El 20 de diciembre celebramos la fiesta de uno de esos sacerdotes que, como el cura de Ars, hicieron de lo ordinario del trabajo de cualquier párroco, algo realmente extraordinario que llamó la atención de los hombres de su tiempo.
Nacido en 1751 en la localidad de Torre del Greco, en Nápoles, fue su párroco durante 33 años. Su celo apostólico lo llevó a ser conocido popularmente como “lu prevete faticatore” algo así como el “cura currante”. Implicado en la vida social, atendía a las numerosas familias de marineros y fue clave en la reconstrucción de la ciudad, prácticamente arrasada por la erupción del Vesubio en 1794. En su propia casa, montó una escuela para los niños.
Su labor evangelizadora y caritativa era muy creativa, buscando siempre nuevos métodos para llevar el Evangelio de obra y de palabra. Su docilidad a Cristo lo hizo ser proclamado recientemente como primer sacerdote diocesano santo de Italia.
Su mensaje recuerda mucho al que Cáritas Diocesana de Málaga nos lanza estos días: “Sé Navidad, sé luz para los demás”. En www.caritasmalaga.es se nos invita a ser luz frente a la situación actual de guerras, olas migratorias y secuelas de la pandemia, porque “solo el amor es capaz de dar luz y sentido a nuestra existencia”, como nos enseñó nuestro santo de hoy.
