Obispo de Málaga: «Sois necesarios, queridos cofrades»

Diócesis de Málaga
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La diócesis de Málaga es una sede episcopal dependiente de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Málaga.

Homilía pronunciada por el Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, en la apertura del centenario de la Agrupación de Cofradías de Pasión de Málaga, celebrada en la Catedral de Málaga el 24 de enero de 2021.

APERTURA DEL CENTENARIO DE LA AGRUPACIÓN

DE COFRADÍAS DE PASIÓN DE MÁLAGA

(Catedral, 24 enero 2021)

Lecturas: Jon 3,1-5; Sal 24,4-9; 1 Co 7,29-31; Mc 1,14-20.

(Domingo Ordinario III-B)

1.- El evangelio de hoy nos presenta a Jesús que marcha a Galilea a proclamar el evangelio de Dios, cuyo núcleo es la presencia del Reino, que ya está presente en su misma persona: «Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios» (Mc 1,15).

Jesús recorría la Galilea «enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo» (Mt 4,23).

Jesús predica de palabra y con obras que el Reino de Dios ha llegado y que el ser humano está llamado a vivir la felicidad que le proporciona la salvación divina.

Pero para seguir a Jesús es necesaria la conversión: «Convertíos y creed en el Evangelio» (Mc 1,15). Seguirle implica cambiar y reorientar nuestra vida hacia Él, que él es el único Camino, la Verdad y la Vida (cf. Jn 14,6). Fuera de él no hay salvación; ninguna otra persona puede salvar (cf. Hch 4,12). Él es “la Verdad” respecto a tantas “opiniones” que hay en nuestra sociedad y que se presentan todas ellas con pretensión de verdad.

2.- Celebramos hoy la apertura del Centenario de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga, instituida el 21 de enero de 1921 por el entonces obispo Manuel González, como primicia en España de este género, cuya acta se firmó en la desaparecida iglesia de la Merced, destruida durante la persecución religiosa; y cuyo titular fue elegido el Cristo Resucitado.

Sus objetivos eran fomentar la piedad y la caridad cristiana, promover, coordinar y solemnizar las procesiones de la Semana Santa malagueña; y prestigiar la importante labor social que ya desarrollaban las cofradías, debido a las graves necesidades en aquel momento.

Inicialmente la formaron trece cofradías, incorporándose paulatinamente otras. La Hermandad de la Victoria, Patrona de la Diócesis, fue miembro de honor desde el principio.

3.- Con la implantación de la Segunda República las cofradías malagueñas, como bien sabéis, sufrieron una gran destrucción de su patrimonio y se dejó de procesionar hasta 1934; a partir del final de la contienda civil volvió a renacer la Semana Santa. En 1946 se procesionó una nueva imagen del Santísimo Cristo Resucitado y se iniciaron los primeros Pregones de Semana Santa.

Durante los años sesenta del siglo pasado se percibió la necesidad de mejorar la calidad artística de algunos tronos y varias cofradías comenzaron a incorporar “hombres de trono”, que fueron sustituyendo a los clásicos portadores asalariados. El obispado de Málaga cedió el edificio del antiguo hospital de San Julián para sede de la Agrupación.

En la década de los setenta la Agrupación obtuvo la “Medalla de Oro” de la ciudad; se pidió a las cofradías que renovaran sus estatutos, a raíz del Concilio Vaticano II; y aparecieron las llamadas “nuevas cofradías” con un espíritu renovador.

En los años ochenta y noventa se elaboraron nuevos estatutos de la Agrupación y se celebraron varias coronaciones canónicas de imágenes de la Virgen. La catedral malagueña abrió sus puertas para que las cofradías, cuyos tronos podrían entrar en su interior, realizaran su estación de penitencia; y se revitalizó una serie de actividades sociales y culturales.

Con motivo del Jubileo del 2000 la Agrupación de Cofradías organizó un “Vía Crucis”; y en la siguiente década se celebraron varias coronaciones canónicas de imágenes y se inauguró el Museo de la Semana Santa de Málaga.

En el año 2011 con motivo de la “Jornada Mundial de la Juventud” en Madrid, algunas imágenes participaron en el “Vía Crucis” con otras imágenes de diferentes localidades españolas; y varias cofradías crearon el economato social “Fundación Corinto”.

En esta última década la Agrupación organizó una serie de actos con motivo del Año de la Fe (2013) y del Año Jubilar de la Misericordia (2015-2016). Fueron coronadas canónicamente otras imágenes marianas y se adoptó un nuevo recorrido oficial para la Semana Santa de Málaga, que ha mejorado el anterior. Aún debe ser consolidado; pero la historia se hace poco a poco, paso a paso y centenario a centenario.

4.- Toda esta larga historia es motivo de acción de gracias a Dios, que nos ha permitido vivir la fe, dar testimonio público de la misma y celebrar diversos acontecimientos cofrades malagueños y eclesiales.

