Homilía en el 50 aniversario de la Fundación del «Movimiento de Acción Cristiana» (MAC), Parroquia Virgen del Camino-Málaga

Homilía pronunciada por el Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, en el 50 aniversario de la Fundación del «Movimiento de Acción Cristiana» (MAC) celebrado en la parroquia Virgen del Camino de Málaga el 23 de mayo de 2021.

50 ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN

DEL “MOVIMIENTO DE ACCIÓN CRISTIANA” (MAC)

(Parroquia Virgen del Camino-Málaga, 23 mayo 2021)

 

Lecturas: Hch 2, 1-11; Sal 103,1.24.29-31.34; Gál 5, 16-25; Jn 15,26-27; 16, 12-15. (Pentecostés)

1.- Con motivo de la solemnidad de Pentecostés la Iglesia en España celebra el día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar, que nos anima a descubrir y potenciar la riqueza del laicado.

El lema para esta Jornada está inspirado en la encíclica del papa Francisco Fratelli tutti: «Los sueños se construyen juntos». El Papa dice: “He ahí un hermoso secreto para soñar y hacer de nuestra vida una hermosa aventura. Nadie puede pelear la vida aisladamente. (…) Se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia delante. ¡Qué importante es soñar juntos! (…); los sueños se construyen juntos” (n. 8).

Creo que estas palabras están dichas para esta fiesta del cincuenta aniversario de la institución de vuestro “Movimiento de Acción Cristiana” (MAC). Cincuenta años “soñando juntos y viviendo juntos”.

2.- El Movimiento de Acción Cristiana (MAC) cumple ahora cincuenta años de existencia, en los que ha vivido la aventura de realizar el sueño de caminar en comunidad y en comunión.

Fue iniciado por Juan Moreno García en la fiesta de María Auxiliadora de 1971, cuando decidió cambiar de vida y aceptar la llamada de Dios. Es muy importante dejar que Dios intervenga en mi vida, aunque nos cueste; porque queremos ser los dueños de nuestra vida y de nuestra historia. Nos cuesta permitir que sea Dios quien lleve las riendas de nuestra vida. María Auxiliadora dejó que Dios actuara en su vida, siendo dócil al Espíritu.

En el primer momento vuestro Fundador se incorporó al Movimiento de “Misioneros de la Esperanza” (MIES), ejerciendo su apostolado en la parroquia del Espíritu Santo, en el barrio de Dos Hermanas de Málaga, donde realizó un trabajo fecundo entre los jóvenes, atraídos por el carisma que Dios le había dado: su forma de ser, su vida, su espiritualidad.

Los grupos fueron en aumento y se creó un movimiento, al que se le llamó en principio “Cruzados de la Esperanza”, por su relación con el fundador de MIES, P. Ernesto Wilson, de quien Juan aprendió la metodología y la espiritualidad, como él mismo había reconocido. Posteriormente Juan dejó MIES, desvinculando su movimiento de los “Misioneros de la Esperanza” y surgió el “Movimiento de Acción Cristiana” (MAC).

Todo esto lo hizo desde la inspiración del Espíritu y desde el discernimiento. Es necesario discernir y averiguar qué quiere el Espíritu Santo de cada uno de nosotros.

3.- El papa Francisco nos invita en este Pentecostés a vivir el plan que Dios tiene para su Iglesia, concretado en dos sueños. Aunque sea un antropomorfismo, podemos decir que Dios “sueña”. Dios tiene su plan sobre la Iglesia, sobre la comunidad, sobre el movimiento, sobre cada uno de nosotros.

El discernimiento es un método que exige hacer «examen de conciencia», para reconocer los medios que el Señor nos ofrece y para no quedarnos solo en las buenas intenciones (Gaudete et exsultate, 169). Hay que escuchar la Palabra divina (Cristo), hay que acoger el Espíritu, para hacer el discernimiento y evangelizar.

El discernimiento permite captar el plan de salvación de Dios, su voluntad, su sueño. Discernir no consiste solo en mirar la realidad, sino en ser capaces de captar cómo Dios está actuando en la historia. Vuestro Fundador con solo mirar la realidad, no la hubiera transformado; la pudo transformar porque la contempló a la luz del Espíritu, de Jesucristo y de su Evangelio. De este modo se puede transformar la historia.

El discernimiento responde a la pregunta que le hacía la gente a Juan Bautista: «¿Qué debemos hacer?» (Lc 3, 10). Nosotros debemos plantearnos esa misma pregunta: Señor, ¿qué quieres de mí?; ¿qué quieres de nosotros?; pues la fe no se vive aisladamente, sino comunitariamente, en iglesia. El movimiento es una concreción de la vivencia en iglesia. Os invito a practicar el “discernimiento” en vuestra tarea apostólica.

4.- Los miembros del MAC, haciendo un buen discernimiento, habéis descubierto una realidad social necesitada; una sociedad alejada de Dios, con muchos problemas; unos niños abandonados a su suerte en los barrios de periferia. Desde vuestros inicios, sois “Callejeros de la fe”. (Los presentes repiten esta frase). ¡Seguid siendo “Callejeros de la fe”! No seáis simples “agentes sociales”.

