Sobre París: «Si no hay seguridad, no hay libertad»

Diócesis de Málaga
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La diócesis de Málaga es una sede episcopal dependiente de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Málaga.

El cardenal D. Fernando Sebastián Aguilar analizó este viernes para El Espejo los ataques terroristas ocurridos en París la última semana. El arzobispo emérito de Pamplona y Tudela se refirió a la obligación moral de los gobiernos a defender a la población «de la forma más razonable y menos violenta posible» porque, afirmó, «si no hay seguridad, desaparece la libertad».

Don Fernando se refirió a la necesidad de que las comunidades musulmanas hagan examen de conciencia sobre la situación. «Ellos tienen un problema -dijo- tienen que mostrar claramente que el Islam no favorece el crimen, los asesinatos la destrucción de los demás. Les plantea a los responsables del Islam una cuestión muy grave: purificar y clarificar su espíritu religioso y desautorizar firmemente todas estas barbaridades que se están haciendo».

El cardenal, que intervino desde Madrid, donde participó en la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, se refirió a la respuesta que debe dar Europa a lo que calificó como «declaración de guerra» por parte del yihadismo: «los gobiernos tienen que garantizar de la forma más razonable y menos violenta posible la seguridad de nuestras sociedades. Seguridad y libertad no se oponen. Si no hay seguridad desaparece la libertad. Y es uno de los derechos básicos de los ciudadanos».

Frente a este panorama. La Iglesia propone un año de la misericordia al que hizo referencia el cardenal: «El mensaje que debemos lanzar es la adoración verdadera del Dios verdadero. La misericordia es un atributo divino y nosotros tenemos que aprender a ser misericordiosos. Tenemos que aprender de Jesús a ser misericordiosos -dijo- La misericordia de Jesús no solamente es perdonante, es sanante. El perdón de Jesús sana con tal de que el enfermo acepte la sanación. A la mujer pecadora le dice: «estos no te han condenado, yo tampoco. Te perdono pero no peques más. Por tu bien». Ser misericordiosos es también corregir al prójimo. Ayudarle a salir de su humanidad. La misericordia no es simple condescendecia. El amor verdadero es sanante, recuperador. El problema es cómo nos acercamos a estas culturas diferentes de manera que les ayudemos a descubirr lo que les falta, lo que no tienen. Aparte de las misiones diplomáticas o militares, el problema de la Iglesia es cómo establecer una comunicación humana y cultural con estos mundos para hacerles descubrir desde sus propias raíces el valor de la comunicación, del perdón, de la acogida, del respeto a los diferentes».

Y terminó con una invitación a los cristianos a trabajar por la paz: «Que los cristianos sepamos dar de una manera positiva, amable, este mensaje de fraternidad universal que sólo nosotros tenemos como consecuencia de la adoración de Dios y de la Adoración de Jesús».

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