En el día de la festividad de Ntra. Sra. del Pilar, el Cuerpo de la Guardia Civil ha acudido a celebrar la santa misa
Como cada año, el Cuerpo de la Guardia Civil ha celebrado el día de su patrona, la Virgen del Pilar, con un programa de actos en el que se encontraba la celebración de la santa misa en el templo principal de la Diócesis, para honrar así a su patrona.
El obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, ha recibido a los agentes en la Santa Iglesia Catedral y ha presidido la eucaristía, en la que ha agradecido a los presentes el servicio que prestan a la sociedad y los ha felicitado en el día de la Virgen del Pilar, a quien ha encomendado la tarea que desarrolla la Guardia Civil para buscar la justicia, la paz y el bien común.
La parroquia de Santa María la Mayor de Alcaudete, el 11 de octubre celebró, con alegría, la confirmación de más de una treintena de chavales y adultos, acompañados de sus catequistas, padrinos, padres, abuelos, y la comunidad cristiana. Fue presidida por el José Antonio Sánchez Ortiz, Provicario General de la Diócesis e hijo del pueblo.
En el marco del 25º aniversario de la ordenación sacerdotal del Provicario, confirmó a este grupo de paisanos por primera vez en su misión pastoral encomendada en la Curia Diocesana por el Obispo de la Diócesis. Fue recibido con mucha alegría y le mostraron su agradecimiento y felicitación por las Bodas de Plata Sacerdotales, que celebrará el próximo 24 de este mismo mes de octubre.
Por su parte, el Provicario transmitió ilusión, compromiso y corresponsabilidad a los confirmandos, así como a todos los que habían vivido con responsabilidad su formación cristiana.
En su homilía, expuso la catequesis sobre los Sacramentos de la Iniciación Cristiana (Bautismo, Eucaristía y Confirmación), señalando que para cada sacramento tenemos en los templos unos signos que nos sirven para renovar nuestro compromiso adquirido y el proceso del camino que vamos haciendo.
Así, la pila bautismal, el altar y la puerta del templo, adquirieron vida y sentido en el proceso catequético de nuestro caminar como cristianos. Profundizó en la realidad de que con el recibimiento del Sacramento de la Confirmación no termina nada, sino que comienza todo; que escuchamos el mandato de Cristo: “Id al mundo entero y predicad el Evangelio”, con la vida, obras, palabras y sobre todo, con el testimonio personal. Fue el “Pentecostés personal” para los confirmandos y la renovación en el Espíritu para la Comunidad parroquial.
José Antonio García Romero Párroco de Santa María la Mayor de Alcaudete
El primer Templo de la Diócesis, la Catedral de la Asunción de Nuestra Señora, ha acogido, a primera hora de la mañana, la Eucaristía en honor a la Virgen del Pilar, patrona del Cuerpo benemérito.
Autoridades civiles y militares han querido participar de esta celebración, presidia por el Prelado jiennense, Monseñor Chico Martínez. Entre ellas, el alcalde de la ciudad, D. Agustín González; el Delegado del Gobierno andaluz; el Subdelegado del Gobierno y de Defensa; el Teniente Coronel de la Guardia Civil en la comandancia jiennense, D. Francisco José Lozano; así como otros Delegados territoriales; de la Diputación; representantes del Senado, Congreso y Parlamento de Andalucía y representantes de la Audiencia Provincial, Cuerpos de la Seguridad del Estado, Policía Nacional y Policía Local, entre otras.
La pequeña talla de la Virgen del Pilar colocada en el presbiterio ha estado custodiada por dos Guardias Civiles durante toda la celebración. El Obispo de Jaén ha incensado la talla sagrada al inicio de la celebración y en el ofertorio.
En la homilía, Don Sebastián Chico ha comenzado su prédica felicitando al Cuerpo de la Guardia Civil por la importante función en la sociedad española, a la que sirven desde hace 180 años.
