50 preguntas y respuestas sobre infoética

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Oficina de información de los Obispos del Sur de España

Según los últimos documentos de la Iglesia sobre las Comunicaciones Sociales. CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA
Secretariado de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social. Madrid 2008

Jesús es el modelo y el criterio de nuestra comunicación. Para quienes están implicados en la comunicación social —responsables de la política, comunicadores profesionales, usuarios, sea cual sea el papel que desempeñen— la conclusión es clara: «Por tanto, desechando la mentira, hablad con verdad cada cual con su prójimo, pues somos miembros los unos de los otros. (…) No salga de vuestra boca palabra dañosa, sino la que sea conveniente para edificar según la necesidad y hacer el bien a los que os escuchen» (Ef 4,25.29). Servir a la persona humana, construir una comunidad humana fundada en la solidaridad, en la justicia y en el amor, y decir la verdad sobre la vida humana y su plenitud final en Dios han sido, son y seguirán ocupando el centro de la ética en los medios de comunicación. (Consejo Pontificio de las Comunicaciones Sociales. Ética en las Comunicaciones Sociales, 33).

PRÓLOGO

Al recordar en su mensaje para la 42ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales el importante papel que los medios de comunicación han adquirido en la sociedad actual, el Santo Padre Benedicto XVI da un paso decisivo más al reclamar la inclusión de la comunicación social en la que denomina “cuestión antropológica” y reivindicar que, para preservar la defensa de la dignidad de la persona humana por parte de los medios, “es necesaria una “infoética”, así como existe la bioética en el campo de la medicina y de la investigación científica sobre la vida”.

La Iglesia, fiel su vocación de servicio a la humanidad, tiene, en este sentido, una gran aportación que hacer al mundo de la comunicación: “Su contribución especial a las realidades humanas, incluyendo el mundo de las comunicaciones sociales, es «precisamente el concepto de la dignidad de la persona, que se manifiesta en toda su plenitud en el misterio del Verbo encarnado» (Centesimus annus, 47). Como afirma el Concilio Vaticano II, «Cristo el Señor, Cristo el nuevo Adán, en la misma revelación del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la grandeza de su vocación» (Gaudium et spes, 22)” (PCCS. Ética en las comunicaciones Sociales, n. 5).
La cuestión antropológica reclama ineludiblemente la consideración ética y moral: la “infoética”, como la denomina el Papa. En desarrollar esta consideración y ayudar a ponerla en práctica a los actores implicados en los procesos comunicativos (comunicadores, empresarios, autoridades, público, etc,) tienen los cristianos –pastores y fieles- una de sus tareas más importantes y urgentes en el apostolado de las comunicación, ineludible para la propia Iglesia que no sólo ha de atender es-te ámbito pastoral, sino que todas su acciones han de ser más comunicativas en la sociedad de la in-formación que nos ha tocado vivir.
Para contribuir humildemente a esta importante tarea que el Papa Benedicto XVI nos señala, el Secretariado de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación de la Conferencia Episcopal Española ha elaborado, con la importante colaboración del profesor Jesús Manuel Conderana, de la Facultad de Comunicación de la Universidad Pontificia de Salamanca, este fascículo titulado “50 preguntas y respuestas sobre Infoética”.

Su carácter es divulgativo y en absoluto quiere ser exhaustivo, sino una ayuda para difundir entre los fieles la gran riqueza de los últimos documentos de la Iglesia sobre las comunicaciones sociales, muchas veces desconocidos no sólo por el gran público, sino también por los profesionales de la comunicación.

José María Gil Tamayo
Director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social

50 PREGUNTAS Y RESPUESTAS SOBRE INFOÉTICA
Según los últimos documentos de la Iglesia sobre las Comunicaciones Sociales.

1. Misión de la Iglesia y medios de comunicación
2. Medios al servicio de la persona y del bien común
3. La regulación de los medios: principios éticos fundamentales
4. La regulación de algunos ámbitos y temas
4.1 Ética en la publicidad
4.2 Ética en Internet
4.3 Pornografía y violencia en los medios de comunicación
4.4 Medios de comunicación y Familia
5. El compromiso con la educación
6. Los medios de comunicación en la Iglesia.

DOCUMENTOS

CONCILIO VATICANO II. Decreto Inter mirifica, (04.12.1963), AAS 56 (1964), pp. 145- 157; EV/1 nn. 245-283.

JUAN PABLO II. Rápido Desarrollo, (24.01.2005 ) ( http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/apost_letters/documents/hf_jp-ii_apl_20050124_il-rapido-sviluppo_sp.html )

PABLO VI, JUAN PABLO II Y BENEDICTO XVI. Mensajes con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales (http://www.pccs.it/Doc_GMCS_spa.htm ).

COMISIÓN PONTIFICIA PARA LAS COMUNICACIONES SOCIALES, Communio et progressio, (23.05.1971), AAS 63 (1971), pp. 593-656; EV/4 nn. 781-967.

CONSEJO PONTIFICIO PARA LAS COMUNICACIONES SOCIALES, Pornografía y violencia en los medios de comunicación social, (07.05.1989), EV/11 nn. 2237-2270.

CONSEJO PONTIFICIO PARA LAS COMUNICACIONES SOCIALES, Ética en la publicidad, (22.02.1997), EV/16 nn. 214-255.

CONSEJO PONTIFICIO PARA LA CULTURA, Por una pastoral de la cultura, (23.05.1999), EV/18 nn. 1036-1134.

CONSEJO PONTIFICIO PARA LAS COMUNICACIONES SOCIALES, Ética en las comunicaciones sociales, (04.06.2000), EV/19 nn. 875-932.

CONSEJO PONTIFICIO PARA LAS COMUNICACIONES SOCIALES, Ética en Internet, (22.02.2002), LEV, Ciudad del Vaticano 2002.

50 PREGUNTAS Y RESPUESTAS SOBRE INFOÉTICA

Según los últimos documentos de la Iglesia sobre las Comunicaciones Sociales.

1. MISIÓN DE LA IGLESIA Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN

1. ¿Por qué la Iglesia ha mostrado y muestra tanto interés por los medios de comunicación?

Porque son “el primer areópago de los tiempos modernos” ya que en ellos “la Iglesia encuentra un excelente apoyo para difundir el Evangelio y los valores religiosos, para promover el diálogo y la cooperación ecuménica e interreligiosa, así como para defender los sólidos principios que son indispensables en la construcción de una sociedad respetuosa con la dignidad de la persona humana y del bien común. La Iglesia los utiliza también para difundir informaciones sobre ella misma y para ampliar los confines de la evangelización, de la catequesis y de la formación, considerando su uso como una respuesta al mandato del Señor: ‘Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación’” (Mc 16, 15)” (Juan Pablo II. Carta Apostólica Rápido desarrollo, 3. 7).

