El 1 de septiembre se celebra la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación. La regatista Theresa Zabell explica cómo cuida el planeta.
En su último mensaje para esta jornada que propone la Iglesia Católica, el papa Francisco expresaba su deseo de llamar la atención sobre «el acceso al agua potable y segura, como un derecho humano básico, fundamental, universal y necesario», pero también nos animaba a reflexionar sobre el cuidado de los mares y los océanos, así como la necesidad de educar en estos aspectos a los más jóvenes de nuestra sociedad. Estas mismas preocupaciones fueron las que llevaron a Theresa Zabell, malagueña de adopción y única española dos veces campeona olímpica, a crear, hace más 20 años, la Fundación Ecomar. Y es que, como ella misma explica: «los que hemos tenido la inmensa suerte de ver cumplidos nuestros sueños como fue mi caso, que con 11 años soñaba con ir a los Juegos Olímpicos y subirme al podio y acabé haciéndolo por partida doble, estamos obligados a devolver a la sociedad parte de lo que nos ha dado. Por eso, al retirarme, decidí crear la Fundacionecomar.org, porque, sobre todo en la etapa final de mi carrera deportiva, cada vez veía más contaminación en el mar. Al principio, me daba rabia porque me frenaba el barco; pero con el paso del tiempo lo ves de otro modo. Así nació Ecomar, con el objetivo de “cuidar de los dos únicos sitios de los que no te podrás mudar jamás: tu cuerpo y tu planeta”».
Nos preocupan los jóvenes
En cuanto al cuidado del cuerpo, explica Zabell, «fomentamos en los niños el deporte y la alimentación saludable, la vida sana en general. Si eres una persona feliz eres una persona saludable y viceversa. En cuanto al cuidado del planeta lo hacemos sobre todo centrados en la limpieza de las costas, una actividad que ahora se ha puesto muy de moda, pero que hace 20 años cuando lo hacíamos nos miraban de una forma muy rara». Y, como afirma el papa Francisco en su mensaje, «nos preocupan las jóvenes generaciones y rezamos por ellas, para que crezcan en el conocimiento y en el respeto de la casa común y con el deseo de cuidar del bien esencial del agua en beneficio de todos».
Theresa sabe muy bien que «cuando quieres cambiar una sociedad tienes que empezar por las personas en edades receptivas. Por ello, nos centramos en los niños de entre 9 y 12 años, explicándoles que todos en nuestro día a día podemos cuidar el mar, del que procede el cincuenta por ciento del oxigeno que respiramos y que necesitamos para vivir. Muchas veces nos encontramos a gente que nos dice que ellos no tienen nada que ver con el mar, sobre todo en zonas como Madrid donde vivo ahora mismo, y les explicamos que, aunque no vivan cerca del mar, el oxígeno que respiramos es fundamental para todos y no les gustaría respirarlo si estuviera contaminado. Lo que estamos haciendo todos al no cuidar el mar es no cuidar el oxígeno que respiramos y lo necesitamos todos. Por eso, es tan importante que tengamos un consumo responsable, reciclemos y, sobre todo, utilicemos menos envases, ya que más o menos el 40 por ciento de los que utilizamos, bien sean plástico u otro material, se utiliza solo una vez y luego se desecha, se va amontonando y no se sabe muy bien qué hacer con ello. Solo se recicla en torno al 10 o 20 por ciento y el resto, ¿qué pasa con ellos? Muchos acaban convirtiéndose en basura marina y es un problema enorme para el oxigeno que respiramos, los seres vivos…Por lo que si todos reducimos los envases tanto si compramos en los supermercados, como en el agua que consumimos, utilizando por ejemplo botellas reutilizables o intentando que la fruta no esté envasada, con estas pequeñas cosas le estamos haciendo un favor enorme al planeta».
Theresa Zabell se siente malagueña y se reconoce creyente. La gran dama de la vela reconoce que cuando era «niña le pedía a la Virgen que me ayudara en mis competiciones; pero cuando fui creciendo pensé que no era justo que le pidiera su intercesión para una competición deportiva, y eso que para mí el deporte lo ha sido todo. Por eso solo le pido ayuda en momentos cruciales de mi vida, de mi familia o de mis hijos». Y como malagueña de adopción afirma que «para mi Málaga es todo, donde están mis raíces, donde empecé mi carrera deportiva y sin la gente de Málaga no habría llegado a cumplir mis sueños y les debo todo. Mi corazón es de Málaga».
Beatriz Lafuente