
Semblanza del sacerdote Juan Miguel Cantarero Moreno escrita y leída en su funeral, celebrado el 30 de octubre de 2025, por su hermano en el presbiterio Antonio Aguilera Cabello.
A sus 85 años de edad, ayer el Señor llamó a vivir definitivamente junto a sí a nuestro muy querido hermano sacerdote Juan Miguel Cantarero Moreno. Con el Señor, con quien tanto ha hablado él y de quien tanto ha hablado él a los demás, con sus palabras y sus obras, seguro que ahora vive una entrañable cercanía.
Por él acabamos de dar gracias al Señor en la Eucaristía que terminamos. Juan Miguel, un hombre muy bueno, y un sacerdote siempre entregado. De forma sencilla y callada vivió entre nosotros aquello de san Ignacio: En todo amar y servir.
Quienes mejor lo han conocido hablan de Juan Miguel con expresiones así o muy parecidas:
- Cantarero, cercano a toda la gente, y muy calladito.
- Pasó haciendo el bien, y sin que apenas se notara.
- En cada sitio de los que estuvo como sacerdote, por ser un excelente lector de la realidad, siendo poco innovador, sencillamente hizo lo que allí había que hacer.
En una entrevista de hace unos años (revista Diócesis 5-11-2019), ante la pregunta ¿Qué es lo más inteligente que se puede hacer en esta vida?, Cantarero contestaba: Vivir amando.
Y efectivamente, vivir amando supo hacerlo en toda su vida.
Juan Miguel nació en marzo de 1940, y fue ordenado sacerdote en diciembre de 1967: 85 años de vida, que decía antes, y 57 años de sacerdote.
En sus años de Seminario es recordado por sus compañeros como condiscípulo ejemplar y siempre al servicio de todos. Además de buen estudiante, asumía las tareas de electricista en todos los pequeños detalles, y enfermero. Electricista y enfermero, dos maneras de servir a la comunidad.
Ordenado sacerdote,
- Las primeras parroquias a las que sirvió fueron Benadalid, Benalauría, Atajate y Jimera de Líbar. Así en la Serranía, buen lugar para curtirse, de 1967 a 1973.
- De allí, pasó a Alhaurín el Grande: 73 al 81.
- Del 81 al 88: en Alhaurín de la Torre.
- Del 88 al 91: Antequera, con distintos encargos: San Juan, Santa María, San Pedro, San Miguel. Y también arcipreste, por un tiempo.
- Del 91 al 95: Párroco de Sierra de Yeguas y profesor.
- De 1995 al 2004: Continuando con Sierra de Yeguas, es párroco de Campillos.
En Campillos, junto con la tarea propia de párroco, asumió otra añadida: adoptar a dos niños provenientes del Sahara; ello conllevaba cuidarlos, educarlos, gastar el dinero en ellos… desvivirse por quienes lo necesitaban.
- Pasó luego a Fuengirola, parroquia Virgen del Carmen.
- Posteriormente capellán de las Residencias de las Carmelitas Misioneras de Montemar (Torremolinos), colaborando en todo lo que se le pedía en la zona… ¡Que agradecidos le recuerdan en San Manuel, Mijas Costa, por su ayuda especialmente en las confesiones y en la atención a padres de 1ª Comunión!
A la vez, capellán del Sanatorio Marítimo de Torremolinos.
- Y, finalmente, jubilado ya, continuó ayudando en Málaga ciudad: parroquia de la Victoria y, hasta anteayer, capellán de las Hermanas de la Cruz.
En todos estos lugares, según sus palabras, su manera de ser sacerdote fue hacer sencillamente lo que sabía y podía hacer.
Y otra faceta suya: sacerdote confesor del que los penitentes se llevaban dos características: hombre que daba paz y hombre que te ponía a mirar en positivo. Él compartía con los compañeros que la gente tiene que salir contenta del confesonario, expresión suya habitual era: vete en paz y da paz y alegría a todos.
Pues bien, como vemos y podemos contemplar, la vida sacerdotal de Juan Miguel Cantarero ha sido entrega total con total sencillez. Lo de san Manuel González de “Servir a la Madre Iglesia de balde y con todo lo nuestro”, nuestro hermano Cantarero lo ha vivido. Damos gracias a Dios.
Y, ante la pregunta que en la entrevista que dije antes le hicieron: ¿Cómo te gustaría morir? Juan Miguel contestó: Como mi madre, sin molestar a nadie. ¡Y así ha sido! Qué tesoro también las madres de los sacerdotes, ¿verdad?
Señor, ¡gracias por este hermano nuestro!
Y, Señor, concédenos
- los sacerdotes que necesitamos
- y que necesitamos sean así.
- Y que necesitamos todos ser así.
¡Gracias, Señor, por nuestro hermano Juan Miguel!
Antonio Aguilera