Después, ha querido recordar la vinculación de España con la Virgen del Pilar y su piadosa devoción a lo largo de los siglos: “Hoy celebramos a la Virgen del Pilar, una festividad que no solo forma parte de la tradición española, sino que también está profundamente arraigada en el alma de nuestra fe. Según la venerable tradición, la Virgen María, mientras aún vivía en este mundo, se apareció al apóstol Santiago en Zaragoza, dándole ánimo en su tarea de evangelización. Sobre una columna —un «pilar»— María le ofreció su apoyo y fortaleza, y desde entonces ha sido para todos los cristianos en España un signo de esperanza y consuelo”.
En este sentido, el Prelado jiennense ha animado a pedir la intercesión de la Virgen a través de las tres virtudes teologales: “pedimos a Dios que, a través de su intercesión, nos conceda tres dones que son esenciales para nuestra vida cristiana y para el servicio que realizáis: fortaleza en la fe, seguridad en la esperanza y constancia en el amor”.
Monseñor Chico Martínez ha querido resaltar los valores que encierra la historia del Cuerpo benemérito, que cobra una especial importancia en nuestro tiempo: “Queridos miembros de la Guardia Civil, en este día de fiesta queremos expresaros nuestra más profunda gratitud por vuestra entrega y dedicación. Sois defensores del orden, la justicia y la paz, y lo hacéis con un compromiso que muchas veces requiere sacrificio personal. Vuestra vocación no es solo una profesión, sino un servicio a la sociedad. A través de vuestra labor, reflejáis los valores del Evangelio: protección, ayuda y solidaridad”.
Antes de concluir sus palabras ha querido tener presentes a los Guardias Civiles que han perdido su vida en el desempeño de su trabajo, a la vez que a sus familias, para que encuentren consuelo y fortaleza en la Santísima Virgen María. Para finalizar ha encomendado al Cuerpo a la patrona, la Virgen del Pilar para que “Ella interceda por vosotros, guardias civiles, y por vuestras familias, y que su ejemplo de fidelidad a Dios nos inspire a todos a vivir nuestra fe con mayor entrega y generosidad”.
Al concluir la celebración eucarística, se han trasladado a la Institución Ferial de Jaén donde este año se ha desarrollado el acto institucional, trasladado por causas meteorológicas de la plaza de Santa María, en el que también el Obispo de Jaén ha acudido. Un acto que comenzó con el homenaje a la bandera mediante su izado. Posteriormente, las autoridades de la Guardia Civil han pasado revista, a lo que siguió el emotivo acto de homenaje a los caídos, en el que el Obispo hizo un responso por el alma de los fallecidos, a lo que siguió la imposición de medallas y condecoraciones a los miembros de la Benemérita. La celebración concluía con el desfile de las diferentes unidades de la Guardia Civil que han asistido a la conmemoración.
Integrantes de la Pastoral del Sordo, de la Delegación Diocesana de Catequesis, han visitado esta semana las cubiertas de la Catedral acompañados del sacerdote Gumersindo Melo, director de la misma, quien personalmente fue interpretando la visita en lenguaje de signos. Melo, además, desde hace siete años, oficia una misa adaptada todos los sábados a las seis de la tarde en la Capilla Real.
A estas misas se suma la difusión por parte del Cabildo de una serie de vídeos, facilitados por la Delegación Diocesana de Medios de Comunicación, en los que el director de esta pastoral signa en Lengua de Signos el evangelio dominical y las solemnidades del calendario litúrgico que incluyen la narración escrita y oral de la Palabra de Dios.
En esta línea, la Catedral dispone de signoguías, un dispositivo que sustituye a las audioguías, y que a través de vídeos en lengua de signos y subtitulados, proporciona información sobre la visita al templo para los visitantes sordos. También cuenta con un servicio de bucle magnético de inducción para personas con implante coclear.
