Sor Pilar, religiosa clarisa malagueña: «Somos felices porque somos libres»

Diócesis de Málaga
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La diócesis de Málaga es una sede episcopal dependiente de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Málaga.

Quienes conocieron a Pili Tejada, ahora Sor Pilar, religiosa clarisa, coinciden en señalarlo: «¡Qué bonita historia de amor del Señor!». Nacida en Colombia, se crió en Madrid pero fue enviada a Málaga por su padre, a casa de unas tías, para despegarse de algunos malos ambientes juveniles.

Aquí se insertó en una comunidad neocatecumenal, en la parroquia de San Patricio, donde descubrió la llamada vocacional en un convento en Granada. Basta con haber visitado una sola vez una comunidad de religiosas contemplativas para saber lo que es ver rostros que irradian felicidad.

Según Sor Pilar, «esto se debe a que el hombre de hoy está completamente fuera de sí. Por eso hay tantos problemas a nivel psicológico, mucha depresión, mucha tristeza… Nuestra alegría viene porque nuestra vocación es liberación interior. Es muy liberador descubrir que no necesitas realizarte con cosas, con títulos, que ahí no está realmente la felicidad; sino en descubrir la primera llamada que tiene el ser humano, que es sentirse amado. Las chicas de hoy se dejan llevar por la cultura dominante ¿Por qué se quieren realizar en el trabajo?

Porque creen que allí está realmente la felicidad, pero no es así. Están más tensas porque todo está en sus fuerzas. El amor es liberador, el amor es gratuito no tienes que hacer nada. Esto, cuando se comprueba, te libera por dentro y por eso somos tan felices. Ahora tenemos a una chica que ha dejado trabajo, coche, todo, y está contentísima. Que las chicas se informen porque el Señor es fiel y nunca defrauda». «¿Por qué Granada? Yo había tenido una experiencia preciosa durante unos días con las Carmelitas de Málaga pero acudí a mi actual convento en Granada a hacer otra experiencia más larga, ya de un mes. Me acordé de Teresita de Lisieux que le pidió una prueba al Señor (algunos santos se atreven a hacerlo). Y yo de una forma bastante infantil, sin forzarlo a nada le dije: «Señor, tú que te abajas tanto al ser humano cuando ves que te necesita. Ponme un «pajarillo» que me confirme que este es mi sitio». Estaba pensando en esto y leyendo la Palabra de Dios en una sala cerrada y, de repente se acercó un pájaro. Una cosa muy anecdótica, bastante bucólica pero me gusta contarlo porque así fue».

A punto de cumplir 14 años en la clausura, Pilar está convencida de la necesidad del servicio que la vida contemplativa presta al resto de la comunidad cristiana, a la Iglesia entera. «Nuestra oración es importantísima y a veces el Señor nos concede el regalo de poder ver sus efectos. Hay casos muy claros como el de un niño que está a punto de morir y, tras pedirnos la familia oración, el niño se ha salvado; pero otras veces nos pasa desapercibido. Si alguna vez has sentido un desánimo muy grande en tu corazón y de repente notas como algo que te empuja a seguir adelante, ésa también es la oración de las contemplativas. Es formidable. Somos vasos de barro pero notamos que a través de nosotras la gracia corre, esa energía de amor del Señor corre».

Entrevista íntegra en audio aquí.

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