«Los iconos sirven de puente entre Oriente y Occidente»

Diócesis de Málaga
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La diócesis de Málaga es una sede episcopal dependiente de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Málaga.

El P. Dorin Sas es sacerdote de la Iglesia Ortodoxa Rumana en Valdemoro (Madrid) y ha traído a Málaga la exposición de iconos bizantinos en madera que puede visitarse en ArsMálaga Palacio Episcopal hasta el 17 de julio.

¿Podemos leer en modo ecuménico la exposición de iconos bizantinos que se puede visitar en Málaga?
Los iconos nos llevan a la época de los concilios ecuménicos, más exactamente al séptimo, de Nicea, una ciudad cerca de Constantinopla, en el año 787, como forma de manifestar nuestra veneración y adoración a Dios. Es una cultura y tradición guardada y preservada durante muchos siglos con mucho cuidado y fe, como un valor inestimable de la cristiandad. El gran prefecto de la Doctrina de la Fe Joseph Ratzinger decía: «Miren las iglesias y la bellísima liturgia de los ortodoxos, el cielo en la tierra, un catecismo abierto en imágenes. Su fidelidad en conservar este patrimonio inalteradamente hasta nuestros días asegura salvaguardar inalterada la doctrina de la fe». El Papa Juan Pablo II ha afirmado que la Iglesia no puede vivir con un solo pulmón, que necesita para estar bien oxigenada necesita el pulmón de oriente y el de occidente. Necesitamos experiencias de unidad entre los hermanos orientales y occidentales, encontrarnos, conocernos y trabajar juntos, superar las tensiones del pasado, dar al mundo un testimonio común de fe. Entre los católicos y los ortodoxos hay muchas más cosas que nos unen que cosas que nos separan. Por ejemplo, la noche de la inauguración de la exposición de iconos en madera en ArsMálaga, precedida de una víspera bizantina en la iglesia del Sagrario, el símbolo del icono bizantino que ha dado fe desde hace siglos a la Iglesia original, ha hecho que nos juntemos en el espíritu de fraternidad, tolerancia y respeto hacia los valores de nuestros semejantes.

Esta semana ha concluido el Concilio Panortodoxo, el primero después de 1.000 años. ¿Qué significa para la Iglesia Ortodoxa?
La reunión de la isla de Creta ha sido la primera convocada con carácter universal, ecuménico, por los ortodoxos desde el segundo concilio de Nicea, de 767. El trabajo preparatorio ha requerido más de cincuenta años, pero las catorce iglesias consiguieron llegar hace unos meses a un acuerdo de participación y a un consenso muy mayoritario sobre el documento. El Concilio Panortodoxo se organizó como una forma de manifestar la comunión y la colegialidad entre las iglesias ortodoxas nacionales con la autoridad de mantener y testimoniar la verdad teológica. Los temas que se han tratado son la misión de la ortodoxia en el mundo actual, la diáspora ortodoxa, la autonomía eclesial, la importancia del ayuno, las relaciones de la ortodoxia con el resto de la cristiandad y el sacramento del matrimonio. Ha sido un hecho histórico. El papa Francisco, frente a decenas de miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro del Vaticano para el rezo del ángelus para el día de la fiesta ortodoxa de Pentecostés, ha pedido oraciones por esta asamblea, rezar por los patriarcas, arzobispos y obispos reunidos en concilio. Fue un momento muy importante de acercamiento y fraternidad entre los hermanos que tienen la misma fe.

¿Cómo es la relación de la Iglesia Ortodoxa y la Católica aquí en España? ¿Es la unidad una utopía?
Ahora hay 107 parroquias ortodoxas rumanas en España y 8 en Portugal. En toda la península hay 115. Tenemos un obispo en Madrid, Don Timoteo, de España y Portugal, el primer obispo ortodoxo rumano de la península, y también tres monasterios, dos cedidos por los hermanos católicos, hay casos en los que la Iglesia Católica ha cedido el lugar de culto para las comunidades ortodoxas puedan celebrar sus cultos. También la Iglesia Ortodoxa está siempre invitada en el mes de enero en la Octava Ecuménica de Oración por la Unidad de los Cristianos del mundo. Personalmente, mantengo desde mi primer día de misión en España, lazos de amistad con los sacerdotes y el episcopado católico. En muchas ocasiones han mostrado su apoyo concreto para el apoyo de proyectos comunes en el área pastoral y caritativa. Jesucristo rezó por la unidad de sus seguidores. Nosotros creemos en esta unidad siempre dentro de la verdad y la Iglesia una, santa y apostólica. La relación entre estas dos iglesias históricas es muy buena, una colaboración fraternal que nos lleva a las palabras de Jn 17, 11 «para que todos sean uno, como nosotros». La unidad de los fieles de la misma madre Iglesia no es una utopía. Es importante creer en esta unión y obrar juntos para que se pueda cumplir, pero también soy consciente de que la unión de todos es obra del Espíritu Santo, vivificador y unificador.

