Eugenia primera vacunada del coronavirus: «Recomiendo a todos que se la pongan, a mí me ha ido muy bien»

Diócesis de Málaga
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La diócesis de Málaga es una sede episcopal dependiente de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Málaga.

Eugenia, de 88 años, es la primera malagueña en haber recibido la vacuna contra el Covid-19. Es feligresa de San Felipe Neri, parroquia a la que ha estado vinculada siempre y miembro de la Legión de María.

Eugenia es costurera de profesión y vive desde mayo de 2018 en la residencia de la Junta de Andalucía en el barrio de El Palo, donde ha sido la primera malagueña que ha recibido la vacuna del coronavirus. «Estoy estupendamente -cuenta a diocesismalaga-. No he tenido ninguna reacción. No me he notado nada». Se ofreció a ponérsela la primera porque no tiene miedo. «Recomiendo a todos que se la pongan, a mí me ha ido muy bien», afirma. Ser la pionera le ha hecho salir en muchos medios locales, pero reconoce que «llevo bien la «fama», no le doy importancia. Las periodistas han sido muy amables conmigo y muy simpáticas».

La pandemia la ha llevado bien. «No he tenido ningún problema, gracias a Dios. Del virus, como no lo conozco personalmente, no puedo decir más -sonríe.- Eso sí, siempre voy con mi mascarilla y con mucho cuidado. Y aquí en la residencia estoy muy bien, salgo a que me dé el solecito al jardín, jugamos al parchís, al dominó, vemos películas, no me aburro, y soy muy feliz. Y ahora que no pueden venir a verme, hablo con mis sobrinas por videoconferencia. Estoy contenta de estar aquí».

Toda su vida de fe la ha vivido en la comunidad de San Felipe Neri. «Me bauticé allí. Iba todas las tardes al rezo del Rosario y a la Misa, y me reunía con mis compañeras de la Legión de María. La Virgen es muy importante para mí, me da paz, y eso es algo que nunca me ha faltado. Yo soy de las que siempre tiene la moral para arriba, no para abajo. Y me gusta mucho reír», explica. Alejandro Pérez Verdugo, su párroco, sigue en contacto con ella, aunque ahora la pandemia pone más complicado el poderla visitar. «Es una persona muy religiosa y de una gran simpatía. Estuvo bastante delicada de salud hace tres años. Conserva el contacto con la parroquia y tiene muy buen recuerdo de la que ha sido y sigue siendo su comunidad», explica el sacerdote.

Los feligreses de San Felipe Neri cuentan de ella que es «una persona muy solidaria y colaboradora, que desde que llegó a la parroquia se unió al grupo de la Legión de María», la define el sacristán, José Manuel. «Nunca he tenido una paga grande, pero siempre he ayudado en lo que he podido a la parroquia, todos los meses. Aunque esté ahora un poco más lejos, sigue siendo mi parroquia, y Don Alejandro sube a verme», cuenta ella.

Para el nuevo año, Eugenia pide «salud, lo primero, para mí y para todos. Es lo más importante, la salud y la fe, las dos cosas».

Ana María Medina

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