Visita Pastoral a la parroquia de Nuestra Señora de la Amargura (Málaga)

Diócesis de Málaga
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La diócesis de Málaga es una sede episcopal dependiente de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Málaga.

Homilía pronunciada por el Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, durante la Eucaristía celebrada en la Visita Pastoral a la parroquia de Nuestra Señora de la Amargura

VISITA PASTORAL A LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA AMARGURA

(Málaga, 28 noviembre 2021)

Lecturas: Jr 33,14-16; Sal 24,4-14; 1 Tes 3, 12 – 4,2; Lc 21,25-28.34-36.

(Domingo Adviento I – C)

1.- Confiar en Dios

En este primer domingo de Adviento, que se ha significado encendiendo una de las velas, pues también la vela es un signo de la presencia de Jesús, porque Él es la Luz que ilumina nuestras vidas, las lecturas nos animan a tres actitudes.

A veces, confiamos más en nosotros mismos, en nuestros planes y en nuestras cosas que en Dios. O, peor aún, hacemos nuestro plan y le pedimos a Dios que haga lo que nosotros queremos. Aunque después rezamos el Padrenuestro y decimos: «Hágase tú voluntad», a continuación, le pedimos que coincida con la nuestra.

Confiar en Dios es ponerse en sus manos y saber que lo que Él dice se cumple. En este Adviento celebramos que se cumple la promesa que Dios hizo a la casa de Israel y a la casa de Judá, como nos ha dicho el profeta Jeremías (cf. Jr 33,14).

«En aquellos días y en aquella hora, suscitaré a David un vástago legítimo que hará justicia y derecho en la tierra» (Jr 33,15). Dios prometió una descendencia a David que se cumplió en el nacimiento de Jesús y es lo que celebraremos próximamente en la Navidad: el nacimiento del hijo de David, que a su vez es el Hijo de Dios. Dios cumple sus promesas.

Siendo así no debemos temer, al contrario, debemos confiar en Dios. Él sabe mejor que nosotros lo que nos conviene. A veces pedimos cosas que si se cumplieran serían peor para nosotros. Y otras veces nos duele que sucedan ciertas cosas o que el Señor no nos conceda lo que le hemos pedido; y, ¡menos mal que no nos ha dado lo que le hemos pedido!

Primera actitud, por tanto, confiar en Dios. No confiéis en vosotros mismos. La Virgen, la gran figura del Adviento, confió en Dios, aceptó la voluntad de Dios. El mismo Jesucristo, Hijo de Dios, confió en su Padre y aceptó la voluntad del Padre y eso da un fruto de salvación, da un fruto de amor; pues, lo mismo nosotros.

2.- Caminar en Cristo

La segunda actitud que nos pide el Señor en este primer domingo de Adviento es ponerse en camino, caminar con Jesús, caminar con el Señor. Confiamos en Él, nos fiamos de Él, caminamos con Él, porque Él es el camino.

El salmo ha repetido en distintos versos y de distintas maneras: «Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz que camine con lealtad» (Sal 24,4). «El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes» (Sal 24,8-9).

Pero no es lo mismo caminar por donde uno quiere a caminar en el Señor. Como nos recuerda el Papa Francisco, «la vida se acrecienta dándola y se debilita en el aislamiento y la comodidad. De hecho, los que más disfrutan de la vida son los que dejan la seguridad de la orilla y se apasionan en la misión de comunicar la vida a los demás» (Evangelii gaudium, 10). 

3.- Despistarse y volver a la pista

Hay una palabra que la usamos mucho, queridos niños, que es la palabra estar despistados. ¿Qué significa estar despistado? (Respuestas de un niño: no estar atento, estar en otra cosa, no estar en lo que está). Una buena definición. ¿Otra definición? (Respuestas de un niño: no prestar atención cuando otra persona te está hablando). Muy bien.

A ver si algún mayor se acerca a otro significado. (Respuesta de un fiel adulto: el que se sale de la pista). ¡Muy bien, esa respuesta es más acertada! El que se despista es el que se ha salido de la pista, por eso se distrae y no presta atención. El significado original es salirse de la pista. Y para los cristianos es salirse del camino que Cristo nos marca. 

Y, para retornar al camino, ¿qué hay que hacer? Si me he ido por otros derroteros, por sendas, por vericuetos, me he salido del camino de Jesús, me he des-pistado. Entonces, para volver, ¿qué he de hacer? ¿Cuál es la palabra, empleando el mismo término, para volver al camino de Jesús? El que se despista tiene que «empistarse». Despistarse, «empistarse», hay que volver a la pista.

