La XXXI Jornada Mundial de la Juventud, más conocida como JMJ, tiene lugar este año en Cracovia (Polonia), del 25 al 31 de julio. Un encuentro que convoca el papa Francisco bajo el lema “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”.
De la Diócesis de Málaga van en torno a 700 jóvenes. De ellos, casi un centenar acude de la mano de la Delegación de Infancia y Juventud que a su vez se une al resto de diócesis de España. El grupo más numeroso, es el de los jóvenes del Camino Neocatecumenal, cerca de 500, procedentes de diferentes parroquias de la Diócesis. A ellos, hay que sumar distintos colegios religiosos. Entre ellos, casi 70 alumnos de los colegios Romeral y Sierra Blanca de la capital.
Muchos de estos jóvenes acudieron a la Eucaristía de envío para la JMJ, presidida por el obispo de Málaga, Jesús Catalá, en la parroquia de la Amargura, el pasado jueves, 7 de julio, a las 20.00 horas.
Esta es la tercera vez que el prelado malagueño acude a la JMJ como obispo. Ya estuvo en Madrid, Río de Janeiro y ahora va a Cracovia. Y explica que «las Jornadas Mundiales de la Juventud son un encuentro especial y un motivo para potenciar entre los jóvenes su vida de fe. Son experiencias muy fecundas. Las motivaciones que les mueven a acudir son muy distintas. Unos viven la fe con gran compromiso; mientras que otros, que se enteran de que hay esta celebración y van en busca de Dios, allí lo encuentran. Hay quienes incluso encuentran su vocación y, tras estos eventos, se hacen sacerdotes, misioneros o monjas. En un encuentro mundial tienes la oportunidad de encontrarte con jóvenes de otras lenguas, culturas y etnias y eso te abre la mente, y te hace ver que la Iglesia Católica es universal y está en todo el mundo».
Cura con la “L”
Otro de los asistentes a la JMJ es Daniel Martín, un sacerdote recién ordenado, concretamente el 25 de junio, que va como cura por primera vez acompañando a los jóvenes de la Diócesis y explica que «hasta ahora, siempre he participado en encuentros de este tipo como un joven más, pero ahora voy como un sacerdote joven y esto supone un gran reto para mí. Estoy recién ordenado, acabo de ponerme la L de cura y me toca acompañar a un gran grupo de jóvenes, escuchar, orientar y, sobre todo y lo más importante, ser instrumento del perdón de Dios y ministro de la Eucaristía. Me siento muy afortunado de poder empezar la andadura de mi ministerio en esta tarea y doy gracias a Dios por ello». Entre los lugares que van a visitar, destaca Daniel, «pasaremos por Berlín, Praga, distintos lugares en Polonia y Viena. Y, por mencionar alguno de especial ilusión, me quedaría con Auschwitz, por lo que supone para la historia, y porque nos ofrece la oportunidad de rezar por todas las víctimas del holocausto».
Uno de los responsables del grupo de la delegación diocesana que va a la JMJ es José Agustín, “Poe”. Afirma que están viviendo la preparación «con mucho entusiasmo porque va a ser una experiencia inolvidable y seguro que va a suponer un punto de inflexión en la vida de los jóvenes y en la mía también. Ahora estamos preparando unas catequesis que desarrollaremos a lo largo de nuestra peregrinación. Les diría a los jóvenes creyentes y no creyentes que esta experiencia es una marca para toda tu vida, si además tienes alguna duda, te termina de convencer de que Cristo está vivo y lo puedes palpar. Durante estos días, los jóvenes soportan el peso de la Iglesia y se sienten protagonistas y responsables de mantener viva la fe cristiana».
Beatriz Lafuente