Video elaborado para el Plan Pastoral diocesano al político y feligrés granadinos, Luis Antonio Rodríguez Huertas, que comparte su testimonio de fe y vida.
En la serie de videos que se ofrecen con testimonios de vida cristiana desde distintos ámbitos, elaborados para el Plan Pastoral diocesano, dedicado esta segunda etapa a la comunión, conocemos el de Luis Antonio Rodríguez Huertas, político y feligrés granadino que comparte su testimonio de fe y vida.
“En el momento en el que, para ponernos de acuerdo, ponemos por delante lo que son solo mis ideas y no estoy abierto a ninguna confrontación, a ninguna matización, ni siquiera a encontrar en el otro algo de verdad, pues se hace mucho más difícil la búsqueda de soluciones. Entonces estamos llamados, la Iglesia, yo creo, a mantener la capacidad de ser luz, porque la necesitamos, a la búsqueda de la verdad y desde la caridad, como decía Benedicto XVI: la búsqueda de la verdad unida siempre a una acción fundamental por el amor”, explica.
“Con tristeza, tengo que decir que no, que la comunión no manda en la política, la fraternidad no manda en la política. (…) Tengo que reconocer que las agendas de la política la están marcando otras cosas: intereses espurios, particulares, cortoplacistas, electoralistas, de grupos de presión. Pero la pregunta es, ¿hay ámbitos donde no sea así? ¿Cómo podemos pedir a la política que se trabaje desde la comunión y desde la fraternidad, donde no trabajamos en la comunión y en la fraternidad, en el resto de los ámbitos de la vida, en una comunidad de vecinos? ¿Somos capaces, los cristianos, también la sociedad, pero los cristianos que a nosotros va dirigido este plan pastoral, somos capaces de intervenir con postura constructiva, una postura de luz, de esperanza, de buscar soluciones de fraternidad, de encuentro con el otro que no es mi enemigo, aunque sea el vecino del sexto, que es muy raro y solo busca problemas en la comunidad?”, se pregunta este político y feligrés granadino.
Su Eminencia el Cardenal Arthur Roche, Prefecto del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, ha aprobado oficialmente el Calendario Particular de la Diócesis de Cádiz y Ceuta. Esta importante resolución tiene un profundo impacto para la comunidad eclesiástica local, ya que permitirá una vivencia más profunda y coherente de la espiritualidad y la liturgia, reflejando la conexión de la diócesis con los santos y beatos que han marcado su historia.
El delegado episcopal de Liturgia, el padre Ángel Luis Romero, ha expresado que esta aprobación es un hecho crucial para la vivencia litúrgica de la diócesis, ya que subraya cómo el amor y la santidad de Dios se manifiestan de manera especial a través de los santos, quienes vivieron en un contexto histórico y geográfico determinado, en este caso, la Diócesis de Cádiz y Ceuta. «Este Calendario Particular es un reflejo de la presencia de Dios a lo largo de los siglos en nuestra diócesis, y nos ayuda a profundizar en nuestra fe y en nuestra relación con aquellos que nos precedieron», ha asegurado el padre Ángel Luis.
En las próximas semanas, la Delegación Diocesana de Liturgia se encargará de preparar los textos litúrgicos correspondientes para las solemnidades, fiestas y memorias de los santos y beatos vinculados a la diócesis.
El Calendario Particular de una diócesis es una recopilación de todas aquellas celebraciones propias de cada territorio eclesiástico, reflejando las tradiciones y la identidad de la comunidad. Este reconocimiento por parte del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos marca un paso importante en la consolidación de una liturgia más cercana y significativa para los fieles de Cádiz y Ceuta, fortaleciendo su vínculo con la historia y los santos que han sido testigos de la fe en nuestra diócesis.
La Parroquia de Santa María de los Reales Alcázares y San Pablo recibió el día 21 de marzo la Visita Pastoral de nuestro Obispo, Don Sebastián Chico Martínez. Este gran acontecimiento fue preparado en nuestra comunidad cristiana por la reflexión de los equipos pastorales, donde tuvieron que discernir su actividad sobre un cuestionario facilitado, y por una charla-coloquio, donde se presentaron las oportunidades de crecimiento de nuestra gran familia.
