Visita Pastoral a la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción (Colmenar)

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Homilía de Mons. Jesús Catalá durante la Misa con motivo de la Visita Pastoral a la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción (Colmenar) celebrada el 7 de marzo de 2021

VISITA PASTORAL A LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN

(Colmenar, 7 marzo 2021)

Lecturas: Ex 20, 1-17; Sal 18; 1 Co 1, 22-25; Jn 2, 13-25.

(Domingo Cuaresma III-B)

1.- Estamos celebrando esta Visita pastoral que pretende ser un encuentro del pastor con los fieles y una revisión de cómo estamos viviendo la fe.

Vivimos en una sociedad, como bien sabéis, que no acompaña, no apoya la vida cristiana, va por otros derroteros, tiene otras formas de pensar, otras modas, otros estilos que van en contra, muchos de ellos, de la vida de fe; y nosotros somos testigos del Evangelio en esta sociedad que nos toca vivir.

En las lecturas de hoy, tercer domingo de Cuaresma, el libro del Éxodo ha presentado la importancia de Dios en la vida del ser humano.

El Dios de Israel, el Dios que se manifestó a los Patriarcas, a profetas, a Abrahán, a Noé, hacía un pacto con ellos, se les revelaba y manifestaba. Este Dios de Israel es un Dios celoso, tal y como él mismo se define: «Yo, el Señor, soy tu Dios, que te he sacado del país de Egipto. No habrá para ti otros dioses delante de mí» (Ex 20, 2-3). «No te postrarás ante ellas ni les darás culto» (Ex 20, 5).

2.- Primera afirmación: solo hay un Dios que salva; un Dios creador del universo; que nos ha dado la vida; que ha enviado a su Hijo para redimirnos y salvarnos por amor; que ha muerto en la cruz por ello y ha resucitado. Ese es nuestro único Dios, no hay otro. No debe haber otros dioses.

Siempre, en el pueblo de Israel y en la historia de los cristianos, durante dos mil años, los fieles, tanto en el Antiguo Testamento como los fieles que, después, han creído en este único Dios, todos, han vivido en un entorno en el que otra gente no creía en ese Dios y tenían otros dioses.

¿Qué dioses tiene ahora nuestra sociedad? ¿Qué adora nuestra sociedad? ¿Qué busca?, ¿en qué emplea el tiempo y sus energías?, ¿cuáles son los objetivos de nuestros paisanos o de nuestros coetáneos? El Señor nos dice que donde está tu tesoro allí está tu corazón (cf. Lc 12, 34). Donde tú pones tu corazón, tu tiempo y tus energías, eso, es tu dios.

¿Queréis decir algunos dioses de nuestra sociedad que no sean el Dios de Jesucristo? ¿No conocéis ningún dios, ningún diosito, ningún falso dios? (Respuesta de una feligresa: “el dinero”). El dinero. Hay más, hay muchas cosas que podríamos describir.

¿Qué busca nuestra sociedad apartándose de Cristo? No busca a Dios, al Dios de Jesucristo, busca otras cosas.

3.- ¿Cómo se plasma en la vida concreta el seguimiento de Jesucristo? ¿Qué actitudes y conductas nos pide Cristo para seguirle? Pues fijaros: la respuesta está ya hasta en el Decálogo del Antiguo Testamento. Después Jesús lo resumirá, pero en el Decálogo, que hemos escuchado, se recogen las diez palabras de vida. Hemos respondido en el Salmo: «Señor, tú tienes palabras de vida eterna» (Sal 18). Las palabras de Dios son de vida eterna; son diez palabras, los diez mandamientos.

Primero: Amarás a Dios sobre todas las cosas. No tomarás el nombre de Dios en vano: «No tomarás en falso el nombre del Señor, tu Dios» (Ex 20, 7). Santificarás las fiestas: «Recuerda el día del sábado para santificarlo» (Ex 20, 8). «Honra a tu padre y a tu madre» (Ex 20, 12). «No matarás» (Ex 20, 13). «No cometerás adulterio» (Ex 20, 14). «No robarás» (Ex 20, 15). «No darás testimonio falso contra tu prójimo» (Ex 20, 16). «No codiciarás los bienes ajenos» (Ex 20, 17).

