D. ANTONIO CEBALLOS. DÍA DE LA IGLESIA DIOCESANA

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Los valores permanentes de la vida de la Iglesia

 

                 Mis queridos diocesanos:

 

                El domingo 13 de noviembre celebramos el “Día de la Iglesia Diocesana”. Como en otras ocasiones os recuerdo que los fines de esta Jornada son dos: reavivar la conciencia de lo que es y significa para cada cristiano católico su propia Iglesia local o diócesis, y llevar a cabo una colecta para ayudar a sus muchas necesidades. Por lo que toca a este punto, no puedo pasar adelante sin agradecer vuestra generosidad expresada en múltiples ocasiones.

 

1. Los valores permanentes de la vida de la Iglesia

 

                El lema de este año me invita a que os recuerde algunos aspectos de la vida cristiana que, de sabidos y cercanos, olvidamos con frecuencia. Uno de los valores permanentes del cristianismo está en que forma parte de una única Iglesia, extendida por todo el mundo. Nosotros creemos en una única Iglesia, en una única comunión nacida de un único Espíritu, de un único Señor Jesucristo, de un único Dios, Padre de todos, que está sobre todos, entre todos y en todo. Por desgracia no siempre somos consecuentes con nuestra fe por causa de nuestros odios, posibles divisiones, parcialidades y discordias.

 

2. La Iglesia local

 

                Pero el cristiano pertenece a la única Iglesia, extendida por todo el mundo, perteneciendo a una Iglesia local, en nuestro caso la Iglesia que está en Cádiz y Ceuta.

 

                El misterio de la Iglesia se realiza entero en la Iglesia local, es decir, en el obispo, con su clero y pueblo. Si un cristiano está en comunicación con su obispo, el que se nombra en la celebración de la Misa en la Iglesia local, entonces está en comunión con todos los obispos y sus respectivas Iglesias locales y con el Papa, el obispo de Roma, quien resume y recapitula la unidad y comunión de todos los obispos e Iglesias.

 

 

 

 

3. Valores permanentes en la vida

 

                Los valores permanentes de la vida están en la Iglesia. Ella los transmite desde el principio hasta el final de la vida. Estos valores (amor, ternura, fe, bondad, fraternidad, solidaridad, alegría, justicia, caridad, perdón, comprensión, libertad, oración, amistad, belleza, verdad, etc.), que la Iglesia ha trasmitido siempre, han ayudado al hombre a descubrir su dignidad y la de su prójimo.

 

 

                La Iglesia ha transmitido permanentemente estos valores por medio de la Palabra de Dios, con el testimonio de la vida y con las obras. Es decir, siendo los cristianos testigos y maestros.

 

4. En tu Iglesia

 

                Si el cristiano tiene una viva conciencia de pertenecer a su Iglesia local, como el lugar donde queda insertado en la Iglesia universal, responderá a lo más central de las exigencias de su fe, poniendo al servicio de los hermanos y de la comunidad local sus posibilidades.

 

                Felizmente hay que decir que cada vez es mayor el número de los cristianos que colaboran en las tareas propias de la Iglesia, según el don que Dios ha dado a cada uno. Es decir, participan activamente en la transmisión de estos valores, con la palabra y con la vida.

 

5 Ayuda económica

 

                Os recuerdo con agrado que cuando se os pide ayuda económica en favor de la Iglesia universal, sois generosos. Y hacéis bien. Sin embargo, no podéis olvidar vuestra Iglesia propia, vuestra Iglesia local, la de Cádiz y Ceuta. Nadie puede estar en la Iglesia de Jesucristo si no lo está mediante su inserción en una Iglesia local, presidida por su obispo.

 

                Yo os pido un año más ayuda económica para atender las necesidades de la Iglesia de Cádiz y Ceuta.

 

                La retribución de los sacerdotes que nos llega por la dotación del Estado a través de la Conferencia Episcopal, resulta escasa. Pero, no sólo hemos de atender a los sacerdotes. La misión de la Iglesia no se puede llevar a cabo sin medios económicos. Sostener la ingente obra de la catequesis y de otras obras apostólicas para las que apenas gastamos nada, sostener y reformar tantos templos amenazados por el clima riguroso, la necesidad de construir más templos en las grandes poblaciones, la falta de locales para las actividades más imprescindibles en la vida pastoral, el desplazamiento de los sacerdotes a los pueblos, etc.

 

6. Dios ama al que da con alegría

 

                Cuando un año más me dirijo a vosotros en demanda de ayuda tengo presente aquellas palabras de la Biblia: “Dios ama al que da con alegría”, no a la fuerza. Al recordaros vuestra obligación quiero que tengáis presente la alegría incomparable de pertenecer a la Iglesia en Cádiz y Ceuta.

 

                Reza por vosotros, os quiere y bendice,

 

 

 

+ Antonio Ceballos Atienza

Obispo de Cádiz y Ceuta

Cádiz, 27 de octubre de 2005.

 

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