2. ¿No es verdad que la Iglesia se sitúa frecuentemente ante los medios de comunicación con una actitud negativa y de condena?

No. "La Iglesia asume los medios de comunicación social con una actitud fundamentalmente positiva y estimulante. No se limita simplemente a pronunciar juicios y condenas; por el contrario, considera que estos instrumentos no sólo son productos del ingenio humano, sino también grandes dones de Dios y verdaderos signos de los tiempos (cf. Inter mirifica, 1; Evangelii nuntiandi, 45; Redemptoris missio, 37). La Iglesia desea apoyar a los profesionales de la comunicación, proponiéndoles principios positivos para asistirles en su trabajo, a la vez que fomenta un diálogo en el que todas las partes interesadas —hoy está implicada una gran parte de la humanidad— puedan participar” (Consejo Pontificio de las Comunicaciones Sociales (PCCS). Ética en las comunicaciones sociales, 4).

3. ¿Por qué la Iglesia siente el deber de ofrecer orientaciones morales en el ámbito de los medios de comunicación social?

"La Iglesia, que es maestra de humanidad en virtud del mensaje de salvación confiado por su Señor, siente el deber de dar su propia contribución en aras de una mejor comprensión de las perspectivas y de las responsabilidades que conlleva el actual desarrollo de las comunicaciones socia-les" porque éstas "influyen sobre la conciencia de los individuos, conforman su mentalidad y de-terminan su visión de las cosas". Además, debido a los fuertes vínculos que los medios de comunicación tienen con la economía, la política y la cultura, se hace preciso un sistema de gestión que pueda salvaguardar la centralidad y la dignidad de la persona, la primacía de la familia, célula fundamental de la sociedad, y la correcta relación entre las diversas instancias" (Juan Pablo II. Carta Apostólica Rápido desarrollo, 10).

4. ¿Cuál es la aportación que la Iglesia hace al campo de la ética de la comunicación social?

“La contribución especial que la Iglesia ofrece al debate en este campo consiste en una visión de la persona humana, de su incomparable dignidad y de sus derechos inviolables, y en una visión de la comunidad humana cuyos miembros están unidos en virtud de la solidaridad con vistas al bien común de todos. La necesidad de estos dos conceptos es especialmente urgente «cuando se está obligado a constatar el carácter parcial de propuestas que elevan lo efímero al rango de valor, creando ilusiones sobre la posibilidad de alcanzar el verdadero sentido de la existencia»; al faltar esas visiones, «muchos llevan una vida casi hasta el límite de la ruina, sin saber bien lo que les espera» (Fides et ratio, 6)” (PCCS. Ética en las comunicaciones sociales, 30).

5. ¿Qué bienes pueden aportarse mutuamente la Iglesia y los medios de comunicación?

“La cultura del memorial de la Iglesia puede salvar a la cultura de la fugacidad de la "noticia" que nos trae la comunicación moderna, del olvido que corroe la esperanza; los medios, en cambio, pueden ayudar a la Iglesia a proclamar el Evangelio en toda su perdurable actualidad, en la realidad de cada día de la vida de las personas. La cultura de sabiduría de la Iglesia puede salvar a la cultura de información de los mass-media de convertirse en una acumulación de hechos sin sentido; y los medios pueden ayudar a la sabiduría de la Iglesia a permanecer alerta ante los impresionantes nuevos conocimientos que ahora emergen. La cultura de alegría de la Iglesia puede salvar la cultura de entretenimiento de los medios de convertirse en una fuga desalmada de la verdad y la responsabilidad; y los medios pueden ayudar a la Iglesia a comprender mejor cómo comunicar con la gente de forma atractiva y que a la vez deleite. Estos son algunos ejemplos de cómo una cooperación más es-trecha en un espíritu de amistad y a un nivel más profundo puede ayudar a ambos, la Iglesia y los medios de comunicación social, a servir a los hombres y a las mujeres de nuestro tiempo en su búsqueda del sentido y la realización” (Juan Pablo II. Mensaje para la 38ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. Año 2004. n. 3-4).

6. Algunos acusan a la Iglesia de querer imponer sus puntos de vista morales. Cuando la Iglesia se pronuncia, por ejemplo, sobre los principios morales que deberían regir Inter-net, ¿qué pretende hacer?

La Iglesia católica desea participar junto con otras organizaciones en un diálogo público sobre estas cuestiones. “La Iglesia no pretende dictar estas decisiones y estas elecciones, sino que trata de proporcionar una verdadera ayuda, indicando los criterios éticos y morales aplicables a este campo, criterios que se encontrarán en los valores a la vez humanos y cristianos”. “La Iglesia no puede imponer sus respuestas, pero puede y debe proclamar al mundo las respuestas que posee; y hoy, como siempre, ofrece la única respuesta totalmente satisfactoria a los interrogantes más profundos de la vida: Jesucristo, que ‘manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la grandeza de su vocación’” (PCCS. Ética en Internet,18).

2. MEDIOS AL SERVICIO DE LA PERSONA Y DEL BIEN COMÚN

7. Hablamos de “medios de comunicación". ¿Debemos entenderlos como “medios” para conseguir “fines”?

Pues sí, dado que “a pesar de su inmenso poder, los medios de comunicación son y seguirán siendo sólo medios, es decir, instrumentos, herramientas disponibles tanto para un uso bueno como para uno malo. A nosotros corresponde elegir” (PCCS. Ética en las comunicaciones sociales, 28).

8. Entonces, los medios de comunicación, justamente como medios que son, ¿pueden ser usados para el bien y para el mal? ¿Qué fines generales hacen que los medios de comunicación no perviertan su propia naturaleza?

“Los medios de comunicación pueden a veces reducir a los seres humanos a simples unidades de consumo, o a grupos rivales de interés; también pueden manipular a los espectadores, lectores y oyentes, considerándolos meras cifras de las que se obtienen ventajas, sea en venta de productos sea en apoyo político. Y todo ello destruye la comunidad. La tarea de la comunicación es unir a las personas y enriquecer su vida, no aislarlas ni explotarlas. Los medios de comunicación social, usados correctamente, pueden ayudar a crear y apoyar una comunidad humana basada en la justicia y la caridad; y, en la medida en que lo hagan, serán signos de esperanza” (Juan Pablo II, Mensaje para la XXXII Jornada mundial de las comunicaciones sociales. Año 1998, n. 4).

9. ¿Cuál es la finalidad última de los medios de comunicación?

