La Fundación Padre Miguel García Blanco, de la Orden de San Juan de Dios, presenta su memoria

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La Fundación, perteneciente a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, ha publicado en su Memoria de actividad del pasado año los datos relativos al perfil de personas tuteladas, que se ubica en Andalucía y que, mayoritariamente, padece discapacidad intelectual.

«La mayor parte de las tutelas y pretutelas que lleva a cabo la Fundación Tutelar Padre Miguel García Blanco se ejercen sobre personas con discapacidad intelectual o discapacidad mental», es uno de los datos que se desprende de la Memoria de actividad correspondiente al año 2016 que acaba de publicar esta Fundación de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios.
Fueron 83 las personas cuya tutela o pretutela estuvo a cargo de la fundación de la Orden Hospitalaria. La coordinadora de la misma, Rosario Fijo, explica que la Fundación Tutelar Padre Miguel García Blanco se encarga de «ejercer la tutela de personas legalmente incapacitadas, prestando los apoyos necesarios e indispensables para velar, supervisar y complementar la capacidad de cada una de las personas encomendadas para posibilitar su plena integración social, familiar y laboral».
El grueso de estas tutelas, como indica la propia Memoria de Actividad, se concentran en personas de tramo de edad de entre 36 a 65 años, que suponen el 43% del total, siguiéndoles las de más de 65 años, con un porcentaje del 30%.
Las causas principales de incapacitación de estas personas son la discapacidad intelectual, en un 71% de los casos; y la discapacidad mental, con un 27%. Solo un 2% tiene como causa el padecimiento de la demencia senil.
Generalmente, las personas a las que se tutelan tienen un alto grado de dependencia. Sobre ellos se presta una atención que se enfoca en cuatro aspectos fundamentales. El primero de ellos sería la atención social, que es el trabajo más directo con las personas tuteladas, realizándoles un seguimiento personal y trabajando su plan individualizado. La atención de los voluntarios tutelares supone una apoyo fundamental en sus relaciones interpersonales y para el propio desarrollo de estas personas, que mejoran su bienestar emocional gracias al tiempo que comparten con estos voluntarios. Por último, la atención económica y la jurídica, para ocuparse de la gestión de sus intereses y sus expedientes, completan la actividad de la fundación para con sus tutelados.
Las personas tuteladas proceden de algunos de los centros de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios en la provincia Bética, como la Ciudad San Juan de Dios de Alcalá de Guadaíra, dedicada a la discapacidad intelectual o el Centro Asistencial San Juan de Dios de Málaga, dedicado a la discapacidad intelectual y a la salud mental. «Aunque el 93 por ciento de las personas a las que atendemos están en nuestros centros de Andalucía, ejercemos también la tutela de personas procedentes de centros de la Orden Hospitalaria en Canarias o la Comunidad de Madrid», añade la coordinadora.

Encarni Llamas

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