En los días previos, y dentro de nuestra parroquia, nuestro Obispo cursó visita al Santuario de nuestra Patrona, la Santísima Virgen de Guadalupe, celebrando la Eucaristía en la tarde del día 12 de marzo; el día 17 visitó la Capilla del Salvador, y los templos de Santo Domingo, San Lorenzo y San Millán, además de la Alfarería de Paco Tito, aparte de dialogar profundamente con el párroco y el vicario parroquial. El 18 de marzo visitó la Comunidad de Madres Clarisas y la Comunidad de Padres Carmelitas.
Hasta que llegó el gran día: 21 de marzo. Nuestro Obispo fue acogido por el párroco, el vicario parroquial y un grupo importante de fieles en la Basílica Menor de Santa María los Reales Alcázares, pues vino en el nombre del Señor. Se realizó una oración y se presentó el programa del día, muy intenso y provechoso. A continuación, se realizó la visita a la Basílica, llegando hasta lugares que normalmente no son vistos.
Posteriormente, acudió al Hospital Comarcal de San Juan de la Cruz para llevar el consuelo del Señor a profesionales y enfermos. Y, posteriormente, visitó a algunos enfermos en sus casas: Juana, Loli y Juan, Guadalupe, Mari Ángeles y María; todos, junto a sus familiares presentes, se alegraron por la cercanía y la afabilidad de Don Sebastián, que había tenido el acierto de visitarlos y orar por ellos.
A continuación, visitó el templo de San Pedro, comprobando el estado del mismo y proponiendo actuaciones a partir de ahora.
Después de la comida, nuestro el Pastor diocesano visitó la Residencia geriátrica “Ciudad de Úbeda”. Fue también un momento de gracia de Dios para las personas mayores que residen ella, pues el saludo de Don Sebastián a cada uno, su preocupación por la salud y el estado de cada cual, la oración comunitaria y la visita de los mayores que estaban impedidos fue un momento imborrable para estas comunidades de ancianos.
Más tarde, se reunió con los agentes de pastoral de los equipos de trabajo de la parroquia en el templo de San Pablo. Primero, recorrió el templo, para conocer detalles de sus capillas y dependencias. Después, atendió a las personas presentes, escuchándolos en sus intereses y su compromiso parroquial; fue un momento de gracia para descubrir nuevos caminos: enganchar a los padres de los niños de catequesis, no mirar al pasado pues Dios nos llama hoy, partir de la realidad que encontramos…
Llegó el momento de reunirse con el Consejo Pastoral Parroquial. Cada uno de los presentes se presentó y, posteriormente, se pudo dialogar sobre las potencialidades y los retos que tenemos como parroquia, ayudándonos el Obispo a ver claro cómo la comunión y la misión son caminos que hemos de recorrer, desde la formación; la participación de todos (también las cofradías); la implicación de los jóvenes; el cuidado del patrimonio y el potencial evangelizador del turismo; el cuidado de las personas mayores y de los padres de la catequesis; la evangelización, el discipulado y la corresponsabilidad; la programación de objetivos y la revisión… siempre desde lo positivo y el buen ánimo que nos infundió el pastor diocesano.
A continuación, celebramos la Eucaristía estacional en el templo parroquial de San Pablo, el acto central de la visita pastoral, presidida por Don Sebastián y concelebrada por el cura párroco, D. José María Romero; el vicario parroquial, D. Jesús Monforte; el Padre Antonio Ángel, carmelita descalzo; y D. Antonio Barredo, conocido por todos por haber sido vicario parroquial de San Pablo. Gran parte de la comunidad parroquial se hizo presente, para recibir el ánimo y la palabra autorizada de nuestro Prelado, ayudándonos a construir una comunidad unida y misionera, capaz de ser testigo de Cristo, para contagiarlo a todos. En esta misma tarea nos animó, también, el párroco, tomando el testigo que nos ofrecía el Obispo diocesano, y dando gracias a Dios y a Don Sebastián por este momento de gracia que habíamos vivido.
