Cada 29 de septiembre la Iglesia Católica celebra la fiesta de los tres santos arcángeles: san Miguel, san Gabriel y san Rafael. Y son muchos los pueblos de la diócesis de Málaga que los tienen como patrón.
Alfanatejo, Benarrabá, Istán, Torre de Benagalbón, Vélez-Málaga o Torremolinos, son algunas de las localidades que celebran el día de san Miguel y, además de romerías, tienen la feria del municipio. Este es el caso de Torremolinos, en cuya parroquia de san Miguel se venera la imagen del arcángel todo el año. Su párroco, Javier Guerrero, afirma: «el domingo anterior, es decir el 23, tuvimos una romería, para llevar la imagen a la Ermita de san Miguel, situada en los pinares de Los Manantiales. Y, a lo largo de la semana hacemos un triduo, que cada día protagoniza una de las otras parroquias de Torremolinos: Cristo Resucitado, El Carmen de la Carihuela y Madre del Buen Consejo. Los feligreses salen en peregrinación desde sus parroquias con su párroco al frente. De este modo, los lugareños sienten que san Miguel es el patrono de todos. Es una manera de crear unión entre todas las parroquias. La gente es muy devota de este arcángel y eso se nota y se percibe también en la procesión que celebramos tras la Eucaristía del 29 en la Plaza de San Miguel».
En la serranía de Ronda también destacan las fiestas en honor a san Miguel. Un ejemplo de ello es el pueblo de Benarrabá, donde una de sus catequistas, Sebastiana Gómez, explica que «el día del patrón siempre ha sido la feria del pueblo, celebramos una Misa rociera y después se procesiona la imagen del patrón por las calles del pueblo».
En Alfarnatejo, también celebran estos días las fiestas patronales, y como comenta su párroco, Antonio Jesús Jiménez, «la imagen de san Miguel sale acompañada del Santo Cristo de la Cabrilla, al que todo el pueblo le tiene gran devoción».
«¿QUIÉNES SON LOS TRES ARCÁNGELES?» por el sacerdote Emilio López Navas, profesor de Sagrada Escritura de los Centros Teológicos Diocesanos.
Tres son los arcángeles que aparecen en la Sagrada Escritura y que cumplen distintas funciones, normalmente relacionadas con el nombre que reciben.
San Rafael, por ejemplo, es pieza fundamental en el libro de Tobías, donde acompaña al joven en el viaje de ida y vuelta a Ecbátana y le enseña a usar las entrañas de un pez como remedio para la ceguera de su padre. Rafael significa, claro está, medicina de Dios.
San Miguel, jefe del ejército celestial en los libros y pasajes apocalípticos, es el defensor de la Iglesia. Su nombre constituye un desafío: ¿quién como Dios? Y por último, san Gabriel, encargado de pregonar la mejor noticia a la mejor mujer, el que anunció a María que Dios quería encarnarse en ella para salvarnos. Su nombre significa fuerza de Dios, la misma que impulsó a María a aceptar su misión y darnos al Salvador del mundo.
Beatriz Lafuente
