
Desde que accedió a la silla de San Pedro en marzo de 2013, Jorge Bergoglio dio muestras de que su pontificado iba a estar marcado por un talante abierto y cercano que le ha granjeado tanto partidarios como enemigos, algunos incluso dentro de la propia Iglesia.
Aquella llamada telefónica de 2014 a un convento de Lucena para comunicarse con una monja argentina, a la que nunca llegó aconocer personalmente pero con la que entabló relación cuando era arzobispo de Buenos Aires, fue una prueba de que este papa venía con unos modos marcados por la sencillez y la proximidad con todos.Así se ha podido demostrar en las numerosas ocasiones en las que miembros de la Iglesia malagueña han viajado hasta el Vaticano para participar en audiencias con el Santo Padre, en las que han podido verlo de cerca, conversar y entregarle obsequios.
Francisco siempre ha mostrado una sonrisa con todos y un especial interés por los movimientos de la religiosidad popular que existen en Andalucía, incluida Málaga. De hecho, recientemente recibió a los responsables institucionales y cofrades encargados de organizar la Gran Procesión del Cristo de la Expiración de Sevilla (El Cachorro) y la Virgen de la Esperanza de Málaga el próximo 17 de mayo, por las calles de Roma, con motivo del Jubileo de las Cofradías.
No han sido pocos los momentos en los que hemos podido ver a Francisco con medallas de cofradías obsequiadas por las hermandades.En los últimos años, la huella de este papa también se ha dejado notar en Málaga por los habituales encargos de pinturas al artista local Raúl Berzosa, muchos de ellos para ilustrar libretos de ceremonias vaticanas. Asimismo, en enero de 2014 nombró cardenal al arzobispo emérito de Pamplona Fernando Sebastián Aguilar, que residió en Málaga desde su jubilación en 2007 y hasta su fallecimiento en 2019.