"Los medios de comunicación están llamados a servir a la dignidad humana, ayudando a la gente a vivir bien y a actuar como personas en comunidad. Los medios de comunicación realizan esa misión impulsando a los hombres y mujeres a ser conscientes de su dignidad, a comprender los pensamientos y sentimientos de los demás, a cultivar un sentido de responsabilidad mutua, y a crecer en la libertad personal, en el respeto a la libertad de los demás y en la capacidad de diálogo" (PCCS. Ética en las comunicaciones sociales, 6).

10. Hemos dicho que los medios de comunicación han de estar al servicio de la dignidad de la persona humana, pero ¿qué beneficios concretos le aportan?

1. Económicos. El mercado puede servir a la persona "y los medios de comunicación desempeñan un papel indispensable en una economía de mercado. La comunicación social sostiene los negocios y el comercio, contribuye a estimular el progreso económico, el empleo y la prosperidad, promueve mejoras en la calidad de los bienes y servicios existentes y el desarrollo de otros nuevos, fomenta la competencia responsable con vistas al interés público, y permite que la gente haga opciones informadas, dándole a conocer la disponibilidad y las características de los productos".

2. Políticos. "Los medios de comunicación son indispensables en las sociedades democráticas actuales. Proporcionan información sobre cuestiones y hechos, sobre funcionarios y candidatos a cargos públicos. Permiten que los líderes se comuniquen rápida y directamente con el público sobre asuntos urgentes. Son importantes instrumentos de responsabilidad, llamando la atención sobre la incompetencia, la corrupción y los abusos de confianza, a la vez que ponen de relieve los casos de competencia, espíritu cívico y cumplimiento del deber".

3. Culturales. Los medios de comunicación social facilitan el acceso a la literatura, al teatro, a la música y al arte y promueven así un desarrollo humano respetuoso del conocimiento, la sabiduría y la belleza. Los espectáculos populares sanos y de información útil reúnen a las familias, ayudan a las personas a resolver los problemas diarios, elevan el espíritu de las personas enfermas, solas y ancianas, y alivian el tedio de la vida. "Los medios de comunicación también hacen posible que los grupos étnicos se estimen y celebren sus tradiciones culturales, compartiéndolas con los demás y transmitiéndolas a las nuevas generaciones. En particular introducen a los niños y a los jóvenes en su patrimonio cultural. Los comunicadores, como los artistas, sirven al bien común preservando y enriqueciendo el patrimonio cultural de las naciones y los pueblos (cf. Juan Pablo II, Carta a los artistas, 4)".

4. Educativos. "Los medios de comunicación son importantes instrumentos de educación en diferentes ámbitos, desde la escuela hasta el lugar de trabajo, y en muchas etapas de la vida. […] Los medios de comunicación son instrumentos educativos normales en muchas aulas. Y, más allá de las paredes del aula, los medios de comunicación, incluida Internet, superan las barreras de la distancia y el aislamiento, ofreciendo la oportunidad de aprender a pobladores de áreas remotas, a los religiosos en conventos, a las personas obligadas a permanecer en su hogar, a los detenidos, y a muchos otros".

5. Religiosos. "La vida religiosa de mucha gente se enriquece mucho gracias a los medios de comunicación, que transmiten noticias e información de acontecimientos, ideas y personalidades del ámbito religioso, y sirven como vehículos para la evangelización y la catequesis". Por ejemplo, "a lo largo de los años los medios de comunicación han llevado las palabras y las imágenes de las visitas pastorales del Santo Padre a miles de millones de personas" (PCCS. Ética en las comunicaciones sociales, 7-11).

11. ¿No es cierto que los medios de comunicación pueden usarse también para perjudicar a la comunidad y menoscabar el bien integral de las personas?

Sí es cierto. En las mismas áreas anteriormente señaladas pueden aparecer perjuicios para la persona.

1. Económicos. “Los medios de comunicación se usan a veces para construir y apoyar sistemas económicos que sirven a la codicia y a la avidez. El neoliberalismo es un caso típico: «Haciendo referencia a una concepción economicista del hombre, considera las ganancias y las leyes del mercado como parámetros absolutos, en detrimento de la dignidad y del respeto de las personas y los pueblos» (Juan Pablo II, Ecclesia in America, 56). En dichas circunstancias, los medios de comunicación, que deben beneficiar a todos, son explotados en provecho de unos pocos”.

2. Políticos. “Los políticos sin escrúpulos usan los medios de comunicación para la demagogia y el engaño, apoyando políticas injustas y regímenes opresivos. Ridiculizan a sus adversarios y sistemáticamente distorsionan y anulan la verdad por medio de la propaganda y de planteamientos falsamente tranquilizadores. En este caso, más que unir a las personas, los medios de comunicación sirven para separarlas, creando tensiones y sospechas que constituyen gérmenes de nuevos conflictos.
Incluso en países con sistemas democráticos, también es frecuente que los líderes políticos manipulen la opinión pública a través de los medios de comunicación, en vez de promover una participación informada en los procesos políticos. Se observan los convencionalismos de la democracia, pero ciertas técnicas copiadas de la publicidad y de las relaciones públicas se despliegan en nombre de políticas que explotan a grupos particulares y violan los derechos fundamentales, incluso el derecho a la vida (cf. Juan Pablo II, Evangelium vitae, 70)”.

3. Culturales. “La crítica condena con frecuencia la superficialidad y el mal gusto de los me-dios de comunicación que, sin estar obligados a la estrechez de miras o la uniformidad, no deberían tampoco caer en la vulgaridad o la degradación", pues tienen una ineludible responsabilidad educativa sobre los ciudadanos a los que han de servir en verdad y justicia […].
El problema presenta diversos aspectos. Uno de ellos se refiere a los temas complejos, cuando en vez de ser presentados con esmero y veracidad, los noticiarios los evitan o los simplifican excesivamente. Otro serían los programas de entretenimiento de tipo corruptor y deshumanizante, que incluyen y explotan temas relacionados con la sexualidad y la violencia. […]

En el ámbito internacional, el dominio cultural impuesto a través de los medios de comunicación social también constituye un problema cada vez más serio. En algunos lugares las expresiones de la cultura tradicional están virtualmente excluidas del acceso a los medios populares de comunicación y corren el riesgo de desaparecer; mientras tanto, los valores de las sociedades ricas y secularizadas suplantan cada vez más los valores tradicionales de las sociedades menos ricas y poderosas”.

4. Educativos. “En lugar de promover la enseñanza, los medios de comunicación pueden distraer a la gente y llevarla a perder el tiempo. De este modo, los más perjudicados son los niños y los jóvenes, pero los adultos también sufren esa influencia de programas banales e inútiles. Una de las causas de este abuso de confianza por parte de los comunicadores es la avidez, que pone el lucro por encima de las personas.