Adviento es un tiempo para volver a la pista, para no estar despistado, para volver al camino, para encontrarse con Jesús que es nuestro Camino. No busquéis otros caminos y otras cosas porque allí no encontraréis la felicidad, no creceréis como personas. La sociedad nos presenta muchas cosas, muchos estímulos y nos invita a seguir esos estímulos, pero muchos de esos nos apartan de Dios, nos despistan del camino que tenemos que seguir.

Por tanto, caminar en el Señor, no andar despistados, sino volvernos a «empistar».

4.- Estar despiertos

La tercera actitud es estar despiertos, la vigilancia. Dice el evangelio de Lucas: «Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día» (Lc 21,34). Y sigue diciendo: «Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre» (Lc 21,36). Ese Hijo del hombre que llega, que celebramos su venida, su nacimiento entre nosotros.

«Estar despiertos», dice el Señor por boca del evangelista Lucas, para que no se embote vuestro corazón con cosas que aparentemente lo llenan, pero en realidad lo dejan vacío.

Muchas felicidades que la gente busca, muchas cosas que parecen que ahí está la felicidad: «usa esto, compra aquello, haz lo de más allá», eso es lo que nos presenta la sociedad como si fuera lo que merece la pena. Pero después, una vez probado deja más vacío que antes.

«Estar despierto» es estar a la escucha del Señor, estar esperando que el Señor venga, como las vírgenes prudentes, no como las necias. Estar a la espera del Señor.

5.- Visita pastoral

Tenemos esas tres actitudes: en primer lugar, confiar en Dios; en segundo lugar, caminar con el Señor y; en tercer lugar, estar despiertos.  Estas tres actitudes, en este primer domingo de Adviento, son también las tres actitudes que el Obispo os pide con motivo de la visita pastoral.

Necesitamos confiar, necesitamos «empistarnos», necesitamos renovar nuestra comunidad parroquial, nuestra alma. Hay que ver qué cosas funcionan muy bien para promoverlas y profundizar en ellas, hay cosas que funcionan menos, y hay cosas que funcionan mal. Pues si hay que cambiar una pieza, pues se cambia. Pues si hay que engrasar, se engrasa.

Hay que hacer una revisión a nivel personal, a nivel de cada grupo de la parroquia: catequesis, catequistas, visitadores de enfermos, voluntariado, Cáritas, coro, asociaciones, cofradías, hermandades, movimientos. Cada grupo tiene que hacer su revisión personalmente y como comunidad. Si al final, lo hacemos todos, como comunidad estaremos revisados.

6.- Vivir la fe con coherencia

Tenemos que revisar cómo vivimos la fe hoy, en pleno siglo xxi, en esta sociedad medio pagana y cómo anunciamos a Jesús. ¿Cómo vamos a vivir la Navidad como parroquia? Quizás haya cosas muy buenas y quizás haya cosas que necesiten un retoque para vivirlo mejor o incluso prescindir. El papa Francisco insiste mucho en el tema de las estructuras. Hay estructuras que funcionan, pero hay otras que no funcionan y no hay que tener miedo ni reparo en prescindir de ellas y poner otras.

Os pido a vosotros con esta visita pastoral que hagamos un discernimiento, una revisión de cómo vivimos la fe.

Relacionada con la segunda actitud que decíamos, que era la del camino, caminar junto al Señor, tenemos las prioridades pastorales y el proceso sinodal. Caminar con el Señor es caminar juntos con los otros, es caminar sinodalmente. No se puede caminar cada uno por su aire, caminamos juntos como comunidad, como familia de los hijos de Dios, como parroquia. Vamos todos al unísono, sin francotiradores o sin guías que nos despisten.

7.- Proyecto pastoral parroquial

La visita pastoral, aunque se haga hoy y la celebramos hoy continúa en los próximos tiempos, en los próximos meses para que, junto a los sacerdotes de la parroquia, continuéis la revisión de qué cosas hay que hacer mejor, o cambiándolas, o profundizándolas.

El proyecto pastoral de vuestra parroquia de este momento tiene como lema: «Salir, sembrar y caminar en parroquia». Como veis vamos todos al unísono, en comunión. Habéis elegido como proyecto salir, sembrar y caminar.

¡Pues, ánimo! Yo vengo a animaros. Después en la asamblea haré un poco de abogado del diablo, a lo mejor os pongo en jaque, pero eso nos puede venir bien.

Termino con la oración de la parroquia que, conjuntamente con los sacerdotes, habéis hecho: «Señor, haz crecer en todos los miembros de nuestra comunidad parroquial el compromiso de escuchar, celebrar, testimoniar y anunciar tu Palabra». Se lo pedimos esto por intercesión de la Virgen Santa María de la Amargura. Que así sea.

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