmes en la unidad y la comunión. “El demonio siembra la división. El Espíritu Santo, en cambio, construye comunión”, ha añadido.

Sus últimas palabras han sido para quienes no podrán peregrinar a Roma, pero seguirán los acontecimientos desde Sevilla. También para quienes vivirán la experiencia en Roma, junto al papa León XIV. A estos últimos les ha pedido que vuelvan “como misioneros, como discípulos transformados, como apóstoles, como testigos de Cristo, como testigos de esperanza”.

Al término de la Eucaristía, el arzobispo ha recibido una camiseta oficial de la peregrinación, en la que participará como un peregrino más, acompañando a los jóvenes que partirán la noche del lunes desde Sevilla en autocares hasta Roma.

GALERÍA FOTOGRÁFICA de la misa de envío

HOMILÍA íntegra del arzobispo

 

 

 

 

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Homilía en la misa de envío al Jubileo de los Jóvenes

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Homilía de Mons. José Ángel Saiz Meneses. Santa Misa de Envío de los Jóvenes al Jubileo de los Jóvenes. Domingo XVII del Tiempo Ordinario (C). Catedral de Sevilla, 27 de julio de 2025

  1. Saludos. Queridos sacerdotes concelebrantes, diáconos, miembros de la vida consagrada y del laicado; queridos responsables de pastoral juvenil y jóvenes que hoy sois enviados como peregrinos a Roma; queridos hermanos y hermanas presentes en esta celebración.
  2. En este domingo XVII del Tiempo Ordinario, la Providencia ha querido que coincida nuestra celebración dominical con el envío solemne de los más de 700 jóvenes de nuestra Iglesia diocesana que partirán rumbo a la ciudad eterna para participar en el Jubileo ordinario de la Iglesia convocado por el Papa Francisco bajo el lema Peregrinos de esperanza. Quiero comenzar esta homilía resaltando, en nombre de la Iglesia de Sevilla, la alegría y la emoción que sentimos por este acontecimiento eclesial. Es un signo elocuente de vitalidad, de fe, de valentía, de esperanza.
  3. Permitidme recordar algo fundamental: no vamos de vacaciones, no vamos de turismo, no se trata de una actividad veraniega más. ¡Somos peregrinos! Esta perspectiva lo ilumina todo, porque ser peregrinos significa que emprendemos un camino con un destino sagrado, movidos por la fe y con el corazón dispuesto a la conversión. En estos tiempos en que todo se convierte en espectáculo, en consumo, en práctica efímera, nosotros, como Iglesia, somos invitados a vivir algo profundamente distinto: una experiencia espiritual, eclesial, transformadora.
  4. Peregrinar no es simplemente desplazarse, es dejarse mover por Dios, permitir que Él conduzca los pasos, que transforme el corazón. Peregrinar implica desinstalarse, salir de uno mismo, dejar atrás seguridades, rutinas, planes y comodidades; significa caminar ligeros de equipaje, como dice el Evangelio; y significa, sobre todo, abrir el alma al encuentro con Cristo, a la fraternidad con los demás, a las sorpresas del camino. Peregrinar es tarea de personas valientes e intrépidas. Pues eso sois vosotros: valientes y decididos, dispuestos a dejaros encontrar por Dios en medio del calor, del cansancio, de la convivencia, del compartir, de la alegría, del silencio y de la oración.
  5. En segundo lugar, os invito a tomar conciencia del don inmenso que es vivir un Año Jubilar y ganar la gracia del Jubileo. No es una práctica piadosa más, ni una tradición antigua que se repite cíclicamente. Es una corriente de gracia que atraviesa la historia de la Iglesia desde hace siglos, que renueva la vida cristiana, que reaviva el fervor apostólico, que fortalece la comunión eclesial, que renueva el mundo. El Jubileo es una manifestación concreta de la misericordia de Dios. Es como una primavera del alma, una Pascua para el corazón, una renovación integral de la vida cristiana. Quien se confiesa con sinceridad, comulga con fe y reza por las intenciones del Santo Padre, recibe la indulgencia plenaria: el perdón total de sus pecados y de las penas temporales que estos merecen. Es como un nuevo bautismo que purifica y fortalece.
  6. El Jubileo es don y misión. Lo ganaremos, sí, pero no solo para nosotros. Lo ganaremos para llevar esperanza al mundo; lo ganaremos para volver a Sevilla como testigos; lo ganaremos para ser luz en medio de la oscuridad. La Iglesia ha sido enviada para anunciar y testimoniar, para hacer presente y extender el misterio de salvación que la constituye. Ese es también vuestro envío. Por eso partís desde la Catedral, madre de todas las iglesias de la Archidiócesis, lugar donde se manifiesta la unidad visible de nuestra Iglesia local en torno a su pastor. Desde aquí sois enviados como discípulos misioneros. Con la alegría del Evangelio, con la fuerza del Espíritu, con la firmeza de la fe.