Terminó la Visita Pastoral como no podía ser de otra manera, celebrando todos lo que habíamos vivido, con un momento de aperitivo, convivencia y alegría. ¡Gloria a Dios!
Este miércoles, 26 de marzo, varias decenas de personas se congregaron frente a la Iglesia de la Concepción en Huelva para participar en el Círculo de Silencio, una iniciativa mensual organizada por el Secretariado Diocesano de Migraciones. En esta ocasión, el encuentro se centró en visibilizar la realidad de las empleadas del hogar migrantes, bajo el lema «Empleadas del Hogar Migrantes».
La realidad de las empleadas del hogar migrantes
Durante el acto, se destacó la situación de vulnerabilidad que enfrentan muchas mujeres migrantes empleadas en el sector doméstico. Se hizo hincapié en la necesidad de reconocer y valorar su labor, así como de garantizar sus derechos laborales y humanos. Los participantes reflexionaron en silencio sobre las dificultades que estas trabajadoras enfrentan diariamente, desde la precariedad laboral hasta la falta de reconocimiento social.
Participación activa de la comunidad
La convocatoria contó con la participación de diversas entidades sociales de la diócesis, así como de ciudadanos comprometidos con la causa migrante. La presencia de varias decenas de personas evidenció la solidaridad de la comunidad onubense y su compromiso con la justicia social. Los asistentes formaron un círculo y mantuvieron un tiempo de silencio, simbolizando la unión y el apoyo a las empleadas del hogar migrantes.
Continuidad de la iniciativa
El Secretariado Diocesano de Migraciones recordó que el Círculo de Silencio se realiza el último miércoles de cada mes, invitando a toda la ciudadanía a sumarse a este espacio de reflexión y denuncia pacífica. La próxima convocatoria tendrá lugar el 30 de abril, nuevamente frente a la Iglesia de la Concepción, de 19:00 a 19:30 horas. Se espera continuar visibilizando las diversas problemáticas que afectan a las personas migrantes y promover una sociedad más inclusiva y respetuosa con los derechos humanos.
Monseñor Demetrio Fernández es designado Administrador Apostólico de la Diócesis por la Santa Sede hasta la toma de posesión del Obispo electo, el próximo 24 de mayo, en la Catedral de Córdoba
El Papa Francisco ha nombrado obispo de Córdoba a monseñor Jesús Fernández González, hasta ahora obispo de Astorga y anteriormente obispo auxiliar de Santiago de Compostela. El nombramiento se produce tras la aceptación de la renuncia de Monseñor Demetrio Fernández por motivos de edad al cumplir los 75 años el pasado 15 de febrero, como marca el código de derecho canónico.
El obispo electo de Córdoba, monseñor Jesús Fernández González, tomará posesión de la sede episcopal cordobesa el próximo 24 de mayo, en la Santa Iglesia Catedral. A partir de entonces, monseñor Demetrio Fernández será obispo emérito de Córdoba y hasta esa fecha es administrador apostólico por el Papa Francisco.
La Santa Sede ha hecho público el nombramiento del nuevo obispo de Córdoba a las 12:00h de hoy, 27 de marzo.
La Diócesis de Huelva ha participado en el Encuentro Nacional de Jóvenes del Movimiento de Cursillos de Cristiandad, que se ha celebrado en El Escorial del 21 al 23 de marzo.
Una experiencia de fe y comunidad
Durante el encuentro, los jóvenes han vivido momentos de convivencia, oración, discernimiento y formación. La temática central ha girado en torno al Precursillo como estilo de vida y como medio para cumplir la misión que Jesús encomendó a sus discípulos: «ser pescadores de hombres».