No cito, por brevedad de tiempo, muchas cosas (actividades, eventos, efemérides) que cada cofradía ha celebrado desde que se fundó. Cada cofradía y cada uno de vosotros, que las representáis, debe dar gracias a Dios por todo lo que Él nos ha regalado y porque nos ha permitido llegar hasta hoy para inaugurar este centenario. Debemos agradecer a todas las personas, que nos han precedido en la fe, en las cofradías y en la Agrupación, su generosidad, su tiempo, su ilusión y sus facultades al servicio de los demás.

Para que la historia, que podemos llamar profana, se convierta en “historia de salvación” es preciso que interactúen simultáneamente los dos protagonistas: Dios y el hombre. Dios siempre toma la iniciativa y ofrece su salvación generosa; la ha ofrecido en Jesucristo que es su Verbo, su Palabra, su Revelación personal. El hombre, con sus limitaciones, debilidades y pecados, solo debe corresponder a la bondad divina, al acercamiento de Dios hasta nosotros.

5.- La Agrupación ha realizado muchas cosas buenas en estos cien años de existencia; pero no han faltado problemas y momentos de crisis, que hemos de asumir y cicatrizar; si las heridas no cicatrizan, supuran y hacen daño. También ha habido egoísmos por los que hemos de pedir perdón.

Cuando los cofrades se alejan de Dios y de la Iglesia, la vivencia de la fe y de la caridad se desvanece; pero cuando los cofrades viven con fervor la fe y el amor a Dios y a los hermanos, su testimonio produce abundantes frutos (cf. Jn 15,4-5). Sucede como en la parábola de la vid y los sarmientos: si los sarmientos permanecen unidos a la vid, dan buen fruto; pero si se cortan, solo sirven para ser pisoteados y quemados (cf. Jn 15,1-6).

Hemos de aprender de la historia, queridos cofrades y fieles. Y hay una hermosa forma de considerarla y de hacer memoria agradecida, como hoy lo estamos haciendo: dando gracias a Dios y a los hermanos que nos precedieron.

En el inicio de este centenario debemos situarnos de dos modos: en primer lugar, vivir el presente como compromiso; hemos heredado unas cosas buenas (cofradías, instituciones, agrupación) y hemos de tomar el testigo y asumir hoy la tarea que el Señor nos confía. Y, en segundo lugar, hemos de contemplar el futuro con esperanza y con gozo. La sociedad de hoy vive con muchos motivos de desesperanza; y toca a los cristianos y cofrades poner la semilla, la luz, el fermento, la levadura para poner esperanza en nuestro mundo y en nuestra sociedad.

Sois necesarios, queridos cofrades. Málaga no sería la misma ni tendría la personalidad que tiene sin la existencia de las cofradías y de la Agrupación, que en estos cien años han ido configurando de alguna manera la ciudad, aparte de otras facetas propias de su historia. Hacemos memoria de lo que favorece la fidelidad a lo positivo del pasado, que enriquece y libera; y al mismo tiempo pone creatividad para el futuro.

Mi mejor deseo y mi plegaria, queridos cofrades, es que permanezcáis fieles a vuestra identidad católica, sin diluirse en modas o en ideologías que a veces denigran y menoscaban la dignidad del ser humano; que deis buen testimonio de la fe y que pongáis amor y esperanza en este mundo roto por el egoísmo y por la indiferencia hacia Dios.

6.- Hoy celebra toda la Iglesia el “Domingo de la Palabra de Dios”, instituido por el papa Francisco (2019), quien nos recuerda la importancia y el valor de la Sagrada Escritura para la vida cristiana, así como la relación entre Palabra de Dios y la liturgia; ambas son inseparables.

Os invito a conocer mejor, leer, meditar y profundizar la Palabra de Dios revelada. Todo cofrade debería leer y meditar habitualmente la Sagrada Escritura (la Biblia), como alimento espiritual y fuente de sabiduría. Como dice el papa Francisco: “La Palabra de Dios escuchada y celebrada, sobre todo en la Eucaristía, alimenta y refuerza interiormente a los cristianos y los vuelve capaces de un auténtico testimonio evangélico en la vida cotidiana” (cf. Francisco, Evangelii gaudium, 174).

Voy a pediros dos gestos referentes a la Palabra de Dios: en primer lugar, que hoy en vuestras casas pongáis la Biblia (que supongo tenéis en casa y leéis de vez en cuando) en el mejor lugar o salón de la casa entronizándola y acompañándola de alguna flor o una vela encendida. El segundo gesto es referido al evangelio de san Marcos, que estamos leyendo en el ciclo litúrgico “B”; os invito a leer este evangelio desde su inicio hasta el final a partir de hoy. Normalmente solemos leer o escuchar textos sueltos en la eucaristía de los domingos; pero es bueno hacer una lectura continuada; y, además, resulta gozoso saber que todos estamos leyendo el mismo evangelio.

Pedimos la intercesión de la Santísima Virgen, bajo la advocación Santa María de la Victoria y también bajo las advocaciones de las diversas cofradías que componen la Agrupación, para que seamos agradecidos a Dios por los dones que nos ha regalado a lo largo de estos cien años; y para que seamos cada día mejores testigos de su Hijo Jesucristo, a cuyo Reino nos ha convocado, y que seamos en nuestra sociedad luz y fermento. Amén.

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