  7. Las lecturas de la Palabra de Dios que hemos escuchado iluminan el sentido de nuestra peregrinación. En el Evangelio de San Lucas (cf. Lc 11,1-13), Jesús enseña a sus discípulos a orar, y les ofrece el Padrenuestro. Ese será nuestro alimento en Roma. Oraremos mucho, y lo haremos con fe; y también el Señor nos exhorta a perseverar en la oración, a no desanimarnos: “Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá”. Este camino no será fácil. Como toda peregrinación, tendrá sus dificultades: el calor, el cansancio, las tensiones, los retrasos, los imprevistos. También habrá pruebas interiores: momentos de desánimo, tentaciones de superficialidad, heridas personales. Pero es precisamente ahí donde el Jubileo se hace más fecundo, porque en la debilidad es donde se manifiesta la gracia, y en la dificultad es donde se forja la comunión.
  8. Permitidme deciros algo con claridad: no temáis los momentos difíciles, no huyáis de las incomodidades, no os refugiéis en las redes ni en la dispersión. Dejad que el Señor os toque en lo más hondo. Abrid las puertas del corazón, como decía San Juan Pablo II: “¡No tengáis miedo! ¡Abrid de par en par las puertas a Cristo!”. Como el amigo insistente del Evangelio, sed constantes en la oración; sed audaces en la súplica; no os contentéis con contemplar y fotografiar monumentos. Id a las basílicas a adorar, caminad con espíritu de fe, rezad unos por otros. No estáis solos, porque peregrinamos en comunidad, en familia, en Iglesia.
  9. Queridos jóvenes: para ganar el Jubileo no basta con llegar a Roma. Es necesario ir con el corazón abierto, con espíritu de conversión. El Jubileo no es un privilegio para los buenos, sino una oportunidad para todos. El Papa Francisco nos ha recordado muchas veces que “la Iglesia no es un refugio para los perfectos, sino un hospital de campaña para los heridos”. Vamos como somos, también con nuestras heridas, con nuestra historia, con nuestras dudas e interrogantes, con nuestros talentos y virtudes. Dios nos espera. La conversión no es solo un cambio de comportamiento, es sobre todo un cambio de dirección; es volver a Dios, ponerlo en el centro de la vida, abrirse al perdón, dejar atrás el pecado; es reconciliarse con uno mismo y con los demás.
  10. El camino de conversión no está reñido con la alegría, al contrario, conduce a ella. Porque solo en Cristo encontramos la plenitud del sentido, la verdad de nosotros mismos, la paz que tanto anhela nuestro corazón. En ese camino, la unidad es esencial, la comunión y amistad entre todos. El demonio siembra la división. El Espíritu Santo, en cambio, construye comunión. Durante la peregrinación, vivíamos la fraternidad, respetemos siempre al otro, ayudémonos, seamos pacientes, seamos humildes. No nos encerréis en nuestros pequeños grupos; seamos una sola Iglesia, una sola familia, un solo corazón.
  11. Roma nos espera. Nos esperan las basílicas, las tumbas de los Apóstoles Pedro y Pablo, la historia viva de la fe cristiana, la universalidad de la Iglesia, el Santo Padre León. Pero sobre todo nos espera una experiencia profunda de fe, un encuentro con Cristo. Vayamos al sepulcro de Pedro como hijos de la Iglesia; reavivemos allí nuestra fe, renovemos nuestro amor por el Papa, recemos por él; renovemos nuestro “sí” al Señor; ofrezcamos nuestro corazón. Nuestra peregrinación será una gracia para la Archidiócesis entera. Habrá muchos jóvenes que no podrán ir, pero estarán presentes con nosotros en la oración. Y, al volver, volvamos como misioneros, como discípulos transformados, como apóstoles, como testigos de Cristo, como testigos de esperanza. Mostrando que Cristo está vivo, que vale la pena seguirlo, que la fe es nuestra fuerza, que la Iglesia es nuestro hogar, que el mundo es nuestro campo de acción evangelizadora.
  12. María santísima, peregrina en la fe, nos acompaña. Que Ella nos proteja y nos guíe. Caminemos de su mano, oremos con Ella. En la Visitación a su prima Isabel, María se pone en camino. También nosotros peregrinaremos con alegría, con fe, con la certeza de que el Señor camina a nuestro lado. ¡Buen camino, queridos peregrinos! ¡Ultreia et suseia! (más allá, más alto) Así sea.

El Jubileo de los jóvenes, en el último programa de la temporada 2024-2025

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Programa emitido en COPE Granada y COPE Motril, el 27 de julio de 2025.

En el último programa informativo de la temporada 2024-2025, emitido en COPE Granada y COPE Motril el 27 de julio, hablamos del Jubileo de los jóvenes que se disponen a iniciar el lunes día 28 en Roma, con la Pastoral juvenil y en la que participan más de 250 jóvenes granadinos de toda la provincia y ciudad.

También hablamos del Curso “Amor humano, matrimonio y familia”, que un año más comenzará en septiembre la Pastoral Familiar y cuyo plazo de inscripción ya está abierto. Y conocemos el Movimiento Hogares Nuevos y Hijos de Hogares Nuevos, que está celebrando este fin de semana su Congreso internacional en Granada.

Desde el Secretariado de Medios de Comunicación del Arzobispado de Granada, que realiza los programas diocesanos en COPE, agradecemos a nuestros oyentes habernos acompañado desde las ondas una temporada más. Volvemos en septiembre con más contenidos, entrevistas y noticias diocesanas.

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