La Diócesis de Huelva ha estado representada por dos jóvenes que han podido compartir su experiencia y enriquecer su camino de fe junto a otros participantes. El evento ha permitido un verdadero compartir entre los cursillistas y, sobre todo, un encuentro profundo con Cristo.
Un espacio para la reflexión y la misión
El Encuentro Nacional de Jóvenes del Movimiento de Cursillos de Cristiandad ha sido una oportunidad para que los participantes refuercen su compromiso cristiano y descubran nuevas formas de llevar el Evangelio a su entorno. A través del diálogo y la convivencia, se han fortalecido los lazos de comunión y se han sentado bases para continuar el camino misionero con renovada energía.
Este tipo de iniciativas demuestran la importancia de la formación y la vivencia en comunidad para los jóvenes cristianos, quienes son el presente y el futuro de la Iglesia.
Las diócesis de todo el mundo, también la de Cartagena, se unen un año más en las 24 Horas para el Señor, un día de adoración eucarística ininterrumpida en la que los fieles pueden acercarse al sacramento del Perdón. Esta jornada, celebrada en vísperas del Domingo IV de Cuaresma, se desarrollará este año desde mañana viernes hasta el sábado, bajo el lema «Tú eres mi esperanza» (Sal 71, 5), escogido por el Papa Francisco.
La Catedral, abierta estas 24 horas
En el marco del Jubileo 2025, la Catedral de Murcia, templo jubilar diocesano, acogerá unas 24 Horas para el Señor que comenzarán a las 17:30 del viernes y terminarán a las 17:30 horas del sábado. En ese tiempo, distintos fieles y movimientos se turnarán para acompañar al Señor en la adoración eucarística que acogerá la Capilla de los Vélez. Durante todas las horas, además, habrá sacerdotes disponibles para confesar; y se seguirá celebrando la Eucaristía en el altar mayor en los horarios habituales.
El viernes, desde las 17:30 hasta las 19:00 horas, habrá una oración a cargo de la vida consagrada de la Diócesis. A continuación, después del rezo del Rosario, a las 19:30 horas, se celebrará la Eucaristía y, seguidamente, un Vía Crucis. Después, a las 20:30 horas, se realizará el rezo de Vísperas junto al Seminario Mayor San Fulgencio y, a las 21:30, comenzará la adoración eucarística que acompañará Proyecto Amor Conyugal; a las 23:00 horas tomará el relevo Hakuna con una vigilia y, a su término, los Misioneros de Jesús Eucaristía.
El sábado se celebrará la Eucaristía a las 7:15 horas, seguida del rezo de Laudes junto al Seminario Redemptoris Mater. Habrá misa a las 8:30, 9:00 y 10:00 horas en el altar mayor, y, mientras, continuará la adoración en la Capilla de los Vélez con los Misioneros de Jesús Eucaristía. Desde las 11:00 hasta las 15:00 horas acompañará la adoración la Renovación Carismática Católica; después lo harán los Equipos de Nuestra Señora, hasta las 15:00 horas; y a continuación la Hospitalidad Joven de Lourdes, hasta concluir la jornada a las 17:30 horas. Todos los horarios pueden consultarse en el cartel de esta actividad.
Puertas abiertas en templos de toda la Diócesis
A esta iniciativa se suman templos y parroquias de distintos puntos de la Diócesis, para facilitar que los fieles puedan acercarse al sacramento de la Reconciliación en esta jornada.
En la Vicaría de Cartagena, por ejemplo, se celebrará en la Basílica de Nuestra Señora de la Caridad, desde las 18:00 horas del viernes hasta las 18:30 horas del sábado, con sacerdotes disponibles para confesar en todo momento. Comenzará el viernes con el rezo del Rosario, seguido de la Eucaristía y de una reflexión sobre los dolores de la Virgen. Habrá adoración eucarística ininterrumpida en la que se relevarán diferentes grupos, cofradías y movimientos, con la realización de un Vía Crucis a las 23:00 horas y, ya el sábado, el rezo de Laudes a las 9:30 horas. A las 10:00 horas se celebrará la Eucaristía, se realizará a continuación un Vía Crucis y, posteriormente, continuará la adoración eucarística hasta las 18:00 horas, con el rezo del Rosario en distintos momentos. La jornada terminará con la Eucaristía de las 18:30 horas, tras la que se ofrecerá un concierto de Cuaresma a beneficio del Santo y Real Hospital de Caridad de Cartagena.