La principal labor de la Pastoral del Sordo de Sevilla se concreta en la celebración de sacramentos en las parroquias que lo demandan y en la adaptación de los materiales de catequesis, lecturas evangélicas, oraciones y cantos. Además, ofrece un amplio programa formativo a las personas con discapacidad auditiva o con sordoceguera, y organizan encuentros, retiros y Ejercicios Espirituales adaptados.
Está abierta a asesorar y orientar a las parroquias, grupos o movimientos que soliciten su apoyo, porque, en palabras de Melo, “las personas sordas también necesitan vivir su fe plenamente integrados, son útiles y pueden participar y aportar mucho a la vida parroquial”.
El arzobispo de Sevilla ha impartido este viernes, 11 de octubre, en la sala Antonio Machado de la Fundación Cajasol, la conferencia de inicio de curso del Consejo de Hermandades y Cofradías de Sevilla, bajo el título Un Congreso para la esperanza.
Ante una amplia representación de las hermandades y cofradías de la ciudad, monseñor José Ángel Saiz Meneses ha iniciado su intervención preguntándose si es posible vivir con esperanza en un mundo lleno de guerras, hambrunas, desastres naturales, desigualdades… «Es en esos momentos cuando surge la necesidad más definitiva, la causa más sublime ante la que nos inclinamos: necesitamos una Esperanza que vaya más allá, necesitamos a Dios. Dios es nuestra Esperanza». A continuación, el arzobispo ha realizado un recorrido por las distintas heridas que experimenta el hombre actual, las heridas del mundo y, en tercer lugar, ha ofrecido una visión de esperanza en el futuro.
Heridas del corazón de nuestros contemporáneos
Un «difícil presente y un futuro incierto» es la primera de las heridas que ha presentado monseñor Saiz Meneses. «Muchos jóvenes sienten que se les roba el futuro y este se presenta oscuro y sembrado de incertidumbres». La segunda herida que muchas personas experimentan es la soledad, «personas que se sienten terriblemente solas, incluso cuando están rodeadas de gente». Las ansiedades y depresiones, los problemas de identidad, «la pérdida del sentido de la vida, hasta el punto de preguntarse si merece la pena vivir, es la tercera herida», ha puntualizado el arzobispo de Sevilla. A esto se unen las adicciones (cuarta herida), «a las drogas, la pornografía, o el alcohol, y que vuelven a caer cada vez que intentan levantarse, y terminan refugiándose en sus pantallas lo que en realidad sólo empeora su situación».
Monseñor Saiz ha alertado que vivimos en un mundo hiperconectado, con un ritmo frenético en el que todo cambia vertiginosamente y «es difícil detenerse y vivir el presente sin agobios». «Muchos jóvenes socialmente son considerados débiles, como una ‘generación de cristal’ que es prisionera de sus adicciones, cuando la realidad es que ya no tienen fuerzas humanas para romper las cadenas… porque han perdido la fe», ha añadido el arzobispo. A esto se suma la tiranía de la imagen, «que impone criterios y actitudes contrarias a toda lógica y que, en muchos casos, acaba llevando al sufrimiento y la frustración».
Heridas del mundo actual
«Si echamos una mirada a nuestro mundo, ¡cuántas heridas, cuánto dolor encontramos», ha expresado el prelado hispalense. A las guerras, las exclusiones, la intolerancia y la discriminación, se unen las situaciones inhumanas (hambre, de falta de agua, persecución política…) «de las que muchas personas tratan desesperadamente de huir. Intentan encontrar refugio en algún otro lugar del mundo al que algún día puedan llamar ‘hogar’».
Otra herida es el individualismo exacerbado de nuestro mundo, «que prima la propia imagen y la autorrealización, y que lleva a pensar y obrar prescindiendo por completo de los demás», así como la dictadura del relativismo de la cultura dominante:» Todo está en función de la percepción subjetiva de cada uno y de los intereses de los grandes grupos de poder. Y la mayor parte de la población es víctima de las fake news, los bulos virales y las mentiras repetidas una y otra vez», ha explicado don José Ángel.