De igual modo, los medios de comunicación se usan en algunas ocasiones como instrumentos de adoctrinamiento, con la intención de controlar lo que la gente sabe y negarle el acceso a la in-formación que las autoridades no quieren que tenga. Ésta es una perversión de la educación auténtica, que se esfuerza por ampliar el conocimiento y la capacidad de las personas y ayudarles a perseguir propósitos elevados, sin limitar sus horizontes y sin aprovechar sus energías al servicio de ideologías”.
5. Religiosos. “En la relación entre los medios de comunicación social y la religión existen tentaciones por ambas partes.
Entre las tentaciones de los medios de comunicación están el ignorar o marginar las ideas y las experiencias religiosas; tratar a la religión con incomprensión, quizá hasta con desprecio, como un objeto de curiosidad que no merece una atención seria; promover las modas religiosas con menoscabo de la fe tradicional; tratar a los grupos religiosos legítimos con hostilidad; valorar la religión y la experiencia religiosa según criterios mundanos de lo que debe ser; preferir las concepciones religiosas que corresponden a los gustos seculares a las que no corresponden; y tratar de encerrar la trascendencia dentro de los confines del racionalismo y el escepticismo. Los actuales medios de comunicación reflejan la situación posmoderna del espíritu humano, encerrado « dentro de los límites de su propia inmanencia, sin ninguna referencia a lo trascendente » (Juan Pablo II. Fides et ratio, 81).

Por su parte, la religión puede tener tentaciones como formarse un juicio exclusivamente crítico y negativo de los medios de comunicación; no comprender que los criterios razonables de un buen uso de los medios de comunicación, como son la objetividad y la imparcialidad, pueden excluir un trato especial para los intereses institucionales de la religión; presentar los mensajes religiosos con un estilo emotivo y manipulado, como si fueran productos que compiten en un mercado saturado; usar los medios de comunicación como instrumentos para el control y el dominio; practicar innecesariamente el secreto, por lo demás pecando contra la verdad; minimizar la exigencia evangélica de conversión, arrepentimiento y cambio de vida, sustituyéndola con una religiosidad tibia que pide poco a la gente; e impulsar el integrismo, el fanatismo y el exclusivismo religioso, que fomentan el desprecio y la hostilidad hacia los demás” (PCCS. Ética en las comunicaciones sociales, 14-18).

12. Ya que se trata de "medios", ¿se les puede criticar cuando simplemente "reflejan" los modos de vida habituales de una sociedad?

“No sirve de excusa afirmar que los medios de comunicación social reflejan las costumbres populares, dado que también ejercen una poderosa influencia sobre esas costumbres, y, por ello, tienen el grave deber de elevarlas y no degradarlas” (PCCS. Ética en las comunicaciones sociales, 16).

13. Es verdad que los medios de comunicación son precisamente eso, "medios". En consecuencia habrán de ser "neutros" en el sentido de que su misión es referir las cosas "según suceden", sin tomar partido. De este modo serán "objetivos". ¿No debe ser así?

En realidad no. La "neutralidad" en situaciones de graves de injusticias es ya una toma de postura que favorece al injusto. “Frente a graves injusticias, no basta que los comunicadores digan simplemente que su trabajo consiste en referir las cosas tal como son. Eso es indudablemente su tarea. Pero algunos casos de sufrimiento humano son en gran parte ignorados por los medios de comunicación, mientras informan acerca de otros; y en la medida en que esto refleja una decisión de los comunicadores, también refleja una selectividad inadmisible. De forma más fundamental aún, las estructuras y las políticas de comunicación y la distribución de tecnología son factores que hacen que algunas personas sean «ricas en información» y otras «pobres en información», en una época en que la prosperidad, e incluso la supervivencia, depende de la información. Por tanto, de este modo los medios de comunicación a menudo contribuyen a las injusticias y desequilibrios que causan el sufrimiento sobre el que informan: «Hay que romper las barreras y los monopolios que colocan a tantos pueblos al margen del desarrollo, y asegurar a todos —individuos y naciones— las condiciones básicas que les permitan participar en dicho desarrollo» (Juan Pablo II. Centesimus annus, 35)” (PCCS. Ética en las comunicaciones sociales, 14).
"Los medios de comunicación pueden y deben promover la justicia y la solidaridad, refiriendo con verdad y cuidado los acontecimientos, analizando en modo completo las situaciones y los problemas, y dando voz a las diversas opiniones. Los criterios supremos de verdad y de justicia, en el ejercicio maduro de la libertad y de la responsabilidad, constituyen el horizonte donde situar una auténtica deontología en el aprovechamiento de los modernos y potentes medios de comunicación social" (Juan Pablo II. Carta Apostólica Rápido desarrollo, 3).

3. LA REGULACIÓN DE LOS MEDIOS: PRINCIPIOS ÉTICOS FUNDAMENTALES

14. Según la Iglesia, ¿cómo deberían regularse los medios?

“Los comunicadores profesionales deberían participar activamente en la elaboración y aplicación de códigos éticos de comportamiento para su profesión, en colaboración con representantes públicos. Los organismos religiosos y otros grupos también deben participar en este esfuerzo continuo” (PCCS. Ética en las comunicaciones sociales, 23). Es decir, que la Iglesia se inclina funda-mentalmente por la autorregulación de los propios medios, sin negar que puedan o deban existir otros mecanismos de regulación como el control estatal o el del público (cf. PCCS. Ética en Inter-net, 16).

15. ¿Qué opciones fundamentales deberían tomarse para promover el positivo desarrollo de los medios de comunicación al servicio del bien común?

Se imponen tres opciones fundamentales:

1. "Es necesaria una vasta tarea formativa para hacer que los medios de comunicación sean conocidos y usados de manera consciente y apropiada. Los nuevos lenguajes introducidos por ellos modifican los procesos de aprendizaje y la cualidad de las relaciones interpersonales, por lo cual, sin una adecuada formación se corre el riesgo de que los medios de comunicación, en lugar de estar al servicio de las personas, lleguen a instrumentalizarlas y condicionarlas gravemente. Esto vale, en modo particular, para los jóvenes que manifiestan una propensión natural a las innovaciones tecno-lógicas y que, por esto mismo, tienen una mayor necesidad de ser educados en el uso responsable y crítico de los medios de comunicación".

2. Sobre el acceso a los medios de comunicación y sobre la participación corresponsable en su gestión hay que decir que, ‘si las comunicaciones sociales son un bien destinado a toda la humanidad, se deben encontrar formas siempre actualizadas para garantizar una mayor participación en su gestión, incluso por medio de medidas legislativas oportunas. Es necesario hacer crecer esta cultura de la corresponsabilidad’.