También la Parroquia El Niño Jesús de Yecla celebrará estas 24 horas, desde las 19:30 horas del viernes hasta el sábado a esa misma hora. Comenzará con la celebración de la Eucaristía y un Vía Crucis, para continuar con la adoración eucarística que acompañará Hakuna, a partir de las 20:30 horas; el Movimiento Cursillos de Cristiandad, a partir de las 22:00 horas; y Proyecto Amor Conyugal, a partir de las 23:00 horas. La adoración continuará ininterrumpidamente al día siguiente, en el que se realizará el rezo de Laudes a las 9:00 horas; un Rosario infantil a las 12:00 horas; y el rezo de la Coronilla de la Misericordia a las 18:30 horas; concluyendo con la Eucaristía de las 19:30 horas.
La Parroquia Nuestra Señora de la Asunción de Alcantarilla se sumará a esta iniciativa a partir de las 15:00 horas del viernes con la exposición del Santísimo y la posibilidad de confesarse para quien lo desee. Además, se celebrará la Eucaristía a las 19:30 horas, previo rezo del Santo Rosario; y se realizará un Vía Crucis, para terminar la jornada con el rezo de Completas, a las 23:00 horas.
En esa misma localidad, la Parroquia San Roque celebrará el viernes la Eucaristía a las 19:00 horas y, desde las 19:45 hasta las 23:00 horas, un Vía Crucis organizado por los jóvenes de catequesis de Confirmación, durante el cual los fieles podrán recibir el sacramento de la Reconciliación. También habrá sacerdotes disponibles para confesar el sábado, durante el concierto-oración que ofrecerá el coro parroquial después de la misa de las 19:00 horas.
Otras parroquias, como la de Nuestra Señora del Rosario de Puente Tocinos (Murcia), también abrirán sus puertas a los fieles para que puedan acercarse al sacramento del Perdón. En este caso, lo hará de las 10:00 a las 24:00 horas del viernes y de las 10:00 a las 19:00 horas del sábado, con turnos de oración en los que participarán diferentes grupos parroquiales.
Después de haber sufrido el dolor de la incredulidad de los dirigentes religiosos, la humillación de un juicio injusto, el castigo físico de la flagelación, y la afrenta y burla de la coronación de espinas como rey falso, ahora va a sufrir el total rechazo de su pueblo, el pueblo elegido. Pilato muestra a Jesús lacerado desde el Pretorio, en un intento de que los acusadores se dieran por satisfechos. San Juan, testigo presencial, cuenta que “Pilato salió otra vez afuera y les dijo: «Mirad os lo saco afuera para que sepáis que no encuentro en él ninguna culpa». Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo: «He aquí al hombre». Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron: «Crucifícalo, crucifícalo». […] Pilato les dijo: «¿A vuestro rey voy a crucificar?». Contestaron los sumos sacerdotes: «No tenemos más rey que al César». Entonces se lo entregó para que lo crucificaran”[1].
Presentamos un ejemplo narrativo, en el lienzo de la Presentación de Jesús al pueblo, de Aracena, y otro que llamaríamos expresivo en los bustos del Ecce Homo y la Soledad de María, de Chucena.
Pilato presenta a Jesús flagelado al pueblo
Localización: Aracena, Hogar Reina de los Ángeles Autor: Anónimo flamenco, círculo de Frans Francken I Año: Hacia 1590. Material: Óleo sobre lienzo Dimensiones: 145 x 107 cm.