El cambio climático y los estilos de vida «tan desequilibrados e injustos» es la última de las heridas que ha señalado monseñor Saiz. «Es la denuncia del papa Francisco en la encíclica Laudato si’ sobre el cuidado de la casa común y en la exhortación apostólica Laudate Deum sobre la crisis climática, un mensaje dirigido a los miembros de la Iglesia y también a todos los hombres y mujeres de buena voluntad para que sean cada vez más conscientes de la necesidad de proteger nuestro planeta, creado por Dios para nosotros como el lugar en el que podemos descubrirle, amarle, dejarnos amar por Él y darlo a conocer a los demás».
Un futuro de esperanza
Ante este panorama desolador, Monseñor Saiz ha propuesto tres lugares donde hallar esperanza:
En un primer lugar, en la contemplación de Cristo, «que nos manifiesta su amor inmenso muriendo en la Cruz por nuestra salvación».
En un segundo lugar, en María Santísima, pues «Ella alienta nuestra esperanza cuando parece que todo ha terminado definitivamente». Ella nos habla de los finales que son comienzos, de la aparente muerte de un árbol en invierno cuando apenas se está preparando para florecer en primavera. De las tumbas que son puertas abiertas a la vida, a la resurrección.
En tercer lugar, desarrollando nuestras aptitudes y cualidades conforme a la vocación y la misión a la que hemos sido llamados: «El Señor nos va llamando por caminos determinados y para misiones concretas en la vida de la Iglesia y en el mundo. Nos llama a vivir la fe y el apostolado en una comunidad cristiana concreta, en una parroquia, en un movimiento eclesial, en una hermandad, etc. Y nos llama a servir como hermano mayor, etc. A los presentes, está claro que nos ha llamado por este camino, y hemos de ofrecer una respuesta generosa», ha apuntado don José Ángel.
Para finalizar, monseñor Saiz Meneses ha invitado a los presentes a vivir el nuevo curso, el Congreso y el Jubileo «pidiendo al Señor la gracia de un corazón y un entendimiento abiertos a la esperanza». Asimismo ha señalado que el II Congreso Internacional de Hermandades y Cofradías «será una ocasión privilegiada para reflexionar, para profundizar en todos los aspectos de la piedad popular, de nuestra vida cristiana, de nuestro lugar en la Iglesia y en el mundo, de nuestra llamada a la santidad, de nuestra misión evangelizadora.
El Obispo ha presidido el acto de inauguración del curso 2024/2025 que ofrece la Diócesis por quinto año consecutivo
La diócesis de Córdoba, en su apuesta por la promoción de ambientes seguros y la formación de quienes directamente se ocupan de ambientes educativos para prevenir y tutelar los derechos de los menores y las personas vulnerables, vuelve a poner en marcha el curso de protección de los menos en la Iglesia, que cuenta este año con un total de 57 alumnos matriculados. Proceden de la Escuela Diocesana de Tiempo Libre y Animación Sociocultural “Gaudium” nueve personas, cinco profesores de religión, once miembros de la Fundación “Santos Mártires de Córdoba”, seis sacerdotes, un diácono de la diócesis de Asidonia-Jerez y siente seminaristas de esta misma diócesis, además de un miembros de Hogar de Nazaret, 1 psicólogo, siete miembros de la Delegación de Juventud y otro grupo de Hermandades y Cofradías, entre otros.
El obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, ha presidido el acto de inauguración del curso que ha tenido lugar este viernes, 11 de octubre, en las instalaciones del Centro de Magisterio “Sagrado Corazón”, destacando la importancia de realizar este curso para proteger a las personas vulnerables y a los menores, especialmente, para formar a todos los agentes de pastoral para que puedan prevenir situaciones de abusos y saber detectar cuándo se están produciendo para evitar que las personas estén en peligro.