3. Los medios de comunicación tienen grandes potencialidades para favorecer el diálogo, convirtiéndose en vehículos de conocimiento recíproco, de solidaridad y de paz. Por ello ‘constituyen un poderoso recurso positivo si se ponen al servicio de la comprensión entre los pueblos y, en cambio, son un ‘arma’ destructiva si se usan para alimentar injusticias y conflictos’” (Juan Pablo II. Carta Apostólica Rápido desarrollo, 11.

16. ¿Qué principios éticos básicos han de regir la labor de los comunicadores?

Los principios éticos que enunciaremos a continuación atañen al contenido de la comunicación (el mensaje), al proceso de comunicación (cómo se realiza la comunicación) y a cuestiones fundamentales, estructurales y sistemáticas, que a menudo incluyen múltiples asuntos de política acerca de la distribución de tecnología y productos de alta calidad (¿quién será rico y quién pobre en información?).
1. “El principio ético fundamental consiste en que la persona humana y la comunidad humana son el fin y la medida del uso de los medios de comunicación social; la comunicación debería realizarse de personas a personas, con vistas al desarrollo integral de las mismas”.

2. “El segundo principio es complementario del primero: el bien de las personas no puede realizarse independientemente del bien común de las comunidades a las que pertenecen. Este bien común debería entenderse de modo íntegro, como la suma total de nobles propósitos compartidos en cuya búsqueda se comprometen todos los miembros de la comunidad, y para cuyo servicio existe la misma comunidad.

Así, mientras la comunicación social se ocupa —y es natural— de las necesidades e intereses de grupos particulares, no debería hacerlo de manera que enfrente a un grupo contra otro: por ejemplo, en nombre de la lucha de clases, del nacionalismo exagerado, de la supremacía racial, de la limpieza étnica u otros temas similares. La virtud de la solidaridad, que es « la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común » (Juan Pablo II. Sollicitudo rei socialis, 38), debe-ría gobernar todas las áreas de la vida social, económica, política, cultural y religiosa”.

3. El tercer principio es el de la libertad de expresión, porque “’cuantas veces los hombres, según su natural inclinación, intercambian sus conocimientos o manifiestan sus opiniones, están usando de un derecho que les es propio, y a la vez ejerciendo una función social’ (Comisión Pontificia de las Comunicaciones Sociales. Communio et progressio, 45: L»Osservatore Romano, edición en lengua española, 6 de junio de 1971, p. 5). Sin embargo, considerada desde una perspectiva ética, esta presunción no es una norma absoluta e irrevocable. Se dan casos obvios en los que no existe ningún derecho a comunicar, por ejemplo el de la difamación y la calumnia, el de los mensajes que pretenden fomentar el odio y el conflicto entre las personas y los grupos, la obscenidad y la porno-grafía, y las descripciones morbosas de la violencia. Es evidente también que la libre expresión debería atenerse siempre a principios como la verdad, la honradez y el respeto a la vida privada”.

4. El cuarto principio concierne a la participación pública en la elaboración de decisiones sobre la política de las comunicaciones. “En todos los niveles, esta participación debería ser organiza-da, sistemática y auténticamente representativa, sin desviarse en favor de grupos particulares. Este principio se aplica siempre y, tal vez de manera especial, cuando los medios de comunicación son de propiedad privada y operan con fines de lucro. En el interés de la participación pública, los comunicadores «deben tratar de comunicarse con la gente, no sólo de hablarle. Eso implica conocer las necesidades de la gente, ser consciente de sus luchas y presentar todas las formas de comunicación con la sensibilidad que la dignidad humana exige» (Juan Pablo II, Discurso a los especialistas en comunicación, Los Ángeles, 15 de septiembre de 1987, n. 4; L»Osservatore Romano, edición en lengua española, 18 de octubre de 1987, p. 12)” (PCCS. Ética en las comunicaciones sociales, 20-24).

17. Los comunicadores profesionales no son los únicos que tienen deberes éticos. También las audiencias —los usuarios— tienen obligaciones. ¿Cuáles son los principales?

El principal “deber de los usuarios de la comunicación social consiste en discernir y seleccionar. Deberían informarse acerca de los medios de comunicación —sus estructuras, su modo de actuar y sus contenidos— y hacer opciones responsables, de acuerdo con sólidos criterios éticos, sobre lo que conviene leer, ver o escuchar”. Este deber exige formarse en el uso de los medios de comunicación (PCCS. Ética en las comunicaciones sociales, 25).

4. LA REGULACIÓN DE ALGUNOS ÁMBITOS Y TEMAS

18. Se suele hablar de "nuevas tecnologías de la comunicación" para referirse a los medios de comunicación no tradicionales. ¿No necesitarán una "nueva ética" las "nuevas tecnologías"?
“Los medios de comunicación no exigen una nueva ética; lo que exigen es la aplicación de principios ya establecidos a las nuevas circunstancias” (PCCS. Ética en las comunicaciones socia-les, 28).

4.1. ÉTICA EN LA PUBLICIDAD

19. ¿Qué objetivos persigue la publicidad?

La publicidad posee dos objetivos básicos: informar y persuadir, y – si bien estos dos propósitos son distintos – ambos se encuentran con frecuencia presentes simultáneamente (PCCS. Ética en la publicidad, 2).
20. ¿Por qué ha de ocuparse la Iglesia de la publicidad? ¿No es un asunto técnico que no le compete?

En la sociedad de hoy, la publicidad tiene un profundo impacto en cómo las personas entienden la vida, el mundo y a sí mismas, especialmente en relación a sus valores y sus modos de elección y comportamiento. Estos son temas en los que Iglesia está y tiene que estar profunda y sinceramente interesada (PCCS. Ética en la publicidad, 1).
La publicidad también tiene un indirecto pero fuerte impacto en la sociedad a través de su influencia sobre los medios. Muchas publicaciones y operaciones radiotelevisivas dependen para su supervivencia de los beneficios de la publicidad. Esto es cierto con frecuencia, tanto para los medios confesionales como para los comerciales. Por su parte los publicitarios buscan, naturalmente, conseguir audiencia; y los medios, esforzándose en proporcionársela, deben determinar su contenido para conseguir atraer el tipo de público de la medida y composición demográfica deseadas. Esta dependencia económica de los medios y el poder que confiere sobre los publicitarios comporta serias responsabilidades para ambos (PCCS. Ética en la publicidad, 3).
21. No es justo criticar a la publicidad por el hecho de que refleje los valores imperantes. Si no lo hace su mensaje no podrá ser escuchado.