Pilato, desde el atrio del Pretorio, muestra a Jesús flagelado al pueblo. El autor sitúa la escena en tres planos: uno de fondo de una arquitectura de orden clásico, el tema de las figuras principales en una terraza o tribuna elevada, y el pueblo en primer término. Pilato, vestido con manto rojo y turbante oriental, se apoya en un podio, lleva la vara del poder y muestra a Jesús: Ecce Homo, Aquí tenéis a vuestro rey. Jesús, semidesnudo, con el cuerpo ensangrentado por los azotes y actitud humilde, refleja la aceptación del sacrificio redentor. Sobre su cabeza, rodeada de un halo luminoso, aún se halla la corona de espinas; las manos atadas y cruzadas sostienen una caña, burla del cetro real. Unos soldados y un sayón le aprisionan. Abajo, la multitud vociferante, sujetada por unos soldados, reclama la crucifixión. A la izquierda del estrado, uno del pueblo tiene ya preparado un madero de la cruz.
La composición y las figuras se inspiran en grabados flamencos del mismo tema de Johannes Wierix, de 1583, y de Martín de Vos, de 1586. El estilo del manierismo flamenco de la época es patente en el equilibrio de la composición, en los colores tornasolados y en la expresión de los rostros que vemos en el Tríptico del Calvario, de Frans Francken I, hacia 1585, del Hospital de las Bubas, y en el Ecce Homo, del antiguo convento sevillano de San Pedro de Alcántara, ambos en el Museo de Bellas Artes de Sevilla[2]. La pujanza económica de Sevilla y el comercio con América atrajo a numerosos artistas no solo de Castilla sino también de Flandes, entre ellos el posible autor de este cuadro. Figuró en la exposición Ave verum Corpus, de 2004[3].
El asilo de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados fue fundado el 7 de agosto de 1891, construyéndose el edificio y ornamentándose la capilla, antigua Ermita de la Misericordia, con cuadros e imágenes de donaciones particulares.
Ecce Homo
Localización: Chucena, Parroquia de Ntra. Sra. de la Estrella Autor: Anónimo, de escuela granadina, próximo a José de Mora. Año: Hacia 1725. Material: Escultura en madera policromada Dimensiones: 60 cm.
Los sentimientos de Cristo, presentado y rechazado por su propio pueblo, quedan patentes en el conmovedor busto del Ecce Homo, venerado en la parroquial de Chucena, junto con el busto de la Mater Dolorosa[4]. Los signos externos muestran la humillación sufrida: la soga, la clámide roja, la caña a modo de cetro y la corona de espinas como falso rey. Pero toda la atención se centra en la mirada de profundo amor, que se dirige al Padre, a quien se ofrece en supremo sacrificio redentor. La composición y los rasgos estilísticos remiten a las obras granadinas de José de Mora.
Mater Dolorosa
Localización: Chucena, Parroquia de Ntra. Sra. de la Estrella Autor: Anónimo, de escuela granadina, próximo a José de Mora. Año: Hacia 1725. Material: Escultura en madera policromada Dimensiones: 50 cm.
Al presentarnos de la Madre Dolorosa tan solo el busto, de colores planos en sus vestidos, consigue que nos centremos en los sentimientos de María, expresados en su rostro alargado, cejas arqueadas, ojos rasgados y llorosos, mirada baja, apenas manifestado el dolor de su corazón por unas pequeñas lágrimas que corren por sus mejillas[5]. Su parecido con la Dolorosa de la parroquia de San Roque de Sevilla nos remite al estilo de José de Mora, como sugiere López-Guadalupe en la exposición Arte y devoción de Andalucía, Sevilla, 2024-2025[6].
[Publicado en Huelva Información, 27-03-2025, p. 16]
[2] Enrique VALDIVIESO, La pintura en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, Sevilla, Ed. Galve, 1993, pp. 68, 92-95.
[3] Manuel Jesús CARRASCO TERRIZA, “Ecce Homo”, en Catálogo de la Exposición Ave verum Corpus, Huelva, 2003-2004, Publicaciones CajaSur, Córdoba, 2003, pp. 176-177.
[4] Juan Miguel GONZÁLEZ GÓMEZ, “Ecce Homo”, o.c., pp. 180-181.