El prelado ha insistido en la importancia del curso para concienciar sobre la lacra que han sido los abusos para la Iglesia, atendiendo a su vez a la llamada del Papa Francisco para que no ocurran este tipo de situaciones.
Tras él, se ha dado lectura de la memoria del curso 2023/2024 por el Vicario General de la Diócesis, Jesús Daniel Alonso, quien ha recordado que desde la aprobación del Protocolo Diocesano y la creación de la Oficina en 2019, “desde la Diócesis, se ha apostado por la formación como medio de prevención en la lucha por erradicar la plaga de abusos que tanto daño han hecho, tanto en la Iglesia Católica, como en la sociedad en general, ya que se trata de un problema que nos afecta a todos”. Por ello, en la Diócesis de Córdoba, desde noviembre de 2019, se han venido realizando convenios de colaboración con el Centro de Protección del Menor de la Pontificia Universidad Gregoriana con el objeto de realizar el programas de formación en materia de “protección y prevención del abuso sexual a menores”, que incluían sesiones y material online accesible todos a los participantes. Todo ello hasta octubre de 2022, cuando se puso en marcha un curso propio en la Diócesis con el título “La Protección de los Menores en la Iglesia”. “Era necesario profundizar y formarse en las necesidades concretas de la Diócesis y en todo lo que en el ordenamiento jurídico español se refiere a la protección de los menores y personas vulnerables, así como ir incorporando todo lo que en el Derecho Canónico se ha ido renovando. Gracias a Dios, el curso ha tenido muy buena acogida y se ha llevado a cabo con mucha responsabilidad por parte del profesorado que lo imparte y de los alumnos matriculados en él”, ha asegurado.
Durante el pasado curso 2023/2024, tuvo lugar la quinta edición del Curso sobre “Protección y Prevención del abuso sexual a menores en la Iglesia” que organiza la Diócesis de Córdoba en colaboración con la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad Eclesiástica de San Dámaso. En él se matricularon un total de 23 alumnos, de los cuales, 19 superaron satisfactoriamente el curso.
Convenio con la Universidad de San Dámaso
Para este curso, se ha firmado un convenio de colaboración con la Universidad Eclesiástica de San Dámaso, por el que se le da reconocimiento universitario a este curso y se entregará a los alumnos que hayan superado el curso un diploma acreditativo expedido por ambas instituciones. Además, la Universidad certificará el curso con 4 créditos ECTS para aquellos alumnos que asistan al mismo y superen la evaluación correspondiente.
De esta manera, hasta el día de hoy, se han sucedido en la Diócesis cinco ediciones de este curso en las que se han diplomado 112 agentes de pastoral que abarcan todos los ambientes relacionados con la atención de los menores y personas vulnerables en la Diócesis.
La directora de la Oficina de Protección del Menor, María Yered Rodríguez, ha agradecido al prelado su compromiso con la Oficina para la Protección del menor y su actividad para la concienciación y formación sobre la protección de los menores y personas vulnerables, con el objetivo de que la Iglesia sea un ambiente sano y seguro para ellos.
Más de un millar de personas se congregaron la noche del pasado jueves en la Catedral de Sevilla para participar del I Encuentro Diocesano de la familia de Emaús, Effetá y Bartimeo de la Archidiócesis hispalense. Esta realidad pastoral inició su andadura en Sevilla hace ocho años con el primer retiro de Emaús mujeres coordinado por la Parroquia San Sebastián en 2016. Sucesivamente distintas parroquias sevillanas han acogido esta propuesta de primer anuncio nacida en Miami (EEUU).
El encuentro se celebró en el Altar del Jubileo y consistió en una meditación impartida por el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, sobre «La perspectiva de la vida cristiana y la evangelización». Seguidamente, los asistentes pudieron adorar a Jesús Sacramentado y dedicar tiempo a la oración personal.