No podemos estar de acuerdo con esta afirmación. “Sin duda, la publicidad, como los medios de comunicación social en general, actúa como un espejo. Pero, también como los medios en general, es un espejo que ayuda a dar forma a la realidad que refleja y algunas veces, ofrece una imagen de la misma deformada.
Los publicitarios seleccionan los valores y actitudes que han de ser fomentados y alentados; mientras promocionan unos ignoran otros. Esta selectividad contradice la idea de que la publicidad no hace más que reflejar el entorno cultural (PCCS. Ética en la publicidad, 3).

22. ¿Está de acuerdo la Iglesia con los críticos que afirman que la actividad publicitaria es una actividad, en último término, parásita, dado que no aporta beneficio social y vive sólo de la riqueza que ella no genera?

Aun existiendo fundamento en algunas críticas la Iglesia sostiene que la publicidad tiene también un significativo potencial para el bien, que algunas veces adquiere formas concretas. Señalamos aquí algunos ejemplos que lo confirman.

Beneficios económicos de la publicidad. La publicidad puede jugar un importante papel en el proceso por el cual un sistema económico, guiado por normas morales y una sensibilidad hacia el bien común, contribuye al desarrollo humano. Esta es una parte esencial del funcionamiento de la moderna economía de mercado. […] En cuanto sistema, la publicidad puede ser un instrumento útil para apoyar honesta y éticamente una responsable competitividad que contribuya al crecimiento económico y al servicio del auténtico desarrollo humano (PCCS. Ética en la publicidad, 5).

Aspectos positivos de la publicidad política. La publicidad política puede hacer una contribución a la democracia análoga a su contribución al bienestar económico en un sistema de mercado guiado por normas morales. Así como los medios, libre y responsablemente, en un sistema democrático, ayudan a contener las tendencias hacia la monopolización del poder por parte de las oligarquías e intereses privados, la publicidad política puede dar su contribución informando a las personas sobre las ideas y propuestas políticas de partidos y candidatos, incluyendo nuevos candidatos desconocidos para el público (PCCS. Ética en la publicidad, 6).

Beneficios culturales de la publicidad. A causa del impacto que la publicidad ejerce sobre los medios que dependen de ella para obtener ingresos, a los publicitarios se les ofrece la oportunidad de ejercer una influencia positiva sobre las decisiones referentes al contenido de los medios. Esto pueden hacerlo sosteniendo las producciones de excelente calidad intelectual, estética y moral de interés público en general. En especial pueden animar y hacer posible la presentación de programas orientados a minorías demasiado a menudo olvidadas (Ética en la publicidad, 7).
Beneficios morales y religiosos de la publicidad. En muchos casos, las instituciones de bien-estar social, incluyendo aquellas de naturaleza religiosa, usan la publicidad para comunicar sus mensajes – mensajes de fe, de patriotismo, de tolerancia, de compasión y servicio al prójimo, de caridad hacia el necesitado, mensajes relacionados con la salud y la educación, mensajes constructivos y útiles que educan y motivan a la gente en muchos modos beneficiosos.

Para la Iglesia la participación en actividades relacionadas con los medios, incluyendo la publicidad, es hoy parte necesaria de la pastoral de conjunto Esto incluye tanto los propios medios de la Iglesia – prensa y ediciones católicas, televisión y radiodifusión, películas y producciones audio-visuales, y otros – y también su participación en los medios no confesionales (PCCS. Ética en la publicidad, 8).

23. Dado que la publicidad es un instrumento que no es, por su propia naturaleza, intrínsecamente bueno o malo, ¿puede causar perjuicios?

Si la publicidad presenta al público unos artículos perjudiciales o totalmente inútiles, si se hacen promesas falsas en los productos que se venden, si se fomentan las inclinaciones inferiores del hombre, los difusores de tal publicidad causan un daño a la sociedad humana y terminan por perder la confianza y autoridad. Se daña a la familia y a la sociedad, cuando se crean falsas necesidades, cuando continuamente se les incita a adquirir bienes de lujo cuya adquisición puede impedir que atiendan a las necesidades realmente fundamentales. Por lo cual, los anunciantes deben establecerse sus propios límites de manera que la publicidad no hiera la dignidad humana ni dañe a la comunidad. Ante todo debe evitarse la publicidad que sin recato explota los instintos sexuales buscan-do el lucro o, que de tal manera afecta al subconsciente, que se pone en peligro la libertad misma de los compradores (Comisión Pontificia de las Comunicaciones Sociales. Communio et progressio, 60).
Perjuicios económicos de la publicidad. La publicidad puede traicionar su papel como fuente de información por la mala representación y ocultando hechos importantes. Algunas veces también, la función de la información de los medios puede ser desnaturalizada por las presiones de los publicitarios en referencia a publicaciones o programas a fin de evitar cuestiones que podrían provocar embarazo o incomodidad.

Frecuentemente, sin embargo, la publicidad se usa no simplemente para informar sino para persuadir y motivar – para convencer a que la gente actúe en cierto modo: mediante la adquisición de ciertos productos o servicios, el patrocinio de ciertas instituciones, etc. Aquí es donde, especial-mente, pueden darse abusos (PCCS. Ética en la publicidad, 10).

Perjuicios de la publicidad política. La publicidad política obstaculiza el proceso democrático cuando, por ejemplo, los costos de la publicidad limitan la participación política a los candidatos o grupos ricos o exigen que los candidatos al poder comprometan su integridad e independencia por una excesiva dependencia de intereses especiales hacia quienes aportan los fondos.

Semejante obstáculo al proceso democrático también se da cuando, en lugar de ser vehículo para exposiciones honestas de opiniones y programas de los candidatos, la publicidad política busca distorsionar las opiniones y los programas de los contrarios e injustamente ataca su reputación. Ello sucede cuando la publicidad reclama más las emociones y bajos instintos de las personas –egoísmos, pasiones y hostilidades hacia los demás, prejuicios raciales y étnicos y otros– en lugar de un razonado sentido de justicia y bien para todos (PCCS. Ética en la publicidad, 11).

Perjuicios culturales de la publicidad. “Hemos hablado de los perjuicios económicos que la publicidad puede ocasionar a naciones en desarrollo, cuando ésta fomenta el consumismo y destruye modelos de consumo. Consideremos también el daño cultural hecho a estas naciones y sus pueblos por anuncios cuyo contenido y métodos, que reflejan aquello que predomina en el "primer mundo", están en contraposición con los sanos valores tradicionales y culturas indígenas.