[5] Juan Miguel GONZÁLEZ GÓMEZ, “Virgen de la Soledad”, en Catálogo de la Exposición Ave María, Publicaciones CajaSur, Córdoba, 2002, pp. 108-109.
[6] Juan Jesús LÓPEZ-GUADALUPE MUÑOZ, “Dolorosa”, en Catálogo de la Exposición Arte y devoción en Andalucía, Sevilla, 2024-2025, Fundación CajaSol, Sevilla, 2024, pp. 166-167.
A través de una ruta guiada por un especialista, se adentraron en la vida de este niño mártir
El Museo Diocesano y el Secretariado diocesano de Patrimonio Cultural de la diócesis de Córdoba pusieron en marcha la “Ruta de San Pelagio”, una iniciativa para conocer la huella que ha dejado este mártir en la ciudad de Córdoba.
Una treintena de personas acudieron a esta cita el miércoles, 26 de marzo, que comenzó en la Basílica Menor de San Pedro para poner rumbo a la Santa Iglesia Catedral y al Seminario Mayor “San Pelagio”, donde los participantes acompañados de un guía especializado, pudieron ir conociendo cada uno de los rincones por donde este niño santo y mártir pasó.
Además, los asistentes visualizaron el documental realizado por Ábside Media en colaboración con la diócesis de Córdoba sobre la vida de San Pelagio mártir.
Está claro que a lo largo de nuestra vida personal todos pasamos por momentos de crisis. La palabra puede asustarnos porque la escuchamos siempre rodeada de elementos o propiedades negativas. Pero normalmente las crisis personales, cuando las aprovechamos bien, parece que nos ayudan a crecer y tomar decisiones que nos hagan salir del caos en el que tal vez nos encontramos. En un plano global nos asustamos de que exista una crisis económica, política o de valores, pero en el fondo los sistemas están en continua evolución y es normal que en ellos aparezcan permanentemente coyunturas que produzcan cierta incertidumbre. Aunque, como siempre digo, la incertidumbre es la peor de las sensaciones, hay que reconocer que en la vida existen muy pocas seguridades, por no decir que no existe más que una.
En el momento actual la vida eclesial parece bascular entre dos modelos. En un lado, aquella iglesia que no tiene miedo a adaptarse al entorno, que evita hablar de pecado, arrepentimiento o compromiso, cuyos mensajes van más en la línea de lo emocional y la motivación. Se trata de un modelo fallido porque en realidad ha dejado de ser relevante, no ofrece más que lo que puede ser un grupo de autoayuda o entretenimiento, donde pasar el rato, haciendo una labor social más o menos relevante. En el lado contrario aquella iglesia que se ha refugiado en sí misma, con posturas inflexibles y aferrada a tradiciones, con minúscula y que hay que diferenciar de la Tradición, que no ofrece respuestas reales. Ambas posturas reflejan una crisis de identidad por ser una copia de la cultura dominante o por dejar de ser accesible para quienes necesitan a Cristo.
Aquello que define a la Iglesia es la relación con Cristo y la misión de evangelizar. Somos una comunidad de creyentes llamados a actuar. Las vías por las que influir en la sociedad son la verdad, la justicia y la paz. Añadamos a estas el amor sincero y desinteresado, que es la esencia del mensaje cristiano. Si buscamos aceptación, dejamos de lado el fin de ser luz del mundo y sal de la tierra; si nos encerramos en tradiciones, con minúscula, dejamos de impactar en él. La relación con Cristo debe llevarnos a cada uno a implicarnos activamente en nuestro entorno viviendo el evangelio con amor y convicción. Esto significa huir de toda afección excesiva por el mundo o de toda atalaya que nos aparte de él y no nos permita ver la vida real de la gente. La cuaresma es el tiempo de volver a la raíz y recuperar la fuerza del evangelio, purificando nuestra relación personal y comunitaria con Cristo, el único que puede recordarnos quiénes somos y para qué hemos sido llamados.