La santidad concierne a todos los bautizados
Durante su reflexión, el arzobispo hispalense insistió en que la santidad es la perspectiva en la que debe situarse el camino pastoral. “No cabe otra perspectiva como ideal para todo cristiano que la de plantearse la perfección, la santidad, y en consecuencia, ésta es la única perspectiva posible en la pastoral juvenil. El joven cristiano no puede refugiarse en las limitaciones personales o en las dificultades ambientales y tampoco en la idea de que se trata de una gracia reservada a unos pocos privilegiados. La llamada a la santidad concierne a todos los bautizados.”
En este sentido, don José Ángel esbozó siete líneas de fuerza para el evangelizador: Profundidad espiritual, sólida formación, acción evangelizadora, vivir la pertenencia y el amor a la Iglesia, consistencia personal, alegría y solidaridad con el sufrimiento humano.
En definitiva, monseñor Saiz Meneses subrayó que “el cristiano que cultiva su espiritualidad y su formación, que se compromete en la Iglesia y en el mundo, que procura ser austero respecto a sí mismo y solidario con los demás, y que transmite la alegría del Evangelio, se convierte en un auténtico testigo de Jesucristo en el mundo de hoy. No habla de memoria ni repite un discurso teórico. Lo que comunica es su propia experiencia, su vida nueva tras haber encontrado al Señor. El encuentro con Cristo, la unión con Él, la fe vivida con intensidad y con pasión suscita un estilo evangelizador, testimonial, convencido y convincente, porque quien ha encontrado a Cristo no puede reservarse ese tesoro egoístamente, sino que tiende a compartirlo con los demás. Un testimonio que ha de ser valiente y decidido, a la vez que prudente y lleno de amor a los hermanos; que se ofrece con la palabra y con la vida, sin ocultar nunca la identidad cristiana”.
Acción de gracias
El sacerdote Antonio Guerra, párroco del Corpus Christi y coordinador de los retiros de Emaús Sevilla, agradeció infinitamente a Dios porque en ocho años de andadura, “los retiros de Emaús han permitido que 2570 mujeres, 1190 hombres, 1320 jóvenes de Effetá y 250 jóvenes de Bartimeo, estén hoy más cerca de Dios y de la Iglesia. Emaús tiene la virtud de acercar a la persona a Cristo resucitado, de ahí el amor a la adoración al Santísimo y a la Eucaristía».
Actualmente los retiros de Emaús se ofrecen en las parroquias de San Sebastián, Corpus Christi, Santa María Magdalena, San Bernardo, Espíritu Santo (Mairena del Aljarafe), San Juan Pablo II (Montequinto), Iglesia Mayor de Santa Cruz (Écija), San Sebastián (Alcalá de Guadaíra), Asunción (Osuna). Los retiros de Effetá en la Parroquia Espíritu Santo (Mairena del Aljarafe), Parroquia San Juan Pablo II (Montequinto), Parroquia San Vicente (Sevilla), Parroquia San Antón (Carmona)
Y, finalmente, los retiros de Bartimeo: Parroquia San Juan Pablo II (Montequinto), Parroquia Corpus Christi (Sevilla) y Parroquia San Vicente (Sevilla).
La comunidad educativa del Colegio Diocesano Santa María Nuestra Señora, de Écija, ha celebrado la mañana de este viernes, el 90 aniversario de la institución. La Eucaristía ha sido presidida por el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, concelebrada por el párroco de Santa María y Santa Bárbara y capellán del colegio, Rafael Calderón y el delegado episcopal para las Escuelas Católicas, Fernando Borrego.
Durante su homilía, monseñor Saiz Meneses ha destacado la riqueza artística, cultural y patrimonial de Écija, pero, sin duda, “la obra de arte más importante, es educar a la persona”. En esta tarea, advirtió, “tenemos una responsabilidad muy importante y hemos de estar en colaboración y coordinación familia, escuela y parroquia, para hacerle desarrollar a los niños todo el potencial que llevan dentro”.