En nuestro país crece el número de personas procedentes de Rumanía. ¿Se sienten acogidos, también en el campo de la religiosidad? ¿Cómo es la atención que reciben de la Iglesia española?
La Diócesis Ortodoxa Rumana de España y Portugal se preocupa, como su primer y más importante legado, de atender y acoger dentro de la Iglesia a todos los fieles rumanos que están y residen en la península. Hay que tener en cuenta que, siendo la diáspora, toda la actividad en España se organiza como una misión. Hay muchas dificultades, pero con el apoyo del Señor Jesucristo, única cabeza de la Iglesia, con las oraciones de su madre, María, la Theotokos, y de todos los santos, seguiremos adelante para cumplir las necesidades espirituales de los fieles ortodoxos rumanos. En varias ocasiones, nuestros compatriotas que han pasado dificultades afrontando la crisis, han recibido ayuda económica y material de las organizaciones filantrópicas de la Iglesia Católica, de Cáritas en especial. Fueron atendidos con mucho cariño y respeto y debemos agradecerlo. Yo confío que en un futuro cercano podremos plantear proyectos comunes, especialmente en el campo de la pastoral de la familia.

La Iglesia Ortodoxa permite la entrada al sacerdocio de hombres casados, como es su caso. ¿Cómo lleva adelante la vida familiar y el ministerio?
La familia cristiana fue bendecida por Dios, y la familia del sacerdote se convierte en un ejemplo de la vida pastoral en la parroquia. El sacrificio y el amor se divide entre la familia y la Iglesia. En España es un poco diferente. El párroco es un misionero de verdad, no sólo tenemos que celebrar los sacramentos, oficiar los cultos… aunque ésta es su primera ocupación, pero el sacerdote también tiene que estar presente en el seno de su comunidad eucarística, porque hay que promover la Palabra de Dios en este mundo tan alejado de Él, que no tiene los mismos valores del cristianismo. Por eso, el sacerdote tiene que ser un modelo de vida para todos los fieles. La familia de los sacerdotes pueden dar un testimonio en su comunidad y en este mundo tan desacralizado. La esposa de un sacerdote ortodoxo se puede implicar, por ejemplo, en la actividad de la parroquia, en la obra caritativa, en el coro, en la escuela parroquial, en la visita a los enfermos… La familia del sacerdote puede ser un punto de apoyo muy importante para la vida del sacerdote, que se comparte entre la vida de la parroquia y la vida de la familia, que como ha dicho San Juan Crisóstomo, una pequeña «Iglesia doméstica». Para los sacerdotes ortodoxos, acostumbrados a esto, no es difícil compaginar la Iglesia comunidad y la de su casa, la familia cristiana. Mi hijo me ayuda en todos los oficios, me ayuda a traducir textos, canta en un coro aquí en Valdemoro, y es un real apoyo para mí en el sacerdocio. El sacerdote ortodoxo que tiene familia conoce muy bien los problemas de la familia, y cuando se reúne con una familia en su parroquia para darle consejos pastorales, él sabe muy bien lo que viven, porque él mismo los tiene. Ellos esperan un consejo práctico del sacerdote, porque un consejo desde la cabeza, pero que no ha sido vivido antes, es difícil que lo puedan poner en práctica. Hoy vivimos en un mundo de millones de palabras, pero no hay muchos hechos, pero hay pocas palabras que pueden ayudar y sostener en caso de crisis a una familia cristiana. También hay que subrayar que tengo mucho aprecio a los sacerdotes católicos, que son mis hermanos, que han dedicado su vida entera a Cristo. Conozco muy bien su actividad diaria y tengo que inclinar mi cabeza ante la obra espiritual y la gran misión que ellos realizan en la vida de sus comunidades.

Ana María Medina

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