Como buenos samaritanos (cf. Lc 10, 25-37) habéis atendido a personas necesitadas de Dios. Las necesidades vitales del ser humano son reflejo de la gran necesidad que tiene de Dios. Y os habéis hecho prójimos (próximos) de ellos (cf. Fratelli tutti, 81); os habéis acercado a quienes viven apartados de la sociedad y no son tenidos en cuenta. El papa Francisco utilizar mucho el término “descartados”.

Somos interpelados a descubrir la voz de Dios en el grito y en la situación de cada uno de los seres humanos, a cuidar del necesitado, a escuchar al herido para sanarle, a liberar a las personas encadenadas por su pecado o por sus circunstancias, a acompañar procesos de crecimiento humano y de fe, a mirar la realidad con ojos de buen samaritano, a darnos a los demás con un corazón agradecido.

5.- En esta jornada los Obispos de la Comisión episcopal para los Laicos, Familia y Vida nos animan en su Mensaje a vivir la sinodalidad (cf. Madrid, 23 mayo 2021), que concreta otro sueño o plan de Dios para su Iglesia. Todos los fieles cristianos, por el sacramento del bautismo, estamos llamados a vivir la fe, la esperanza y el amor cristiano, siendo testigos evangelizadores. Sinodal significa caminar juntos, porque nadie vive la fe de manera solitaria; eso lo repetía el papa Benedicto XVI.

Todos somos enviados a ser “discípulos misioneros”, como nos exhorta el papa Francisco: “Cada uno de los bautizados, cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de ilustración de su fe, es un agente evangelizador (…). Todo cristiano es misionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en Cristo Jesús” (Evangelii gaudium, 120).

6.- Ésta es la clave: el encuentro con Cristo resucitado. Así les sucedió a los apóstoles y a Pablo en el camino de Damasco. Quien no se ha encontrado con Él, no ha entrado en el proceso de fe. A veces pretendemos educar en la fe a las generaciones jóvenes sin que realicen el encuentro personal con Cristo. No es suficiente “enseñar contenidos”, es necesario “iniciarles en la fe”. Naturalmente, deben aprender y saber contenidos, pero nuestra tarea es iniciarles en un proceso de encuentro y de relación personal con Jesucristo.

El Señor prometió enviarnos el Espíritu Santo: «Cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré de junto al Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí» (Jn 15, 26). El testimonio inicia con Jesucristo, el Testigo fiel, que nos manifiesta al amor trinitario. Jesús envía el Espíritu Santo, que da testimonio, y nos pide a nosotros que también lo demos: «también vosotros daréis testimonio» (Jn 15, 27). Ésta es vuestra tarea, queridos fieles y queridos miembros del MAC. Vosotros debéis dar testimonio, al estilo del Testigo fiel. No es un testimonio de mi fe personal, sino de la fe de la Iglesia y del Evangelio de Jesucristo; porque nuestra fe personal no agota la realidad de la fe eclesial. Y hemos de hacer un esfuerzo para que mi fe personal esté cada vez más en sintonía con la fe de la Iglesia. Todo esto se realiza mediante un proceso que dura toda la vida.

7.- A todos los miembros, colaboradores y simpatizantes del MAC os felicito en esta efeméride y damos gracias a Dios por el regalo de vuestro movimiento y por sus frutos a lo largo de estos años.

Expreso mi reconocimiento por la tarea evangelizadora y de educación en la fe de tantos niños y jóvenes en parroquias de Málaga capital, sobre todo en barrios populares y zonas empobrecidas y marginales; además de la colaboración en otros ámbitos de la pastoral.

Os animo a retomar vuestra misión con alegría y nuevo empuje, permitiendo que este jubileo sea un motivo para renovar vuestra fidelidad a la Iglesia diocesana.

8.- Me alegro mucho de que este aniversario lo celebremos en coincidencia con la fiesta de Pentecostés; porque es el Espíritu Santo quien renueva la Iglesia, tal como clama hoy la liturgia: “Envía, Señor, tu Espíritu, y renueva la faz de la tierra”. Y hoy pedimos con fuerza: “Envía, Señor, tu Espíritu, que renueve a todos los miembros del MAC”. ¡Que renueve nuestra Iglesia diocesana, nuestras parroquias, movimientos, asociaciones, nuestras realidades eclesiales!

Felicito a quienes hoy os comprometéis con el MAC para dedicar vuestra vida, vuestro tiempo y vuestra ilusión. Comentaba con el P. Emilio (alias “Waly”), la terminología que usamos. El término “consagración” no es el más apropiado, porque expresa la “consagración bautismal”, que es la base de consagración cristiana. Tal vez sería mejor hablar de “compromiso”.

Y felicito también a quienes hoy renováis vuestra entrega y compromiso.

9.- Pido al Señor que os siga concediendo el ardor y la pasión de continuar llevando a Jesucristo por las calles y las plazas de nuestros barrios más abandonados, dando ilusión y esperanza a los jóvenes que se encuentran perdidos y sin sentido en sus vidas.

Nos acogemos a la maternal intercesión de Virgen María, Auxilio de los cristianos, que fue dócil a la acción del Espíritu Santo, para que en este Pentecostés nos dejemos modelar por él y quedar «todos llenos del Espíritu Santo» (Hch 2, 4), al igual que los primeros discípulos; y ser fieles a nuestra misión evangelizadora. Que María Auxiliadora siga acompañado en los años venideros a todos los miembros del “Movimiento de Acción Cristiana”. Amén.

 

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