En esta línea felicitó a la gran familia del colegio diocesano de Écija. A los alumnos les exhortó a “estudiar y aprovechar el tiempo, y por la noche, antes de dormir, una oración a Jesús dándole gracias por las cosas buenas del día, pidiéndole perdón si en algo le hemos fallado y fuerzas para continuar adelante”.
A los profesores los felicitó “por su vocación educativa que demuestra coraje en los tiempos actuales”. A las madres y padres, “les dio la enhorabuena por la maternidad y paternidad» y los animó «a que entre todos ayudemos a los niños a desarrollar las semillas que llevan dentro de la mano de María, Reina de la Sabiduría, que nos enseña y nos muestra el camino”.
A la Eucaristía asistieron el gerente de la Fundación Diocesana de Enseñanza Victoria Díez, Antonio Macías y la directora del Colegio Diocesano Santa María Nuestra Señora, María del Valle Sarmiento.
Nuevo oratorio
Después de la Misa, tuvo lugar la bendición del nuevo oratorio en las instalaciones del Colegio Santa María Nuestra Señora. Posteriormente, el arzobispo hispalense visitó a los alumnos de infantil. Después compartió un ágape con el personal docente y administrativo.
Hay oportunidades que cambian la vida. Los evangelios nos han transmitido el testimonio de encuentros con Jesucristo que transformaron a quienes los vivieron. Muchos de ellos supusieron el inicio de una vida renovada, cambiada totalmente por la acogida misericordiosa que llevó a la conversión y al seguimiento de Cristo. Algunos de esos encuentros, sin embargo, no tuvieron un desenlace feliz. Así ocurrió con un joven, cumplidor de los mandamientos de la Ley de Dios, que practicaba el bien,pero al que le faltaba una cosa para tener su tesoro en el cielo. Cuando se encontró con Jesús, refiere el evangelista san Marcos, este joven abrió su corazón y el Señor lo miró lleno de amor, descubriendo el obstáculo que le impedía ser feliz: Una cosa te falta -le dijo Jesús-: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme. La reacción de aquel joven fue desastrosa, pues refiere el evangelista que:a estas palabras, él frunció el ceño y se marchó triste porque era muy rico. Tremenda oportunidad perdida: prefirió la tristeza deprimente de su riqueza, a la alegría desbordante de quienes siguen a Cristo volcándose en amor hacia los más pobres.
El pasaje evangélico de la oportunidad perdida del joven rico está lleno de enseñanzas de vida: aquel joven, que ya era rico, seguía buscando la felicidad que los bienes de este mundo no pueden dar; aquel joven experimentó la mirada llena de misericordia de Cristo; aquel joven escuchó la palabra que descubría el impedimento para llegar a ser feliz; pero aquel joven sucumbió a la imaginaria seguridad de la riqueza temporal y, por no arriesgar, quedó atrapado en la peor de las tristezas. Seguir a Jesús es solo tarea para los amigos de la verdadera libertad, los que se dejan traspasar por la mirada amorosa de Cristo y tienen la valentía de descubrir, a la luz de su palabra, las ataduras dañinas que quiebran su libertad. La felicidad es solo para los valientes que siguen a Jesús. La tristeza no se supera cuando se busca calmar con las riquezas y bienes de este mundo.
Sigamos aprendiendo de María Santísima a acoger sin condiciones la Palabra de Dios para aprovechar las oportunidades que nos regala el Señor. Sigamos cuidando la celebración de la Magna Mariana y vivámosla como una oportunidad preciosa que el Señor nos regala para encontrarnos con Él unidos a su Madre. Del encuentro con Cristo en este acto magnífico de devoción y amor a María puede depender que nos encerremos en la tristeza o que crezcamos en la felicidad de la verdadera libertad. Para ello es fundamental tener presentes a los pobres y necesitados, cuidar en ellos a Cristo, y seguirle.
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