4.- Son diez palabras (Decálogo) de vida. ¿Estas diez palabras de vida son cumplidas por los ciudadanos de nuestra sociedad? Eso de no robar, no matar, no cometer adulterio, no dar falso testimonio, no mentir…

Caemos también nosotros, lógicamente, porque somos débiles; pedimos perdón al Señor y nos confesamos. Al menos, nosotros queremos vivirlo mejor.

Estas no son unas prohibiciones que anulan a la persona; no son diez losas que me impiden vivir. Si pensáramos que los diez mandamientos son diez palabras de vida, que me dan vida, porque así es de veras, viviéndolas me harían más libre, más feliz. Si no las vivo soy esclavo de esas actitudes contrarias. ¿Qué es preferible vivir con mayor libertad o ser esclavo? Hay esclavitudes, hay dependencias, que atan a las personas; eso es ser esclavos.

El Señor nos quiere libres, el Señor nos ama. Todo esto, al final, Jesús lo resume en: «ama a Dios y al prójimo» (cf. Mt 22, 37-40).

5.- ¡Ánimo, porque dice san Pablo que nosotros predicamos a Cristo crucificado!

«Nosotros predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles» (1 Co 1, 23). Cristo es siempre una piedra de toque. Ante Cristo no se puede permanecer indiferente: o vas con Él o estás contra Él. No caben medias tintas y no cabe lo que dice el refranero: una vela a Dios y otra al diablo; eso no sirve, eso no vale.

Cristo, si te invita a seguirle, es por tu bien. No te escandalizas de Cristo, como sí ocurría a los judíos que se escandalizaban o pensaban que era una tontería lo que decía Cristo, o negaban la resurrección, como los griegos y los gentiles; porque la resurrección no es una tontería, es una verdad que creemos y nos ayuda a vivir.

Pues este Cristo es la Palabra del Padre que debe ayudarnos a llevar una vida más plena, con mayor sentido, con más gozo, con más felicidad, con más alegría.

¡Ojalá descubriéramos lo hermoso que es ser cristiano, ojalá! Y así pudiéramos profundizar en el ello. Como dice san Pablo: «Mas para los llamados, lo mismo judíos que griegos, un Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios» (1 Co 1, 24).

6.- En el Evangelio, hemos visto cómo Jesús entró en el templo de Jerusalén y, haciendo un látigo con cuerdas, echó a todos fuera, con las ovejas y los bueyes; desparramó el dinero de los cambistas y les volcó las mesas (cf. Jn 2, 15).

 Actuó Jesús de esta manera porque, –y esto va ligado a la idea de la primera lectura de que el Dios de Jesús es único, no hay otro–, quería dejar claro que no se puede adorar al dinero; por eso tiró el dinero de los cambistas por el suelo y derribó los tenderetes de la venta. Eso no era adorar a Dios, eso era adorar a los ídolos: el comercio, el dinero, la fama, el poder… Y Él lo hace y lo vive así.

Somos templos de Cristo. Estamos llamados a vivir como templos del Espíritu, con gozo.

7.- Hoy tenemos que hacer tres oraciones especiales.

Una, el papa Francisco sabéis que está de viaje en Irak desde el viernes pasado en un intento de diálogo con el mundo musulmán, llevando por estandarte la paz, la paz mundial y la fraternidad universidad, como dice en su carta Fratelli tutti. El Papa es portador de paz, ha ido como peregrino, portador de paz y de fraternidad universal. Vamos a rezar para que el islam, en general, y otras religiones se aúnen en ese esfuerzo de la paz por todo el mundo. Vamos a rezar, de un modo especial, por los frutos del viaje apostólico del Papa.

Otra intención hoy es que la Iglesia en España celebra el Día de Hispanoamérica, la cual fue evangelizada por España hace quinientos años. Allí se sembró la semilla del Evangelio de Jesucristo. Allí tenían otras religiones. Pidamos, pues, para que Hispanoamérica viva la fe que se sembró hace quinientos años.

Y hoy también tenemos una oración especial por los confirmandos de esta comunidad que van a salir reforzados, fortalecidos con los dones del Espíritu Santo. Hoy la comunidad cristiana de Colmenar se renueva en un grupo de hijos, de miembros. La recepción del Espíritu Santo es para ser mejores testigos y vivir mejor la fe. Pedimos por los que vais a recibir la confirmación, para que sigáis con gozo a Jesús y seáis buenos discípulos suyos.

Se lo pedimos todo esto a la Virgen, bajo la Titular de nuestra parroquia. Que así sea.

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