A las 20,45 horas de este viernes 4 de julio tendrá lugar en el Convento de San Francisco, en Vélez-Málaga, una nueva conferencia en el VIII Centenario del Cántico de las Criaturas, que correrá a cargo de las Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones de Antequera.
La conferencia se centrará en el verso «Loado seas, mi Señor, por la hermana luna y las estrellas. En el cielo las formaste claras y preciosas y bellas» y estará guiada por las Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones de Antequera.
La conferencia tendrá lugar este viernes 4 de julio, a las 20,45 horas, en el Convento de San Francisco, en Vélez-Málaga.

VIII Centenario
La familia franciscana en la diócesis de Málaga está celebrando el VIII Centenario del Cántico de las Criaturas de san Francisco de Asís con diversos actos, entre ellos un ciclo de conferencias en el que participó Fray José Luis Coll ofm, fraile experimentado en la formación de los novicios de las provincias franciscanas de España y hasta hace muy poco misionero en Perú, licenciado en Teología Pastoral y perteneciente a la fraternidad de Valencia. Impartió una conferencia en el Convento de San Francisco, en Vélez-Málaga, y en Málaga, en la parroquia de la Santísima Trinidad, centrada en la estrofa del Cántico dedicada al Hermano Sol, en la que afirmaba que «el cántico es, en realidad, una confesión de fe de san Francisco. Fue un adelantado a la visión que se tiene del planeta, de la tierra y de la ecología, que en la Edad Media se vivía de espaldas a todo esto. Francisco es de esa visión de un Dios encarnado en la realidad. Descubre que, en cada criatura está la huella de Dios, y por eso a las criaturas las llama como “hermanas”. Y abre esa fraternidad no sólo con las personas, sino con toda la creación esa fraternidad universal con toda la creación. Lo que en el siglo XXI se habla con normalidad, ya Francisco lo anunciaba en el año 1225, cuando compone el Cántico de las Criaturas, en un momento muy delicado de su propia vida: estaba enfermo y no veía. Es una obra que nace de la experiencia de dolor y pérdida de visión pero con una visión extraordinaria de la fe, captando la fraternidad universal».