D. JUAN DEL RÍO. OCTUBRE MISIONERO Y LA REVOLUCIÓN QUE PROVIENE DE DIOS

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Oficina de información de los Obispos del Sur de España

Apuntes para la vida. 16/10/2005

 

Ya es habitual que llegada estas fechas la comunidad diocesana expresa de muchas maneras su ser misionero, su comunión y cooperación económica con la misión ad gentes. Son muchos los hombres y mujeres que dejando “tierra, casa, padres, hermanos” por Cristo se han hecho hermanos y ciudadanos de otros pueblos y culturas. Sus nombres no salen en las portadas de los MCS, pero sus vidas están como “levadura”, “sal” y “semilla” en medio de la gente. Algunas veces, sus nombres y apellidos saltan en el relámpago de las noticias de catástrofes, epidemias y muertes, pero rápidamente se apaga en el anonimato de la misión de anunciar a Jesucristo a través de “obras y palabras” que son nuestras misiones católicas esparcidas desde África a Oceanía. Mientras, la “enferma Europa”, ha engendrado la cultura del vacío y desea consagrar el fundamentalismo relativista que lleva a muchos europeos a la “apostasía silenciosa”.Sin embargo, ha sido en el corazón de Europa donde este verano con la celebración de la XX Jornada Mundial de la Juventud se abre un signo de esperanza en las nuevas generaciones, que cansada de tanto inmanentismos materialista que crea frustración e insatisfacción de todo y de todos, quieren enarbolar “la verdadera revolución” que proviene de Dios. Estos jóvenes, son los nuevos misioneros para el siglo XXI. Así se lo hizo saber Benedicto XVI: “Quien ha descubierto a Cristo debe llevar a otros hacia Él. Una gran alegría no puede guardar para uno mismo”. Pero además, el Papa reconoció que es en esta convulsión espiritual que sufre occidente, también ha surgido “en los últimos decenios movimientos y comunidades en los que la fuerza del Evangelio se deja sentir con vivacidad”. Por eso mismo, la “llama misionera” no se ha apagado en la Iglesia Europea que fue testigo en el siglo XX de “revoluciones cuyo programa común fue no esperar nada de Dios” ¡Es la hora de volver adorar la verdadero Misterio de Belén! ¡Es la hora de encontrar la estrella que ilumina la noche oscura de la crisis de fe! ¡Es la hora de conocer más a Jesucristo para poder guiar de modo convincente a los demás! De ahí, que el Domund 2005 tenga rostro juvenil, porque ello “son la esperanza de la Iglesia”, son el sello de la “verdadera revolución”.

 

No hay verdadera evangelización tanto en Europa como en los países llamados de misiones, si no crecemos en amor a la Iglesia. ¡No se es misionero desde la orilla o el desafecto eclesial! ¡Cuando languidece la dimensión comunitaria y universal de la fe, muere el espíritu misionero! En ocasiones vemos como se pretende presentar la labor misionera de la Iglesia Católica sólo en su vertiente social, convirtiéndola en una gran ONG internacional y olvidando que su razón de ser no es otra que la fe en Jesucristo y la realización del mandato evangélico de “id por todo el mundo y proclamad la buena noticias a toda criatura” (Lc 16,15).En este sentido viene bien para finalizar recordar aquellas palabra de Benedicto XVI en Colonia: “La Iglesia es como una familia humana, pero es también al mismo tiempo la gran familia de Dios, mediante la cual Él establece un espacio de comunión y unidad en todos los continentes, culturas y naciones”.

 

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