La indirecta, pero poderosa influencia ejercida por la publicidad sobre los medios de comunicación social que dependen de ingresos que proceden de esta fuente, hace nacer otra clase de preocupación cultural. En la lucha por atraer la mejor y más grande audiencia y ponerla a disposición de los publicitarios, los comunicadores pueden encontrar tentados –de hecho presionados, sutilmente o no tan sutilmente– a dejar de lado las normas morales y artísticas y a caer en la superficialidad y mal gusto” así como a “ignorar las necesidades educacionales y sociales de ciertos segmentos de la audiencia –los más jóvenes, los más ancianos, los pobres – que no representan al modelo demo-gráfico (edad, educación, ingresos, hábitos de compra y consumo, etc.) de los tipos de audiencias que los publicitarios desean conseguir”.

Con demasiada frecuencia, la publicidad contribuye a un estereotipo de individuos de grupos particulares que les sitúa en desventaja en relación a otros. A menudo esto es verdad en el modo en que la publicidad trata a las mujeres (PCCS. Ética en la publicidad, 12).
Perjuicios morales de la publicidad. La publicidad es moralmente degradante “cuando apela deliberadamente a móviles como la envidia, status social y codicia. Hoy, también algunos publicitarios buscan conscientemente conmocionar y turbar mediante contenidos de una suave, perversa, naturaleza pornográfica”.

Tampoco parece moralmente lícita la publicidad que “se usa para promocionar productos e inculcar actitudes y formas de comportamiento contrarias a las normas morales. Esto sucede, por ejemplo, con la publicidad de los contraconceptivos, los abortivos y productos que dañan a la salud, y con los gobiernos patrocinadores de campañas publicitarias en favor del control de la natalidad, también llamada " sexo seguro" y otras prácticas parecidas” (PCCS. Ética en la publicidad, 13).
Perjuicios religiosos de la publicidad. A veces “los publicitarios comerciales incluyen temas religiosos o usan imágenes o personajes religiosos para vender productos. Es posible hacer esto con buen gusto, de modo aceptable; sin embargo, la práctica corriente es detestable y ofensiva cuando implica aprovecharse de la religión o se trata con poca seriedad (PCCS. Ética en la publicidad, 13).

24. Dado que las técnicas publicitarias son medios, ¿existen algunos principios morales que nos aseguren el compromiso de la publicidad con la dignidad de las personas en el marco del bien común?

Se pueden señalar tres principios.

a. Veracidad en la publicidad. La publicidad, como otras formas de expresión, tiene su propio estilo y sus propias convenciones que hay que tener en consideración cuando se habla de la verdad. Se da por sentado lo inevitable de ciertas formar retóricas y exageraciones simbólicas de la publicidad; lo cual se puede permitir dentro de los límites de una práctica reconocida y aceptada.
Pero un principio fundamental consiste en que la publicidad no puede engañar deliberadamente, ni implícita o explícitamente ni por Omisión. "El justo ejercicio del derecho a la información reclama que el contenido de lo que se comunica sea verdad y, dentro de los límites fijados por la justicia y la caridad, completo… Aquí se incluye la obligación de evitar cualquier manipulación de la verdad por cualquier razón" (PCCS. Ética en la publicidad, 15).

b. La dignidad de la persona humana. Un "requisito imperativo" de la publicidad es que "respete la persona humana y su derecho/deber a hacer a hacer una elección responsable, su libertad interior; se vulneran todas estos bienes cuando se explotan las bajas inclinaciones del hombre, o se disminuye su capacidad de reflexionar y decidir". […] “El reclamo a la lujuria, la vanidad, la envidia y la avaricia, y de las técnicas que manipulan y explotan la debilidad humana” convierte a los anuncios rápidamente en "transmisores de una visión deformada de la vida, de la familia, de la religión y de la moralidad”. Este problema se hace especialmente agudo cuando están comprometidos grupos o clases de personas particularmente vulnerables: niños y jóvenes, los más ancianos, los pobres, los desaventajados culturalmente (PCCS. Ética en la publicidad, 16).

c. Publicidad y responsabilidad social. La responsabilidad social es un concepto tan amplio podemos señalar aquí sólo algunos de sus muchos problemas y preocupaciones relacionados el tema de la publicidad.

“La cuestión ecológica nos indica una de ellas. La publicidad que fomenta un estilo opulento de vida, que derrocha recursos y daña el medio ambiente infringiendo importantes preocupaciones ecológicas” es contraria a este principio.

La publicidad que reduce el progreso humano a la adquisición de bienes materiales y cultiva un opulento estilo de vida expresa una visión falsa, destructiva, de la persona humana, igualmente per-judicial, tanto para individuos como para sociedades.

Los publicitarios, así como las personas que se ocupan de otras formas de comunicación social, tienen la seria obligación de expresar y fomentar una auténtica visión del desarrollo humano en sus dimensiones material, cultural y espiritual (PCCS. Ética en la publicidad, 17).

25. Los publicitarios se ven tentados muchas veces a no rechazar trabajos contrarios a sus principios morales porque no pueden renunciar a su salario para poder vivir o atender a su familia. ¿Qué se puede hacer para que esto no suceda?

Quienes se ocupan de publicidad, mujeres y hombres, han de poseer una conciencia sensible, altas normas éticas y un robusto sentido de la responsabilidad. Pero incluso para ellos, las presiones externas –desde los clientes que contratan su trabajo hasta la dinámica competencia interna de su profesión– pueden crear una fuerza que los induzca a un comportamiento carente de ética. Lo que subraya la necesidad de estructuras y sistemas externos que soporten y animen prácticas responsables en publicidad y desalienten las irresponsables.

Los códigos éticos surgidos por iniciativa propia en varios lugares son una de las fuentes de ayuda. […] También lo es el compromiso del público. “Representantes del público tendrían que participar en la formulación, aplicación y actualización periódica de los códigos deontológicos”. Así mismo la regulación estatal de la publicidad sería un medio de ayuda siempre que fuera más allá de la prohibición de la publicidad engañosa "promulgando leyes y vigilando su aplicación, las autoridades públicas tendrían que impedir que ‘la moral pública y el progreso social se pongan grave-mente en peligro’ a través de los abusos de estos medios" (PCCS. Ética en la publicidad, 18-20).
Sin embargo “allí donde las prácticas carentes de ética se hayan extendido y atrincherado, hay que solicitar a los publicitarios responsables su sacrificio y generosidad personal a fin de corregir la situación. Las personas que desean actuar de modo moralmente recto, tienen que estar dispuestas a sufrir pérdidas y perjuicios personales antes que permitirse una actuación incorrecta. Esto es un deber para los cristianos, pero no solamente para ellos” (PCCS. Ética en la publicidad, 23).

4.2. ÉTICA EN INTERNET

26. ¿Qué principios éticos fundamentales deben regir la comunicación a través de Internet?

Son los mismos principios que ya hemos señalado para los comunicadores. Pero se puede poner de relieve alguno en especial dado que “Internet es el último y, en muchos aspectos, el más poderoso de una serie de medios de comunicación —telégrafo, teléfono, radio y televisión— que durante el último siglo y medio ha eliminado progresivamente el tiempo y el espacio como obstáculos para la comunicación entre un gran número de personas. Tiene enormes consecuencias para las personas, para las naciones y para el mundo” (PCCS. Ética en Internet, 2) y pone de manifiesto de manera muy especial la globalización que se está produciendo en nuestro mundo. Precisamente esta característica hace que resaltemos el bien común como principio que debe ser tenido especialmente en cuenta en Internet. Por “bien común” entendemos “el conjunto de aquellas condiciones de la vida social que permiten a los grupos y cada uno de sus miembros conseguir más plena y fácilmente su propia perfección” (Vaticano II. Gaudium et Spes, 26).
“La virtud que dispone a la gente a proteger y promover el bien común es la solidaridad. No se trata de un sentimiento ‘superficial por los males de tantas personas’, sino de ‘una determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, porque todos somos verdaderamente responsables de todos’ (SRS 38). Especialmente hoy, la solidaridad tiene una clara y fuerte dimensión internacional; es correcto hablar del bien común internacional, y es obligatorio trabajar por él” (PCCS. Ética en Internet, 3; cf. 15).

27. Algunas personas ven a la Iglesia como una institución tradicional y concluyen que, por este motivo, la Iglesia se opone a las nuevas tecnologías, en especial a Internet, y suele ver en ellas sobre todo fuente de problemas. ¿Es así?

No. La Iglesia no considera Internet "fundamentalmente como una fuente de problemas, sino, más bien, como una fuente de beneficios para la raza humana. Pero estos beneficios sólo se lograrán plenamente si se resuelven los problemas que le son propios". Concretamente "esta tecnología puede ser un medio para resolver problemas humanos, promover el desarrollo integral de las personas y crear un mundo regido por la justicia, la paz y el amor. En la actualidad, […] los medios de comunicación tienen la capacidad de hacer de cualquier persona, en cualquier lugar que se encuentre, un compañero "en los asuntos y dificultades que afectan a la humanidad entera". Esto será así si tomamos la firme determinación de practicar la solidaridad al servicio del bien común tanto dentro de las naciones como entre ellas. Porque "hoy lo sabemos mejor que ayer: no estaremos nunca felices y en paz los unos sin los otros; y mucho menos los unos contra los otros". Esto será una expresión de la espiritualidad de comunión, que es "capacidad para ver ante todo lo que hay de positivo en el otro, para acogerlo y valorarlo como regalo de Dios", así como capacidad para "saber ‘dar espacio’ al hermano, llevando mutuamente la carga de los otros (cf. Gal 6, 2) y rechazando las tentaciones egoístas que continuamente nos acechan" (PCCS. Ética en Internet, 5-6).
“Internet puede dar una contribución muy valiosa a la vida humana. Puede fomentar la prosperidad y la paz, el crecimiento intelectual y estético, y la comprensión mutua entre los pueblos y las naciones a escala mundial” (PCCS. Ética en Internet, 18).

28. Pero no todo es positivo en Internet. ¿Cuál es una de las preocupaciones más importantes que tiene la Iglesia sobre Internet?

“Una de las más importantes se refiere a lo que hoy se denomina ‘brecha digital’, una forma de discriminación que separa a los ricos de los pobres, tanto dentro de las naciones como entre ellas, sobre la base del acceso o no a la nueva tecnología de la información. En este sentido, es una versión actual de la antigua brecha entre ‘ricos en información’ y ‘pobres en información’. […]
Mientras se perfila la nueva economía global, la Iglesia se preocupa de que ‘este proceso sea de la humanidad entera, y no sólo de una élite rica que controla la ciencia, la tecnología, la comunicación y los recursos del planeta’, es decir, la Iglesia desea ‘una globalización que esté al servicio de toda la persona y de todas las personas’. La brecha digital va en perjuicio, sobre todo, de la mujer (PCCS. Ética en Internet, 10).

29. ¿Qué efectos puede tener esta "brecha digital"?

A la Iglesia le preocupan, sobre todo, los efectos sobre la cultura. “Las nuevas tecnologías de la información e Internet, precisamente como instrumentos poderosos del proceso de globalización, transmiten y ayudan a inculcar un conjunto de valores culturales —modos de pensar sobre las relaciones sociales, la familia, la religión y la condición humana—, cuya novedad y fascinación pueden cuestionar y destruir las culturas tradicionales.

El diálogo y el enriquecimiento intercultural son sin duda alguna muy deseables. […] Pero esto ha de ser un camino de doble sentido. Las culturas tienen mucho que aprender unas de otras y la imposición a escala mundial de puntos de vista y valores de una cultura a otra no significa diálogo, sino imperialismo cultural.

La dominación cultural es un problema particularmente serio cuando la cultura dominante transmite falsos valores, enemigos del verdadero bien de las personas y grupos. Tal como están las cosas, Internet, junto con los otros medios de comunicación social, está transmitiendo mensajes cargados de valores de la cultura secular occidental a pueblos y sociedades en muchos casos mal pre-parados para valorarlos y confrontarlos. Esto causa serios problemas, por ejemplo, en el ámbito del matrimonio y la vida familiar, que están experimentando "una crisis generalizada y radical" en muchas partes del mundo” (PCCS. Ética en Internet, 11).

30. Desde luego, lo que no se podrá negar a Internet es que favorece enormemente la libertad de expresión y el libre intercambio de ideas.

Para la Iglesia "la libertad de buscar y conocer la verdad es un derecho humano fundamental, y la libertad de expresión es una piedra angular de la democracia”. Ahora bien, “la ideología de libertad radical es errónea y nociva, al menos para legitimar la libre expresión al servicio de la verdad. El error reside en la exaltación de la libertad ‘hasta el extremo de considerarla como un absoluto, que sería la fuente de los valores. […] De este modo, ha desaparecido la necesaria exigencia de verdad en aras de un criterio de sinceridad, de autenticidad, de acuerdo con uno mismo’. En esta forma de pensamiento no hay cabida para la auténtica comunidad, el bien común y la solidaridad” (PCCS. Ética en Internet, 12. 14).
31. Ante estos y otros problemas que suscita Internet, ¿qué soluciones propone la Iglesia?

La Iglesia propone cuatro soluciones.

1) Educación. En primer lugar "las escuelas y otras instituciones y programas educativos para niños y adultos deberían proporcionar formación con vi

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